Read Historia del Antiguo Egipto Online
Authors: Ian Shaw & Stan Hendrickx & Pierre Vermeersch & Beatrix Midant-Reynes & Kathryn Bard & Jaromir Malek & Stephen Seidlmayer & Gae Callender & Janine Bourriau & Betsy Brian & Jacobus Van Dijk & John Taylor & Alan Lloyd & David Peacock
Tags: #Historia
En Elkab se han encontrado algunos pequeños yacimientos epipaleolíticos (fechados en torno a 7000-6700 a.C.) en un estado de conservación excepcionalmente bueno, puesto que se encuentran localizados en el interior del muro del recinto de la ciudad, que es mucho más reciente, del Dinástico Temprano. Los yacimientos aparecen en la playa de una rama del Nilo que estaba colmatándose y su ocupación tenía lugar tras la inundación de la llanura. Las prácticas pesqueras del Epipaleolítico estaban mucho más desarrolladas que las del Paleolítico Final. De hecho, la pesca tenía lugar no sólo cuando las aguas se estaban retirando, sino también en los canales principales del Nilo, lo cual sugiere que en esta época ya se estaban utilizando barcas dotadas de un grado razonable de estabilidad. Como el clima era más húmedo, era posible cazar uros, gacelas dorcas y ovejas silvestres en la zona de los
wadis
. La industria epipaleolítica es microlítica e incluye gran cantidad de microburiles. Es fácilmente comparable al Neolítico Temprano del Desierto Occidental. La presencia de numerosas piedras de moler no puede utilizarse como prueba del procesamiento de vegetales, puesto que en varias de ellas todavía es visible un pigmento rojo. La presencia de una ocupación elkabiense en el yacimiento Tree Shelter (abrigo del árbol), cerca de Quseir, en el Desierto Oriental, sugiere que los elkabianos han de ser considerados como cazadores nómadas que seguían rutas este-oeste, pescando y cazando en el valle del Nilo en invierno y explotando el desierto durante el húmedo verano.
El qaruniense es un nuevo nombre para la cultura Fayum B (atribuida por Caton-Thompson al Mesolítico).Yacimientos qarunienses, situados originalmente en terrenos elevados junto al lago Proto-Moeris (fechado aproximadamente en 7050 a.C.), han sido identificados en la zona al norte y al oeste del actual lago Fayum. La historia holocena del lago se caracteriza por sus fluctuaciones, que son de la mayor importancia para la comprensión de la historia de la ocupación en torno al mismo. En la fase qaruniense, las condiciones de pesca fueron excepcionalmente buenas en las aguas poco profundas del lago y no es ninguna sorpresa que los peces fueran la base de la subsistencia de los grupos que vivían en esta región. También se practicaban la caza y la recolección de comida. La industria qaruniense es microlítica y encaja con el contexto tecnológico general del elkabaniense y el Neolítico Temprano del Desierto Occidental. Sólo se conoce una inhumación del qaruniense. El cuerpo de una mujer de unos cuarenta años de edad se encontró enterrado en posición ligeramente fetal, sobre su costado izquierdo, mirando al este y con la cabeza hacia el sur. Sus características físicas son mucho más modernas que los mectoides del Paleolítico Final de Gebel Sahaba.
La presencia de industria microlítica en las cercanías de Helwan se conoce desde el siglo XIX y, si bien presenta similitudes con el Neolítico precerámico del Levante, su verdadera importancia no puede determinarse debido a la escasa información disponible. En el Desierto Oriental, en las montañas del mar Rojo, también hay yacimientos neolíticos. Según las pruebas encontradas en la cueva Sodmein, cercana a Quseir, estos grupos humanos habrían introducido la cabra/oveja domesticada durante la primera mitad del sexto milenio a.C.
En el valle del Nilo no se han encontrado restos de los habitantes de los Desiertos Occidental y Oriental que no pertenezcan a las culturas elkabiense y qaruniense. No hay pruebas de transición hacia la agricultura, que ya estaba bien asentada en el Levante desde 8500 a.C. La población egipcia parece haber continuado con su modo tradicional de vida, basado en la pesca, la caza y la recolección. Desafortunadamente, no poseemos información sobre la población humana del valle del Nilo entre los años 7000 y 5400 a.C.
La cultura tarifiense se conoce gracias a un pequeño yacimiento en El Tarifi en la necrópolis de Tebas, y a otro situado en las cercanías de Armant. Es una fase cerámica de una cultura epipaleolítica local, la cual, pese a todo, sigue siendo desconocida. No muestra ningún tipo de relación con la posterior cultura de Nagada y su relación con la cultura badariense tampoco está clara, si bien aparentemente su industria lítica no posee ninguna relación cercana. El tarifiense se caracteriza por una industria de lascas que, por un lado, posee un pequeño componente microlítico referido al Epipaleolítico y, por el otro, algunas piezas bifaciales que anuncian la cultura neolítica. La cerámica, desgrasada principalmente con componentes orgánicos, se limita a varios fragmentos pequeños. No se conocen restos de agricultura o cría de animales. Tampoco se han encontrado restos de estructuras y se piensa que el asentamiento de El Tarif era similar a los campamentos del Paleolítico Final.
