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Authors: Jude Watson

La lucha por la verdad (7 page)

BOOK: La lucha por la verdad
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—Entonces ¿cómo escaparemos? —preguntó Siri.

—V-Tarz espera cinco minutos después de apagarse las luces, y luego desconecta la seguridad del Barracón 7 y fumiga la cocina —dijo Davi con una sonrisa—. Lo supe la noche en que conocí a
Scurry
—se puso el ferbil en la mano y le dio unas semillas—.
Scurry
estaba en el área de preparación de comidas. Debió de meterse de alguna forma y no sabía salir. Supe que si le encontraban le... eliminarían. Estaba intentando pensar cómo quedármelo cuando sonó el timbre que indica la hora de dormir. Decidí quedarme toda la noche donde estaba. Son seis marcas de castigo si te encuentran fuera a la hora de dormir. V-Tarz entró a comer algo y yo me escondí.

—¿Cómo sabes que lo hace todas las noches? —preguntó Obi-Wan.

—Porque se ve la luz de seguridad apagándose en el dormitorio —explicó Davi—. Yo vengo aquí casi todas las noches. Algunas veces me... me da miedo estar solo en la oscuridad.

—Pero tú duermes en una habitación con otros veinte niños —dijo Obi-Wan.

—Sigo estando solo —dijo Davi. Avergonzado, se puso a dar de comer al ferbil.

—Oye, sé lo que quieres decir —dijo Siri sin rodeos—. Este sitio le provocaría escalofríos a cualquiera.

Davi la miró con una sonrisa tímida. Obi-Wan se dio cuenta una vez más de que la sinceridad de Siri le había dado seguridad. Jamás imaginó que Siri sería capaz de consolar a alguien.


Scurry
me ayuda —dijo Davi—. Y también mis otras mascotas. Las encuentro en el patio durante los recreos. La mayoría están hambrientas, asustadas o heridas. Yo las cuelo dentro y las guardo en mi cama. Por la noche vengo aquí a darles de comer. Algunas veces salgo fuera sólo para ver las estrellas.

—¿Cómo saldremos fuera? —preguntó Obi-Wan.

—Por las ventanas del cuarto de aseo del Barracón 7 —dijo Davi—. Podéis subir por las duchas. Luego es un saltito hasta el suelo. Después tendréis que robar un deslizador. Yo os diré cómo es la ciudad.

Las luces se encendieron y se apagaron tres veces. Luego se escuchó un timbre suave.

—Dentro de cinco minutos se activará la seguridad del suelo —susurró Davi—, pero entonces V-Davi la apagará de nuevo. Os enseñaré el camino.

—¿Por qué no vienes con nosotros, Davi? —le preguntó Siri.

Davi se quedó de piedra.

—¿Y por qué iba a hacer eso?

—¿No quieres averiguar cómo es realmente la galaxia? —preguntó Siri—. ¿No quieres tener la oportunidad de hacer lo que quieres hacer?

—Pero la galaxia es un lugar peligroso —dijo Davi.

—Parte de la galaxia es peligrosa —dijo Obi-Wan—, pero no toda.

—Hay sitios en Coruscant, donde vivimos nosotros, en los que a los niños huérfanos se les busca padres —le dijo Siri—. Podrías tener una familia, y podrías tener mascotas y trabajar con animales.

—Yo ya tengo una familia —dijo Davi nervioso—. El Bien General es una familia.

—Pero Davi, el Aprendizaje os enseña mentiras —dijo Siri—. ¿No te fías de nosotros?

—No es que no me fíe de vosotros —dijo Davi preocupado—, pero el poder maligno que controla la galaxia podría haberos contado cosas que no son ciertas. La desinformación se propaga para confundir a la gente y mantenerla a raya.

—Pero si eso es exactamente lo que está pasando aquí —protestó Siri.

—Si me voy, los soldados enmascarados vendrán y atacarán Kegan —dijo Davi, negando con la cabeza—. Ésa es la visión de O-Vieve y V-Tan. Nadie puede irse. El Bien General sufrirá y vendrán los invasores.

