Intrépido (44 page)

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Authors: Jack Campbell

Tags: #Ciencia-Ficción

BOOK: Intrépido
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Ahora venía la parte difícil, y Geary se aseguró de que ordenaba ejecutar las maniobras siguientes en los momentos precisos y de la manera adecuada. Observó los datos y los visualizadores a medida que los dos oponentes se iban acercando el uno al otro, tratando de dejar que fueran sus instintos y su preparación los que le indicasen el momento justo de ir ordenando las siguientes instrucciones. Las imágenes de los buques de guerra síndicos más cercanos seguían teniendo cinco minutos de desfase en el momento en el que los veía la Alianza. Cinco minutos no eran una gran cantidad de tiempo, sobre todo teniendo en cuenta el impulso de aquellos enormes buques de guerra, pero era tiempo suficiente como para que los síndicos tuvieran aún la opción de ejecutar algún movimiento en el último minuto que pudiese estropear el ataque que tan cuidadosamente había coordinado Geary. Sobre todo si al capitán le daba por mover su formación demasiado pronto y eso era suficiente para alertar a los síndicos.

Los minutos pasaban. En un momento al capitán le pareció que Desjani le estaba preguntando algo, pero siguió concentrado en las sensaciones que le despertaban las flotas abalanzándose la una sobre la otra y no abrió la boca.

Unos pocos minutos más. Solo unos pocos más.

Geary estiró la mano y tocó el botón del intercomunicador sin apartar nunca la vista del visualizador.

—Formación Zorro Cinco Uno. A las cuatro punto cinco aceleren hasta alcanzar una décima de la velocidad de la luz y modifiquen trayectoria en sentido descendente seis punto cero grados. Alineen su eje de formación en perpendicular con respecto a la formación síndica. Ajusten la trayectoria como sea preciso para colocarse sobre la parte superior de la formación síndica y quédense más o menos a un tercio de camino por detrás de su punta de vanguardia.

Geary hizo una pausa para seguir respetando los tiempos correctos.

—Formación Zorro Cinco Dos. A las cuatro cinco punto cinco aceleren hasta alcanzar una décima de la velocidad de la luz y modifiquen trayectoria en sentido ascendente cinco punto cero grados. Alineen su eje de formación en perpendicular con respecto a la formación síndica. Ajusten la trayectoria como haga falta para colocarse sobre la parte inferior de la formación síndica y quédense más o menos a dos tercios de camino por detrás de su punta de vanguardia.

Cuarenta segundos después llegó un acuse de recibo de las órdenes destinadas a la formación Zorro Cinco Uno por parte de un exultante capitán Duellos. Un minuto después, el capitán Numos, al mando de la Formación Zorro Cinco Dos, también dio acuse de recibo de las instrucciones ordenadas sin mostrar emoción alguna.

Geary siguió esperando, tratando de mantener la cabeza en ese punto en el que podía calcular todas las distancias y retardos que entraban en juego.

—Formaciones Zorro Cinco Tres y Zorro Cinco Cuatro. A las cinco punto cero aceleren hasta alcanzar una décima de la velocidad de la luz y modifiquen trayectoria para interceptar las puntas de vanguardia de la formación síndica en sus frentes. Alineen sus formaciones para mantener los ángulos adecuados con respecto a la formación síndica.

A medida que el resto de formaciones empezaban a acelerar contra el enemigo, Geary pudo casi sentir físicamente la tensión que se debía de vivir en el interior de las naves del cuerpo principal al pegar ese salto que las habría de conducir hasta el punto máximo de aceleración y que les permitiría sumarse al ataque.

—Cuerpo principal. Mantenga su formación. Den la vuelta a sus frontales y prepárense para ejecutar maniobra de frenado.

A Geary le pareció haber visto por el rabillo del ojo el rostro de Desjani completamente teñido de sorpresa, pero también era verdad que bien podía habérselo imaginado. El capitán permaneció a la espera mientras las naves de la Alianza viraban ciento ochenta grados hasta que su popa quedó mirando de frente al enemigo.
Vamos, vamos,
alentó a los enormes buques de guerra.
Moved el culo. Bien.

—Cuerpo principal, reduzca velocidad hasta dos décimas de la velocidad de la luz, después procedan a virar frontales y prepárense para entrar en combate. —Otra vez volvió a tener la sensación de que las naves del cuerpo principal sufrían una tensión como si les estuvieran tirando de la correa—. Aviso a todas las naves. Mantengan formación. Van a recibir el ataque síndico al completo en unos pocos minutos y tendrán todo el combate que sus corazones puedan resistir.

El
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se estremeció al notar como sus motores frenaban su movimiento inercial, después se balanceó hacia arriba y dio media vuelta para posicionarse frontalmente con respecto al enemigo.

