Intrépido (18 page)

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Authors: Jack Campbell

Tags: #Ciencia-Ficción

BOOK: Intrépido
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—No quería en modo alguno faltarle al respeto…

—Lo sé —la tranquilizó Geary—. También sé que me he quedado anticuado en un montón de cosas, así que prefiero que siga dando por sentado que no conozco nada. Estaremos más seguros de esa manera y, sinceramente, capitana, me fío de usted aun a sabiendas de que conoce mi falibilidad.

—Sí señor. —Desjani sonrió abiertamente—. Usted ya conoce la confianza que tanto mi tripulación como yo hemos depositado en usted.

Esta vez, Geary trató de no hacer ninguna mueca. Para cambiar de tema, se limitó a asentir con la cabeza mirando hacia el visualizador.

—Ojalá esto no durase tanto. Es una pena que no podamos hacer microsaltos a una velocidad superior a la de la luz dentro de los sistemas de estrellas —musitó Geary.

—Sí. La espera siempre ha sido lo más difícil para mí —confesó Desjani—. Podemos ver al enemigo, sabemos dónde está, pero quedan todavía unas cuatro horas y media antes de que podamos acercarnos lo suficiente a esa base del cuarto mundo y reducirla a cráteres.

—Se podría ir más rápido —respondió una voz. Tanto Desjani como Geary se dieron la vuelta y vieron que la copresidenta Rione había llegado al puente de mando del
Intrépido
. Rione miró directamente a Geary—. ¿O no es así?

Geary se encogió de hombros, tratando de ignorar la expresión de desdén que veía en el rostro de Desjani con el rabillo del ojo.

—Podríamos. Pero no quiero —sentenció Geary.

—¿Por qué no? —Rione caminó hacia delante y se sentó en una silla vacía destinada a los consultores, abrochándose el cinturón con unos movimientos cuidadosamente precisos.

—Porque, entre otras cosas, las naves de esta flota están ya a una media de una décima de la velocidad de la luz. Estamos en el espacio normal y por tanto sujetos a las normas que rigen aquí. Eso significa que cuanto más rápido vayamos, peores serán los efectos de la relatividad. —Rione lo miró, esperando abiertamente a que se explicase más en profundidad y dejando que Geary se preguntase una vez más cuánto sabría la copresidenta en realidad y hasta qué punto lo estaba poniendo a prueba—. Para decirlo de la manera más simple posible, nuestra perspectiva de todo lo que hay fuera de esta nave se distorsiona cada vez más cuanto más rápido vayamos.

Viajando a una décima de la velocidad de la luz, seguimos teniendo la posibilidad de hacernos una idea de lo que hay fuera con cierta precisión. Si nos acercamos a la velocidad de la luz, cada vez es más complicado saber dónde está todo en realidad. Ahora mismo ya tengo suficientes problemas tratando de imaginarme dónde está ubicado el enemigo y hacia dónde van sus naves. Lo último que me haría falta ahora sería tener que averiguar también dónde están mis propias naves.

Rione movió la mano hacia el visualizador.

—Tenía entendido que estas cosas ofrecían imágenes que compensaban los efectos de la relatividad cuando era necesario —repuso la copresidenta.

La capitana Desjani, cuyo rango a bordo del navío parecía estar en peligro una vez más, tomó la palabra para responder a Rione.

—Señora copresidenta, los sistemas pueden compensar con bastante precisión los efectos de la relatividad en esta nave porque sabemos qué es lo que está haciendo esta nave. Pero, en lo que a las demás naves se refiere, los sistemas solo pueden proporcionar una estimación de lo que observan. La imagen que tenemos de la otra nave llega distorsionada y con retraso y las subsiguientes correcciones tienen una precisión variable. La imagen que obtenemos podría diferir significativamente en función de dónde esté ubicada la otra nave y del punto en el que se encuentren sus vectores de velocidad y ruta en cualquier momento.

Si Rione tenía más preguntas, estas quedaron aplazadas por el observatorio de comunicaciones.

—Capitana Desjani, hemos recibido una orden de detenernos por parte de las fuerzas de defensa síndicas del interior del sistema.

Desjani, por supuesto, miró a Geary. El capitán frunció el ceño, con la mirada fija en el visualizador.

—Eso sí que ha sido rápido. Corríjame si me equivoco, pero en estos momentos esa base del cuarto planeta solo puede haber establecido contacto visual con la primera nave de la flota que ha salido por el punto de salto —adelantó Geary.

—Estoy de acuerdo. —Desjani recorrió el puente de mando con la mirada—. Esa señal debe de proceder de una fuente síndica situada a unos quince minutos luz del punto de salto. Encuéntrenla —les ordenó a sus consultores.

Aquello solo les llevó unos pocos momentos, gracias a que la flota se encontraba bastante desperdigada. Usando la marcación a partir de la cual se había recibido la señal síndica en diferentes naves, muy separadas unas de otras, se pudo localizar fácilmente la fuente. Los sensores de espectro completo se centraron en ese punto y finalmente descubrieron un pequeño objeto.

