Suspiro profundamente y me planteo proponerle que nos bajemos a la pista para que se tranquilice. Antes de que haya podido abrir la boca, Pilar ya está soltando sapos y culebras de nuevo.
—Y espera, que lo mejor de todo es que un mes después, la tal Valle le envía un mensaje a Isabel diciéndole que mire a su alrededor y piense si ella no ha tenido la culpa de todo.
—¡Joder!
—Hay que tener jeta para decir eso. No digo que Isabel sea una santa pero no me jodas, se ha portado con todas mil veces mejor que ellas con Isabel.
—¿Bajamos a la pista a echar un vistazo? —pregunto poniéndome en pie—. Lo digo para evitar que de un momento a otro te vayas a por ellas imitando a Jackie Chan.
Pilar se echa a reír.
—Venga, vamos —dice ya más calmada.
Cogemos las copas de la mesita y nos encaminamos a la puerta de salida de la sala. Al ver que nos marchamos, la tal Nuria nos lanza una mirada esquiva. Yo no puedo evitar echarme a reír.
—Oye, aparte de zumbada, Isabel tiene un mal gusto que te cagas —le digo a Pilar al oído entre risas. Mi amiga se encoge de hombros y esboza una leve sonrisa como si dijera: «Qué le vamos a hacer».
Nada más entrar en la planta baja, donde está la pista de baile y el escenario, casi nos topamos de bruces con Alicia, que luce una de las camisetas del festival de cine y va debidamente identificada con una acreditación al cuello que la distingue como «jefa de voluntarios». La ascensión de esta chica es fulgurante.
—Hola, chicas —nos saluda a las dos antes de plantarnos sendos besos en las mejillas—. Hace mucho que no os veo por el grupo —dice con cierto tono de reproche antes de darle un trago al vaso que lleva en la mano, una simple coca-cola, presumo, esta chica es demasiado formal para beber otra cosa que no sea eso.
—Mucho curro —respondemos Pilar y yo al unísono conteniendo unas imperceptibles risitas.
—Os pasaréis por el festival, ¿no? Hay pelis muy majas. Si hay alguna que os interese, podría conseguiros algunas entraditas de gratis, sólo por vuestra cara bonita —se ríe.
—Ya veremos —le contesto yo—. Aún estamos estudiando la programación.
—Por cierto, ¿os habéis enterado de la gran noticia?
Ambas negamos con la cabeza.
—El IFI
{3}
nos ha concedido una subvención para una campaña de visibilidad lésbica. ¡Sesenta mil euros! —exclama complacida—. Aún no me lo creo. Vamos a armar una revolución con tanta pasta.
—Es mucho dinero, ¿no? —digo yo frunciendo el ceño.
—Ya lo sé pero ya sabes la cantidad de bollos que hay en el IFI. Además, ya va siendo hora de que nos hagan caso las instituciones, que no todo van a ser fiestas… —hace una pausa, parece que se le está agotando el tema de conversación—. Bueno, si al final os pasáis por el festival, buscadme por el
hall
de entrada del cine. Voy a estar por allí casi todos los días.
—Vale, te buscaremos.
—Os tengo que dejar, chicas, que estoy buscando a unas amigas. Nos vemos.
Y se pierde entre la masa informe de gente que ya está empezando a llenar la pista. A Pilar se le queda la mirada prendada en los cuartos traseros de Alicia. Le paso la mano abierta por delante de los ojos.
—Que se te van a salir, Piluca —le advierto riéndome.
—Joder, es que no veas si está buena la cabrona —dice casi relamiéndose.
—Pues se te pasó la vez, corazón. Ya le han echado el lazo.
Pilar se vuelve hacia mí contrariada.
—¿Y quién ha sido la asquerosa que se ha atrevido a ponerle la mano encima a mi niña? —pregunta cómicamente ofendida.
—Sandra, una de las del grupo.
—¡Bruja ninfómana! —exclama—. Espero que no la traumatice demasiado. No quisiera tener que consolarla mucho cuando acabe entre mis brazos.
