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Authors: Jude Watson

La lucha por la verdad (11 page)

BOOK: La lucha por la verdad
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Davi se levantó.

—Voy con vosotros.

Obi-Wan y Siri le pusieron una mano en el antebrazo a Davi y sonrieron.

—Esperad —Davi les miró inseguro—. ¿Me puedo llevar a
Wali
?

Siri y Obi-Wan se miraron. Rescatar a alguien les llevaría tiempo y podría ponerles en peligro. Pero no podían decirle a Davi que no.

Asintieron.

Davi se apoyó en la pared. Extrajo cuidadosamente una piedra del muro, sacó a una pequeña criatura peluda y se la metió en el bolsillo.

—Vale. Ya estoy listo.

Bajaron por el pasillo en silencio. De repente, un gritito ahogado rompió el silencio.

—Davi, tienes que hacer que
Wali
esté en silencio —le aconsejó Obi-Wan.

—No ha sido
Wali
—susurró Davi.

Volvieron a escuchar el gritito. Un ruido sordo, y Obi-Wan se dio cuenta de que procedía de una de las habitaciones del pasillo. Entonces lo percibió.

—Es un bebé —susurró Siri.

—Es O-Lana —dijo Obi-Wan.

Capítulo 20

Ya casi habían llegado a la pared cuando Qui-Gon sintió la emanación de la Fuerza. Pero todo lo que vio fue un campo de trigo verde.

—Están aquí —dijo a Adi.

Ella asintió.

—Yo también lo he sentido. Pero, ¿dónde?

Qui-Gon se agachó, puso las manos en el barro y cerró los ojos.

—Aquí.

Sintió vibraciones. Eran pasos corriendo.

—Nos han visto —dijo Adi.

Ambos Maestros activaron los sables de luz cuando los Guías de Seguridad se abalanzaron sobre ellos. Los Guías estaban armados con pistolas láser.

Los Guías no estaban acostumbrados a tener oponentes expertos. Qui-Gon y Adi emplearon los sables únicamente para rechazar los disparos. Moviéndose en armonía perfecta, flanquearon a los guardias, y giraron y se alejaron mientras les hacían retroceder.

Había un cobertizo en el extremo del campo. Qui-Gon y Adi hicieron retroceder a los Guías hacia él, paso a paso. Los Guías tropezaban, intentaban avanzar y caían hacia atrás.

Cuando ya casi habían llegado, Qui-Gon dio un rodeo y abrió la puerta. Entonces saltó por encima de los Guías para ponerse frente a ellos de nuevo. Junto con Adi, les obligó a meterse en el cobertizo. Después cerraron la puerta y la bloquearon.

—¿Y ahora qué? —preguntó Adi Gallia—. Seguro que están pidiendo refuerzos por los intercomunicadores.

—Conseguiremos entrar —dijo Qui-Gon.

Obi-Wan y Siri abrieron rápidamente un agujero en la puerta.

El lugar era una enfermería. Había niños y jóvenes tumbados en jergones. Algunos estaban conectados a monitores, otros estaban entubados. Algunos abrieron los ojos cuando pasaron los Jedi, y se los quedaron mirando sin reaccionar. Obi-Wan se preguntó si les habrían dado algo para dormir.

O-Lana estaba en una cuna alta. Lloraba en voz baja y se puso de pie cuando vio a Obi-Wan y a Siri.

—No llores, O-Lana —le dijo Obi-Wan para consolarla.

Ella dejó de llorar. Entonces levantó los bracitos y miró directamente a Davi.

Después de mirar a Obi-Wan y a Siri para asegurarse de que no pasaba nada, Davi cogió a la niña y la acunó en su pecho.

—La protegeré mientras escapamos —prometió.

Salieron de la enfermería y fueron hacia la rampa de salida. La siguiente patrulla de vigilancia estaba muy cerca.

Pero la suerte no estaba con ellos. Doblaron la esquina y se encontraron de frente con un grupo de Guías de Seguridad que estaba cambiando el turno.

Sorprendidos, los Guías fueron a por sus armas. Obi-Wan y Siri activaron los sables láser, que brillaron en la penumbra del pasillo. Los Guías se detuvieron un instante, aún más sorprendidos; nunca habían visto un sable láser.

—Quédate detrás de nosotros, Davi —ordenó Obi-Wan.