—Es minúsculo —informó el consultor de comunicaciones—. No es una nave. Ni un objeto tripulado tampoco. Se estima que la fuente de la señal es un asistente automatizado de gestión de tráfico.

—¿Por qué no lo habíamos descubierto antes? —preguntó Desjani.

—Parece que lleva ahí mucho tiempo, señora. Los efectos de la erosión y el paso del tiempo son muy visibles en él. Los barridos preliminares pensaron que se trataba muy probablemente de un escombro antiguo que se desplazaba a la deriva por el sistema.

Geary, que no pudo evitar pensar en lo mucho que aquello describía a la perfección el último siglo de su propia existencia, se frotó el mentón mientras estudiaba el visualizador. La nave más cercana al objeto, el crucero Ferviente, se encontraba a menos de un minuto luz de allí. Esa cosa tal vez no esté equipada con artillería, pero podría tener material que a la base síndica le pudiera resultar de ayuda para seguirnos el rastro. También podría tener capacidad de autodestrucción, lo cual podría dañara cualquier nave que se acerque demasiado a ella. Más vale prevenir que curar.

Ferviente,
aquí el capitán Geary a bordo del
Intrépido
. Deshágase de esa cosa —ordenó Geary.

El capitán tuvo que esperar casi dos minutos hasta que llegó la respuesta.


Ferviente
, señor, sí, señor. Eliminada. —Geary observó su visualizador, sabedor de que en el mejor de los casos tardaría varios minutos en comprobar que el
Ferviente
había volado el satélite.

—¿Debemos contestar a la señal, capitana Desjani? —insistió el consultor de comunicaciones.

Desjani volvió a mirar a Geary.

—Debo enviar un informe a la base —concluyó.

—Sí. El informe llegará algo después de que establezcan contacto visual con nosotros, supongo. —Geary pensó bien en el problema, consciente de que estaba poniendo en marcha una serie de acontecimientos y decisiones que tendrían que irse ejecutando durante varias horas a partir de entonces. El capitán trató de no pensar en la cantidad de vidas del sistema Corvus y de su flota que dependían de lo que decidiera ahora.

—Capitana Desjani —dijo Geary con cautela, pensando de nuevo en los defensores sorprendidos del sistema Corvus—. Por favor, informe a las autoridades síndicas de que estamos aquí para aceptar su rendición. Haga llegar esa orden a través de todo el sistema.

Desjani le lanzó una mirada de asombro y de decepción.

—Hasta ahora, todo apunta a que hay pocas defensas en ese lugar y lo que tienen se ha quedado irremisiblemente anticuado. No resultará difícil derrotarlos.

—No. Pero conseguiremos de ellos muchos más suministros y recambios utilizables si se rinden pacíficamente que si tenemos que obligarles a que se sometan. Es más, tal vez podamos convencerles de que su contribución sea más generosa si piensan que así conseguirán evitar que machaquemos todo lo que hay en este sistema —razonó Geary.

—¿No es mejor asegurarse de que su capacidad de resistencia queda eliminada? —inquirió Desjani.

—No. —Geary meneó firmemente la cabeza—. A los Mundos Síndicos les da igual perder recursos en este sistema, pero para la Alianza todas las naves que resulten dañadas y la munición que se gaste aquí sí que supone algo. Nos irá mejor si ganamos sin pelear. Si emitimos una exigencia de rendición ahora, habrá llegado a todos los puntos del sistema una media hora después que nuestra presencia sea detectada. Tendrán tiempo de darse cuenta de que nuestras fuerzas son muy superiores a las suyas, les dará tiempo también a asustarse de verdad, y eso solo con que les llegue nuestra exigencia.

Desjani seguía pareciendo decepcionada pero se abstuvo de expresar otros argumentos que pudiera tener en la recámara. Unos pocos minutos más tarde, el
Intrépido
transmitió el mensaje mientras la flota de la Alianza seguía cayendo hacia el corazón del sistema a una décima de la velocidad de la luz.

Geary observó su visualizador, deseando que el tiempo y la distancia transcurriesen a una velocidad mayor. La base síndica ya debería haberse percatado de la presencia de la flota de la Alianza, pero incluso si las corbetas de níquel se empezaban a mover de inmediato, el
Intrépido
no iba a ser capaz de ver ese movimiento hasta dentro de otros diez minutos. Geary se concentró en sus propias naves, tratando de descifrar la maraña de vectores de movimiento para evaluar cómo de bien estaban recuperando la formación. A juzgar por lo difícil que le resultaba interpretar sus movimientos, las naves no debían de estar haciéndolo todo lo bien que deberían. De acuerdo, la velocidad a la que circulaba la flota hacía que el reposicionamiento fuera más difícil, pero aun así las naves parecían estar haciendo un trabajo muy pobre individualmente a la hora de colocarse en formación.

—El comandante síndico ha respondido a nuestra exigencia de rendición —refunfuñó la capitana Desjani.

—De acuerdo. —Geary comprobó la hora y confirmó que la respuesta a su exigencia de rendición debía de haber sido enviada con gran presteza. El capitán tardó aún un momento en escoger el botón adecuado, pero al final logró verse cara a cara con la imagen de un hombre mayor vestido con un uniforme impecable hasta denotar obsesión, pero usado, de oficial de la clase directiva de los síndicos.

