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Authors: Margaret Weis & Tracy Hickman

Tags: #Fantástico

El nombre del Único (69 page)

BOOK: El nombre del Único
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»Takhisis, has seguido a Ionthas en su desvarío, y aquellos que te siguen a ti comprenderán igualmente su locura si no se arrepienten. Tú y los tuyos seréis libres de malograr, herir y tentar a los mortales, si bien al final lo lamentaréis profundamente. Porque soy el padre que está por encima de vosotros más allá de lo que podéis concebir, mucho más de lo que consideráis estar vosotros por encima de los mortales. Todo cuanto hagáis para frustrar mis designios, acabará por llevarlos a cabo y servirá para originar el Bien. Pero vuestros actos perduran, y por ello sufriréis aun más de lo que sufrirán los mortales que os sirven por sus fechorías, pues el Mal, aun ejercido bajo el disfraz del Bien, se volverá contra sí mismo.

»Gilean, aunque no has actuado directamente en contra de mis designios, tú y los que se declaran Neutrales no habéis cumplido con el Plan. Lo llevaréis a cabo a despecho de vosotros mismos, y permitiré vuestra proclamada Neutralidad, porque incluso en vuestro silencio, todos originaréis el Bien. Del mismo modo que sois libres, así lo son los mortales. Sin embargo, no seréis siempre neutrales; al final, deberéis decantaros por la Luz o por Takhisis y sus compatriotas de la Oscuridad, pues todos son libres de elegir a favor del Bien o en su contra, pero, finalmente, todos habrán de tomar partido por uno u otro bando.

»Sabed todos que existirá un Equilibrio. Permitiré la influencia del Bien, del Mal y de la Neutralidad en este mundo; los mortales serán libres de elegir entre los tres y cosecharán las consecuencias de su elección. Podrán alterar el Equilibrio, pero la decisión ha de surgir de su interior, no forzada desde fuera. Ten presente, Paladine, que si los mortales a tu servicio buscan imponer a otros el Bien a la fuerza caerán en el Mal y provocarán un gran sufrimiento. Ten presente, Gilean, que si tus servidores tratan de impedir a los mortales elegir entre los dos también fracasarán y originarán una devastación. Ten presente, Takhisis, que cuando intentes esclavizar el mundo para ponerlo a tu servicio, al final se desbaratarán tus planes, y, sin embargo, en tu temeridad, continuarás buscando ese dominio hasta el final de tu presencia en este mundo.

De este modo terminó la Guerra de Todos los Santos, así llamada porque afectaba el destino de todos los que podrían llegar a santos en Krynn.

Sobre los dioses

Aunque los dioses eran veintidós al principio, Caos fue expulsado en los primeros días de la Era del Nacimiento de las Estrellas. Al final de la Guerra de Todos los Santos había veintiún dioses en Krynn divididos en tres grupos de siete, los dioses de la Luz, los dioses de la Neutralidad o del Crepúsculo, y los dioses de la Oscuridad.

Los dioses de la Luz

El más eminente entre los dioses benévolos es Paladine, el Paladín Celestial y el Paladín de Draco. El más poderoso de todas las deidades, a excepción de Caos, es modelo de virtud y santidad, patrocinador de la virtud de la Caridad. Cabecilla de la Orden de la Luz, protege Krynn contra los ardides de Takhisis y conduce tanto a los mortales como a sus dioses compañeros por el camino de la rectitud. En consecuencia, guía a todos los que protegen a los inocentes y buscan conducir a otros hacia la verdad y la bondad. Su papel como líder y guardián de Krynn, sin embargo, está templado por una profunda y sincera humildad, que se esfuerza en inculcar a sus seguidores.

Majere es sólo un poco menos poderoso que Paladine. Paladine ama al Dios Supremo más intensa y profundamente que cualquiera de los Poderes, mientras que de Majere se dice que tiene la mayor comprensión de la sabiduría del Dios Supremo y del Plan Celestial, superando incluso a Gilean. En consecuencia, Majere actúa como consejero de Paladine y fomenta la virtud de la Fe, así como la diligencia que alienta a los mortales a alcanzar valores espirituales a despecho de esfuerzos y penalidades. Los monjes son los más destacados seguidores de Majere, pero también lo reverencian muchos místicos y teólogos, así como los intelectuales y espirituales Dragones Dorados.

Mishakal, la tercera en importancia entre los dioses del Bien, es casi tan amada y reverenciada como Paladine entre las gentes de Krynn. Sanadora y Consoladora, Mishakal se afana en proporcionar ayuda y consuelo a aquellos que sufren corporal y anímicamente. De las virtudes, la Esperanza es el interés primordial de Mishakal, ya que inspira en los mortales la confianza en las promesas y los planes del Dios Supremo y en el inevitable triunfo del Bien. También es patrocinadora del amor, ya sea entre padres e hijos, hermanos y hermanas, u hombre y mujer. Los Dragones Plateados, que comparten el interés y la empatia de Mishakal por los mortales, la reverencian profundamente.

