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Authors: James Luceno

El laberinto del mal (8 page)

BOOK: El laberinto del mal
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Trece años antes, cuando Obi-Wan luchó contra un Sith en Naboo y lo mató, ¿había matado a un Maestro o a un aprendiz? La pregunta se fundamentaba en la creencia de que los Sith, habiéndose derrotado a sí mismos un milenio antes, aprendieron que un ejército de Sith nunca tendría continuidad, y que en cada momento dado sólo podían existir dos, Maestro y aprendiz, pues, de haber más de un aprendiz, éstos siempre conspirarían para combinar sus fuerzas y eliminar a su Maestro.

Era más doctrina que regla; pero una doctrina que había conseguido mantener vivos a los Sith, aunque ocultos, durante mil años.

Pero el Sith tatuado y con pequeños cuernos que Obi-Wan había matado en Naboo no pudo ser entrenado por Dooku, porque, por aquel entonces, el Conde aún era miembro de la Orden Jedi. Por mucho que el Lado Oscuro distorsionan la visión de algunos hechos. era imposible que Dooku hubiera llevado una doble vida dentro de los mismísimos muros del Templo.

—Maestro Yoda —dijo Obi-Wan—, ¿es posible que Dooku no mintiera al decir que Sidious tenía al Senado bajo control?

Yoda sacudió levemente la cabeza sin dejar de caminar.

—Al Senado nosotros investigamos. Y mucho arriesgamos haciendo lo que hicimos, cuestionar secretamente a aquellos que servimos. Pero ninguna prueba encontramos. —Miró a Obi-Wan—. Si el control del Senado Sidious tuviera, ¿a la República no habría derrotado ya? ¿El Núcleo y el Borde Interior en manos de la Confederación no estarían?

Yoda hizo una pausa.

—Quizá que Dooku se revelase en Geonosis un accidente fue. O quizá no, y que buscásemos a Sidious quería. dejándole a él las manos libres para la guerra dirigir. ¿Qué opinas, Obi-Wan? ¿Mmmm?

Obi-Wan se cruzó de brazos.

—He pensado mucho en aquel día, y durante mucho tiempo, Maestro, y creo que Dooku no pudo evitar descubrirse a sí mismo..., aunque después se arrepintiese. Cuando huía hacia su nave, casi tuve la impresión de que permitió que lo viéramos. Como si quisiera colocarnos en una disyuntiva. Mi primera idea fue que intentaba asegurar la huida de Gunray y el resto de los líderes separatistas, pero mi instinto me dice que ansiaba desesperadamente demostrarnos lo poderoso que se había vuelto. Creo que realmente se vio sorprendido por los acontecimientos. Pero, en lugar de matarnos a Anakin o a mí, nos perdonó la vida para mandar un mensaje a los Jedi.

—Razón tienes, Obi-Wan, el orgullo lo traicionó. A mostrarnos su verdadero rostro le obligó.

—¿Pudo ser entrenado por ese tal... Sidious?

—La razón así lo dicta. Aceptado por Sidious fue, tras la muerte del que tú mataste.

Obi-Wan pensó en ello.

—He oído rumores acerca de la temprana fascinación de Dooku por el Lado Oscuro. ¿No se produjo ningún incidente en el Templo que implicase el robo de un holocrón Sith?

Yoda cerró los ojos y asintió con la cabeza.

—Verdadero ese rumor es. Pero comprende, Obi-Wan, que Dooku un Jedi fue, y durante muchos, muchos años. La decisión de abandonar la Orden difícil es. Influido por muchas cosas fue. La muerte de tu antiguo Maestro una de ellas es..., aunque vengado por ti Qui-Gon fuera.

Yoda miró a Obi-Wan.

—Complicado esto es. No simplemente por lo que sabemos, sino por lo que no sabemos; por lo que tenemos que suponer.

Yoda se interrumpió y señaló un banco tallado.

—Sentémonos un rato. Iluminarte quizá pueda.

Obi-Wan se sentó, aunque su corazón latía desbocado.

