Authors: Daniel Montero Bejerano
En febrero de 2009 la Comisión de Control Presupuestario mostró de nuevo su preocupación por las «reiteradas críticas del Tribunal de Cuentas sobre la insuficiente calidad de los controles». Un problema que afecta también a la riada de ayudas que manan desde la Unión Europea. Cada año el organismo destina 133.000 millones de euros a programas de desarrollo. Pues bien, pese a que la publicación de todos los beneficiarios de estas ayudas es obligada desde 2007, este procedimiento sencillamente no se cumple. «El Parlamento no tiene una visión global de la publicación, ni de los detalles de los beneficiarios», explica el último informe de la Comisión de Control Presupuestario.
El 16 de diciembre de 2008 el Parlamento Europeo aprobó por fin la nueva normativa para la contratación y el pago de los asistentes de los diputados. La medida, que entró en vigor el 7 de junio de 2009, tras las elecciones europeas, fue aprobada por la inmensa mayoría de la cámara. No obstante, 19 diputados votaron de nuevo en contra, y 47 prefirieron no dar su voto. La única novedad esencial del nuevo estatuto es la prohibición formal de contratar a familiares directos, pero los diputados mantienen todavía su libertad para contratar a dedo a sus asesores y para elegir a su antojo la duración de sus contratos.
Desde finales de 2008 la crisis económica asola Europa. España entra en recesión por primera vez en quince años y el paro sube 1,3 millones de personas en doce meses. Más de 4 millones de españoles están ya sin trabajo. Los políticos nacionales se rasgan las vestiduras con populistas ejemplos de congelación salarial. Y amenazan incluso con bloquear los sueldos de los funcionarios con un salario superior a los 30.000 euros al año. Sin embargo, la contención no es para todos.
Mientras un millón de trabajadores de la administración puede ver su sueldo congelado, los europarlamentarios doblan el suyo.
A partir del 7 de junio de 2009 los 751 parlamentarios europeos pasaron a cobrar 7.655 euros brutos libres de impuestos, frente a los 3.100 que percibían los españoles antes de las elecciones. A partir del verano, todos los diputados europeos unifican su sueldo. Antes cada uno cobraba lo mismo que sus homólogos nacionales, así que había cuantiosas diferencias. Un parlamentario italiano cobraba 12.000 euros, un 1.500 por ciento más que un representante de Hungría. Como baremo para unificar sueldos se tomó una cifra de consenso: el 38,5 por ciento del sueldo de un juez del Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas.
La subida de sueldo puso a los parlamentarios como ejemplo de falta de solidaridad en momentos de crisis. Pero fue mal entendida, además de que estaba aprobada desde 2005, mucho antes de que los síntomas de crisis asomaran por la ventana de los mercados financieros. En realidad la medida terminaba con el mayor foco de irregularidades de la cámara, el método por el que los diputados engrosaban sus sueldos y conseguían cantidades millonarias. La nueva normativa reguló los gastos sin justificar y, sobre todo, las dietas que aportaban a los europarlamentarios ingresos superiores a los 5.000 euros al mes. Los miembros de la Casta en Europa cuentan, como ya hemos visto, con 17.540 euros para contratar asistentes, además de otros 4.202 euros para gastos de teléfono y mantenimiento de oficina, 285 euros de dieta fija por cada día de asistencia al pleno —lo que supone 5.740 euros al mes— y también dietas de viaje.
En junio de 2008 un equipo de la televisión alemana de origen luxemburgués, RTL, se desplazó a Bruselas para confirmar las acusaciones del parlamentario austriaco Hans Peter Martin. Miembro de la Plataforma para la Transparencia, martin aseguró que parte de los eurodiputados acudía a primera hora de la mañana al pleno para inscribir su nombre en el parte de asistentes y cobrar así los casi 300 euros de dieta de la sesión. Pero acto seguido se marchaban del hemiciclo sin volver a aparecer. La situación se daba con mayor frecuencia los viernes, cuando los europarlamentarios firmaban y se marchaban corriendo para comenzar antes de tiempo su fin de semana. Los periodistas del canal alemán fueron expulsados de las instalaciones del Parlamento Europeo por los guardias de seguridad. Pese a ello, pudieron grabar a varios de los miembros electos de su delegación firmando a primera hora de la mañana y abandonando rápidamente el hemiciclo, con sus maletas en ristre y sin ninguna intención de regresar. Algunos incluso salieron corriendo por los pasillos para que su cara no quedara grabada por las cámaras, como la representante alemana del Partido Verde, hiltrud Breyer.
En lugar de apercibir a los diputados, el secretario general del Parlamento Europeo, el funcionario de mayor rango dentro del hemiciclo, ordenó que el equipo de periodistas fuera desalojado del lugar, pese a tener los permisos necesarios y las acreditaciones en regla para grabar en las instalaciones.
Sueldos abultados, falta de control, pagos indebidos, enchufados… El Parlamento Europeo es el sueño de todo político sin escrúpulos.