El directivo síndico tragó saliva de manera palpable, pero entonces meneó la cabeza y trató de mostrar un aspecto resuelto.

—A través de este mensaje hacemos acuse de recibo de su comunicación. Su solicitud debe ser denegada. No tengo permiso para ofrecer la rendición de ninguna fuerza o instalación que se encuentre dentro de este sistema. Fin de la comunicación.

Oh, por…
Geary exhaló un aliento exasperado.

—¿
Qué nuestra exigencia debe ser denegada?
¿
Está de coña? Parece que piensa que le hemos pedido que nos conceda un baile —rezongó Geary.

—En unas pocas horas más echaremos abajo su cuartel general con él dentro —rugió Desjani.

—Tal vez. Hasta entonces, no hay razón alguna para que no intente hacer que ese idiota entre en razón. —Geary casi sonrió al ver el gesto de Desjani—. No se preocupe, no le voy a andar rogando.

—No quería…

—No se preocupe. Permítame que envíe esta comunicación de manera personal. —Geary hizo una pausa para ordenar sus ideas y después tecleó la secuencia de comandos correspondiente—. Aquí la flota de la Alianza, capitán John Geary al mando, entrando en el sistema Corvus. Hemos venido a aceptar su rendición —anunció Geary, sin olvidar lo irónica que resultaba su exigencia después de que el director ejecutivo de los síndicos hubiera usado prácticamente las mismas palabras para dirigirse a él hacía unas semanas—. Como puede observar a través de nuestros vectores de llegada, venimos del sistema interior síndico. Nuestro trabajo allí ha concluido por ahora. —Geary trató de insuflar la cantidad adecuada de arrogancia victoriosa a aquella afirmación engañosa. Si el comandante síndico pensaba que aquello significaba que la Alianza había destrozado el sistema interior síndico, tal vez sería más fácil intimidarlo—. Esperamos de todas las fuerzas militares y locales de los Mundos Síndicos que depongan las armas, desactiven los sistemas defensivos y abandonen cualquier forma de resistencia. Debería resultarle obvio que tenemos fuego de artillería más que suficiente para obligar al cumplimiento de nuestra exigencia y que cualquier resistencia por su parte será inútil. Niéguese a rendirse y enseguida verá cómo su decisión acarrea la muerte inmediata e inútil de sus defensores y un buen número de daños a las instalaciones del interior de su sistema. Espero que en su siguiente mensaje acepte ofrecer su rendición.

El capitán se echó hacia atrás y miró a Desjani, tras lo cual se encogió de hombros.

—Si eso no funciona con él…

—Una lanza infernal sí que lo hará —completó Desjani.

—Eso. Si llega a este extremo. —Geary frunció el ceño mirando al visualizador—. Sigue sin haber movimiento de corbetas hasta hace diez minutos. Interesante. Se están limitando a mantener la misma posición en su órbita relativa con respecto a la base síndica.

—Quizá estén planeando emplearlas como parte de la defensa perimetral de la base —sugirió la capitana.

—Eso sería terriblemente estúpido, dejar colgadas las naves en posiciones de defensa estática, incluso aunque no les superásemos en número de una manera tan enorme. —Geary estudió el mapa de situación—. Creo que hay otra razón pero…

—¡Crucero síndico detectado orbitando en torno al cuarto planeta! —anunció la unidad de reconocimiento.

—¿Solo uno? —Geary observó el informe entrante. No reconocía la clase de crucero ligero de que se trataba, pero el sistema lo identificaba como un modelo con un diseño obsoleto—. ¿Son ciertas estas especificaciones?

Una docena de personas que se encontraban en el puente de mando se apresuraron a comprobarlo. Desjani contestó por todos ellos.

—Sí, señor.

—Vaya. ¡Mire qué sistema de propulsión tiene esa cosa! ¿Por qué habrán metido tanta capacidad de propulsión en un crucero ligero? Desjani frunció el ceño, estudiando los datos.

—No sabemos. No se ha podido encontrar el modelo y, además, solo se sabe de él por lo que cuentan algunas fuentes de la Inteligencia. Según parece, solo se construyeron unos cuantos de ese tipo y, si se los vio en el campo de batalla, los archivos que poseemos no lo dejaron reflejado.

Geary asintió como ausente, pensando en si podía darse el caso de que la única razón por la que no hubiese quedado constancia del aparato en los archivos fuera que la fuerza de la Alianza que hubiese tenido que lidiar con uno de ellos hubiera acabado hecha pedazos. Con todo, aquel crucero ligero no tenía un gran arsenal armamentístico. Tan solo poseía aquel enorme y alucinante sistema de propulsión.
Con un poco de suerte, no tendré que preocuparme de averiguar con qué intenciones se diseñó. Si el comandante síndico se rinde, ya se lo podré preguntar a alguien. Si no es así, ese crucero acabará convertido en un montón de escombros flotantes después de que le metamos tantos tiros que acabe pareciendo un colador.

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