—Para Qui-Gon y para otros un valiente Maestro Jedi Dooku fue —explicó Yoda—. Poderoso era. Tan hábil como desdeñoso. Y lo más importante, convencido del poder del Lado Oscuro estaba. Por todas partes señales había, mucho tiempo antes de que al Templo tú vinieras: Incluso mucho antes de que Qui-Gon llegase. Grandes injusticias, favoritismos, corrupción... Cada vez más a menudo, a los Jedi recurrían para que la paz mantuvieran. Cada vez más muertes había. Cada vez más fuera de control los acontecimientos estaban.

—¿Presintió el Consejo que los Sith habían vuelto?

—Nunca ausentes ellos estuvieron, Obi-Wan. Pero más poderosos de repente se volvieron. A la superficie más se acercaron. Mucho de la profecía Dooku habló.

—¿La profecía del Elegido?

—Una profecía mayor: que los tiempos oscuros en la Fuerza regresaban. Nacido en esos momentos, el equilibrio a la Fuerza el Elegido devolvería.

—Anakin —susurró Obi-Wan.

Yoda lo miró un largo momento.

—Difícil de decir es —dijo rápidamente—. Quizá sí. quizá no. El manto que sobre todos tiende el Lado Oscuro más importante es. Muchas, muchas discusiones Dooku tenía. Conmigo y con otros miembros del Consejo. Especialmente con el Maestro Sifo-Dyas.

Obi-Wan esperó.

—Buenos amigos ellos eran. Por la Fuerza unificadora unidos. Pero Sifo-Dyas angustiado por el Maestro Dooku estaba, angustiado por su desencanto hacia la República y por el ensimismamiento entre los Jedi. Sifo-Dyas vio cómo la muerte de Qui-Gon en Dooku repercutía. Y esa repercusión el resurgimiento de los Sith fue. —Yoda agitó la cabeza con tristeza—. De la partida inminente de Dooku el Maestro Sifo-Dyas se enteró. Y hasta el nacimiento del Movimiento Separatista quizá sintió.

—Y, aun así, el Consejo se lamentó de la marcha de Dooku como si fuera un idealista —apuntó Obi-Wan.

Yoda siguió mirando fijamente al suelo.

—Aquello en lo que Dooku se había convertido con sus propios ojos vio, y a creerlo se negó. Yo sí lo creí.

—Pero, ¿cómo pudo Dooku contactar con Sidious? ¿O fue al revés?

—Imposible de saber es, pero a Sidious como mentor aceptó. —¿Pudo Sifo-Dyas haber previsto también eso?

—También imposible de saber es. Creemos que así pudo ser, que a Sidious Dooku buscaría. No para unirse a él, sino para destruirlo.

—¿Pudo esa idea motivar a Dooku para abandonar la Orden?

—Quizá, pero el poder del Lado Oscuro hasta el corazón más firme puede seducir.

Obi-Wan se giró para mirar a Yoda.

—Maestro, ¿ordenó Sifo-Dyas la creación de un ejército clon? Yoda asintió con la cabeza.

—Al menos, con los kaminoanos contactó.

—¿Sin conocimiento del Consejo?

—Así es, pero de su contacto inicial un registro existe.

Obi-Wan dio rienda suelta a parte de su frustración.

—Debí interrogar más a fondo a Lama Su.

—Interrogados los kaminoanos fueron. Mucha información ellos nos ofrecieron.

—¿Seguro? —preguntó Obi-Wan. sorprendido—. ¿Cuándo?

—Reservados fueron la primera vez que a Kamino fui. Que ellos contigo ya habían hablado dijeron. Que Sifo-Dyas la orden había dado, que Tyranus el modelo para los clones había ofrecido y que para la República los clones eran. Ni a Sifo-Dyas ni a Tyranus los kaminoanos en persona llegaron a ver. Pero después, tras el ataque a Kamino, más cosas descubrí de Taun We y Ko Sai. Más cosas sobre la forma de pago de ese ejército.

—¿El pago por parte de Sifo-Dyas?

—De Tyranus.