De todos los dioses de la Luz, Kiri-Jolith, Espada de la Justicia, es el más marcial. Incansable en su lucha por alcanzar la Justicia, Kiri-Jolith inspira a sus seguidores, entre ellos los Dragones de Bronce, para proteger a los inocentes y castigar a las fuerzas del Mal. Sin embargo, no es despiadado en su cruzada, y dirige a sus servidores y a quienes buscan guía en él para que atemperen la justicia con clemencia y no impulsados por la ira y la sed de venganza.

Habbakuk, estrecho aliado de Kiri-Jolith, es el Príncipe de las Bestias y el Señor de los Mares. Fomenta el respeto a las glorias naturales de Krynn y enseña a los mortales a ver en ellas un reflejo de la gloria y la virtud de lo eterno. Al mismo tiempo, inspira la Templanza, que mantiene en armonía y equilibrio las pasiones de las características carnales de los mortales. Comparte con los dragones de colores metálicos el cariño por el mar.

Mientras que Habbakuk enseña devoción por la belleza natural, Branchala inspira arte, valor y generosidad. Patrono de la Fortaleza, anima a las gentes de Krynn a utilizar talentos artísticos para lograr que otros alcen los ojos al cielo y para armarse de valor, afrontar el miedo y luchar por el Bien a despecho del peligro y la oposición.

El último entre los dioses de la Luz es Solinari, Guardián de la Luna Plateada y Archimago Blanco. Toda la magia blanca está bajo su control, y todos los hechiceros al servicio del Bien le rinden acatamiento y respeto. A cambio, Solinari les enseña Prudencia, guiándolos en el discernimiento de cuándo usar sus grandes dones para favorecer al máximo la consecución de los fines del Bien y evitar que los consuma el ansia del poder mágico, como ocurre con tantos magos de la Orden Negra.

Los dioses de la Neutralidad

Los Dragones de Latón y los de Bronce se asocian a menudo con los dioses neutrales. Gilean, el Observador y Guardián del
Tobril,
es el más imponente de los dioses neutrales en lo tocante al poder, pero cuenta con muy pocos seguidores en Krynn. Frío de corazón y desapasionado en espíritu, Gilean se limita a observar, y sólo interviene cuando parece que una de las partes en conflicto puede poner fin al

«experimento» de forma prematura. Aunque no busca seguidores, acepta la adhesión de historiadores, científicos y otros que se esfuerzan por alcanzar el conocimiento puro y objetivo.

Reorx, Señor de la Tierra, es también patrocinador de los artesanos. Su interés se centra en la atención del fabricante a su arte u oficio y en la calidad de los resultados. Es el patrocinador de los enanos, que son descendientes de los humanos que tomó a su servicio y a los que enseñó sus secretos.

En tanto que a Reorx le interesa la artesanía, Shinare es la patrona del comercio, y goza con los ciclos de intercambio, comercio y desarrollo económico. Aunque admirada por los comerciantes honrados, sólo la reverencian quienes, aun siendo dignos de confianza, su única meta en la vida está en sus negocios. Muchos de estos comerciantes acaban siendo presa de la avaricia y, consciente o inconscientemente, caen en poder de Hiddukel.

Sirrion, Señor del Fuego, se centra principalmente en su elemento, pero también le interesa la inspiración y la creatividad. La alquimia es algo que cuenta con su apoyo, así como otras actividades que buscan la transformación, o momentos singulares de belleza o intensidad. El más caótico de los poderes neutrales, su tendencia a centrarse en el momento sin pensar en las consecuencias a menudo le ha convertido en el títere de los dioses del Mal.

Chislev, Señora de las Frondas, se interesa en la naturaleza de Krynn por lo que es en sí misma, y no como un reflejo del Bien, como es en el caso de Habbakuk; tampoco intenta dominarla ni utilizarla como arma, a la manera de Zeboim. Primordialmente se interesa en los árboles y las plantas de Krynn, más que en las bestias del mundo. De todos los poderes neutrales, quizás ella sea la más inclinada a intervenir en los asuntos del mundo, tratando de proteger la naturaleza de los estragos del Mal o del daño no intencionado ocasionado como un efecto lateral cuando el Bien se defiende a sí mismo y al mundo de los ataques de la Oscuridad.

Zivilyn, Buscador de la Sabiduría, es ayudante de Gilean y compañero de Chislev. A diferencia de Gilean, que persigue el conocimiento de lo que es ajeno a los mortales, Zivilyn anima a los mortales a mirar en su interior para hallar sabiduría en sus propios corazones. Su proximidad produce tranquilidad a veces, y otras, locura. Zivilyn contempla ambas como caminos viables para alcanzar el conocimiento de uno mismo y el esclarecimiento.

La séptima y última deidad de la Neutralidad es Lunitari, Señora de la Luna Carmesí y Hechicera Roja. Como señora de la magia neutral, los Túnicas Rojas le rinden homenaje. A Lunitari le gusta la ilusión y la artimaña, lo que la convierte en favorita de los embaucadores, pero su interés primordial es la magia por la magia en sí, más que como una parte del Orden de la Creación o como una herramienta para imponer su dominio.

