Efecto Mariposa (20 page)

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Authors: Aurora Seldon e Isla Marín

Tags: #Erótico

BOOK: Efecto Mariposa
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Tommy pensó brevemente en un yanqui sonriente, con gafas de concha, traje a cuadros y un diploma bajo el brazo. Tuvo que contener la risa.

—¿Qué tiene que ver su hijo?

—Oh, no lo entiendes. —Alison se levantó y comenzó a pasear nerviosa por la habitación—. Nos han invitado estas vacaciones a pasar una semana en Chimney’s, que es el nombre de la casa, y mi padre me ha insinuado de forma muy poco sutil, que debo ocuparme de John Roscoe, mientras que mi madre no se ha cansado de predicar la conveniencia de «asegurar el patrimonio de la familia» o algo así. ¿Lo ves? Me han elegido el novio sin darme opción a opinar.

Tommy no se sorprendió demasiado. En el ambiente en el que vivía era frecuente ese tipo de cosas: amistades, noviazgos y matrimonios por convenciencia, todo para preservar el prestigio de la familia, fortalecer lazos comerciales, hacerse con un título nobiliario y mil cosas más. Trató de buscar algo que animara a Alison.

—¿Lo conoces?

—No. No había venido antes, estaba muy ocupado, «estudiando». ¿Te imaginas? Un chico que se pasa la vida estudiando tiene que ser insoportable…

«Sasha no es insoportable —fue el inmediato pensamiento de Tommy—. Bueno, no demasiado.»

—Querida, ¿no crees que es mejor conocerlo primero? Quizá sea guapo… quizá sea interesante…

—Quizá sea bajito y pecoso, y hable solamente de números…

—Quizá sea alto y con aspecto de intelectual de los sexys…

—¡Quizá le guste el ajedrez!

—¿Qué tiene de malo el ajedrez? —preguntó Tommy al instante y ambos se echaron a reír.

—Ay, Tommy. Siempre haces parecer todo tan simple…

—He aprendido a no prejuzgar a la gente —reflexionó él, tumbándose de nuevo en la cama—. A veces uno se lleva sorpresas agradables. Ven, acuéstate. Te dará frío.

Alison se puso un camisón y se metió en la cama. Estuvieron un rato abrazados en silencio, hasta que Tommy se sentó y buscó sus bóxers.

—¿De verdad tienes que irte?

—Sí. He quedado con los Andrew, Ariel me espera.

Tommy terminó de vestirse en silencio.

—¿Nos vemos mañana? —quiso saber ella.

Tommy la besó.

—Después del último examen.

Se irguió para irse y cuando estaba abriendo la puerta, Alison le confesó:

—¿Sabes? Habría preferido pasar esa semana de vacaciones contigo en vez de hacerlo con ese Roscoe. Quizá podamos hacerlo cuando vuelva.

—Claro.

Tommy cerró la puerta y suspiró brevemente. Ni por un momento se le había pasado por la mente pasar las vacaciones con Alison. Era un pensamiento horrible, pero los días que pudiera disponer en sus vacaciones, los reservaba para Sasha.

2

A mediados de junio Sasha quedó libre para unas necesarias vacaciones. Pasaría algunos días con Richie antes de volver a su empleo temporal en Sandwell Paper y buscar un apartamento en Londres donde pasar el verano.

Un verano prácticamente sin Tommy, que partiría a Filadelfia el 5 de julio y ni siquiera estaría en la boda de Grant.

«El acontecimiento social del año y él va a perdérselo…»

Lo que Sasha no sabía era que los padres de Tommy estarían presentes en la boda y que él no se sentía preparado para enfrentarlos. Por eso había insistido en viajar con los Andrew.

Sasha guardó su última prenda y miró su ahora vacía habitación. Volvería en octubre, pero echaría de menos el enorme e histórico edificio donde había pasado casi un año de intenso trabajo.

Un golpecito en la puerta del baño lo hizo abrir, sonriendo. Larry lo esperaba.

—¿Listo?

—Sí.

—Echaré de menos esto. Asegúrate de que tengamos las mismas habitaciones en el siguiente curso.

—Lo haré.

—Entonces vámonos o perderemos el tren.

3

La boda de Grant se celebró el 7 de julio en St Paul's Walden, un histórico pueblo a cinco millas de Hitchin, en el condado de Hertford, y tuvo la esperada cobertura de los medios.

Sasha se había encontrado en la iglesia con Larry y con Henrietta Mills, que había dejado a Ebenezer y salía con el abogado luego de que él terminara con su novia.

—Vamos, te llevaremos a la recepción. Hemos venido en coche —ofreció Larry y Sasha tuvo ocasión de comprobar la pericia de Henrietta al volante y su increíble audacia al sortear con éxito un atajo en un camino rural.

Compartieron la mesa con los padres de Larry que estaban encantados con la novia de su hijo.

Los Stoker también estaban allí y Sasha pudo conocer de vista al primo Colin. «El primer amor de Tommy», se dijo, preguntándose cómo ese hombre, todo dientes, hubiera podido resultar atractivo.

—Eb no se podía quedar atrás —susurró Larry—. Mira con disimulo.

