Authors: Isaac Asimov
Tags: #Ciencia Ficción, Misterio, Fantástica, Cuentos
Me di por vencido.
—De acuerdo, pero vas y eliges uno y mejor será que lo alquiles. Y pagas por él.
Me lo imaginé, quién sabe. El robot sería probablemente un dolor de cabeza y no funcionaría, y lo regresaríamos.
Lo entraron a la casa caminando, ni siquiera lo habían embalado. Diría “eso” pero Josie insistía en decir “él” de modo que se pareciera más a un hermano menor de Charlie, y yo me habitué.
Era un “robot-hermano”; así es como lo llamaron. Tenía un número de registro, pero nunca lo memoricé. ¿Para qué? Sólo le decíamos “Kid”. Eso era bastante.
…Sí, ya sé que esa clase de robot se está haciendo popular. No sé que está sucediendo con los seres humanos que toleran tales cosas.
Y nosotros también lo toleramos. O al menos yo lo hice. Josie estaba fascinada. El que conseguimos era uno bastante bueno, tengo que admitirlo. Parecía casi humano, sonreía mucho, y tenía una voz agradable. Parecía como de quince años, de talla pequeña para quince, lo que no estaba mal porque Charlie tenía una talla diez grande.
Kid era un poco más alto que Charlie, y por supuesto, más pesado. Ya sabe, tenía huesos de titanio o de lo que sea, y una unidad nuclear, garantizada por diez años antes del reemplazo, y eso es bastante pesado.
Tenía buen vocabulario también, y era muy cortés. Josie estaba encantada.
—Puedo utilizarlo en la casa —dijo—. Puede ayudar.
—No, no lo harás —dije—. Lo trajiste para Charlie, y eso significa que es de Charlie. No comiences a quitárselo.
Estaba pensando que si Josie lo tomaba, y lo hacía su esclavo, nunca lo dejaría. A Charlie, por el contrario, podría no gustarle o cansarse después de un tiempo, y entonces nos podríamos deshacer de él.
Sin embargo, Charlie me engañó. Le gustó Kid.
Pero usted sabe, tenía sentido después de un tiempo. Kid estaba
diseñado
para ser el hermano menor, de modo que estaba bien para Charlie. Permitió que Charlie llevara la delantera, como lo haría un hermano mayor. Tenía esas Tres Leyes. No puedo citarlas, pero usted sabe cuáles son. No había manera en que pudiera lastimar a Charlie, tenía que hacer lo que Charlie dijera, de modo que después de un tiempo comencé a pensar que era buena idea.
Quiero decir, cuando jugaban Charlie siempre ganaba. Se suponía que así sería. Y Kid nunca se enfadaba. No podía. Estaba hecho para perder. Y algunas veces Charlie pateaba a Kid, del modo que hacen los niños, ya sabe. Un chico se enfada por algo, se descarga con otro chico. Los chicos siempre lo hacen. Naturalmente, eso pone locos a los padres del otro chico y a cada rato tenía que decirle a Charlie que no lo hiciera, y como que esa clase de cosas lo reprime. Lo oprime. No puede expresarse.
Bien, con Kid él podía. ¿Y por qué no? No se puede lastimar a Kid. Está hecho de metal y plástico y quién sabe de qué más. A pesar de que parecía casi humano, no estaba vivo; no podía sentir dolor.
De hecho, sentía que lo mejor que Kid hacía era ser algo sobre lo que Charlie podía descargar el exceso de energía, de modo que no se pudiera acumular y explotar. Y a Kid no le importaba. Podían jugar yudo y Kid ser lanzado, y aun aplastado, y se levantaría y diría, “Estuvo bueno, Charlie. Intentémoslo de nuevo”. Escuche, lo podría tirar desde la punta de un edificio y no se lastimaría.
Siempre era cortés con nosotros. Me llamaba Pá. Llamaba Má a Josie. Preguntaba por nuestra salud. Le ayudaba a Josie con la silla cuando se quería levantar. Y esa clase de cosas.
