El nacimiento de los Estados Unidos (1763-1816) (33 page)

BOOK: El nacimiento de los Estados Unidos (1763-1816)
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El general William Hull (nacido en Derby, Connecticut, en 1753) era gobernador del territorio de Michigan. Había combatido en la Guerra Revolucionaria, pero no tenía ningún talento militar. Tomó posiciones en Detroit, el 15 de julio de 1812, y se preparó (o al menos se supone que se preparó) para invadir Canadá. Pero fueron los británicos, bajo el mando de un jefe muy capaz, el general de división Isaac Brock, quienes tomaron la ofensiva.

El 17 de julio los británicos tomaron Fort Michilimackinac, en el norte de Michigan, sin ningún problema, y los indios del noroeste, convencidos de que los británicos iban a ganar la guerra, afluyeron a ellos y se levantaron contra los Estados Unidos. Los británicos otorgaron a Tecumseh el rango de general de brigada, y éste se dispuso a hostigar las fuerzas americanas.

Hull, con 2.200 hombres, trató de organizar su invasión y cruzó el estrecho hacia Canadá, pero pronto se halló en una situación apurada. Volvió a Detroit y se hundió en una inactividad paralizada. El 15 de agosto los británicos tomaron Fort Dearborn, que había sido construido en 1803 en el sitio de la actual Chicago, y sus auxiliares indios hicieron una matanza con muchos de sus defensores americanos.

El general Brock, después de asegurarse el noroeste, hizo formar a sus tropas (que no eran muchas), las condujo a Detroit y vistió a soldados sin entrenamiento con el uniforme de los soldados regulares británicos, para que su número pareciese más impresionante. Exigió a Hull la rendición, sugiriendo que los indios harían una matanza si se iniciaba la lucha.

Hull, quien tenía a su hija y sus nietos en Detroit, entre los 5.000 civiles que se habían reunido allí en busca de protección, estaba aterrorizado ante la posibilidad de tal matanza. Por ello, se rindió sin combatir y los británicos ocuparon Detroit el 16 de agosto.

Los intentos americanos de invadir Canadá a través del río Niágara fueron conducidos con igual ineptitud. Esta parte de la ofensiva estaba bajo el mando de Henry Dearborn (nacido en Hampton, New Hampshire, el 23 de febrero de 1751), quien había luchado en la Guerra Revolucionaria y había sido secretario de Guerra durante ocho años bajo Jefferson. Fort Dearborn recibió este nombre en su honor.

Dearborn era tan incompetente como Hull y sus mal entrenadas tropas no mostraban ninguna disposición para el combate. Muchos de ellos se negaron a luchar hasta cuando aquellos que habían cruzado a Canadá estaban siendo derrotados ante sus ojos por un pequeño contingente llevado apresuradamente al lugar por Brock. Todo lo que podía considerarse una ganancia para los americanos era que Brock fue muerto en combate, el 12 de octubre, y los británicos no iban a tener otro comandante de su calibre durante el resto de la guerra.

Las noticias de la rendición de Detroit horrorizaron a los americanos. William Hull fue llevado ante un tribunal militar y condenado a la ejecución (aunque luego fue indultado en consideración a los servicios que prestó en la Guerra Revolucionaria), pero esto no mejoró la situación.

La moral americana habría caído peligrosamente si no hubiese sido por los asombrosos éxitos alcanzados justamente donde parecía que Gran Bretaña era más fuerte: en el mar.

Los barcos americanos, construidos en la época de la guerra naval con Francia, eran fuertes y estaban en buen estado para navegar, y se hallaban tripulados por hombres tan hábiles, al menos, como los de la armada británica. Estaban tan enmaderados que podían resistir cañonazos que hubieran destruido a todos los otros barcos del mundo.

El más famoso de ellos era el
Constitution
, cuyas partes metálicas habían sido hechas por el mismo Paul Revere. Se suponía que llevaba cuarenta y cuatro cañones, pero en realidad tenía cincuenta y cuatro y podía imponerse a cualquier barco de su tamaño en el mundo. Al mando del barco estaba Isaac Hull (nacido en Derby, Connecticut, el 9 de marzo de 1733). Era hermano menor del incapaz William Hull, y tan competente como no lo era éste. Isaac Hull había combatido en la batalla naval con Francia y había bombardeado Derna en apoyo de Eaton durante la Guerra de Trípoli.

El 18 de julio de 1812 el
Constitution
había eludido a una escuadra de cuatro buques británicos y el 19 de agosto se encontró con el
Guerriére
solo. Este barco había estado requisando marineros, y el año anterior el
President
no había logrado dar con él. Ahora, en un enfrentamiento de uno a uno, el
Constitution
se lanzó al combate. En el papel, el
Guerriére
era aproximadamente igual al barco americano, pero en realidad éste tenía mayor poder de fuego y mayor tripulación. En dos horas y media, el
Guerriére
fue acribillado hasta convertirse en un armatoste inútil destinado a hundirse, con setenta y nueve bajas, frente a catorce de los americanos.