En ese momento, el impulso que llevaban les dejaba a los síndicos con poca capacidad de rectificación del ataque, pero seguían teniendo la posibilidad de reaccionar tímidamente si se daban cuenta de lo que estaba haciendo Geary. Pero dado el desfase con el que recibían las imágenes de los movimientos de las naves de la Alianza, tardarían unos minutos en darse cuenta de que las fauces situadas por encima y debajo de su trayectoria habían empezado a cerrarse. Minutos después, verían cómo los dientes del cascanueces se cerraban de forma amenazadora sobre sus dos flancos. Incluso entonces, los síndicos seguirían pensando que podían entrar en combate con el cuerpo principal de la flota de la Alianza antes de que las fauces se cerraran sobre ellos, pero la maniobra de frenado de Geary había modificado el momento de entrar en contacto justo lo suficiente como para que las fauces mordieran al enemigo minutos antes de que la caravana de la fuerza síndica pudiese impactar contra el cuerpo principal de la Alianza.

También podrían intentar virar hacia arriba o hacia abajo para entrar en combate con una de las dos fauces por separado, pero si lo hacían, seguiría teniendo la posibilidad de lanzar al cuerpo principal contra ellos, y las unidades ligeras seguirían teniendo la capacidad de percutir sus flancos. No van a salir de esta sin daños.

—Movimiento azul en las naves síndicas —informó el consultor táctico.

—¿Están acelerando? —inquirió Desjani.

—Están tratando de contrarrestar el efecto de nuestra maniobra de frenado y acelerar así la toma de contacto. Tal vez crean que van a poder darnos en todo el centro del cuerpo principal y que luego serán capaces de salir de la trampa —apuntó Geary—. Pero no creo que lo consigan. Duellos y Numos no deberían tener problemas a la hora de neutralizar la aceleración de los síndicos incrementando el ángulo de interceptación.

—Lo que nos va a ser más difícil es enfrentarnos a ellos yendo a esas velocidades —advirtió Desjani.

—No crea. Nosotros sí que sabemos hacia dónde se dirigen. Son ellos los que lo van a pasar peor, porque les resultará más difícil vernos con la imagen distorsionada que tendrán de nosotros —replicó Geary.

Según se iban agotando los minutos previos a la toma de contacto, Geary tuvo que anticipar mentalmente los acontecimientos que se iban a ir sucediendo, porque el desfase suponía que no estaba viendo aquello realmente como estaba ocurriendo. Los sensores del
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y los ojos de Geary le decían que las dos fauces del cascanueces estaban a punto de entrar en contacto con el enemigo, cuando en ese mismo momento el disco superior de naves de la Alianza estaba ya golpeando el martillo síndico con un ángulo picado de incisión; es más, el segundo disco debía estar también mordiendo en sentido ascendente en esos momentos desde más atrás. Mientras que las naves de la Alianza se adentraban disparando en el interior de la formación síndica por su eje más corto, cada uno de esos navíos disponía solo de unos minutos para estar en contacto con el enemigo, tiempo en el que tenían barra libre para despellejar a cualquier nave que estuviera dentro de su alcance y seguir corriendo hacia adelante inmediatamente después, justo a tiempo de evitar que sus defensas sufrieran demasiado. Mientras las naves de la Alianza seguían saliendo al exterior, lo cual les proporcionaba tiempo para que sus escudos se recompusieran, las naves síndicas no dejaban de recibir impactos una y otra vez de los buques de guerra de la Alianza que seguían entrando continuamente a medida que el estrecho disco de la formación de la Alianza seguía penetrando a través de la formación síndica.

Con todo, Geary no podía dejarse llevar por aquella escena.

—Se ordena a todas las unidades del cuerpo principal que abran fuego en cuanto las naves enemigas penetren en su radio de acción armamentístico. Asegúrense de que las primeras descargas son de metralla, seguidas por espectros a continuación.

Por un momento le entró miedo ante la posibilidad de haber apurado demasiado los tiempos, de haber dejado la orden final de abrir fuego para demasiado tarde, por su deseo de asegurarse de que aquella cortina concentrada golpeaba de lleno a la formación síndica que acababa de ser brutalmente atacada por las dos sierras circulares de la Alianza. En ese momento Geary escuchó al consultor de armas del
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informar de que las trayectorias previstas para las naves síndicas se estaban adentrando en el radio de acción de las armas del buque insignia. Unos instantes después llegó la confirmación de que los sistemas armamentísticos del
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estaban abriendo fuego. Incluso teniendo en cuenta el desfase de tiempo ineludible para que su orden llegase a todas las naves del cuerpo principal, todas deberían haber abierto fuego en el momento preciso.

