Authors: Brian Lumley
—Porque he tenido que pasar por muchas cosas —respondió Zek con viveza— y porque ahora ya estamos próximos al final.
—Sí, has tenido que pasar por muchas cosas —dijo Jazz volviendo a arrastrar la narria—. Y ahora que lo pienso, todavía no me has contado cómo lady Karen te dejó marchar.
—Hemos tenido otras cosas en que pensar —repuso Zek encogiéndose de hombros—. ¿Todavía te interesa saberlo?
De pronto tenía ganas de contárselo. Pensó que quizás así se le calmarían un poco los nervios.
—Sí —dijo Jazz—, pero primero querría hablar de un par de cosas que me preocupan.
—¿Qué cosas?
—Anacronismos —explicó Jazz asintiendo con la cabeza—. Los gitanos, esa lengua románica que hablan, su habilidad para trabajar metales. A menos que en este planeta haya muchas cosas que desconozco… Ya sé que en él hay cosas bastante raras, porque tiene un lado en el que hace calor suficiente para freír huevos y otro en el que hace tanto frío que puedes quedarte congelado… Aun así, esas cosas que he mencionado son anacronismos. Este mundo… este mundo es primitivo. Pero existen paradojas en él. Algunas de las cosas que hay en él son, comparadas con las nuestras, de alta tecnología.
Ahora era Zek la que asentía.
—Lo sé —dijo— y ésta es una cosa en la que a veces he pensado. Si hablas con los Viajeros sobre su historia y sus leyendas, como he hecho yo, posiblemente encontrarás la explicación… o algo que se le parece mucho. Según fuentes inmemoriales, su mundo no ha sido siempre así. Dicho sea de paso, las leyendas de los wamphyri hablan de los mitos de los Viajeros.
Jazz se sintió interesado.
—Continúa —le dijo—, habla tú y así yo ahorro fuerzas para arrastrar la narria.
—Pues bien, dicen las leyendas de los Viajeros que hubo un tiempo en que este planeta contaba con regiones muy fértiles, con océanos, casquetes polares, junglas y llanuras. Más o menos como en la Tierra. Y rebosaba gente. Tenía, además, sus pantanos de vampiros, si bien no eran tan activos como actualmente. La gente sabía de su existencia y los rehuía. Las comunidades locales habían levantado unas fronteras y las custodiaban. No se permitía que de ellos saliera nada con vida. El vampirismo recibía el mismo tratamiento que la rabia, si bien la única diferencia era que si un hombre era vampirizado, no intentaba la curación, porque en realidad no la había… Por eso se limitaban a clavarle una estaca y… bueno, ya sabes cómo funciona.
»Pero en general los vampiros eran mantenidos a raya y en aquellos tiempos no había wamphyri. La gente no emigraba, porque no tenía nada que temer ni nada de que huir; se regían por el sistema del trueque y, con menor frecuencia, por un régimen de tipo feudal.
»De todos modos, que yo sepa, estaban trescientos o cuatrocientos años más atrasados que nosotros. Por supuesto que había enormes diferencias. Para empezar, no habían descubierto la pólvora. Por otra parte, aunque poseían un lenguaje complejo, no se habían esforzado en reproducirlo sobre papel… o sobre piel. Ésta es la razón de que la mayor parte de este lenguaje tuviera que transmitirse de forma oral y de una generación a otra. Como es natural, este procedimiento provoca grandes distorsiones: cosas que tienen poca importancia resultan muy exageradas, mientras que otras que la tienen realmente pasan inadvertidas. Todos los héroes de los mitos de los Viajeros, por ejemplo, son gigantes, comen vampiros para desayunar y ni siquiera tienen dolor de estómago. Pero no hay nadie que recuerde quién fue el que desarrolló las habilidades del trabajo de los metales, ni quién diseñó el primer carromato, ni quién construyó la primera ballesta.