Siri y Obi-Wan se miraron frustrados. Davi llevaba sometido al Aprendizaje demasiado tiempo y no podía asimilar que lo que le estaban diciendo era cierto.

Oyeron los pesados pasos de V-Tarz. El gordo keganita cruzaba el comedor en dirección a la cocina. Obi-Wan se quedó totalmente quieto. En unos minutos, Siri y él serían libres.

Si todo salía según el plan...

De repente, una voz rompió el silencio.

—¡V-Tarz!

Había otro guardia de seguridad en la puerta.

—¿Qué haces?

—Alerta de seguridad en las cocinas —dijo V-Tarz rápidamente—. Puede que sólo sea un error. Quizá sea la alarma de infrarrojos. Iba a comprobarlo.

—Iré contigo. Hay nuevas órdenes. Habrá dos guardias de seguridad durante la noche. Más nos vale volver a activar el Barracón 7 rápidamente —el otro Guía fue hacia V-Tarz.

—V-Tarz se ha quedado sin merienda —murmuró Siri.

—Mejor vamos a los dormitorios —dijo Davi nervioso—. No podemos escapar esta noche. Lo siento. Nunca antes habían apostado dos guardias por la noche.

Esperaron a que los Guías dieran la vuelta a la esquina. Entonces Davi les mostró el camino de salida del comedor.

—Podemos volver a los dormitorios por el centro de administración —dijo Davi—. Daos prisa, no tardarán mucho en verificar la seguridad de la cocina.

Corrieron por los pasillos y entraron en el centro de administración, una habitación redonda en el centro del edificio. Todos los barracones salían de esa ubicación central.

—Ya casi estamos —dijo Davi mientras corría hacia la puerta del Barracón 7, en el que dormían los tres.

Pero, en ese momento, escucharon unos pasos que les resultaron familiares. No les daba tiempo a llegar a la puerta. Davi se colocó rápidamente tras una fila de escritorios. Siri corrió tras él. Obi-Wan, que iba detrás, se deslizó tras unas estanterías llenas de archivos.

Oyeron a V-Tarz gruñendo mientras se acercaba al muro de seguridad.

—Va y me dice que ejecute la comprobación de los infrarrojos —murmuró—. A los infrarrojos no les pasa nada. Lo que pasa es que me muero de hambre.

—¿V-Tarz? ¿Estás ahí? —la voz sonó en el intercomunicador.

—Estoy aquí.

—Haz la verificación.

—Está ejecutándose —dijo V-Tarz—. Idiota.

—¿Qué?

—Nada. Está ejecutándose —el estómago de V-Tarz rugió. Él suspiró.

Obi-Wan se apoyó en el cuadro de mandos para mirar por encima, ¿Podrían salir sin ser vistos por V-Tarz? No si el guardia no se movía. V-Tarz estaba justo frente a la puerta, bloqueándoles la salida.

Mientras Obi-Wan volvía detrás de las estanterías, chocó contra una caja llena de informes y uno de ellos cayó. Los reflejos de Obi-Wan eran excelentes, y logró atraparlo al vuelo sin hacer un ruido.

Era el expediente de alguien llamado O-Uni. Obi-Wan lo revisó en silencio. La chica tenía comentarios excelentes por parte de sus profesores. Unas cuantas visitas al Círculo Médico. Y había un papel con un sello que decía: "Reclasificada para el Círculo de Reaprendizaje".

Obi-Wan colocó el informe en su sitio de nuevo. ¿El Círculo de Reaprendizaje? ¿Qué era eso?

—Verificación completada —dijo V-Tarz hacia el intercomunicador—. Todo correcto.

—Te recibo. Comprobaré por última vez la cocina y el comedor antes de volver.

—Te echaré una mano.

—No te molestes. Ya lo hago yo.

—No te recibo. Echaré un vistazo a la cocina —V-Tarz apagó el intercomunicador—. Quizá pueda coger algo de comer cuando no mires, aguafiestas.

El hombre salió. Davi asomó la cabeza.

