Puerto humano (67 page)

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Authors: John Ajvide Lindqvist

Tags: #Terror

BOOK: Puerto humano
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Mats miró hacia el mar y se quedó boquiabierto al darse cuenta él también de lo que se avecinaba. Con Ingrid a su lado se apresuró hacia la tienda. Anders los siguió con Maja en brazos y llegó cuando Mats estaba abriendo el armario. Puso en funcionamiento la campana, que emitió su grito de lamento sobre las rocas de Domarö.

—La gente no está en casa —explicó Mats volviendo a cerrar el armario.

Mientras corrían hacia arriba, Anders dio las gracias a alguna buena estrella, porque los niños todavía estaban en la escuela y los vecinos de Domarö que trabajaban en la península aún no habían regresado.

Se dio la vuelta.

La ola se encontraba solo a unos cientos de metros. Aunque Anders se hallaba ahora en una posición más elevada, la ola era tan alta que tapaba Gåvasten y lo que había al lado. Maja también lo vio.

—Papá, ¿vamos a morir?

—No, pequeña —le dijo Anders mientras seguía a Mats y a Ingrid hacia la zona más alta—. Claro que no. No después de lo que hemos pasado. No.

—¿Se va a morir mamá?

—Ella no está aquí. Está muy lejos. No corre ningún peligro.

—¿Por qué está muy lejos?

Una pareja de ancianos de los que Anders no recordaba el nombre, que vivían un par de casas más arriba de la tienda, abrieron la puerta y miraron hacia afuera.

—¿Dónde hay fuego? —preguntó el viejo. Mats se paró y señaló hacia el mar.

—Se acerca una ola. Marchaos de aquí.

El viejo entornó los ojos hacia el mar y se le abrieron de par en par. Agarró de la mano a su mujer.

—Vamos, Astrid.

Cuando la pareja de ancianos ya se habían calzado los zuecos y bajado sus escaleras, se oyó un estrépito ensordecedor en el puerto y un golpe de viento hizo retroceder a Anders. Maja chilló creyendo que él se iba a caer encima de ella, pero su padre consiguió recuperar el equilibrio.

A sus espaldas se oyó el estruendo como de una catarata y unos segundos después el agua le mojó los pies. Un pequeño témpano de hielo le golpeó el pie derecho y le recorrió la pierna un dolor agudo. Apretó las mandíbulas y cruzó cojeando entre trozos de hielo, grandes y pequeños, que flotaban en el agua que fue succionada de nuevo hacia el mar.

Por suerte, la pareja de viejos pertenecía a la dura cepa de los isleños y ambos peleaban chapoteando con los zuecos bajo el agua un par de metros delante de él, justo detrás de Mats y de Ingrid. Maja se empinaba y miraba por encima de su hombro.

—¡Papá, viene otra!

Anders se volvió. Las casetas de los pescadores junto al puerto habían desaparecido y la línea de costa había descendido varios metros, como si Domarö se hubiera sacudido y se hubiera erguido para hacer frente a la amenaza. Por desgracia no era así; una ola estaba absorbiendo el agua: la siguiente ola.

Esta era todavía más alta que la anterior y llevaba consigo la misma carga destructora de témpanos de hielo. Toda la cuesta hasta el puerto se hallaba cubierta de hielo que había chocado contra el suelo, los árboles y las casas.

Mats se dio cuenta de que Anders iba cojeando y se ofreció a ayudarle y llevar a Maja, pero Anders negó con la cabeza. Si la había llevado hasta allí, la llevaría hasta el final. El problema era que apenas podía andar.

—¡Espera, espera un poco! —gritó el viejo a Anders haciendo señales a los otros para que siguieran corriendo. Anders se paró con Maja en brazos mientras el anciano volvía corriendo hacia su casa. Entonces recordó Anders quién era. Aquel hombre solía comprarle arenques y ya era viejo entonces; a Anders entonces le parecía que tenía un nombre un poco raro para un viejo.

Kristoffer. Se llama Kristoffer Ek. El padre de Torgny
.

Kristoffer desapareció de su vista y Anders miró con inquietud hacia el mar. Tardaría un poco en llegar la próxima ola, pero llegaría...

Yo soy el mar
.

Él estaba aún con los pies en el agua y esta lo conectaba directamente con la pared líquida que se acercaba desde la bahía. Anders se opuso y el Spiritus ardió dentro de su estómago cuando él abandonó su conciencia y se unió a la ola que avanzaba amenazante.

¡Detente! ¡Detente!