—¿No pudo ser Tyranus un alias de Sifo-Dyas? Quizás adoptó ese nombre para poder negar la implicación de los Jedi, en caso de que el ejército clon fuera descubierto.

—Eso mismo yo deseé. Pero antes de que a Kamino Jango Fett llegase, Sifo-Dyas asesinado fue.

—¿Asesinado?

Yoda apretó sus finos labios.

—Sin resolver el crimen sigue..., pero si, asesinado.

—Alguien descubrió su encargo —dijo Obi-Wan, más para sí mismo que para el Maestro Jedi—. ¿Quizá Dooku? —preguntó a Yoda.

—Una teoría yo tengo... Nada más. Un asesinato Dooku cometió. Después, de los archivos Jedi todo rastro de Kamino borró. De esa manipulación el Maestro Jocasta Nu pruebas encontró... Pruebas de los actos de Dooku, aunque bien ocultas estaban.

Obi-Wan recordó su visita a los archivos para intentar averiguar la localización de Kamino, pero Jocasta Nu le dijo que aquel sistema planetario no existía. ¿Por qué razón aquel día, hacía ya tres años, se quedó mirando tan intensamente el busto de bronzio del Conde Dooku que había en la biblioteca?

—No obstante, el ejército clon siguió siendo financiado y creado —dijo por fin—. ¿Puede que Sifo-Dyas y Tyranus fueran socios?

—De nuestra ignorancia otro ejemplo éste es, pero con ambos bandos Jango Fett claramente jugaba. Para los que estaban al lado de la República. a Bogg Cuatro fue a servir de modelo para los clones. Pero como asesino a sueldo a Dooku también servía. De intermediario hizo con el multiforme que intentó asesinar a Amidala.

Obi-Wan recordó haber visto a Fett en el circo de Geonosis, junto a Dooku, en un palco reservado a los dignatarios.

—Él conocía la existencia de ambos ejércitos. ¿Pudo haber matado a Sifo-Dyas?

—Quizá.

—¿No se pudo rastrear el origen de los pagos... más allá de Tyranus, quiero decir?

—De Bogg Cuatro a un laberinto de engaños ellos me condujeron. —¿No informaron los kaminoanos de si alguien había intentado persuadirlos para no crear el ejército?

—Interceder nadie intentó. De haberlo hecho, nuestros enemigos demasiado pronto se habrían descubierto.

—Así que Dooku no tuvo más elección que crear un ejército paralelo de droides antes de que los clones estuvieran entrenados y preparados.

—Parece que así fue.

Obi-Wan calló un instante.

—Cuando estuve prisionero en Geonosis, Dooku me dijo que durante el bloqueo de Naboo la Federación de Comercio era aliada de Sidious, pero que después éste la había traicionado. Dooku me aseguró que Gunray le pidió ayuda, y que intentó informar al Consejo. Pero que. tras varios avisos, el Consejo se negó a creerlo. ¿Es cierto, Maestro?

—Más mentiras —respondió Yoda—. Dooku intentaba conseguir que a su causa te unieras.

"¡Debes unirte a mí, Obi-Wan!", le había dicho Dooku. "¡Juntos podremos destruir a los Sith!"

—¡Si Gunray no hubiera estado tan ansioso por asesinar a Padmé Amidala...! —susurró Obi-Wan—. ¡Si yo hubiera fracasado al rastrear el dardo que mató al multiforme...!

—Ignorantes de la existencia del ejército clon habríamos permanecido.

—Seguro que los kaminoanos habrían contactado con nosotros, Maestro.

—En algún momento. Pero, entretanto, el ejército separatista en número hubiera crecido. Entonces, invencible hubiera sido.

Obi-Wan entrecerró los ojos.

—El mío no fue un caso de suerte ciega.

Yoda agitó la cabeza.

—A descubrir la existencia de ese ejército clon estábamos destinados. A luchar en esta guerra estábamos destinados.

—Y justo a tiempo. El Consejo no podía concebir que Dooku no fuera un idealista. Quizás Dooku nunca creyó que los Jedi fuéramos capaces de convertirnos en generales.