Sasha lo hizo. Ebenezer acababa de entrar con dos mujeres, una de ellas escasamente vestida y la otra con un vestido negro muy discreto y por un momento le pasó por la mente un trío de amas y esclavo, hasta que notó que la de negro era Barbara Elion completamente rejuvenecida. McAllister venía detrás de ellos y tomó a Barbara del brazo, para ayudarla a sentarse en una mesa cercana.

—Es lo que hace el amor —dijo Henrietta, leyéndole el pensamiento—. La cirugía debe haberle costado una fortuna, pero han hecho un buen trabajo.

Larry murmuró por lo bajo y la atención de Sasha volvió a concentrarse en sus compañeros de mesa.

Henrietta le agradaba. Al principio lo había desconcertado un poco porque había sido novia de Ebenezer, pero luego descubrió que ese noviazgo sólo había durado una semana y que ella lo había dejado pese a sus ruegos. Meses después, comenzó a salir con Larry.

—¿Qué dice el
Manual
en el caso de estar en una boda sin acompañante? —preguntó Larry en voz baja.

—El sujeto tratará de seducir al novio y bailar con él valiéndose de su amistad. Luego se lo llevará a la cama. La compañía de la novia en este evento es opcional.

Henrietta rió.

—No dudo en que si te lo propusieras, lo harías. Lástima que Grant sea como es… digo, creo que con él no tendrías ninguna oportunidad.

El ruso esbozó una sonrisa.

—No, supongo que no.

«Si supieras, querida… Si supieras.»

4

Tommy volvió de Filadelfia para viajar a toda prisa a Sherbrook Wood. El tío Joseph lo había hecho llamar y temió por su salud.

Una vez en la enorme finca, Horbury lo tranquilizó.

—El señor está un poco débil, pero no hay por qué preocuparse. Tenía muchas ganas de verlo a usted.

Tommy entró en el estudio de su tío y le sorprendió encontrarlo con Eustace Woodward, su abogado.

—Querido muchacho. —El anciano lo abrazó con afecto—. El clima de Filadelfia no te hace nada bien, apenas tienes color —dijo, examinándolo tan atentamente que Tommy sintió que leía sus pensamientos más secretos.

—He estado con Alex en los laboratorios. La verdad no he tenido tiempo para hacer mucho turismo.

—Ya veo. Pero no te he llamado para eso. Ya conoces a Woodward, él lleva mis asuntos y le he pedido que se ocupe de uno en particular.

Tommy saludó al abogado, preguntándose qué cosa pintaba allí. Por un momento temió que se tratara de un testamento. El tío Joseph siempre estaba amenazando a la familia con desheredarlos, y solía usar su herencia como un mecanismo para presionarlos, pero a Tommy no le gustaba la idea. Le hacía pensar que en algún momento su tío dejaría de estar a su lado.

—¿Un asunto?

—Sí. Tu postulación a Oxford.

—Pero tío… No entiendo…

—Vamos, Woodward, explíqueselo usted.

El abogado carraspeó mirando los folios que había estado examinando, se acomodó las gafas y empezó:

—Es deseo del señor Stoker pagar íntegramente su carrera de Filosofía en Oxford —anunció—. Y lo ha expresado en un documento, en caso de que le suceda algo.

El abogado continuó explicando los aspectos legales y Tommy se dejó caer en un sillón. Su débil protesta fue acallada por su tío Joseph y terminó firmando los documentos, pensando cómo haría para explicarle a Sasha que seguirían separados.

5

Sasha no pudo ocultar su decepción. Después de casi un mes de ausencia, había ido el 1 de agosto después del trabajo a casa de los Andrew que acababan de llegar de viaje, para encontrarse con la noticia de que Tommy había viajado a Escocia el día anterior.

—Será sólo un día y medio —explicó Angel—. Mañana a mediodía estará aquí. Dijo que te había llamado a casa de Richard para avisar. Su tío Joseph lo hizo llamar con urgencia y ya sabes cómo es él…

—Sí. Entiendo.

Se quedaron en silencio un momento y luego Angel le sonrió con esa calidez que le recordaba que siempre tendría un hogar con los Andrew, pasara lo que pasara.

—Quédate a cenar conmigo. Alex no vendrá hasta muy tarde, hoy es su día de club.

—Claro, será un placer.

Pasaron al enorme y desierto comedor donde la cena de Angel estaba servida y Sasha preguntó por Ariel mientras le servían.

—Duerme —respondió Angel—. Con el cambio de horarios está agotado y se ha dormido a las seis el pobrecillo.

La conversación derivó hacia el próximo cumpleaños de Ariel y luego, inevitablemente, hacia los asuntos de laboratorio.

—Tenías razón, Sasha. McAllister había hecho varias reformas para acelerar la comercialización de algunos medicamentos y no le había informado a Alex de todo. Barbara está cegada con él y tampoco dijo nada.

—¿Y qué ha hecho Alex?

—Ha hablado con los directivos, con los investigadores, incluso con la FDA. Por eso tardamos tanto, ese viaje estaba previsto para diez días. Hemos puesto orden de nuevo.