Estaba diseñado de esa manera. Tenía que actuar cariñosamente. Era todo automático. Estaba programado para eso. No significaba nada, pero a Josie le gustaba. Escuche, siempre trabajé, duro. Tengo esta planta que ayudaba a administrar, maquinaria de sincronización que supervisar. Una cosa que sale mal y todo el equipo se bloquea. No tengo tiempo de traer flores y andar tonteando corriendo sillas y esas cosas. Llevamos casi veinte años de casados, ¿y cuánto tiempo dura esa clase de cosas?
Y Charlie… Bien, sobrevivió a su madre como haría cualquier chico decente. E imagino que Kid le ayudó. Cuando Charlie dominaba a Kid en un minuto, no salía corriendo y diciendo, “Mami, mami”, al siguiente.
No
era un chico de mamá, y no permitía que Josie lo manejara, y yo estaba orgulloso de él por eso. Iba a ser un hombre. Por supuesto, escuchaba lo que
yo
le decía. Un muchacho tiene que escuchar a su padre.
De modo que tal vez era bueno que Kid estuviera diseñado para ser una especie de niño de mamá. Le daba a Josie la idea de que había uno de esos tontos en la casa, y eso le molestaba menos que Charlie pensara siempre por sí mismo.
Por supuesto, se podía contar con que Josie haría lo mejor para echarlo a perder. Siempre se estaba preocupando por que su tonta mascota no fuera lastimada. Siempre salía con eso de, “Mira, Charlie, ¿por qué no eres más bueno con tu hermano menor?”
Era ridículo. Nunca pude hacerle entrar en la cabeza que Kid no estaba lastimado; que estaba diseñado para ser un perdedor; que todo eso era bueno para Charlie.
Por supuesto, Charlie nunca la escuchaba. Jugaba con Kid del modo en que
él
quería.
…No le importa si descanso un poco. Realmente, no me gusta hablar de todo esto. Sólo permítame descansar un poco.
…De acuerdo, ahora estoy mejor. Puedo continuar.
Antes de que terminara el año, sentí que ya era suficiente. Podíamos devolver a Kid a la
U.S. Robots
. Después de todo, había servido a sus propósitos.
Pero Josie estaba en contra de eso. Se opuso a muerte.
—Pero tendríamos que comprarlo ahora mismo —le dije.
Y ella dijo que pagaría el adelanto, de modo que permití que continuara.
Una de las cosas que dijo fue que no podíamos arrebatarle a Charlie su hermano. Charlie quedaría solo.
Y pensé, bien, tal vez tenga razón. Le digo que es mortal cuando se empieza a pensar que la esposa puede tener razón. No lo lleva a nada que no sean problemas.
Charlie se hizo más suave con Kid a medida que crecía. Llegó a ser tan alto como Kid, por empezar, de modo que tal vez pensaba que no tenía que vapulearlo tanto.
También se volvió más interesado en otras cosas, además de golpes y rodadas. En básquet, por ejemplo; jugaban uno contra otro, y Charlie era bueno. Siempre era más hábil que Kid y casi nunca fallaba al cesto. Bien, tal vez Kid permitía ser superado y tal vez no bloqueaba el tiro al cesto de manera eficiente, ¿pero cómo se explica que la pelota entrara en el cesto? Kid no podía simularlo, ¿verdad?
En el segundo año, Kid se convirtió casi en un miembro de la familia. No comía con nosotros, ni nada de eso, porque no comía. Y tampoco dormía, de modo que sólo se paraba en un rincón del dormitorio de Charlie durante la noche.
Pero miraba las holovistas con nosotros, y Josie siempre le explicaba cosas, de modo que llegó a saber más y parecer más humano. Se lo llevaba de compras y dondequiera que ella fuera, si Charlie no lo necesitaba. Kid era siempre útil, supongo, e imagino que llevaba cosas para ella y era siempre cortés y atento, y esa clase de cosas.