»Así pues, este mundo era de esa manera: como el nuestro, pero con un atraso de trescientos o cuatrocientos años, aunque en muchos aspectos menos peligroso, menos belicoso, menos alborotado. La mayor parte de la gente vivía en paz y, dejando aparte las pequeñas reyertas provocadas por ambiciones territoriales, estaban en plena libertad de cultivar la tierra, de pescar y de comerciar con los excedentes que producían. En nuestro mundo había sitios mucho peores y tiempos mucho peores también.
»¡Ah!, y quizá debería decir también que en aquellos lejanos tiempos el mundo tenía estaciones normales, al igual que días y noches más cortos, es decir, muy similares a los de nuestro planeta. Pero entonces…
»Entonces ocurrió algo.
»Según cuenta la leyenda del Viajero, una noche apareció en el cielo un "sol blanco". Surgió con tal rapidez en los cielos que parecía una barra de fuego: se desvió de la luna, salió proyectado hacia abajo y atravesó, llameante, toda la superficie del mundo. Pero, al caer, se encogió, pasó rozando la tierra igual que una bola de fuego, como cuando una piedra plana salta por la superficie del agua, y se posó más allá de las montañas.
»Pero aunque ese "sol blanco" era pequeño, su magia era enorme. Adelantó a la luna en su órbita, cambió el eje del mundo y provocó tensiones geológicas de terrible magnitud. Creó todas esas montañas, las tierras heladas del norte, los desiertos del sur. Y durante mil años después de su venida la superficie de este mundo fue más parecida al infierno que antes y dejó de ser aquel plácido lugar que había sido en otras épocas.
»Las estaciones desaparecieron para siempre, la luna se convirtió en un volador demoníaco que llamaba a los lobos y un cuarto de billón de personas quedaron reducidas a unos pocos miles. Los continentes cambiaron, las montañas desaparecieron del lugar donde antes estaban, empujadas hacia otra parte; los supervivientes tuvieron que soportar una pesadilla de tempestades marinas, tormentas y erupciones volcánicas. Sin embargo, aprendieron a vivir con ellas y el mundo acabó por entrar en una fase de asentamiento. Pero ahora hay una Tierra de las Estrellas y una Tierra del Sol.
»Han pasado los siglos. ¿Quién podría decir cuántos? La Tierra del Sol se convirtió en un desierto y la Tierra de las Estrellas… ya has visto en qué se ha convertido. Tan sólo las montañas y las colinas de la Tierra del Sol podrían dar cabida a la vida humana tal como nosotros la conocemos. La gente se estableció allí, comenzó a reconstruirlo todo, aunque lentamente, toscamente. Todavía no habían olvidado algunas de sus habilidades y se servían de ellas para empezar de nuevo. Y entretanto los pantanos, prácticamente igual que antes, fueron poblándose de vida vampírica y maléfica…
»Los exploradores atravesaron las montañas, cruzaron los pasos, contemplaron los desiertos helados que se extendían al otro lado. Las lluvias torrenciales, los elementos adversos y el hielo excavaron poderosas columnas en los flancos de las montañas, pero las tierras eran prácticamente yermas. A los hombres les era imposible vivir en ellas. Naturalmente, me estoy refiriendo a los hombres…
»Después vino la plaga… ¡Una plaga de vampiros!
»Las ciénagas rebosaban cosas malditas que infestaron hombres y animales en cantidades sin precedentes. Por la Tierra del Sol merodeaban cuadrillas de hombres vampirizados, que asesinaban durante la noche y se agazapaban en los agujeros durante los días interminables. La gente, que había quedado reducida casi a un estado salvaje a causa del desastre ocurrido en la Naturaleza, todavía vio empeorada su situación como consecuencia de aquel desastre no natural. Después las tribus se aliaron y comenzaron a cazar vampiros y a matarlos igual que habían hecho en los viejos tiempos. Para ello se servían de la estaca, de la espada, del fuego; sacaban a rastras a los vampiros de sus agujeros y los dejaban clavados en el suelo para que se friesen al sol.