Sin embargo, el mayor chollo se encontraba hasta hace poco en las dietas de viaje. La institución pagó durante años los aviones de los diputados de una forma tan peculiar como absurda. Y sobre todo de una forma beneficiosa para los
solidarios
políticos. En lugar de abonar el gasto real del billete, el Parlamento estipuló una serie de tarifas fijas en función de la distancia recorrida por el parlamentario en cuestión. Como ejemplo, los diputados que viajaban desde Madrid recibían unos 1.900 euros por cada viaje de ida y vuelta a Bruselas o Estrasburgo. Hacían varios al mes. Lo curioso es constatar que con un poco de antelación un billete de avión a la sede del Parlamento Europeo puede costar 90 euros. Así que el sobresueldo por este concepto podía rondar los 6.000 euros al mes para cada diputado. Parte de ese dinero servía además para abonar un tercio de las aportaciones al Fondo Voluntario de Pensiones, del que forman parte seiscientos diputados. A partir de junio de 2009 los diputados europeos dejaron de recibir la dieta fija de viaje y el hemiciclo comenzó a pagar sólo el coste real de los billetes. Se acabó el chollo de las dietas. Así que la mayoría de los diputados dejaron las líneas de bajo coste y ahora es común verlos volar cómodamente en clase
business
.
El hinduismo considera que los seres humanos fueron creados con distintas partes de una divinidad llamada Brahma. Los sacerdotes salieron de su boca. Los comerciantes, de sus caderas. Los esclavos, de sus pies. Y los políticos, de los hombros de la deidad junto con los guerreros. Esta leyenda —descrita en un texto del siglo III a.C. llamado
Las leyes de Manu
— es la base del sistema de castas que impera en la India. Cuatro grandes grupos dividen a 1.148 millones de personas y las condenan a vivir por razón de nacimiento en un estrato social determinado. La pertenencia a una casta define el estatus social del individuo, sus posibilidades de trabajo e incluso con quién se tiene que casar. Y no es posible ascender en la escala social. Sólo los nacidos en las castas superiores pueden disfrutar de los mejores privilegios. Veinticinco siglos después de la transcripción de las leyes de Manu, la analogía sigue viva para entender el funcionamiento de la clase política: un grupo cerrado, homogéneo y donde los herederos sanguíneos tienen mucho camino recorrido. ¿Cómo se relacionan los hijos de la Casta? Basta con acudir a las nuevas tecnologías. Las redes sociales han supuesto una revolución comunicativa, pero un leve descuido deja al amparo de cualquier curioso información valiosa para conocer sus relaciones. Podemos buscar, por ejemplo, la cuenta personal del hijo del ex vicepresidente del Gobierno Alfonso Guerra en Facebook —una de las principales redes sociales— para conocer parte de sus amistades y para darnos cuenta de la estrecha relación que mantienen con el PSOE. Un círculo cerrado en el que los hijos de la Casta encuentran cobijo y formación, y forjan alianzas futuras. Con un simple golpe de ratón es posible conocer de manera pública la lista de los treinta y cinco amigos de Alfonso Guerra Reina en Facebook. O al menos, de aquel que ocupaba esa identidad en la red, ya que la cuenta fue borrada en septiembre de 2009 al intentar confirmar la identidad del propietario. Entre los amigos de esa cuenta constaba el nombre de Orestes Suárez, amigo personal del ministro de Fomento y vicesecretario general del PSOE José Blanco; el joven eurodiputado Martí Grau i Segú; o Ricard Torrell, una figura clave dentro del PSOE. Torrell es la persona que actúa de embajador socialista frente al resto de las formaciones políticas internacionales. Y fue jefe de gabinete de Josep Borrell mientras ocupaba la presidencia del Parlamento Europeo entre 2004 y 2007.
En las filas populares un personaje escogido al azar arroja resultados similares. La cuenta a nombre de Juan de Castro Carballo, el miembro más joven de la delegación española y ex asistente de la eurodiputada del PP Esther Herranz, cuenta entre sus amigos de Facebook con el senador del PP por Alicante Agustín Almodóvar; el candidato al gobierno vasco Antonio Basagoiti; Concepción Bravo, diputada del PP por La Rioja; Miguel Ángel Castellón, responsable de Nuevas Generaciones de Andalucía; la europarlamentaria Cristina Gutiérrez Cortines; el ex cabeza de lista del PP en el País Vasco Carlos Iturgáiz; el diputado del PP en la Asamblea de Murcia Víctor Manuel Martínez Muñoz; o Ignacio Uriarte, máximo responsable para toda España desde 2006 de Nuevas Generaciones, la cantera del Partido Popular.
Este tedioso ejercicio se puede repetir con cualquiera de los citados miembros de la Casta con similares resultados. Y dibuja un círculo cerrado de amistades e influencias que allana el camino a los aspirantes a políticos incluso en su vida personal. Para despejar dudas sobre el cariz extralaboral de estas relaciones, el perfil a nombre de Juan de Castro, asistente del PP en el Parlamento Europeo, recoge la afición de su propietario a los caramelos vampiro. Por su parte, el propietario de la cuenta a nombre de Alfonso Guerra Reina —ya clausurada— se declaraba admirador del condensador de fluzo, el ingenio creado por el personaje de ficción Emmett Brown que hacía posible los viajes en el tiempo en la trilogía cinematográfica de
Regreso al futuro
(1985-1990).