Y les diré algo, Josie estaba más tranquila con Kid cerca suyo. De mejor humor, más bondadosa, menos quejosa. Eso contribuyó a una vida hogareña más placentera, y yo imaginaba, bueno, Kid le está enseñando a Charlie a ser más y más dominante, y le está enseñando a Josie a sonreír más, de modo que tal vez era bueno que estuviera allí.
Entonces, sucedió.
…Escuche, ¿me permite beber algo?
…Eso, con alcohol. Sólo un poco, sólo un poco. Vamos, ¿para qué se preocupa por las reglas? Tengo que pasar esto de alguna manera.
Entonces, sucedió. Una en un millón… o una en mil millones. No se supone que las unidades de microfusión den problemas. Lo puede leer en todas partes. Son todas a prueba de fallos, sin importar cuál. Excepto que la mía no lo era. No sé por qué. Nadie sabe por qué. Al comienzo, incluso nadie sabía que era la microfusión. Me habían dicho que así era, y que yo calificaba para una completa reposición de la casa y los muebles.
Menudo favor me haría.
…Mire, usted me está tratando como si fuera un homicida maniaco, ¿pero porque yo? ¿Por qué no detienen a las personas de la microfusión por asesinato? Averigüe quién hizo esa unidad, o quién metió la pata al instalarla.
¿Saben ustedes lo que son los crímenes
reales
? Allí está la cuestión, esa microfusión… no explota, no hace ruido, sólo se pone más y más caliente y después de un rato la casa está incendiada. Cómo es posible que la gente fabrique…
…Sí, ya continuaré. Ya continuaré.
Estuve fuera ese día. En todo un año estuve fuera ese único día. Manejo todo desde mi casa, o desde donde esté con mi familia. No tengo que ir a ningún sitio, las computadoras hacen todo. No es como su trabajo, oficial.
Pero el gran jefe quería verme en persona. No tiene sentido; todo pudo haberse hecho por circuito cerrado. Sin embargo, tiene una especie de idea de que quiere contactar a las cabezas de sección una vez cada tanto, en persona. Parece que piensa que no se puede juzgar a una persona a menos que se la vea en tres dimensiones, y se la huela y se la sienta. Es sólo supersticiones que quedan de la Era Oscura… que desearía que regrese, antes de las computadoras y robots, y cuando se podían tener todos los hijos que se quisiera.
Ése
fue el día en que sucedió la microfusión.
Me llegó la noticia en el acto. Siempre llegan las noticias. Dondequiera que esté, incluso en la Luna o en un asentamiento espacial, las malas noticias llegan en segundos. Las buenas noticias pueden perderse, pero las malas nunca.
Estaba volando de regreso mientras la casa aún ardía. Cuando llegué, la casa era una ruina total, pero Josie estaba afuera en el césped, luciendo completamente desastrosa, pero viva. Estaba afuera cuando sucedió, me dijeron.
Cuando vio que la casa estallaba en llamas, y que Charlie estaba adentro, corrió adentro de inmediato, y pude ver que ella debía de haberlo traído porque yacía a un lado con personas inclinadas sobre él. Se veía mal. No pude mirarlo. No me atreví a acercarme a verlo. Primero tenía que enterarme por Josie.
Apenas pude hablar.
—¿Qué tan mal está? —le pregunté a Josie, y no reconocí mi propia voz. Pienso que mi mente estaba comenzando a irse.
—No pude salvarlos a ambos —estaba diciendo—. No pude salvarlos a ambos.
¿Por qué querría ella salvarlos a ambos?, pensé.
—Deja de preocuparte por Kid —le dije—. Es sólo un aparato. Hay un seguro y una caridad, y podremos comprar otro Kid.
Creo que traté de decir todo eso, pero no sé si lo logré. Tal vez sólo salieron sonidos roncos y estrangulados. No lo sé.
No sé si ella me escuchaba, ni siquiera si sabía que yo estaba allí. Siguió susurrando: “Tuve que elegir…” una y otra vez.