»Por fin la Tierra del Sol volvió a apaciguarse, los pantanos comenzaron a tranquilizarse y aquel azote fue sometido a control. Pero los hombres que habían sido vampirizados siguieron la ruta del norte a través del gran paso. Como son seres de larga vida, se dedicaron a pelear entre sí para procurarse la sangre que constituía su sustento. Descubrieron a los trogloditas en las profundas cuevas de la Tierra de las Estrellas y vivieron de ellos. Después, cuando comenzaron a ocupar las columnas de las montañas, pasaron a convertirse en los señores del oscuro hemisferio. Fue entonces cuando construyeron sus nidos de águilas y se adjudicaron el nombre de wamphyri y, como poseían la inteligencia de los hombres y la energía de los vampiros, comenzaron a realizar incursiones por la Tierra del Sol. La gente que se convirtió en víctima suya consiguió sobrevivir convirtiéndose en Viajeros… que todavía siguen viajando. He aquí toda la historia…
—Ese «sol blanco» del que hablabas —preguntó Jazz al cabo de un rato—, ¿es la esfera…, la Puerta… o comoquiera que se la llame?
Zek se encogió de hombros.
—Supongo que sí. Se trata de una puerta espacio-tiempo, ¿verdad? No es únicamente una distorsión del espacio, sino también un puente a través del tiempo. ¿Sería posible que lo que apareció aquí hace miles de años fuera causado por el accidente de Perchorsk y que las dos cosas estén conectadas a través de la esfera? Como tú dices, es un anacronismo.
—Pero ¿de qué demonios se trata? —dijo Jazz frunciendo el entrecejo—. En Perchorsk hablan de agujeros negros, agujeros blancos e incluso de agujeros grises. Y tú has dicho que todo esto entronca con las leyendas de los wamphyri. ¿Qué quieres decir con esto?
—Las leyendas de los wamphyri dicen que el «sol blanco» vino del infierno o, en cualquier caso, de un lugar que para ellos era el infierno. En otras palabras, un mundo donde uno de los factores constantes era ese sol asesino, una pesadilla que se iba repitiendo regularmente y de la que había únicamente sólo breves interrupciones. Hace un tiempo, sólo unos pocos años, que la esfera a través de la cual vinimos de Perchorsk para salir a la llanura cubierta de piedras de la Tierra de las Estrellas, estaba sepultada. Se encontraba en el fondo de un cráter y lo único visible de ella era su parte superior, que irradiaba su luz blanca hacia el cielo igual que un proyector. Estaba a una profundidad de cuatro metros y medio o seis de profundidad, rodeada por la pared del cráter. Todo esto lo supe a través de Karen. Sin embargo, hace dos años de acuerdo con nuestro tiempo…
—¿En la época del accidente de Perchorsk? —se apresuró a observar Jazz.
—Sí —asintió Zek—, eso creo. De todos modos, fue entonces cuando se produjo un cambio. En el curso de la salida del sol, cuando los wamphyri estaban en sus columnas, parece que la esfera se elevó del lecho del cráter y se quedó tal como está ahora.
—¿Y qué explicación tiene eso?
Zek se encogió de hombros.
—La verdad es que yo no la tengo. Pero los wamphyri ven esto como un presagio. Sus mitos dicen que cualquier cambio que se produzca en la esfera, que es la Puerta que conduce a la Tierra de los Infiernos, anuncia grandes cambios generales, cambios que ellos mismos podrían instigar.
—¿Cuáles, por ejemplo?