Siri y él se adelantaron. Esta vez él sabía que ella no pelearía sola. Lucharía con él, por los cuatro.

Los disparos láser resonaban a su alrededor, y sus sables los interceptaban tan rápido que apenas se les veía. Se cubrieron el uno al otro y saltaron muy alto, cayendo sobre una rodilla, cambiando de dirección, cambiando el arma de mano, y todo sin detenerse. La protección de O-Lana y Daviera su único objetivo.

Sonó una alarma. Uno de los Guías la habría activado. El estruendo metálico retumbaba en los pasillos. Obi-Wan escuchó unos pesados pasos tras ellos. Iban a rodearlos.

—Por aquí —exclamó él. Guió a Davi y a O-Lana por un pasillo adyacente.

Los Guías les siguieron. Era una masa de cuerpos enfundados en armaduras de cromotela disparando con las pistolas láser. Los pequeños proyectiles explotaban junto a las tuberías de las paredes. El aire se llenó de humo.

Obi-Wan y Siri apretaron el paso. Ya veían la salida. Pero Obi-Wan no sabía si podrían proteger a Davi y O-Lana, seguir luchando con los Guías y activar la rampa. Le llevaría un tiempo averiguar cómo se manejaba la rampa. Seguro que había algún código o una clave. Estarían contra la pared. Siri le miró y él supo que ella estaba pensando en los mismos problemas.

De repente, aparecieron más Guías corriendo por un pasillo lateral. Obi-Wan sintió un hilillo de sudor recorriéndole la espalda mientras rechazaba un repentino disparo láser. ¿Acabaría ahí el enfrentamiento? ¿Tendrían que rendirse para salvar a O-Lana y Davi?

Entonces escuchó un zumbido y un chasquido. La puerta se abrió. Una rampa subió a la superficie y el aire fresco llenó el pasillo. Medio segundo después, Qui-Gon y Adi bajaban corriendo por la rampa con los sables láser activados. Con un solo vistazo comprendieron la situación y entraron en combate.

El número de los Guías de Seguridad había aumentado y éstos se habían confiado. Pero cuatro Jedi era demasiado para ellos. Los disparos de sus pistolas láser eran rechazados sin pausa. Tenían que agacharse constantemente o esconderse tras los carros.

Finalmente, tiraron las armas y salieron corriendo.

Los Jedi se
miraron unos a otros. La pelea había terminado
. Obi-Wan cogió a O-Lana de los brazos de Davi y se la entregó a Qui-Gon.

—Creo que estabas buscando esto —dijo.

Qui-Gon le miró por encima de la cabeza de O-Lana.

—También te buscaba a ti, padawan. Menos mal que te he encontrado.

Capítulo 21

Cuando los ciudadanos de Kegan supieron lo que pasaba en el Círculo de Reaprendizaje, se rebelaron. Les horrorizó que a los niños se les ocultara y se les aislara en solitario por cuestionar la autoridad o tener una enfermedad crónica. Iba en contra de todos los valores que O-Vieve y V-Tan afirmaban que existían en Kegan.

Todos los ciudadanos abarrotaban el Círculo de Reunión. Qui-Gon, Obi-Wan, Adi y Siri contemplaron cómo V-Tan y O-Vieve eran excluidos del cargo de Guías Benevolentes mediante votación. Se nombró un nuevo Consejo rápidamente. Pronto se abrió un debate sobre la cuestión de viajar fuera de Kegan y se celebró una votación. La mayoría estaba a favor de enviar un emisario al Senado Galáctico. Mientras tanto, solicitarían al Senado que enviara consejeros médicos y científicos al planeta para que Kegan se pusiera al día.

Al cabo de poco tiempo, el Círculo de Aprendizaje se cerró. Los alumnos volvieron a casa con sus familias. Tuvieron unas vacaciones antes de que se estableciera un nuevo sistema educativo. La gente abrió sus hogares a los huérfanos del Círculo de Reaprendizaje, y los demás regresaron con sus padres.

Llegó el momento de marchar para los Jedi. Estaban con Nen, Melie y Davi en la plataforma de despegue. Melie entregó a Lana a Siri.

—Nen y yo hemos decidido que es mejor que Lana se vaya —dijo con lágrimas en los ojos—. He conocido a los Jedi y he visto de lo que son capaces. Tenemos que honrar su don.

