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Authors: Fabio Fusaro & Bobby Ventura

Tags: #Autoayuda

La mujer de tus sueños (8 page)

BOOK: La mujer de tus sueños
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—Voy a un baile de disfraces en la casa de mi prima Carolina, pero tenía ganas de paras por acá un ratito.

Ay… Ay… Ay… Estaba para acribillarla. Yo anteriormente sólo había tenido con ella alguna que otra pequeña charla y realmente no me había sentido muy atraído, pero ese disfraz creo que le trastornó la cabeza a cuanto heterosexual se le haya cruzado esa noche.

Sin demasiados rodeos, se me acercó y me dirigió un seductor: «Hola», mientras le daba un lengüetazo al chupetín sin quitar su ojos de los míos.

—Hola —le respondí como esperando ver qué seguía a ese jugueteo.

—¿Pensaste en mí esta semana? —me mandó sin anestesia, mientras se retorcía una de las colitas del pelo y se balanceaba como al compás de una cajita de música.

—Ehh… sssí… un poco… —le respondí dubitativo al tiempo que miraba de reojito a mis amigos, los cuales observaban sorprendidos la escena.

—Ah… porque yo sí pensé en vos —me dijo con voz de nenita tímida, pero sin dejar de mirarme y dándole otra chupada a la paleta de colores.

Evidentemente, yo tenía un hada madrina que se había acordado de mí esa noche.

—Bueno, Flor… por qué en vez de pensar tanto no hablamos por teléfono y arreglamos para salir un día.

—Dale, ¿anotás mi número?

—No hace falta, yo lo consigo.

Eso les encanta. Por un lado porque te comportás de manera diferente a cualquier otro zapato que sin dudarlo hubiera salido corriendo en busca de papel y lápiz, y por otro lado porque siempre le queda la pequeña duda y el miedito de que no lo puedas conseguir, de que las turras envidiosas de las amigas no te lo quieran dar, de que te olvides o de lo que sea.

—Bueno… me tengo que ir… llamame ¿eh?

—Te llamo.

Seguidamente me dio un beso algo más dulce de lo que habitualmente es un beso de despedida, se dio media vuelta y se alejó caminando.

Mis amigos la observaron retirarse enmudecidos. Uno de ellos, aún boquiabierto por la situación recién descripta, sólo atinó a decirme sin dejar de mirarla: «¿A qué telo te la vas a llevar?».

—¿Ustedes vieron lo que acaba de pasar o fue mi imaginación? —les pregunté.

Ninguno respondió.

Mi llamado telefónico se produjo al siguiente miércoles (el típico mequetrefe hubiese llamado el domingo o el lunes) y quedamos en salir la noche siguiente.

Para mi sorpresa, Florencia apareció vestida con algo que más que ropa parecía una armadura. Durante el viaje en auto se mantuvo bastante distante y mientras tomábamos algo en algún romántico lugar con velitas en las mesas, se la pasó explicándome su pudorosa forma de ser, que ella jamás haría nada con nadie en la primera salida, que era una chica muy difícil y que dababím que dababam.

Y eso que yo simplemente le había dicho: «¿Qué querés tomar?». Debut y despedida.

Muchas veces uno no sabe lo que quiere. Las minas no sólo nunca saben lo que quieren, sino que encima creen que quieren otra cosa diferente a lo que realmente quieren.

No nos preguntes qué piensan. Si ni ellas lo saben, menos nosotros.

Lo importante es que sepas que hay que «leer» mucho las señales que dispara una mujer y que así y todo, uno se puede equivocar. Que no sos ningún pelotudo si te creés que tiene onda con vos y no la tuvo nunca en su vida; que te quiere matar en la cama y en realidad te ve como a un amigo o viceversa…

Hay una escena muy buena en «Tootsie», la película con Dustin Hoffman, en la que el tipo es actor y no consigue laburo de ninguna manera. En una telenovela necesitaban una mina, se disfraza de mina, lo toman por mina y le dan el papel. Se enamora de la actriz principal (Jessica Lange) y no le puede decir que es hombre. Encima Jessica se hace «amiga». En una charla, la mujer le confiesa (a él como mina) lo siguiente: «¿Sabes que me gustaría? Que un hombre sea honesto y directamente me diga: Hey, escucha, podría decirte muchas cosas y dar muchos rodeos, pero la verdad es que me resultas muy interesante y quiero hacer el amor contigo».

«Esta es la mía» piensa Dustin. Días más tarde, se encuentran en una fiesta (él vestido de hombre; ella no lo conocía), la ve en un balcón y se le acerca (la situación era inmejorable) y le dice exactamente eso. Ella, muy lejos de caer rendida en sus brazos (como le había dicho al propio Dustin vestido de mujer), le tira el champagne de su copa en la cara y se va.

Ante el desencanto, no actúes por despecho. Un cambio de planes o hasta el rechazo no es la muerte de nadie. No tiene sentido perder la elegancia, ser agresivo, responder como si no te importara cuando en verdad te importa. Las minas se dan cuenta de todo y si te pierden el respeto, fuiste. Lo más preciado que uno puede tener es el respeto.