Él estaba en la ola y la ola estaba en él, la gigantesca fuerza de la ola pasó a través del Spiritus a sus dedos, que se cerraron como puños alrededor de Maja, mientras él intentaba dominarla, frenarla. Dentro de su estómago el insecto se enroscó como un músculo tensado al máximo; aquello no era para personas.

Él sabía que era ridículo. Como tratar de sujetar un caballo desbocado con un sedal. Sin embargo, resistió con todas sus fuerzas hasta que algo se rompió dentro de él. Algo le ardía dentro del estómago y el contacto con el mar se interrumpió.

—¡Papá, ay! ¡Que me haces daño!

Anders volvió al mundo real en el que estaba abrazando convulsivamente a su hija. Se relajó y tuvo que concentrarse para que no le fallaran las piernas. Maja le preguntó al oído:

—¿Por qué está mamá muy lejos?

—Vamos a llamarla luego, cariño. Después.

La ola brillaba como un espejo gigante que se arrastraba sobre el mar, los témpanos de hielo eran brechas y manchas sobre su reluciente superficie. No había fuerza humana para pararla. Anders ya se había vuelto y echado a correr de nuevo cuando arrancó un motor y al momento Kristoffer dobló desde la entrada de su casa montado en un motocarro de color azul chillón.

—¡Sube! —le gritó.

Anders subió al carro con Maja en brazos y cuando Kristoffer aceleró siguiendo el sendero del bosque, Maja le preguntó en voz baja al oído:

—¿Quién es
este
?

—Es Kristoffer —contestó Anders—. Nos está ayudando.

Maja asintió con la cabeza.

—Parece bueno. Se parece un poco a Simon.

Anders no había pensado ni por un momento en Simon ni en Anna-Greta desde que empezó todo esto, menos mal que se encontraban
fuera
de la isla y, por lo tanto, fuera de peligro. En el mar o en Kapellskär.

Domarö. Esto solo quiere arrasar Domarö
.

Llegaron a la altura de los otros. Kristoffer frenó y Astrid se sentó agradecida en el borde del carro. Kristoffer hizo un gesto invitando a Mats y a Ingrid a que subieran, pero Mats meneó la cabeza y siguió corriendo con su mujer. Probablemente la moto habría ido tan despacio con ellos dos en el carro que casi iban más deprisa corriendo.

—¡Hacia la piedra! —gritó Anders—. Hacia el bloque de piedra. Es el punto más alto.

Kristoffer asintió y salieron zumbando por el camino. Cuando pasaron a Ingrid y a Mats, Anders les gritó lo mismo. Cien metros después Kristoffer se metió por el sendero del bosque y ellos rebotaban en el carro debido a las piedras y raíces. Pero iban hacia arriba, siempre hacia arriba.

En el último tramo era imposible conducir y, pese a que le dolía tanto el pie que hasta se le saltaban las lágrimas, Anders se aferró a Maja y ella a él al bajarse del carro, y así treparon hacia la piedra.

Alcanzaron la parte alta del bloque justo a tiempo para ver cómo la ola se abalanzaba sobre Domarö. Cayó sobre el pueblo como un muro azul oscuro de quince metros de altura coronado de témpanos de hielo. Anders se derrumbó al borde de la roca y vio cómo lo que había quedado de la Chapuza después de la primera ola ahora era engullido por las aguas.

Las placas de hielo salieron disparadas de la cresta de la ola y destrozaron el tejado de la casa de Anna-Greta y la casa de Simon, unos segundos antes de que se viniera abajo la torre de la campana bajo la presión de las aguas y de que la pared de agua arrasara con todo y los convirtiera en restos flotando en la espuma, y después ya no quedaba nada. Seis refugiados sobre un islote que se elevaba poco más de diez metros sobre un mar embravecido, atronador, en el que se arremolinaban los restos del naufragio.

Anders alzó la vista. Ya no se veía la torre del faro de Gåvasten. El islote aún seguía allá a lo lejos, pero el faro había desaparecido, engullido por la ola. Se produjo un temblor en el mar, cruzó la tierra y se propagó hasta sus cuerpos a través de la roca, y la isla que había aparecido al lado de Gåvasten empezó a hundirse.

El torbellino de agua que había a sus pies se retiró. Por encima de su cabeza Anders oyó decir a Mats:

—Allí había gente...

Anders se echó hacia atrás y vio que Mats estaba mirando con los prismáticos, los bajó y meneando la cabeza hizo un gesto señalando la isla que se hundía.

—Había gente allí fuera. En la isla. Mucha gente. Ahora han desaparecido.

Anders abrazó a Maja e introdujo la nariz en el hueco de su nuca. El agua iba bajando poco a poco, dejando al descubierto un pueblo que ya no existía. A sus pies solo había un barrizal de árboles tirados y restos de casas y casetas. Aquí y allá se veían fragmentos grandes y pequeños de barcos destrozados. Lo único que quedaba eran los cimientos del muelle.