—O-Vieve y V-Tan tenían razón en muchas cosas —dijo Nen, acariciando la mejilla de su hija—. Una de ellas es que tenemos que sacrificarnos por el Bien General. Es mejor para Lana, y mejor para la galaxia, si puede recibir la formación completa.

—La cuidaremos y la honraremos —dijo Adi Gallia—. Crecerá aprendiendo sobre la Fuerza, y su vida se basará en servir a los demás.

—No puedo pedir una vida mejor para mi hija —dijo Melie.

Nen puso un brazo alrededor de los hombros de Davi.

—Y ahora tenemos otro hijo. Davi ha aceptado quedarse con nosotros.

—Si es que sale alguna vez del Círculo Animal —dijo Melie sonriendo—. Nuestra amiga Via trabaja allí. Le está enseñando a cuidar a los animales.

—Nunca os olvidaré —dijo Davi a Obi-Wan y a Siri con timidez.

Obi-Wan puso la mano en el antebrazo de Davi.

—Siempre seremos tus amigos, Davi.

—Si alguna vez nos necesitas, sólo tienes que llamarnos —le dijo Siri.

—Que tengáis buen viaje —dijo Nen—. Estamos agradecidos a los Jedi por ayudarnos a restaurar la justicia en nuestro planeta.

Nen, Melie y Davi se fueron. Siri llevó a Lana a la nave para ponerla cómoda para el viaje. Adi entró a realizar las comprobaciones de última hora.

Obi-Wan miró por última vez hacia Kegan desde la plataforma de despegue.

—Este mundo era un enigma para mí —dijo—. Sigo sin entender cómo un planeta entero pudo depositar su confianza tan ciegamente en visiones y sueños.

—A mí no me sorprende —dijo Qui-Gon—. Todos los seres vivos se consuelan con una verdad que les haga la vida más llevadera. Aquí, en Kegan, la gente no padecía el sufrimiento o el hambre que hemos visto en otros planetas. ¿Por qué iban a cuestionar un sistema que les daba facilidades y consuelo?

—Pero su libertad era una ilusión —replicó Obi-Wan.

—No sabemos si las visiones de O-Vieve y V-Tan eran erróneas, padawan —dijo Qui-Gon reflexivo—. La visión del futuro de O-Vieve era borrosa, pero eso no la invalida. Quizá malinterpretó lo que vio.

—No lo creo —dijo Obi-Wan—. No puedo imaginar un mal central controlando toda la galaxia. Eso es imposible.

—Espero que no lo veamos, Obi-Wan —dijo Qui-Gon—, pero no podemos decir que sea imposible. ¿Acaso no has experimentado suficientemente las posibilidades y el mal de la galaxia?

Obi-Wan negó con la cabeza inflexible.

—Ella vio la oscuridad viniendo de los propios Jedi. Eso no puede suceder.

De repente, el sol se abrió paso entre las nubes, cegando a Qui-Gon. El resplandor hizo que los rasgos de Obi-Wan se hicieran borrosos. Por un momento, Qui-Gon no vio al chico. Vio a un hombre mayor, solo, viviendo en un planeta desolado, únicamente acompañado de recuerdos oscuros.

Qui-Gon sintió el mismo escalofrío que había experimentado en presencia de O-Vieve. ¿Era la visión de sí mismo de viejo? ¿Era eso lo que había visto O-Vieve de él?

Y de pronto, comprendió la verdad.
No soy yo. Es Obi-Wan
.

¿O no?

El sol volvió a ocultarse sobre las nubes. El planeta recobró sus formas. Qui-Gon contempló a Obi-Wan. Vio los habituales rasgos infantiles del chico, y los ojos brillantes. Su juventud le dio seguridad.
El futuro no está escrito, sino que fluye
, se dijo a sí mismo. Las visiones no tenían por qué hacerse realidad.

—Qui-Gon, ¿estás bien? —preguntó Obi-Wan.

—Quizá no deberíamos hablar de mal y oscuridad justo cuando hemos completado con éxito esta misión —sugirió Qui-Gon suavemente—. Disfrutemos del momento. La justicia ha vuelto a Kegan.

—Y si la oscuridad yace dentro de mí, lucharé contra ella —dijo Obi-Wan.

Qui-Gon le puso una mano en el hombro.

—Lucharemos juntos, padawan.

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