Entendela e intentalo nuevamente. Con onda. Todo de nuevo. Y si ahí sí que no te da cabida, buscate otra. Esa mina no tiene onda con vos.

El dinero… siempre el dinero

¡Igualdad entre el hombre y la mujer! Proclaman las feministas.

Cuando en una reunión se juntan un machista y una feminista es peor que si juntaran un hincha de Boca y uno de River, un turco y un armenio o un radical y un peronista.

Y si encima cada uno tiene detrás suyo una banda de seguidores de su mismo sexo que se prenden en el debate, ni hablar.

En muchas ocasiones, las conversaciones comienzan en joda pero luego se van calentando y varias veces terminan para la mierda.

—¿Vos le cambiás los pañales a tu hija? —le preguntó una feminista en medio de una simpática pero no por eso menos efusiva discusión a mi amigo Claudio.

—Ni en pedo —respondió éste sin dudarlo un instante.

—¿Y por qué no? ¿O acaso no es también hija tuya?

—Lo que pasa es que con mi mujer tenemos un acuerdo: ella cambia los pañales sucios con caca y yo cambio las gomas del auto cuando se pinchan.

Porque ellas pretenden la igualdad, pero sólo en los casos que les conviene.

Cuando un hombre con mucho dinero se divorcia, a la mujer le corresponde la mitad de todos los bienes. Y para todo el mundo eso es normal, es lo lógico, es lo que está bien. Ahora si la que tenía la plata era ella y él al separarse pretende llevarse la mitad de todo, entonces es un vago de mierda, hijo de puta que se rascaba las pelotas mientras ella laburaba y no merece llevarse ni el Magiclik.

Es que no hay nada que hacer. No somos iguales. Y por sobre todas las cosas no tenemos los mismos intereses.

Los hombres sabemos que si queremos tener bienestar económico, nos tenemos que romper el culo estudiando, trabajando, etc.

Las mujeres en cambio, saben que si quieren vivir en una súper casa en un country, tener tres autos (uno de ellos una 4x4), un barco, una casa en una zona balnearia, varias mucamas y mandar a sus hijos al Northlands o al San Andrés, lo único que tienen que hacer es levantarse al hombre indicado y casarse con él.

Cuando paseamos por Recoleta, San Isidro, etc, nos quedamos locos con las bellezas que vemos pasar, cosa que no sucede cuando andamos de rotation por «Villa Garlacha» o por el barrio «Los Mocos».

¿Alguna vez se pusieron a pensar por qué las minas más lindas viven en zonas bacanas?

Porque las minas lindas se casan con tipos con plata, que las llevan a vivir a esos lugares y luego tienen hijas que se parecen a la madre, y así es como los barrios patucos se van llenando de bombones que te parten la cabeza cuando andás por sus calles, mientras que en Villa Garlacha o el barrio Los Mocos irán quedando las fuleras y su descendencia.

Todo eso hace que a la hora de elegir, las mujeres tengan muy en cuenta el aspecto económico, sobre todo a partir de cierta edad, en donde comienza a aparecerles el signo pesos en los ojos, como a los dibujitos animados, cada vez que se les acerca un tipo.

No las critico por eso. Si yo fuera una mina y encima estuviera bárbara, ni en pedo me enganchaba forever con un piojo, solo porque me gustara físicamente, si de todas maneras con el tiempo se va a poner tan viejo, panzón y rompe bolas como cualquier otro.

Pero lo que también haría si fuera una mujer es asumir que las cosas son de esa manera y no andaría por ahí hablando boludeces.

El hecho es que si tenés plata, la cosa se te va a simplificar y mucho.

Si compraste este libro porque te cuesta levantarte minas y sos millonario, bueno, llegaste a la parte que te interesa y si querés podés leer la próxima frase y tirarlo: «Hacé que ella se entere de que tenés mucha plata».

Pero si tu caso es exactamente lo contrario podríamos bien decir: «Houston… tenemos un problema». Porque como dijimos antes, las mujeres tienen la posibilidad de programar su estilo de vida en el futuro con el simple hecho de elegir a un hombre.

«Yo lo quiero por lo que es» me dijo un día mi amiga Andrea, refiriéndose al novio.

¿Qué era? Un boludo con guita que le daba todos los gustos.

—¿No te molesta que las mujeres se te acerquen sólo por tu dinero? —preguntó uno una vez en no me acuerdo qué película.

—Mirá, a mí el dinero no me lo regaló nadie. Lo conseguí yo solo y no fue fácil. Así que no solamente no me molesta, sino que estoy muy orgulloso de que las mujeres me quieran por lo que tanto esfuerzo me ha costado obtener —respondió el otro.

De todas maneras, bajo ningún punto de vista tenemos que tomar una mala situación económica como algo determinante. Porque si bien tal vez no podamos mostrar un presente lujurioso, sí podemos dejar entrever un futuro envidiable.

Es fundamental que a esa mujer que querés conquistar le hagas ver que tenés hermosos proyectos que van a cambiar tu vida.