—Vámonos —susurró.

Fueron corriendo hasta la puerta, pero Obi-Wan detuvo a Davi.

—¿Qué es el Círculo de Reaprendizaje?

—No estoy seguro —dijo Davi—. Pero sé que no quiero acabar ahí. Te envían si tienes demasiadas marcas de castigo. Pero a algunos alumnos que nunca se meten en problemas también les mandan. Nadie sabe por qué —se estremeció—. Pero nadie vuelve.

Capítulo 12

El gong de la mañana quebró el silencio antes del amanecer. Los estudiantes retiraron las mantas instantáneamente, se levantaron e hicieron cola para utilizar los lavabos que había en la pared.

Obi-Wan sintió el choque del agua fría en su piel. Su mente ya estaba despejada. Sonó el siguiente gong, la señal para vestirse e ir al comedor en tres minutos. Davi le había explicado todo eso la noche anterior, antes de separarse.

Obi-Wan pensó en lo distinta que había sido la vida en el Templo. Allí, una suave luz comenzaba a encenderse, imitando la salida del sol. Los estudiantes tenían todos su habitación propia, porque se respetaba la intimidad. La primera hora de la mañana era un momento de meditación y ejercicio moderado antes de comenzar el día. No había ruidos molestos ni prisas.

Pero aquí a los alumnos no parecía molestarles el abrupto comienzo del día, o el estricto horario que tenían que seguir. No parecían distinguir el contraste entre las sonrisas de los Guías y sus órdenes severas. Y a nadie parecía importarle la comida.

Al otro lado de la sala, Siri estaba sentada con las otras niñas. Levantó una cucharada de papilla y le miró asqueada. Obi-Wan se rió en voz baja.

—Dos marcas de castigo, V-Obi —dijo uno de los Guías, introduciéndolo en un registrador portátil—. La concentración en la nutrición es lo que hacemos durante el servicio de comidas. La interacción con los otros se reserva para el tiempo libre.

Obi-Wan masticó la sosa comida. Siri tenía razón. Tenían que salir de allí.

***

—Hoy jugaremos al Tiempo de Reacción —anunció O-Bin—. Ya sabéis cómo funciona. Un tema saldrá en vuestras pantallas. El primero que pulse el botón de respuesta será el que diga a la clase los puntos relevantes sobre el tema. Buena suerte.

Obi-Wan miró su pantalla. Ponía "Coruscant". No pulsó el botón de respuesta. Lo mejor que podía hacer era intentar no atraer la atención de los Guías de Aprendizaje.

El tiempo de reacción de un Jedi es increíblemente breve. El piloto de la pantalla de Siri se iluminó el primero. Obi-Wan la miró para advertirle, pero ella fingió no verle.

Era evidente que a O-Bin no le gustaba preguntar a Siri.

—¿O-Siri? —preguntó con los labios tensos.

—Coruscant es un planeta cubierto por una ciudad. Es la sede del Senado Galáctico. Miles de millones de seres habitan allí. Es conocido por su Gobierno, su cultura y sus excelentes sistemas de tránsito y seguridad...

—Tengo que interrumpirte, O-Siri —dijo O-Bin con una sonrisa—. Está todo mal. ¿Quién puede corregir a O-Siri?

Las luces de las pantallas se encendieron por la clase. O-Bin consultó la suya para ver quién había sido primero.

—¿V-Mina?

—Coruscant es un mundo corrupto —dijo V-Mina—. La esclavitud es legal allí.

—Exactamente —dijo O-Bin.

El rostro de Siri ardía. Obi-Wan la miró fijamente. Ambos tenían que mantenerse en silencio. No podían atraer más atención.

El siguiente término fue "Orden Jedi".

Esta vez, O-Bin ignoró a propósito la luz encendida de Siri.

—¿V-Taun?

—La Orden Jedi está rodeada de oscuridad. Ellos... Siri se puso en pie.

—¡La senda Jedi está al servicio de la galaxia!

—¡Siéntate, O-Siri! ¡Cinco marcas de castigo! Y ya sabes lo que eso significa...