LISTA DE BODAS DE EMPRESARIOS Y POLÍTICOS
Una historia de trajes, regalos, subvenciones y prostíbulos
E
n España hacer regalos a un miembro de la Casta no es delito. Da igual el cargo que ocupe. Cualquier empresario, abogado o representante de una empresa privada puede agasajar a concejales, alcaldes, diputados y senadores a su antojo. Todo vale para quedar bien: viajes, plumas, joyas, botellas de vino de alto valor, licores e incluso chucherías en forma de nuevas tecnologías. A nadie le amarga un portátil de última generación o la más avanzada novedad en reproductores musicales. Es difícil resistirse al encanto de un visón o a la llamada de una codiciada caja de puros para las charlas políticas de sobremesa.
La legislación española carece de normativas específicas para regular los presentes hechos a políticos por parte de empresarios, y no hay intención de cambiar.
El gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero recomendó en 2004 a todos sus altos cargos que no aceptaran dádiva alguna, pero se trataba de una cuestión propagandística sin efecto real sobre la clase política. El ejecutivo socialista incluyó la prohibición de recibir obsequios en su código de buena conducta en lugar de hacer una ley que afectara a todos los miembros de la Casta y prohibiera de forma tajante los regalos procedentes del sector privado. De este modo nadie puede apercibir a los políticos «infractores». Los jueces no pueden castigar a nadie por saltarse un código deontológico, y nunca habrá cárcel por recibir obsequios de manos ajenas. Obsequios bienintencionados, claro, aunque ¿qué interés tiene una empresa cuando agasaja a políticos con viajes, comidas y regalos?
Sólo hay una línea que los miembros de la Casta no deben traspasar, y se estipula en los artículos 419 al 427 del Código Penal. Un regalo se convierte en soborno cuando sirve para influir en la decisión del político de turno. Recibir un jamón, una cesta de Navidad, una cartera de piel o una botella de vino de lujo es ilegal cuando sirve para modificar una ley, para cambiar el trazado de una carretera, para que un ayuntamiento adjudique un contrato a una empresa determinada o para que un diputado se abstenga de votar una ley que perjudica los intereses de una multinacional. Es lo que en el argot jurídico se conoce como cohecho, y es uno de los delitos más ligados a la corrupción política, y también uno de los ilícitos más complicados de probar. No basta con determinar que un empresario con intereses personales ha realizado regalos a cargos públicos relacionados con sus asuntos, sino que además hay que demostrar de forma inequívoca que esos regalos y no otros —botellas de vino, viajes, joyas, relojes o incluso dinero en efectivo— han servido para cambiar la decisión del político sobornado, aunque el resultado sea legal.
Así pues, cabe suponer que la avalancha de regalos que las empresas españolas envían a la clase política responde a una cuestión de filantropía, a una voluntad aséptica de hacer el bien, porque de otro modo sería delito.
«Todavía existe la bolsa de dinero para entregar al responsable político, eso no lo voy a negar, pero los métodos tienden a ser más sutiles. [El político] primero recibe una felicitación navideña de un empresario; luego le envían botellas de un gran vino, un jamón…». Este retrato lo da el juez Miguel Ángel Torres, instructor de las principales causas anticorrupción en la Costa del Sol, durante una intervención en un congreso profesional. «Poco a poco introducen al político en un ambiente de lujo, de ágapes. Un ambiente en el que pueden verse involucradas otras fuerzas vivas, como notarios, jueces, fiscales y periodistas. Le invitan al palco del fútbol, a los toros, a hoteles en los que un empresario tiene intereses… El siguiente paso es que el responsable político vea la posibilidad de participar en el negocio», concreta el magistrado.
De cara a la galería, todos los miembros de la Casta niegan de forma sistemática la llegada de regalos a sus despachos. Y mucho menos en instituciones como el Congreso o el Senado. Pero sin luz ni taquígrafos la cosa cambia: «¿Aquí? Aquí llegan camiones enteros con quesos, vinos, jamones… De todo. Y en Navidad ya ni te cuento», confirma un trabajador de la cámara baja. Es verano y el sudor cala su frente junto al número 40 de la Carrera de San Jerónimo. A escasos metros se encuentra la fachada principal del Congreso, escoltada por los dos leones de bronce fundidos en 1866 con el metal de los cañones requisados en el norte de África. Hacia allí señala con una mano mientras un policía observa la escena de reojo: «Pero una cosa te voy a decir. Aquí trinca todo el mundo, no sólo los políticos. Tendrías que ver cómo se llevan los periodistas en Navidad los jamones que reparte el señor Bono. Entonces no se queja nadie. Cuando llegan esas fechas los ves salir a todos tan contentos con el jamón bajo el brazo. Y los que más atacan la corrupción luego son los primeros que preguntan si están en la lista».