Es peligroso. No solo para ti mismo. Para todos los que viven aquí
.

Esto era lo que había querido decir Anna-Greta, lo que había querido evitar. Anders apretó la nariz aún más fuerte contra la nuca de Maja, frotando la mejilla contra su espalda.

—¡Ay, papá, que pica! Déjame.

Anders sonrió y la volvió hacia él, le pasó el dedo con mimo por la mejilla. Maja apretó los labios de una manera que dejaba ver que estaba pensando.

—¿Papá?

—Sí.

—He soñado que daba gritos llamándote. Muchos gritos. ¿Es verdad?

—Sí, sí que es verdad.

Maja asintió ceñuda como si aquello confirmara algo que llevaba tiempo sospechando.

—¿Y qué hiciste tú entonces?

Anders miró sus ojos serios y preocupados. Le retiró un mechón de pelo detrás de la oreja y le dio un beso en la frente.

—Entonces fui a buscarte, por supuesto.

En el cementerio de Nåten hay un ancla. Una impresionante ancla con una placa conmemorativa: «En recuerdo de aquellos que desaparecieron en el mar»
.

Después de aquella tormenta incomprensible ya no estaba en su sitio. Desde el lugar donde había estado el ancla se había abierto una zanja nueva hasta la playa. Como si hubieran soltado el ancla de la cadena, la hubieran arrastrado por la tierra como un arado y hubiera dejado un surco tras de sí antes de desaparecer en el mar
.

Fuera lo que fuese lo que había permanecido sujeto al ancla, ahora se había liberado. O había sido liberado
.

J
OHN
A
JVIDE
L
INDQVIST
creció en Blackeberg, un suburbio de la ciudad de Estocolmo, y su primera novela
Låt den rätte komma in
, una historia de vampiros publicada en el año 2004, disfrutó de gran éxito en Suecia.
Hanteringen av odöda
fue publicada en el año 2005 y está relacionada con la aparición de zombis o “revividos” en la zona de Estocolmo. En el año 2006 publicó su tercer libro,
Pappersväggar
, una colección de historias cortas de terror. En el año 2007, su historia
Tindalos
fue publicada por entregas en el periódico sueco Dagens Nyheter, que también ofreció un audiolibro gratuito en su página web, leído por el propio autor. Sus obras son publicadas en Suecia por la editorial Ordfront y han sido traducidas a muchas lenguas: inglés, alemán, italiano, noruego, danés, polaco, alemán, ruso y español (en el año 2008).

Antes de convertirse en un escritor, Lindqvist trabajó durante doce años como ilusionista y cómico. Cuando era adolescente, solía realizar espectáculos de magia en la calle para los turistas que visitaban Västerlånggatan en Estocolmo.

Aparte de novelas de terror también ha escrito el guion para la serie dramática de televisión
Kommissionen
, así como parte del guion de
Reuter & Skoog
. También fue el guionista de la adaptación cinematográfica de su novela
Låt den rätte komma in
. La productora Tre Vänner ha comprado los derechos de
Hanteringen av odöda
y actualmente está planeando realizar la adaptación cinematográfica. Para escribir esta novela se basó en su propia infancia, y en las obras, “
Carmilla
” de Sheridan Le Fanu y la película “The Crying Game” (El juego de las lágrimas).

El padre Jon Ajvide murió ahogado, y el mar ha aparecido en varias de sus obras como una fuerza oscura y siniestra tanto en
Descansa en paz
, y Harbour, un relato de
Pappersväggar
, donde es una presencia amenazadora y de hecho puede ser considerado el villano de la trama.

Lindqvist es un fan de Morrissey. En varias entrevistas ha afirmado que tomó el nombre de su primera novela de la canción de Morrissey “Let the Right One Slip In”. Además también afirmó que cuando su novela fue traducida al inglés disfrutó pensando que Morrissey podría leer su libro.

Entre sus autores preferidos ha mencionado a Julio Cortázar, Gabriel García Márquez y Jorge Luis Borges; en especial al primero.

Notas

[1]
Från mörkret stiga vi mot ljuset
: séptimo verso de la versión sueca de
La Internacional
, que no coincide con ninguna de las que existen en español. (
N. de la T.
)
<<

[2]
Solstickspojken
, un niño caminando hacia el sol, es el símbolo de la fundación Solstickan, creada en 1936 para ayudar a los niños pobres o enfermos. Se financiaba con la venta de cajas de cerillas con el símbolo de la fundación impreso en la tapa. (
N. de la T.
)
<<

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