Excesión (63 page)

Read Excesión Online

Authors: Iain M. Banks

Tags: #Ciencia Ficción

BOOK: Excesión
7.29Mb size Format: txt, pdf, ePub

Una fugaz expresión de pesar se dibujó en las facciones de Ulver. Solo los sensores de la nave la captaron. Aspiró profundamente.

–¿Que si la quiere? –dijo–. Sí, sin duda.

Dajeil sorbió con fuerza por la nariz y levantó la mirada por primera vez. Soltó una especie de carcajada desesperada mientras se secaba las lágrimas de las mejillas con los dedos. Ulver cogió un pañuelo limpio y completó el trabajo.

–Ya no le importa demasiado –dijo Dajeil a la joven–, ¿verdad?

Ulver dobló cuidadosamente el pañuelo manchado de lágrimas.

–Ahora le importa mucho, porque está aquí. Porque la nave lo trajo para esto, con la esperanza de que ustedes dos pudieran hablar.

–Pero el resto del tiempo... –dijo Dajeil, enderezándose de nuevo y echando atrás la cabeza y el pelo–. El resto del tiempo le da igual, ¿no?

Ulver aspiró exageradamente hondo. Por un momento pareció que iba a negarlo con vehemencia, pero entonces hundió los hombros y dijo:

–Mire, yo apenas conozco a ese tipo. –Sacudió las manos–. Aprendí muchas cosas sobre él antes de que nos conociéramos pero lo cierto es que solo lo conozco desde hace unos días. Y fue en circunstancias muy extrañas. –Sacudió la cabeza y puso cara seria–. No sé quién es realmente.

Dajeil se inclinó adelante y atrás en la silla durante un momento, con la mirada clavada en la comida.

–Lo conoce bastante bien –dijo, sorbiendo por la nariz–. Bastante bien. –Se alisó el despeinado cabello lo mejor que pudo. Contempló la traslúcida cúpula un momento–. Yo solo conocía –dijo– a la persona en la que se convertía cuando estaba conmigo. –Miró a Ulver–. Olvidaba cómo era el resto del tiempo. –Le cogió las manos–. Usted lo está viendo como es en realidad.

Ulver se encogió lentamente de hombros.

–En ese caso... –dijo. Parecía preocupada y hablaba con tono comedido–. Él está bien. Creo.

Las pantallas del lado opuesto de la sala mostraron una rejilla borrosa que se expandió y desapareció. Se aproximaron al último campo, lo atravesaron y apareció ante sus ojos una negra estela de espacio. Entonces –con un reguero de estrellas que pasaban a toda velocidad y la misma sensación de desarticulación casi imperceptible que Ulver y Genar-Hofoen habían experimentado dos días antes al subir a bordo de la
Servicio durmiente
– la
Perspectiva amarga
se liberó del VGS y se alejó en un curso divergente, dentro de su propia colección de campos concéntricos.

–¿Y dónde me deja eso a mí? –susurró Dajeil.

Ulver se encogió de hombros. Le miró el vientre.

–¿Todavía preñada?

Dajeil se la quedó mirando. Entonces se echó a reír. Volvió a bajar la cabeza.

Ulver le dio unas palmaditas en la mano.

–Hábleme de ello si quiere.

Dajeil sorbió por la nariz y se limpió con el pañuelo doblado.

–Sí, seguro que le importa.

–Oh, créame –le dijo Ulver–. Los problemas de otras personas siempre me han fascinado profundamente.

Dajeil suspiró.

–En cuestión de problemas, los de las otras personas son siempre los mejores –dijo con voz lastimera.

–Lo mismo pienso yo.

–Supongo que también piensa que debería hablar con él –dijo Dajeil.

Ulver volvió a mirar las pantallas.

–No lo sé. Pero si va a cambiar de idea, yo aprovecharía la oportunidad ahora mismo, antes de que sea demasiado tarde.