—Antes era yo la que tenía la moral alta…
—Coño, Ruth, como decía ese del Barça, siempre positivo, nunca negativo…
—Bueno, ya conoces a Sandra, cuando se canse de su nuevo juguete, lo pondrá de nuevo en circulación.
—Y ese será el momento en que esa bonita niña caiga rendida a mis pies —concluye Pilar riéndose a carcajadas. Luego mira la hora en su reloj de pulsera—. Bueno, chata, mi menda se las pira que es casi la una y mañana hay que currar.
—Me voy contigo, entonces.
Pilar me mira de soslayo sin acabar de creerme.
—¿Tú irte de una fiesta a la una de la noche? Estás perdiendo fuelle, cielo.
—Mañana tengo una reunión a primera hora —digo por toda explicación.
—¿Y cuándo ha sido eso un obstáculo para ti?
—¡Pilar! —le digo ya encaminándonos a la salida—. Aunque tú no te lo creas, en el fondo soy una mujer muy responsable.
—Vale, vale, haré como que me lo creo…
—Así que ya has cortado con la sueca, ¿no?
—¿De qué te sorprendes, Juanito, cielo? Ya te dije que era cuestión de tiempo. Además, era un pasatiempo por ambas partes. Si ella tampoco quería seguir. Por navidades se iba a ver a sus padres y a su novia a Estocolmo.
—¡Ah! Pero, ¿qué tenía novia?
—Sí, hijo, a ver si te vas a creer que lo de la pareja abierta es patrimonio exclusivo de los maricas.
—¿Te lo dijo antes o después de que la dejaras?
—Después, claro. Aunque si me lo hubiese dicho antes tampoco me hubiese importado. De todas formas, la cosa ha quedado muy bien. Probablemente vendrá a mi fiesta de cumpleaños.
—Hablando de la fiesta, por mi parte sabes que no hay problema pero a lo mejor Diego no se puede pasar.
—¿Y eso?
—Pues porque si el pobre tenía poco curro con lo de ir buscando chaperas por la calle para repartirles condones, ahora le han encargado supervisar un folleto sobre salud y VIH en lesbianas para el GYLA. Es que por lo visto, les han concedido una subvención para no sé qué de la visibilidad lésbica…
—Sí, me enteré el otro día… ¿O sea que va en serio?
—Sí, hija. Van a hacer una campaña de la leche. Se plantean incluso hacer un anuncio para televisión.
—Pues como no tengan un respaldo oficial, lo llevan crudo. Con lo que cuesta colocar
spots
de ese tipo en televisión. Les han dado mucha pasta pero no es suficiente para eso.
—No, si ya lo saben. Pero si no pueden colarlo en las cadenas normales, se van a ir a las televisiones locales. Chica, menos da una piedra.
—Ya, pero es que me sigue pareciendo mucha pasta como para que quieran invertirla íntegramente en los temas de visibilidad lésbica y no quieran escaquear algo para otras cosas.
—Pues de momento tienen a Diego y a su compañero trabajando más de doce horas diarias. El pobre está reventado. Y bastante quemado.
—Normal, con los sueldos de mierda que pagan en los colectivos… Por el mismo trabajo en otro sitio estaría cobrando el doble.
—Ya, pero sabes que cuando ha intentado buscar algo fuera lo ha tenido bastante chungo. Hay mucha gente y muy pocos puestos de lo suyo… Pero bueno, ya le preguntaré qué horario tiene la semana que viene y si no está muy hecho polvo, seguro que también se apunta a la fiesta. Por cierto, ¿tienes algún capricho en especial este año?
—¿Caprichos? ¿Yo? A diario pero suelen ser casi siempre heterosexuales.
—Digo para tu regalo, cachonda, para los otros te bastas y te sobras tú sólita.
—Pues no, la verdad. Ya sabes que me conformo con que vengáis. Pero como sé que no podréis resistir la tentación de comprarme algo, menos bolas chinas cualquier cosa servirá.