De modo que tuve que acercarme donde Charlie estaba y me aclaré la garganta y logré decir:
—¿Cómo está mi muchacho? ¿Está malherido?
Y uno de ellos dijo:
—Tal vez pueda ser arreglado —luego levantó la mirada y dijo—, ¿Su muchacho?
Vi a Kid acostado allí, con un brazo deformado y fuera de acción. Estaba sonriendo como si nada hubiese sucedido, y estaba diciendo:
—Hola, Pá. Má me sacó del fuego. ¿Dónde está Charlie?
Josie había hecho su elección y había salvado a Kid.
No sé qué sucedió después de eso. No recuerdo nada. Ustedes dicen que yo la maté; que no pudieron quitarme hasta que la hube estrangulado.
Tal vez. No lo sé. No lo recuerdo. Todo lo que sé es… que
ella
es la asesina.
Ella mató… ella mató… a Char…
Ella mató a mi muchacho y salvó a un trozo de…
Un trozo de…
Titanio.
“Frustration”
Herman Gelb giró su cabeza para mirar la a figura que se iba. Entonces dijo:
—¿No era ese el Secretario?
—Sí, era el Secretario de Asuntos Exteriores. El viejo Hargrove. ¿Estás listo para almorzar?
—Por supuesto… ¿Qué hacía él aquí?
Peter Jonsbeck no respondió inmediatamente. Simplemente se paró y le hizo señas a Gelb de que lo siguiera. Recorrieron el pasillo hasta una habitación que tenía el húmedo y caluroso olor de la comida condimentada.
—Aquí tienes, —dijo Jonsbeck—. La totalidad de la comida ha sido preparada por computadora. Completamente automatizada. Nunca tocada por manos humanas. Mi propia programación. Te prometí un obsequio y aquí lo tienes.
Estuvo bien. Gelb no podía negarlo y tampoco quería hacerlo. Después del postre dijo:
—¿Pero qué estaba haciendo Hargrove aquí?
Jonsbeck sonrió.
—Consultándome algo sobre programación… ¿Para qué otra cosa soy bueno yo?
—¿Pero por qué? ¿O es algo de lo que no puedes hablar?
—Es algo de lo que, supongo,
no debería
hablar, pero es un secreto a voces. No hay un solo informático en la Capital que no sepa lo que el pobre frustrado intenta hacer.
—¿Y qué es lo que intenta hacer?
—Está librando guerras.
Los ojos de Gelb se abrieron de par en par.
—¿Contra quién?
—Contra nadie, en realidad. Las libra analíticamente, con computadoras. Lo ha estado haciendo por no sé cuánto tiempo…
—Pero, ¿por qué?
—Quiere que el mundo sea como nosotros: noble, honesto, decente, lleno de respeto por los seres humanos y esas cosas.
—También yo. También todos nosotros deseamos eso. Debemos mantener la presión sobre los tipos malos, eso es todo.
—Y ellos están manteniendo la presión sobre nosotros también. No creen que seamos perfectos.
—Supongo que no lo somos, pero somos mejores que ellos. Tú lo sabes.
Jonsbeck se encogió de hombros.
—Una cuestión de puntos de vista. No importa. Tenemos un mundo que poner en marcha, espacio que desarrollar, informatización que extender. La colaboración es premio a la continua cooperación y hay un lento progreso. Nos llevaremos bien. Es sólo que Hargrove no quiere esperar. Él anhela rápidos avances… por la fuerza. Tú sabes: hacer que los vagos se esfuercen. Somos suficientemente fuertes para lograrlo.
—¿Por la fuerza? Por la guerra, querrás decir. Ya no peleamos guerras.
—Eso es porque se han hecho muy complicadas. Demasiado peligrosas. Somos todos demasiado poderosos ¿Sabes a qué me refiero? Excepto que Hargrove cree que puede encontrar una manera. Tú empujas ciertas condiciones iniciales dentro de la computadora y dejas que pelee la guerra matemáticamente y arroje los resultados.