Fue el Bunker Hill de la Guerra de 1812 y el combate marino singular más importante de la historia americana. Se produjo tres días después de la humillante rendición de Detroit, y los americanos necesitaban desesperadamente buenas noticias. En segundo lugar, la derrota de un buque británico en combate singular no tenía precedentes y fue tan humillante para Gran Bretaña como la pérdida de Detroit lo había sido para los Estados Unidos.

Más aún, la victoria del Constitution sobre el Guerriére sólo fue una de una serie de ellas. El 13 de agosto, seis días antes, el buque americano Essex se había apoderado del británico Alert. El 18 de octubre, el barco americano Wasp capturó al británico Frolic, a 1.000 kilómetros frente a la costa de Virginia, con diez bajas americanas y noventa británicas.

Al otro lado del Atlántico, frente a la isla de Madeira, el navio americano United States, al mando de Stephen Decatur, tomó el barco británico Macedonian el 25 de octubre, y lo llevó a New London, Connecticut, para que los desafectos habitantes de New London lo viesen y vitoreasen, pese a ellos mismos.

El 29 de diciembre, el
Constitution
, al mando de William Bainbridge (nacido en Princeton, Nueva Jersey, en 1774), en reemplazo de Isaac Hull, quien había sido relevado del mando a petición propia, destruyó al barco británico
Java
frente a la costa de Brasil, con 33 bajas americanas y 150 británicas. Fue por esta batalla por lo que el
Constitution
recibió su apodo de «Old Ironsides» [«Viejas Costillas de Hierro»], pues las balas de cañón rebotaban en él sin dañarlo, nombre que ha conservado desde entonces (pues el barco aún existe y es conservado como un inapreciable tesoro nacional).

El nuevo año no trajo alivio a la hostigada armada británica. El 24 de febrero de 1813 el barco americano
Hornet
, al mando de James Lawrence (nacido en Burlington, Nueva Jersey, el 1 de octubre de 1781), que había estado con Decatur en la destrucción del Philadelphia, hundió el buque británico
Peacock
frente a la Guayana Británica.

Por mucho que los británicos se dijesen a sí mismos que estaban luchando contra los americanos sólo con el dedo meñique de su mano izquierda y que la mayor parte de su energía se consumía en la guerra contra Napoleón, el primer medio año de guerra fue para ellos difícil de soportar. Todo el mundo podía ver que, barco por barco, los americanos eran superiores a los británicos y las potencias del mundo no podían por menos de hallar algo risible en el hecho de que el gran gallo de pelea de los mares fuese rechazado, con la nariz ensangrentada, por el gallito yanqui.

Pese a los meses de guerra, al desastre terrestre y el triunfo en el mar, la elección de 1812 se realizó como estaba prevista. Ahora votaban dieciocho Estados, pues la parte más meridional del territorio de la «compra de Luisiana», bien poblado desde los tiempos de los franceses y los españoles, entró en la Unión con el nombre de Luisiana. Fue el primer Estado formado por territorio situado al oeste del río Mississippi.

La elección de 1812 fue la primera realizada en tiempo de guerra en la historia de la nación y sentó un precedente. En todo el tiempo transcurrido desde la ratificación de la Constitución, las elecciones presidenciales cuadreniales y las elecciones bienales al Congreso nunca han sido suspendidas por ninguna razón, cualquiera que fuese la crisis. Ni ha habido nunca ninguna limitación formal al derecho de la oposición a hacer lo posible para destituir a los ocupantes de cargos, cualesquiera que fuesen los problemas que han aquejado a la nación.

Los demócratas republicanos nombraron candidato a Madison nuevamente, por supuesto. También habrían vuelto a nombrar a George Clinton, pero éste había muerto el 20 de abril de 1812; fue el primer vicepresidente que murió en el cargo. Los demócratas republicanos, conscientes de que su mayor debilidad estaba en el noreste, buscaron a un habitante de Nueva Inglaterra al que pudieran nombrar candidato. (Este tipo de «candidatura equilibrada» ha sido una característica general de la política americana.)

Eligieron a Elbridge Gerry de Massachusetts, el más decidido demócrata republicano de la región. Acababa de cumplir su mandato como gobernador de Massachusetts, con lo que había añadido su nombre al vocabulario político de la nación. Cuando fue gobernador, había modificado los límites de los distritos legislativos estatales a fin de concentrar las poblaciones federalistas en la menor cantidad de distritos posible y obtener victorias demócratas republicanas en el mayor número de distritos posible. Algunos de los distritos tenían extrañas formas, por supuesto, y uno de ellos fue descrito como semejante a una salamandra [«salamander», en inglés].

«¡Una salamandra!» —gruñó el director de un periódico, el 11 de febrero de 1812—. Decid más bien una gerrymandra [«Gerrymander», en inglés].» Desde entonces, se ha usado en inglés el término «gerrymander» para describir la manipulación de límites políticos para favorecer a un partido.