El espacio entre la fuerza síndica y el cuerpo principal de naves de la Alianza se vio de repente inundado de rápidos destellos de luces correspondientes a una ráfaga de misiles disparada por los síndicos contra el cuerpo principal de naves de la Alianza y repelida por la oleada de metralla de la propia Alianza. Instantes después, el espacio que se abría delante del
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se iluminó por toda una extensa zona al darse de bruces los buques de guerra síndicos atacantes contra la cortina de metralla. Los proyectiles empezaron entonces a relampaguear antes de evaporarse a medida que colisionaban con los escudos síndicos, pues, a raíz del impacto, su energía cinética se acababa convirtiendo en un marasmo de luz y calor. A ojos de todo el mundo aquello era como si alguien hubiese pintado toda una franja del espacio con una estela de luminosidad.

La llama más potente no había acabado de extinguirse cuando un aluvión de luces más grandes y brillantes empezó a relampaguear como si fueran hileras de bombillas. Geary siguió mostrando una actitud desapasionada, sabedor de que estaba presenciando la muerte de combatientes síndicos menores, cuyos escudos protectores se habían visto desbordados y habían dejado a las naves expuestas a los impactos ulteriores de la metralla a unas velocidades relativas muy altas.

Justo detrás de la metralla vino una oleada de espectros que percutió los ya de por sí mermados escudos, lo que posibilitó que, en muchos casos, los espectros acabaran logrando rebasar la frontera de las protecciones para impactar directamente sobre las naves síndicas.

En cuestión de momentos, la caravana de la fuerza síndica quedó borrada del mapa.

Geary tragó saliva, tratando de no pensar en la cantidad de vidas que se habían acabado sin más durante aquellos fogonazos de luz. Miró a Desjani, que estaba estudiando atentamente el mapa de situación, apretando y soltando las manos periódicamente.

Como mantuvieron su trayectoria, ya que la inercia les dejaba pocas opciones más, las oleadas de naves síndicas que llegaron a continuación dieron con sus huesos contra los restos de las naves que anteriormente habían compuesto la vanguardia de su caravana. En lugar de poder golpear el cuerpo principal de la Alianza, presuntamente debilitado, con atacantes frescos, los síndicos que llegaron después se encontraron con que eran ellos mismos los que habían sido golpeados por las dos sierras circulares de la Alianza antes siquiera de haber llegado todos a su destino, ya que por el camino se encontraron con un imprevisto campo de escombros pertenecientes a las naves destrozadas anteriormente por las fuerzas enemigas. En el bando de la Alianza, las naves de Geary seguían casi intactas, con sus escudos todavía al máximo.

Entonces las fuerzas síndicas entraron dentro del alcance de las lanzas infernales de la flota de la Alianza y el cielo se nubló con astas de energía envueltas en llamas que convergían todas en el punto hacia el que se dirigían las naves síndicas. Casi inmediatamente después, Geary vio cómo se lanzaban también los campos de anulación destinados a cruzarse en el camino de los síndicos, que seguían abalanzándose hacia aquel lugar a toda prisa.

Nunca podría llegar a estar seguro de hasta dónde había visto de verdad y hasta dónde se lo había imaginado en forma de instantáneas, pero el caso es que las dos flotas se arrojaron la una sobre la otra a una velocidad combinada que superaba con mucho la décima de la velocidad de la luz. Tanto fue así que los momentos de mayor acercamiento se sucedieron a una velocidad vertiginosa que los humanos no fueron capaces de registrar. Y, sin embargo, por aquel entonces el daño ya estaba hecho.

Si las naves de la Alianza habían absorbido una enorme cortina que fue repelida por sus escudos de proa, los síndicos, claramente superados en potencial armamentístico, no se libraron tampoco de meterse dentro del fuego mucho más pesado de las naves de Geary. Como ya se habían visto debilitados previamente y no habían tenido tiempo de ser reparados, los escudos síndicos no pudieron evitar que los disparos atravesaran su barrera y siguieran su camino. Los campos de anulación agujereaban por doquier en las naves enemigas mientras que las lanzas infernales desollaban a los buques de guerra síndicos que seguían en pie.

Los sensores del
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. capaces de detectar y calcular los daños a una velocidad sobrehumana, informaron a su tripulación de que la mayoría de las naves síndicas que habían superado a Geary se encontraban dañadas. Muchas de ellas parecían ser poco más que escombros, pero seguían a sus camaradas que continuaban intactos por la fuerza de inercia. A medida que el cuerpo principal de la Alianza se disponía a ocupar el espacio en el que anteriormente se encontraba la fuerza síndica, Geary se dio cuenta de que muchos de los impactos que habían quedado registrados en los escudos de la Alianza eran en realidad trozos de los buques de guerra síndicos que habían sido despedazados.

Geary se obligó a sí mismo a ignorar el coste humano de lo que acababa de ocurrir y revisó su visualizador con el objetivo de encontrar resúmenes de las estimaciones de daños infligidos sobre la flota síndica, si bien en ningún momento dejó de dar órdenes.

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