—Pues bien, hace ya muchísimo tiempo que están hablando de reunir fuerzas y de declarar la guerra al Habitante. Y si fueran capaces de abandonar durante un cierto tiempo sus pequeñas reyertas, tal vez estarían en condiciones de hacerlo. De hecho, nosotros suponíamos un cambio. Cuando Chingiz Khuv comenzó a enviar a prisioneros políticos y otros sujetos «indeseables» a través de la Puerta como parte de una serie de experimentos… los wamphyri tuvieron una prueba fehaciente de que aquella Tierra del Infierno, que en realidad tenía algo de mítico, era auténticamente real.
Jazz frunció el entrecejo y volvió a morderse el labio.
—Aquí hay algo que no encaja —dijo—. Si el reciente accidente de Perchorsk ocurrido en nuestro mundo provocó el efecto del «sol blanco» hace millares de años, ¿por qué no aparecimos nosotros en aquella época? ¿Otro anacronismo? ¿Una paradoja espacio-tiempo? Yo no la acepto, porque no me suena a verdad. Ahora dime esto otro: ¿cuánto tiempo hace que los wamphyri se sirven de la Puerta como de un castigo? ¿Cuándo empezaron a enviar transgresores a través de la misma?
Zek lo miró fijamente.
—¿Por qué me lo preguntas?
—Se me acaba de ocurrir.
—Pues bien, que yo sepa, lo vienen haciendo desde que existen…, hace millares de años.
—¿Entiendes lo que quiero decir? —Jazz ahora estaba convencido de que lo que decía era importante—. Hasta el momento en que dejé Perchorsk allí sólo había habido habido unos cuantos «encuentros»… de los cuales sólo uno era un hombre… o en todo caso una criatura de los wamphyri.
Zek negó con la cabeza.
—No, aquél era un wamphyri de verdad. Era el heredero de Lesk el Glotón, Klaus Desculu. Llevaba dentro el huevo de Lesk, pero en lugar de lanzarse a buscar una columna, o de robarla para poder instalarse en ella, trató de usurpar el puesto de su padre, Lesk. El Glotón está loco, hasta los mismos wamphyri lo reconocen y saben que no es responsable. ¡Tiene pasiones terribles! Sometió a Klaus y lo tuvo diez años castigado, sujeto a crueldades increíbles, hasta que finalmente lo obligó a cruzar la Puerta. Fue aquel que cubrieron de fuego líquido en la pasarela. Pero comprendo lo que quieres decir. Si los wamphyri obligaron a cruzar la Puerta a todos sus malhechores desde los inicios de su historia, ¿adonde han ido a parar? No a Perchorsk, evidentemente, puesto que Perchorsk entonces no existía.
—En esta dirección —dijo Jazz como si reflexionara en voz alta—, es decir, de Perchorsk hacia acá, tan sólo hay una salida, la que da a la llanura cubierta de piedras de la Tierra de las Estrellas. Pero en la otra dirección, ¿habrá más de una salida en nuestro mundo? ¿Una que da a Perchorsk y otra que da a otro sitio?
Ahora le correspondía a Zek estar excitada.
—Yo ya me lo había preguntado —dijo—. Y de hecho esto explicaría ciertas cosas que me intrigaban… y que te intrigan a ti.
—¿Ah, sí?
Zek asintió con la cabeza.
—Por ejemplo, ¿cómo es que la lengua que hablan los Viajeros se parece tanto a las lenguas románicas de nuestro mundo? Y por otra parte, ¿por qué se encuentran tan cerca de ellos los gitanos? ¿Qué sabes acerca de las lenguas de la Tierra, Jazz? Estoy hablando de nuestra Tierra, por supuesto. Es evidente que tú eres un lingüista.
Jazz sonrió.
—Me preguntas qué sé acerca de las lenguas de la Tierra y debo decirte que sé bastante. Tengo diplomas de lengua rusa. Mi padre era ruso. Conozco las lenguas eslavas, por supuesto, y algo de lenguas románicas también. Ésta es la razón de que haya captado tan fácilmente el
patots
que hablan los Viajeros. ¿Por qué me lo preguntas?