Dajeil giró la cabeza hacia las pantallas.

–Oh, nos hemos ido –dijo con una vocecilla. Volvió a mirar a la otra–. ¿Cree que él quiere verme? –Ulver creyó detectar un tono de esperanza en su voz. Su mirada desconsolada pasaba de uno de sus ojos al otro.

–Bueno, si no quiere es que es idiota –dijo Ulver, preguntándose por qué estaba siendo tan diplomática.

–Ja –dijo Dajeil. Volvió a limpiarse las mejillas con los dedos y se pasó una mano por el pelo. Sacó un peine del vestido. Se lo ofreció a Ulver–. ¿Le importa...?

Ulver se puso en pie.

–Solo si me promete que lo verá –dijo, sonriendo.

Dajeil se encogió de hombros.

–Supongo que sí.

Ulver se situó detrás de ella y empezó a cepillarle el largo cabello.

~ ¿Nave?

~ Señorita Seich. Aquí la
Perspectiva amarga.

~ Supongo que has estado escuchando. ¿Puedes llamar al VGS?

~ Estaba escuchando. Ya he llamado. El señor Genar-Hofoen y el avatar Amorphia están a bordo y de camino aquí.

–Van a venir –dijo en voz alta–. Byr y el avatar.

–Qué rapidez –dijo Ulver, y continuó cepillando delicadamente el pelo de Dajeil.

Dajeil no dijo nada.

Un par de cubiertas más allá, en la sección de alojamiento, Amorphia se volvió hacia Genar-Hofoen mientras caminaban por un pasillo.

–Puede que sea preferible que no menciones que nos Desplazaron a bordo al mismo tiempo que a Ulver –le dijo.

–Trataré de no meter la pata –respondió el humano con tono amargo–. Acabemos con esto de una vez, ¿de acuerdo?

–Justo la actitud precisa –musitó el avatar mientras subían a un ascensor.

Ascendieron a la réplica de la torre.

XV

Cómodamente alojado en una improvisada cápsula nidal en el interior de la sección de alojamiento de la antigua nave de la Cultura,
Honda nostalgia,
el capitán Alba Gris Postofinal X de la tribu de la Visión Lejana observaba cómo, en la pantalla holográfica, caía a popa el punto parpadeante que representaba el casco herido de muerte de la
Regulador de actitud.
Los gritos de su tío Luna Creciente y de los demás Afrentadores que iban a bordo de la nave atacada resonaban todavía en sus pensamientos. Una nube borrosa situada en las proximidades del punto parpadeante indicaba dónde estimaban los sensores de la nave que se encontraba la embarcación de la Cultura, que seguían tomando por una nave Anegante.

Con la muerte de su tío, la flota estaba ahora bajo el mando de Alba Gris. El impulso de ordenar que diera media vuelta y se lanzara sobre la solitaria nave de la Cultura resultó casi irresistible. Pero no tendría sentido hacerlo. Era más rápida que ninguna de sus naves. La Mente de la
Honda nostalgia
creía posible que los motores de la nave de la Cultura hubieran sufrido daños durante su fugaz ataque pero a pesar de ello, probablemente pudiera dejar atrás a todas las naves de la flota, de modo que lo único que conseguirían con esa acción sería alejarse de su destino sin obtener a cambio la perspectiva de una venganza plausible. Tenían que continuar. Alba Gris envió una señal a las otras cinco naves tripuladas.

~ Camaradas guerreros. Nadie siente más que yo la muerte de nuestros hermanos. Sin embargo, nuestra misión no ha cambiado. Que la victoria sea nuestra primera venganza. ¡El poder que obtendremos para nuestra raza gracias a ella nos permitirá castigar un millón de veces los crímenes cometidos contra nosotros!

~ La duplicación del espectro de emisión de signaturas de una nave de la Cultura por parte del atacante era asombrosamente fiel –escribió la
Honda nostalgia
en una de las pantallas de Alba Gris.