La cultura fayumiense, idéntica al Fayum A de Caton-Thompson, comienza en torno a 5450 a.C. y desaparece en torno a 4000 a.C. Las diferencias tecnológicas y tipológicas entre el qaruniense y el fayumiense son tan importantes que no es imposible pensar que la segunda se desarrollara de forma independiente con respecto a la primera. La tecnología lítica fayumiense está claramente relacionada con la del Neolítico Final del Desierto Occidental. La gente vivía a lo largo de la antigua playa del lago Fayum y los restos más importantes encontrados hasta el momento son grupos de pozos para almacenamiento de grano, a menudo revestidos con esteras. Por primera vez en Egipto, la agricultura, muy probablemente introducida desde el Levante, es con claridad la base de la subsistencia. Se cultivaban el trigo y la cebada de seis carreras y probablemente también el lino. Como los pozos-almacén están agrupados, se supone que la agricultura se practicaba de forma comunitaria. Una zona de almacén está compuesta por 109 silos, con diámetros que van desde los 30 hasta los 150 centímetros y una profundidad que oscila entre los 30 y los 90 centímetros, lo que supone una gran capacidad de almacenamiento. Además de la agricultura, la cría de ganado también era importante, existiendo pruebas de la presencia de ovejas/cabras, reses y cerdos. Los peces siguieron siendo básicos para la economía.
La cerámica fayumiense está fabricada de manera tosca y es de formas sencillas. Un limitado número de piezas tienen engobe rojo y están bruñidas, pero no se ha encontrado ninguna decorada. La industria lítica es de lascas, con un componente menor bifacial. A partir de la presencia de conchas de especies tanto del Mediterráneo como del mar Rojo, de paletas nubias para cosméticos y de cuentas de feldespato verde, se ha inferido la existencia de relaciones a larga distancia, probablemente indirectas; no se ha encontrado cobre.
El gran yacimiento de Merimda Beni Salama se encuentra situado en una terraza baja en el límite del delta occidental del Nilo. Los escombros del yacimiento poseen una potencia de 2,5 metros y consisten en cinco niveles, tres de los cuales corresponden a tres fases culturales principales. Ocupan un largo período de tiempo, entre los años 5000 y 4100 a.C. El Nivel I, llamado Urschicht, es claramente distinto de las fases más recientes y se caracteriza por una cerámica sin desgrasar, tanto pulida como sin pulir; la decoración en espiguilla es típica de esta fase cerámica (y pese a todo no muy habitual). La industria lítica del Nivel I se caracteriza por una tecnología de lascas y la presencia de numerosos raspadores y herramientas retocadas bifaciales. Los restos del asentamiento de este nivel se limitan a los hogares y vestigios de refugios poco sólidos. La economía probablemente fuera una mezcla de agricultura, cría de ganado (ovejas, reses y cerdos) relacionada con el Levante, pero también de caza y pesca. Los análisis de radiocarbono sugieren una fecha situada en torno a 4800 a.C., si bien el excavador considera esta estimación demasiado moderna. En las recientes excavaciones en la cueva Sodmein, cerca de Quseir, también se ha encontrado cerámica con decoración de espiguilla.
Es probable que entre la ocupación de los Niveles I y II de Merimda se produjera una interrupción. El Nivel II, conocido como Mittleren Merimdekultur y cuyo excavador considera relacionado con las culturas saharo-sudanesas, se caracteriza por una ocupación más densa del yacimiento, con sencillas viviendas ovaladas de madera y cestería, hogares bien desarrollados, jarras de almacenamiento enterradas en suelos de arcilla y grandes cestas forradas de arcilla situadas en pozos auxiliares y que hacían las veces de granero. Entre las viviendas también se encontraron enterramientos en posición fetal. La cerámica es por completo diferente a la del período final, porque está desgrasada con paja, pero las formas siguen siendo muy simples. Casi la mitad de la cerámica es pulida y ninguna parece haber estado decorada. La industria lítica es predominantemente bifacial. En Merimda aparecen por primera vez las puntas de flecha de base cóncava. Se han encontrado grandes cantidades de objetos de hueso, marfil y concha; son típicos los arpones de tres dientes. La agricultura continúa siendo la base de la actividad económica, pero a juzgar por el número de huesos el ganado creció en importancia; la pesca y la caza siguen estando bien atestiguadas. No se dispone de fechas de radiocarbono, si bien el excavador del yacimiento ha propuesto una fecha entre los años 5500 y 4500 a.C.