—Ya. ¿Y cómo lo lleva Alex?

—Mucho mejor, pero ha programado viajes periódicos. Va a tener que vivir parte del año en Filadelfia hasta tener todo bajo control.

—Oh. ¿Y cómo llevas eso tú?

Angel suspiró.

—Ariel empezará la escuela en septiembre, así que no podré viajar con tanta frecuencia. Tendré que hacerme la idea y espero que sea sólo por un año.

Sasha le tomó la mano con simpatía. Él sabía lo que se sentía estar separado de la persona que amabas, aunque en el caso de Angel sí hubiera una relación formal de por medio.

Angel volvió a suspirar.

—Lo que Alex hace es lo correcto. Esa demanda ha generado una pérdida de dinero escandalosa. A veces pienso en lo que se habría podido hacer con todo ese dinero en países donde la gente necesita tanto las medicinas.

Sasha pensó en su país, donde los adelantos médicos y tecnológicos sólo eran del alcance de unos cuantos. También pensó en África y en la India.

—¿Por qué no haces algo al respecto? Muchas corporaciones crean fundaciones para evadir impuestos..

—¡Sasha!

—No digo que sea para sólo para eso, pero podría ser el vehículo para ayudar a quienes lo necesiten.

—Lo he pensado. Incluso Alex lo planteó, pero no concretamos nada. Necesitamos un tiempo para recuperarnos.

—Entiendo. —Sasha sonrió—. Y creo que si alguien puede hacerlo, serás tú.

—¿De verdad lo crees?

—Estoy seguro de ello.

6

Sasha esperaba impaciente a Tommy en el apartamento de Richie. Apenas lo había visto en las vacaciones y Tommy acababa de llegar de visitar a su tío. Sería la primera reunión de los tres ese verano.

Richie estaba un tanto misterioso, como había estado la vez que les anunció que había comprado Sextasis. Con una enigmática sonrisa, había puesto
Friends will be friends
en el equipo de música y la tarareaba en la cocina.

Apenas llamaron a la puerta, ambos acudieron a abrir.

—¡Cómo os he echado de menos! —dijo Tommy y sin pensarlo dos veces, se arrojó a sus brazos.

Los tres se abrazaron estrechamente por largo rato, hasta que Tommy susurró:

—¿Os habéis portado muy mal en mi ausencia?

Sasha le pellizcó el trasero y se acomodaron en el sofá.

—No tanto como hubiéramos querido. No nos hemos visto tanto…

Tommy miró a Richie. Por un momento pensó que sus dos amigos podrían seguir resentidos, pero la sonrisa del pelirrojo lo convenció de que no era así. De todos modos, Richie tenía una expresión indescifrable y se sentó en el sillón frente a ellos, apoyando las manos en sus rodillas. Luego los miró.

—Es cierto, no nos hemos visto con tanta frecuencia este verano, pero la culpa es mía. Tengo que confesaros algo. ¿Recordáis a Cindy?

Sasha tuvo una fugaz visión de un lápiz de labios y una orgía a la que no había sido llamado a participar. No conocía a Cindy, pero Tommy le había hecho una descripción detallada.

—¿Qué pasa con Cindy? —preguntó Tommy, que recordaba perfectamente todas las curvas de la rubia.

—Pues… después de esa reunión que tuvimos, salimos un par de veces, pero ella se fue de intercambio a los Estados Unidos y le perdí la pista, hasta julio en que coincidimos en una fiesta. He estado saliendo con ella algunos fines de semana.

—Oh. —Fue todo lo que dijo Tommy. Todavía recordaba la fascinación que Richie había sentido por Cindy, el modo en que la rodeaba de atenciones. Pero no sabía a dónde iría a parar todo eso.

—Te envía saludos, y también Brenda y Carol… Quizá podamos salir con ella uno de estos días…

La invitación quedó flotando en el aire. Tommy carraspeó e hizo un gesto vago. Lo último que había esperado era que saliera ese tema delante de Sasha y no quería ahondar en el asunto.

Sasha hizo como que no había oído. No se imaginaba en una cita de cuatro y la bisexualidad de sus amigos le era incómoda.

—No sé vosotros, pero yo tengo calor —exclamó, abriendo un par de botones de su camisa y agitándola por el cuello. Era un burdo intento de cambio de tema, pero era obvio que funcionaba, pues Tommy se quedó viéndolo fijamente, como si quisiera traspasar la tela con la mirada.

—Esto… Sí, es un verano muy caluroso —susurró para luego beberse de un trago el whisky que aún le quedaba—. ¿Quieres servirte? —Le ofreció el vaso en el que se descongelaban lentamente tres cubitos de hielo.

Sasha tomó el vaso alzando una ceja. Sacudió los hielos sin dejar de mirar a Tommy.

—¿Quieres que me sirva? —susurró, dudando.

—Si tú no quieres, yo sí. —Tommy se quitó la camisa, se recostó en el sofá y cogió uno de los hielos para comenzar a pasárselo por el pecho—. ¡Ufs, qué frío está!

—El que tiene calor soy yo —protestó Sasha quitándole el hielo que resbaló y cayó en el ombligo de Tommy.

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