Los federalistas, en un esfuerzo dirigido a aumentar su fuerza, decidieron nombrar candidato a alguien que no fuese de Nueva Inglaterra y no se identificase particularmente con la doctrina federalista. Los demócratas republicanos contrarios a la guerra de las regiones comerciales habían nombrado candidato a Dewitt Clinton (nacido en Little Britain, Nueva York, el 2 de marzo de 1769) para la presidencia, en oposición a Madison. Era el alcalde de la ciudad de Nueva York y sobrino del vicepresidente que acababa de morir. Los federalistas decidieron apoyarlo.

Como candidato a vicepresidente eligieron a Charles Jared Ingersoll (nacido en 1749), un federalista moderado de Pensilvania. Ingersoll carecía de toda importancia y fue la primera nulidad, pero no la última, que fue presentado como candidato a presidente o vicepresidente por un partido político importante.

Los electores votaron el 2 de diciembre de 1812, y Madison ganó por una mayoría similar a la de 1808. (Ningún presidente americano fue nunca derrotado en tiempo de guerra.) Pero la victoria de 1812 fue regional. Madison ganó todo el Sur y el Oeste, pero arriba de la línea Mason-Dixon sólo ganó en Pensilvania y Vermont. Los federalistas ganaron en el Senado y la Cámara de Representantes. Los federalistas obtuvieron ganancias tanto en el Senado como en la Cámara. En verdad, su representación en la Cámara fue de sesenta y ocho escaños en el Decimotercer Congreso, casi el doble de lo que había sido en el Duodécimo. Sin embargo, los demócratas republicanos retuvieron el firme dominio de ambas Cámaras del Congreso.

En los Grandes Lagos

El esplendor de las victorias americanas en el mar, en 1812, no disminuyó la abrumadora carga sobre los ejércitos americanos conducidos de manera incompetente. Peor aún, Gran Bretaña sintió aligerarse la carga que pesaba sobre sus propios hombros en 1813.

Justamente cuando se inició la Guerra de 1812, Napoleón se había marchado a Rusia. Muchos americanos pensaron que Napoleón se llevaba consigo el destino americano, y, en verdad, si hubiese obtenido la rápida victoria con que él soñaba y hubiese aplastado a la única potencia continental que aún osaba oponerse a él, muy probablemente Gran Bretaña se habría visto obligada a hacer la paz con los Estados Unidos en los términos exigidos por los americanos.

Pero no fue esto lo que ocurrió. Napoleón obtuvo victorias infructuosas en Rusia y se vio obligado a marcharse nuevamente por la nieve, dejando a todo su ejército detrás. Con esto, la fortuna de Napoleón decayó permanentemente. Ya no era un supergeneral, y las naciones europeas que había sometido empezaron a levantarse contra él. Gran Bretaña estaba aún profundamente implicada en los sucesos, pero la atmósfera de crisis había empezado a disiparse y pudo dedicar más tiempo a los fastidiosos americanos.

El 26 de diciembre de 1812 los británicos declararon el bloqueo de las bahías de Chesapeake y Delaware, y en la primavera de 1813 lo extendieron a todos los puertos americanos excepto los de Nueva Inglaterra. (No había ninguna necesidad de poner trabas al comercio de Nueva Inglaterra porque éste se desarrollaba, en gran medida, en beneficio de los británicos. Además, al dar a la región un trato especial, Gran Bretaña esperaba estimular a Nueva Inglaterra a que se separase de la Unión.)

En general, el bloqueo británico se hizo cada vez más estrecho en 1813 y 1814. Los artículos se hicieron escasos en los Estados Unidos, los precios aumentaron y los hombres se quedaron sin trabajo. Las hazañas individuales de los barcos americanos continuaron (a un ritmo declinante) y los corsarios americanos capturaron más de 1.000 barcos mercantes británicos durante la guerra, pero esto contribuyó poco a disminuir la superioridad global (en número, si no en calidad) de la flota británica y a atenuar el hecho de que la costa americana estaba bloqueada.

Y hasta hubo derrotas navales que ensombrecieron aún más el cuadro.

El
Chesapeake
, que había sido víctima del ataque del
Leopard
en los años anteriores a la guerra, estaba ahora bajo el mando de James Lawrence, quien había tomado el
Peacock
a principios de 1813. El 1 de junio de 1813 el
Chesapeake
se encontró con el
Shannon
a cincuenta kilómetros del puerto de Boston. Los dos barcos estaban igualmente equipados en lo que respecta a cañones, pero el desafortunado Chesapeake tenía una tripulación bisoña que aún no estaba suficientemente entrenada.

Lawrence no podía avenirse a huir ante el enemigo y aceptó la batalla. No había esperanza. El
Chesapeake
fue arrasado por el cañoneo y en quince minutos sufrió 146 bajas, por 83 de los británicos. El mismo Lawrence fue mortalmente herido y, mientras era llevado abajo, dio órdenes entrecortadas de aumentar el fuego y seguir combatiendo. «¡No entreguéis el barco!», decía.

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