—Tonterías ésas son —gruñó Yoda—. Guerreros siempre hemos sido.

—Pero ¿ayudamos a recuperar el equilibrio en la Fuerza, o nuestros actos sólo contribuyen al fortalecimiento del Lado Oscuro?

Yoda hizo una mueca.

—Impaciente este tipo de charla me vuelve. Críptico este conflicto es... por la forma en que empezó y por la forma en que se desarrolla. Pero por los ideales de la República luchamos. Vencer y restaurar la paz nuestras prioridades deben seguir siendo. Después, al oscuro corazón de este asunto nos dedicaremos. Exponer la verdad es lo que queremos.

Yoda tiene razón
, se dijo Obi-Wan. Si los Jedi no hubieran descubierto la existencia del ejército clon, los separatistas de Dooku habrían aparecido de repente en escena con decenas de millones de droides de combate y con flotas enteras de naves de guerra. y se habrían escindido de la República sin tener necesidad siquiera de presentar batalla. Pero una coexistencia pacífica con la Confederación era imposible; los separatistas habrían sangrado a la República hasta dejarla seca. La guerra hubiera sido inevitable, y los Jedi se habrían visto atrapados en medio del conflicto... como lo estaban ahora.

Pero ¿por qué Yoda no le había hablado antes de Sifo-Dyas?

¿O es que pretendía darle otra lección, como se la dio al encargarle la localización de Kamino? Era la manera que tenía Yoda de decirle que para buscar algo que parecía no existir tenía que analizar los efectos que provocaba en el mundo que le rodeaba. "La diferencia entre conocimiento y sabiduría", había dicho Dex, el amigo de Obi-Wan, mientras intentaba identificar la fuente del dardo que mató a Zam Wessel, cuando ni siquiera el análisis de los droides del Templo había podido descubrirlo.

Cuando levantó la vista, se dio cuenta de que Yoda lo observaba.

—Tus pensamientos te descubren, Obi-Wan. Creo que mucho antes hablar contigo debí.

—Tuya es la sabiduría de siglos, Maestro.

—Los años no importan. Muy ocupado librando una guerra has estado. A tu tozudo padawan enseñando. A Dooku y sus lacayos persiguiendo... Más oscuros los acontecimientos se volverán. Dooku y Sidious intentan que a sus intereses esta guerra sirva.

—Pronto capturaremos a Dooku.

—Hasta tu éxito en Naboo, el velo del Lado Oscuro no se alzó. De las manos de Dooku esta guerra ha escapado. Ante la justicia los dos deben ser llevados. Y ante la justicia deben ser llevados también todos aquellos a quienes Sidious al Lado Oscuro ha atraído —Yoda lanzó una mirada seria a Obi-Wan—. Descubrir el rastro de Sidious debes. Una oportunidad para acabar con esta guerra Anakin y tú tenéis.

12

E
n el hangar de lanzamiento, Anakin no apartaba la vista de la mecano-silla, y R2-D2 y TC-16 mantenían los fotorreceptores fijos en el joven Jedi. Ahora que los analistas de Inteligencia habían terminado con su examen de rutina, los técnicos se disponían a empaquetar el dispositivo y embarcarlo en una nave rumbo a Coruscant.

Tal como había previsto Obi-Wan, se habían quejado de que Anakin hubiera trasteado con la silla, pese a que, de no haberlo hecho. el aparato habría volado en mil pedazos, destruyendo al mismo tiempo la holoimagen de Sidious y cualquier otra grabación que pudiera contener.

Quizá Qui-Gon debió dejarte en la tienda de basura de Watto.

Era una broma recurrente de Obi-Wan. Pero, por alguna razón, aquellas palabras le habían herido. Probablemente debido a lo que el propio Anakin pensaba acerca de lo que habría ocurrido si el Jedi no se hubiera visto obligado a aterrizar en Tatooine y buscar recambios para la nave de Padmé. No le resultaba difícil imaginarse atrapado en Mos Espa. Con su madre, con C-3P0 sin la brillante envoltura actual...

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