~ Sus capacidades han aumentado mientras estabais dormidas, aliada –respondió este. Sintió que su saco de gas se tensaba y contraía mientras escribía las palabras, consciente más que nunca de que cualquier cosa que dijera podía arruinar el inmenso engaño–. Ahora comprenderás por qué representan una amenaza tan grande.

~ En efecto, contestó la nave. –Encuentro deplorable el modo elegido por la nave Anegante para destruir a la
Regulador de actitud.

~
¡Recibirán su castigo cuando la entidad de Esperi esté en nuestras manos, no temas!

11. A propósito de Gravious
I

Genar-Hofoen y el avatar aparecieron en el umbral de la puerta al final de la escalera.

–Discúlpenme –dijo Ulver. Dejó el peine y dio una palmadita en el hombro a Dajeil. Se encaminó a la puerta.

–No, quédate, por favor –dijo Dajeil tras ella.

Ulver se volvió.

–¿Estás segura?

Dajeil asintió. Ulver miró a Genar-Hofoen, cuya mirada estaba clavada en Dajeil. Pareció sacudirse de encima la parálisis, miró a la chica y le sonrió.

–Hola –dijo–. Sí. Quédate. Como quieras. –Se acercó a Dajeil, quien se puso en pie. Por un momento parecieron incómodos, y entonces se abrazaron. El gesto fue incómodo también, con el vientre de Dajeil entre ambos. Ulver y el avatar intercambiaron una mirada.

–Por favor, sentaos todos, ¿queréis? –dijo Dajeil–. Byr, ¿tienes hambre?

–La verdad es que no –dijo él mientras apartaba una silla–. Pero un trago no me vendría mal...

Se sentaron los cuatro a la mesa.

Charlaron despreocupadamente, Genar-Hofoen y Dajeil sobre todo, con algunos comentarios de Ulver. El avatar guardó silencio. Una vez, frunció el ceño y miró de soslayo las pantallas, que mostraban una visión perfectamente banal del espacio.

II

La
Servicio durmiente
se encontraba a pocas horas de la Excesión. Sus sensores seguían el rastro del VSM
No se inventó aquí
y otras dos naves grandes de la Cultura, cada una de ellas una oscura joya montada en un engarce de vehículos menores; naves de guerra, además de algunas UGC y superrápidas apresuradamente reclutadas. Se suponía que la UGC
Moreno diferente
se encontraba también en la zona, pero no se dejaba ver. La
No se inventó aquí se
encontraba a treinta años luz de Esperi, patrullando por el límite esférico del asombroso y preocupante campo anti-motores del que había informado la UGC
Destino susceptible de cambio
varios días antes. La
Servicio durmiente
había considerado por un momento la posibilidad de pedir a la otra nave que le enviara una copia de sus resultados, pero al final no se molestó en hacerlo. Lo más seguro es que la petición hubiera sido rechazada y además sospechaba que los datos recogidos por la pequeña nave no debían de resultar demasiado significativos.

Las otras dos naves –los VGS
¿Cuál es la respuesta y por qué?
y
Usa la sicología
– se encontraban a medio día y un día de distancia, respectivamente. Una mancha escalonada que se veía en la distancia, aproximadamente al otro lado de una esfera imaginaria trazada alrededor de la Excesión, era casi con toda seguridad la flota de guerra de la Afrenta. En las proximidades de la propia Excesión, no había ni rastro de la desaparecida flota de los Observadores de las Estrellas del Elenco Zetético.

La
Servicio durmiente
se preparó para la lucha. O más bien, en cierto sentido, para las dos luchas. Lo más probable es que sus motores fallaran al igual que habían fallado los de la
Destino susceptible de cambio
cuando había avanzado hacia la Excesión, pero teniendo en cuenta la velocidad a la que estaba viajando, podía llegar hasta ella en punto muerto. No tendría control direccional ni podría mantener su velocidad actual o frenar, pero podría llegar hasta ella.