Matías no tenía un mango ni para llevarla a tomar un helado. Un día charlando en la casa de unos amigos, donde ella estaba presente, contó que estaba estudiando cine, que pronto dirigiría un corto financiado por Brujmbldum, con el que concursaría en el festival de «La Pichota», lo cual le abriría las puertas al maravilloso mundo del espectáculo.

La mina ya se imaginaba que si le daba bola sería la novia de Spielberg, cuando en realidad lo único que él hizo fue asistir dos veces a un curso de dirección de cine de dos meses de duración que dictaba la asociación de fomento del club del náufrago.

Los proyectos reemplazan al dinero. Si no tenés dinero, tenés que tener proyectos. Y si no los tenés, tenelos.

Porque sin dinero ni proyectos, no solo no te levantás minas. No te levantás vos mismo.

Vamos a suponer que estás en un momento jodido en el cual no tenés un mango, ni trabajo, ni proyectos. Bien, es hora de empezar a armar algo en tu cabeza para demostrar que tenés algo más para ofrecer que tu físico, tu simpatía y tu originalidad, que si bien son fundamentales, en algunos casos tienen que ir acompañados de otra cosa.

Proyectá, pensá, imaginá.

«Estoy escribiendo un guión para una película».

«Estoy haciendo un curso de timonel».

«Estamos por abrir una empresa de asesoramiento en comercio exterior y voy a comenzar el curso de despachante de aduana».

«Estoy empezando a escribir un libro sobre el apareamiento de los marcianos».

Si no tenés actualmente un buen pasar económico pero estás estudiando, ella te va a tener posicionado en su mente como un futuro abogado, contador, médico, ingeniero o licenciado en algo. Si a esto le sumamos un proyecto interesante, real o inventado, vamos a darle un plus a su imaginación.

Levantarla es muy probable que la levantemos igual, utilizando los métodos relatados en este libro, pero sin dinero ni proyectos nos va a durar lo que un globo arriba de una hornalla.

Poné ya mismo en marcha tu imaginación. Armar un proyecto que la impacte es sencillo y gratis. Con sólo crearlo dentro de tu mente este proyecto, como tal, ya estará existiendo. Llevarlo a cabo o no, es otra cosa.

No es errado decir que el dinero no trae la felicidad pero provoca una sensación tan parecida que casi nadie puede notar la diferencia; lo importante es que tengas en cuenta que el vil metal no es determinante para levantar mujeres. Los buenos proyectos pueden reemplazarlo perfectamente, al menos para llevar a cabo el levante.

Después, no sé… Vemos.

La mona, aunque se vista de seda, mona queda

Yo era lo que se dice un tipo con las prioridades económicas algo cambiadas.

Todavía vivía en la casa de mis viejos, pero me había comprado un auto increíble. Una coupe Honda CRX Del Sol. Sólo dos asientos. Colorada, por supuesto. El techo se le mete en el baúl, apretando un botoncito. Recién ahora le estás copiando el sistema. Como decía mi amigo Alduna: «Estaciones en donde estaciones, siempre es el más lindo de la cuadra». Otros amigos la habían bautizado como «La onanista» o «La tira bragras». Y mirá que yo ya había tenido un descapotable: mi primer auto fue un Mehari…

¿Te imaginás las caras de las chiquillas que subían al auto y veían cómo las miraba absolutamente todo el mundo?

Es que un BM, un Volvo, un Audi, ya pasan desapercibidos. Pero de esta cupecita, había veinte en todo el país. No había semáforo en que no parase y que desde los autos de al lado no miraran. Y no hay nada que les guste más a las mujeres que las miren. No hay nada que les guste más que las miren otras mujeres. Que las envidien.

Bueno. Nunca llevé la coupe a una primera cita con una chica.

Evitaba por todos los medios que conocieran mi auto antes que a mí. Salía con otras parejas, en grupo, en taxi. He llegado a salir a gamba.

Es que yo boludo no era. Tenía un auto de millonario, pero sabía que era un tipo normal. Y lo sabía muy bien. Tenía un auto caro, por una determinada circunstancia fortuita en la vida, no porque tuviese tanto dinero.

Entonces, ¿por qué hacerles creer algo que no era?

Eso es un asco.

Por vos. Por tu autoestima. Porque una cosa es tener plata de verdad y que no te importe si las chicas te quieren por tu dinero, ya que te quieren por algo que vos conseguiste y es una forma de valorarte.

Pero otra muy distinta es que aparentes algo que no sos. Porque eso es un engaño. Y a nadie le gusta que lo engañen. Menos en una relación con un vínculo afectivo de por medio.

Si mostrás lo que no sos, tarde o temprano se descubre (normalmente, más temprano que tarde) y ahí ella te va a perder el respeto, sin dudas. No hay nada peor. Y cuando te pierde el respeto, vos la perdés a ella (normalmente, por otro).

Otra cosa bien distinta es mostrar tu lado bueno y tapar tu lado malo. Todos tenemos ying y yang a la vez. Todos tenemos virtudes y defectos. Nadie va a creer que vos sos perfecto aunque lo que vea sea solo lo maravilloso. Eso no es un engaño, ya que todos lo sabemos. A lo sumo, es una técnica de seducción.

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