Los Niveles III-V se llaman Jüngeren Merimdekutur y se corresponden con la fase identificada a comienzos del siglo XX por el primer excavador del yacimiento como cultura merimda «clásica». En esta etapa, Merimda consistía en un gran poblado de chozas de barro y zonas de trabajo. A lo largo de calles estrechas se alineaban, apretadas, casas ovaladas bien construidas. Los edificios tienen entre 1,5 y 3 metros de anchura, con los suelos excavados a una profundidad de 40 centímetros y muros de barro desgrasado con paja; las cubiertas son de materiales ligeros, como ramas y cañas. En el interior de las casas se descubrieron hogares, piedras de moler, jarras de agua enterradas y agujeros que en tiempos contuvieron recipientes de cerámica, lo que indica que en el interior se desarrollaban actividades domésticas diversas. Los graneros están asociados a viviendas individuales, lo cual demuestra que las unidades familiares se habían vuelto más o menos independientes económicamente. En líneas generales se puede decir que, en lo que respecta a la vida del poblado, en el asentamiento de Merimda la organización es formal. Entre las casas se encontraron enterramientos en posición fetal situados en agujeros ovalados de escasa profundidad. Es notable que en ellos apenas se incluyera ningún ajuar funerario. Tanto la ausencia de éste como la localización de las tumbas en el interior del asentamiento son aspectos del protocolo funerario que parecen contrastar ampliamente con las costumbres funerarias del Alto Egipto. Sin embargo, dado el limitado número de tumbas (menos de doscientas), la restringida presencia de adultos varones y la presencia de cierta confusión estratigráfica, parece probable que dentro del asentamiento sólo se enterraran niños y adolescentes, lo cual también sucedía en el Alto Egipto, mientras los adultos eran inhumados en áreas que sólo con posterioridad resultaban ocupadas por viviendas. Por lo tanto, hemos de suponer que la mayoría de cementerios están todavía por descubrir.
La evolución de la cerámica muestra una tendencia hacia formas cerradas, con la mitad del repertorio constituido por grandes recipientes de factura grosera. El pulido se utiliza para decorar y durante este período la cerámica pulida se convierte en roja/negra. Comparada con la de la fase previa de ocupación de Merimda, la tecnología bifacial del sílex mejora. Siguen siendo frecuentes las herramientas hechas de hueso, marfil y conchas. Con todo, lo más destacado es un pequeño número de figurillas. Una de ellas es una cabeza aproximadamente cilíndrica de una figura humana, cubierta de pequeños agujeros destinados evidentemente a la aplicación de pelo y barba. La forma de los agujeros parece indicar que el pelo fue imitado con plumas. En un principio la cabeza podría haber estado unida a un cuerpo de madera, lo cual la convierte en la más antigua representación humana encontrada en Egipto. Según su excavador, el período más reciente de Merimda sería equivalente al fayumiense. Sin embargo, las fechas de radicarbono sólo confirman en parte esta teoría, pues según ellas la Jüngeren Merimdekultur ha de asignarse al período entre 4600 y 4100 a.C. y, por lo tanto, sólo sería contemporánea con la segunda mitad del fayumiense.
En el Bajo Egipto, varios yacimientos cercanos a Wadi Hof-Helwan consisten en asentamientos y cementerios separados. Conforman una cultura neolítica que se bautizó cultura El Omari, según el nombre de su descubridor, Amin el Omari. Data de entre 4600-4350 a.C. y, por lo tanto, es contemporánea la Jüngeren Merimdekultur. En los asentamientos se han encontrado sobre todo pozos, destinados tanto a verter los desechos como a servir de almacén. No es posible describir con exactitud las construcciones asociadas a ellos, pero no cabe duda de que eran ligeras. Los cementerios se situaban en zonas del asentamiento que se habían dejado de utilizar. Todas las tumbas están excavadas en el suelo y contienen cuerpos en posición fetal, preferentemente orientados hacia el sur y depositados sobre el costado izquierdo.
Las formas de la cerámica El Omari, que siempre posee desgrasantes orgánicos, son muy simples y muchos recipientes están pulidos y a menudo tienen engobe rojo. La industria lítica muestra la misma mejora en la técnica bifacial que en Merimda II-V. La agricultura y la cría de ganado (ovejas/cabras, reses y cerdos) son la base de la subsistencia en El Omari, pero la pesca era particularmente importante. La caza en el desierto, por el contrario, apenas se practicaba.
La presencia de cabras domésticas desde aproximadamente 5900 a.C., tanto en el Desierto Occidental como en el Oriental, resulta asombrosa cuando se compara con el momento de su aparición en el valle del Nilo, que se produjo unos cinco siglos después.
La cultura badariense, la primera atestación de agricultura en el Alto Egipto, fue identificada por primera vez en la región de El Badari, cerca de Sohag. Un gran número de, principalmente, pequeños yacimientos cercanos a los poblados de Qau el Kebir, Hammamiya, Mostagedda y Matmar ha proporcionado un total de unas seiscientas tumbas y cuarenta asentamientos pobremente documentados.
La posición cronológica de la cultura badariense todavía es objeto de cierto debate. Su posición cronológica relativa respecto a la más moderna cultura Nagada fue establecida hace algún tiempo gracias a la excavación del yacimiento estratificado del norte de Hammamiya, mientras que según varias fechas de termoluminiscencia la cultura puede haber existido ya en torno a 5000 a.C. Sin embargo, sólo se puede confirmar de forma definitiva que se desarrolló en el período situado entre 4400 y 4000 a.C.