Obi-Wan gruñó ruidosamente.

—Limpieza del servicio de comidas tras la cena —siseó O-Bin entre dientes—. Y, V-Obi, por tu gruñido deduzco que estarás encantado de unirte a O-Siri. Tanto mejor para el Bien General.

***

—Yo soy muy capaz de tener la boca cerrada —dijo Siri a Obi-Wan más tarde— , pero no quiero. ¿Qué más da que estemos lavando platos? Al menos no estamos en un aula escuchando a O-Bin diciéndonos que todos los planetas del Núcleo están corruptos.

Obi-Wan contempló la pila de platos sucios de la cena. Era la segunda vez que les mandaban a fregar en un día.

—Yo casi preferiría estar en clase.

—Tengo una sugerencia —Siri tiró el estropajo al fregadero—. Pasamos de los platos y nos escapamos. Esta noche. Si no podemos engañar a ese inepto de V-Tarz, no merecemos ser Jedi.

—Vale —asintió él.

—Obi-Wan, alguna vez tendrás que escucharme. Tú no eres el único que puede... —Siri reaccionó un poco tarde—. ¿Has dicho que vale?

Obi-Wan asintió.

—Tienes razón. Ya hemos visto cómo funciona el sistema de seguridad. Vámonos. Qui-Gon y Adi tienen que estar realmente preocupados.

—Habrá dos guardias —dijo Siri—. Y puede que V-Tarz no pueda ir a por su merienda. ¿Qué se te ocurre?

—El otro Guardia de Seguridad piensa que anoche el sistema funcionó mal, pero no saben cuál es el problema, ¿no?

Siri asintió.

—Pues vamos a crearlo —dijo Obi-Wan—. Tendrán que apagar el sistema para revisarlo y arreglarlo. Mientras tanto, saldremos por el cuarto de aseo.

—¿Cómo podemos sabotear el sistema? —preguntó Siri—. Ahora no podemos colarnos en el centro de administración. Está lleno de Guías.

—Tendremos que sabotearlo desde aquí —dijo Obi-Wan contemplando la cocina—. ¿Alguna idea?

Examinaron los dispositivos de seguridad de las esquinas del techo.

—¿No dijo V-Tarz algo sobre el sensor de infrarrojos? —preguntó Siri.

—Dijo que podría estar estropeado —dijo Obi-Wan.

—¿No podemos manipular algo para estropearlo? —preguntó Siri. Pasó la mano por la enorme unidad de energía—. ¿Y si encendemos la cocina un poco? Se calentará la habitación y los infrarrojos acabarán por activarse. Tendrán que apagar el sistema para darse cuenta.

—Sencillo, pero genial —dijo Obi-Wan—. Hagámoslo. Pero mejor lavamos antes los cacharros. Si entra un Guía para revisar nuestra tarea, podría darse cuenta de que la cocina está encendida.

—Sabía que había un inconveniente —gruñó Siri. Entre los dos acabaron la tarea a toda prisa. Las luces les advirtieron de que llegaba la hora de irse a la cama, y corrieron a sus dormitorios. Se detuvieron junto al centro de administración.

—No tenemos tiempo de despedirnos de Davi —dijo Siri, algo triste.

—Ya sabrá lo que ha pasado cuando descubran que no estamos —dijo Obi-Wan—. Volveremos a por él con Qui-Gon y Adi. Quedamos aquí en cuanto se apague la luz de seguridad. Después iremos a la salida del Barracón 7.

Siri asintió. Obi-Wan se fue a su dormitorio. Consiguió meterse en la cama justo antes de que las luces se apagaran. Esperó, escuchando las pausadas respiraciones a su alrededor. Los estudiantes trabajaban tanto y tan duro durante el día que se dormían a los pocos minutos de meterse en la cama.

Al cabo de un rato se apagó la luz de seguridad. Obi-Wan se calzó sus botas y salió de puntillas. Se detuvo un momento ante el jergón de Davi. Era mejor no despertarle. Algo podía salir mal, y no quería meterle en problemas.

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