Si era necesario.

¿Lo era? Comprobó su registro de señales, como si temiera haber pasado por alto algún mensaje.

Seguía sin saber nada de quienes la habían enviado allí. La Pandilla de Tiempos Interesantes llevaba varios días observando en silencio. Únicamente había recibido la súplica diaria del VSL
Solo llamadas serias,
el equivalente a una carta sin abrir y la última de una serie.

La
Servicio durmiente
asistía al desarrollo de los acontecimientos a bordo de la
Perspectiva amarga
, y al mismo tiempo se preparaba para el inminente encuentro en las proximidades de Esperi, como un comandante militar que estuviera elaborando planes y enviando centenares de órdenes preparatorias pero no pudiera apartar la vista de un microscópico drama interpretado por un grupo de insectos pegado a la pared, junto a su mesa. La nave se sentía estúpida y desvergonzada, y al mismo tiempo estaba fascinada.

Sus pensamientos fueron interrumpidos por la
Zona gris
, alojada todavía en su Compartimiento Principal, en el morro del VGS.

~ Voy a marcharme, entonces, si no me necesitas más.

~ Preferiría que te quedaras por aquí, respondió la
Servicio durmiente.

~ No mientras sigas avanzando hacia esa cosa y los Afrentadores.

~ Podrías llevarte una sorpresa.

~ Estoy segura. No obstante, prefiero marcharme.

~ Adiós, entonces –envió el VGS mientras se abrían las puertas del compartimiento.

~ Supongo que esto significa otro Desplazamiento.

~ Si no te importa...

~ ¿Y si me importa?

~ Hay una alternativa, pero preferiría no utilizarla.

~ ¡Bueno, pues si la hay, yo quiero que la utilices!

~ La
Perspectiva amarga
no quiso, y eso que Llevaba humanos a bordo.

~ Que se jodan los humanos y que se joda también la
Perspectiva amarga.
¿Cuál es la alternativa? ¿Tienes superrápidas capaces de alcanzar estas velocidades?

~ No.

~ Entonces, ¿qué...?

~ Dirígete a la parte trasera de mi campo envolvente.

~ Como tú digas.

La UGC salió de su amarradero y se dirigió al espacio que separaba el casco del VGS y la capa interna de los campos de la nave. Tardó varios minutos en maniobrar por el costado de la gigantesca nave y rodear su esquina para llegar a la parte trasera y plana. Una vez allí se encontró con otras tres naves que la estaban esperando.

~ ¿Quiénes son? –preguntó la UGC a la otra nave–. O,
¿qué
coño son?

Era una pregunta retórica. Saltaba a la vista que las tres eran naves de guerra. Un poco más grandes que la propia
Zona gris
y terminadas a ambos lados en puntas coronadas por grandes esferas. Esferas que, en buena lógica, no podían contener más que sistemas de armamento. Montones de ellos, a juzgar por el tamaño de los globos.

~ Diseño mío. Son las UOT3 4,118 y 736.

~ Oh, caramba.

~ Me temo que no son la mejor compañía imaginable. Solo cuentan con núcleos de IA semiesclavizados. Pero entre las tres pueden operar como un carguero superrápido y te permitirán descender a velocidades aceptables.

La UGC guardó silencio un momento. Se desplazó para tomar posiciones en el centro del triángulo que habían formado las tres naves.

~ ¿UOT3? ¿Unidades de Ofensiva de Tipo 3, por un casual?

Other books

Every Woman for Herself by Trisha Ashley
Summer Winds by Andrews & Austin, Austin
Earthfall (Homecoming) by Orson Scott Card
A Thousand Splendid Suns by Khaled Hosseini
After Hours by Dara Girard
Secret Desires by Fields, Cat
Now a Major Motion Picture by Stacey Wiedower
One Night Standards by Cathy Yardley