Los dioses de la Oscuridad

Con Caos desterrado, Takhisis, Reina de la Oscuridad, se convirtió en la oponente más destacada de la Verdad y la Luz en Krynn. Algunos dicen que traicionó a Caos y le robó gran pane de su poder. Lo que es reconocido en general es que heredó su orgullo megalómano. Se ve a sí misma como el centro y la dueña por derecho de la creación. Aunque encuentra enfadosa la Soberbia -la reina de los vicios- en otros, este vicio le es útil para tentar a los mortales y apartarlos del Dios Supremo y hacerlos caer en sus garras. A la Reina Oscura le interesa también la Lujuria. Busca los placeres desordenados del espíritu -adoración y sumisión- para sí misma, y despierta deseos enfermizos por los placeres de la carne en los mortales a fin de llevarlos con más facilidad hacia el camino de la Oscuridad.

Sargonnas el Vengativo está a continuación de Takhisis en la corte de los dioses de la noche, y ello le hace sentirse ultrajado. De hecho, lo ultraja cualquier desaire o insulto, y en consecuencia lo domina el vicio de la Ira, por el que aboga, fomentando derramamientos de sangre desenfrenados y duros castigos por la más leve ofensa. Los Dragones Azules, que ponen de manifiesto un temperamento exaltado, son sus principales favoritos.

Chemosh, el Señor de los Muertos Vivientes, es homólogo de Majere y un maestro en dar consejos infames. Está especializado en la Pereza, que hiela el espíritu y apaga las llamas del amor y de la fe y, aunque promete comodidad y ocio, convierte la vida en una parodia fría, triste, y sin amor. En muchos casos, esto culmina en la lóbrega existencia de los muertos vivientes que Chemosh aprecia y fomenta. Los Dragones Blancos, propensos a esa misma frialdad y largos sueños, se asocian a menudo con el Príncipe de los Huesos.

Morgion el Hirviente vive solo. Perdió la gloria y la majestad que tanto valoraba en los primeros tiempos, cuando eligió apoyar a Takhisis en su rebelión. Resultó herido en la Guerra de Todos los Santos y quedó reducido a un despojo. Como sus compañeros los dioses del Mal, sufre y a la vez promueve su vicio particular. En su caso, es el pecado de la Envidia, que se resiente por el bien de otros y busca reducirlo todo a la más amarga desdicha. Morgion disfruta especialmente propagando la enfermedad, que causa sufrimiento al cuerpo, y el engaño, que a menudo conlleva la tortura de mente y espíritu. Quienesquiera que se sientan agraviados por los dioses de otros o busquen hundir a alguien encontrarán en el Propagador de la Enfermedad un aliado bien dispuesto. Debido a esto, goza de la preferencia de los despreciables Dragones Verdes, que envidian y odian la virtud y desean causar dolor y angustia en cuerpo y espíritu.

Hiddukel, Príncipe del Oro Deslustrado, es quizás el más invocado de todos los Poderes del Mal, siendo el patrocinador de la Avaricia. En consecuencia, lo veneran los ladrones, los mercaderes corrupto, y todos los seducidos por el señuelo del oro. Hiddukel trabaja mucho para fomentar esta devoción al estar él mismo dominado por la codicia de poseer almas. Los Dragones Rojos, los más avariciosos de su especie, a menudo pagan tributo a Hiddukel y buscan su ayuda en sus adquisiciones.

Zeboim, Señora de las Tempestades, apenas presta atención a las intrigas de los dioses ni a los asuntos de los mortales. Como representante de la Gula, dedica gran parte de su tiempo a intentar engullir todo lo posible en los mares de Krynn, lo que abarca desde simplemente marineros hasta barcos enteros, ciudades o islas. Los Dragones Negros son sus mascotas debido al amor de estos reptiles por el agua y su propio apetito insaciable.

Nuitari, Señor de la Luna Oscura y Hechicero Negro, es el último de los dioses del Mal. Ansioso de reconocimiento y propenso a la Vanidad, favorece la expansión de la magia negra e intenta obstruir el trabajo de Solinari y Lunitari para ser reconocido como única fuente de la magia en el mundo. Sus seguidores se obsesionan a menudo con incrementar sus habilidades mágicas, convirtiéndose en grandes hechiceros de la historia y siendo temidos o venerados como tal.

La creación de los mortales

Cuando finalizó la Guerra de Todos los Santos, se crearon en Krynn los Primogénitos mortales, varón y hembra.

Todos los mortales nacen del pensamiento del Dios Supremo y tienen sus almas creadas por Él. Los dioses del Bien y de la Neutralidad, así como el propio Supremo, otorgaron dones a los primeros padres para ayudarlos a desenvolverse en el mundo y alcanzar sus destinos. Los dioses del Mal, sin embargo, estaban activos desde el comienzo de las vidas de esos nuevos mortales, y aunque también prometieron dones, en realidad engatusaron a los Primogénitos y los hicieron caer de su estado original, debilitándose en cuerpo y espíritu, y siendo arrojados a ¡a sombra de la Reina Oscura.

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