—¡Hija, qué bruta eres!
—No, es que como ya tengo varios modelos te lo digo para evitar que me regaléis uno que ya tenga…
—Eres incorregible…
—Ya lo sabes, cielo.
—Por cierto, ¿quiénes irán?
—Las de siempre. Pilar, mi tocaya Ruth, María, Ángela y la petarda de su novia, Susana, Marta, Bea y Pedro si no le toca currar.
—¿Con uniforme?
—Yo le he sugerido que se lo traiga para acojonar a los vecinos pero creo que no le ha parecido buena idea…
—¡Mecachis! ¿Y Dani y Cosme?
—No pueden.
—¿Por?
—Tienen otro cumpleaños y habían quedado hace tiempo, ya sabes, no soy la única que decidió alegrar al mundo con su presencia por estas fechas.
—Siempre tan humilde…
—Hijo, si ninguna me lo dice me lo tendré que decir yo…
—¡Pero es que ninguna te dura el tiempo suficiente para que te lo diga!
—Echa el freno, cariño, que ya te veo venir.
—Y me seguirás viendo hasta que dejes de fingir que te encantaría enamorarte.
—No lo finjo pero sabes que siempre he dicho que enamorarse en el ambiente es más peligroso que conducir un coche por la M-30 a ciento ochenta y en dirección contraria.
—Pues búscalas fuera del ambiente.
—Lo hago, lo hago, pero el peligro sólo se reduce a conducir el mismo coche pero a ciento treinta. Y ahora mismo yo prefiero ir en moto, es más fácil esquivar los golpes.
—Bueno, bueno… Oye, que te dejo, que ya va siendo hora de que yo también finja que estoy currando.
—Venga, yo seguiré fingiendo que busco inspiración mientras navego por Internet… Un besito.
—Adiós, pendón.
L
a navidad está a la vuelta de la esquina y la única razón por la que lo agradezco es que ya han dado comienzo mis quince días de vacaciones invernales (bueno, gracias al puente de Reyes se han convertido en dieciocho). Y antes de verme envuelta en el maremagnum de cenas y comidas, fiestas, regalos y borracheras que me espera, mato el tiempo organizando un poco mi casa, que buena falta le hacía. Tras haber pasado el domingo fregona y bayeta en mano ha llegado la hora de relajarme un poco. Y como hace mucho que no escribo en mi
blog,
no veo mejor momento que este para ponerme manos a la obra.
Domingo, 21 de diciembre
Unos pequeños consejos
Últimamente varias amigas han venido a mí para contarme que las que hasta ahora eran sus fantásticas y maravillosas novias, las han abandonado vilmente a las puertas de estas dichosas fechas que al ciudadano medio tan poca gracia le hace pasar en soledad. Como mi experiencia en rupturas me daría para escribir varios libros de autoayuda (que aunque algunas no lo crean, hubo un tiempo en que a mí también me dejaban), he decidido sintetizar mis conocimientos en diez prácticos puntos que espero os sean de ayuda si en algún momento os veis en ese fatídico brete de ver cómo la niña de vuestros ojos se convierte en un grano en el culo y de los gordos (esto también sirve para hombres gays y heteros de ambos sexos, que luego no digan que soy separatista, sólo hay que saber aplicar las enseñanzas al caso particular de cad@ un@). Así que ahí van:
Qué hacer cuando te dejan y la cosa
ha acabado como el rosario de la aurora
1. Rastrea tu casa en busca de cualquier objeto que tenga que ver con tu ex. Desde el cepillo de dientes hasta la taza donde se tomaba el café pasando por cualquier CD, película, libro o revista que te haya prestado
.2. Haz recuento mental de las cosas tuyas que pueda haber en su casa y que te apetezca recuperar. Pídeselas sin olvidarte de ninguna y que te las traiga cuando quedes con ella para devolverle sus mierdas
.3. Cuando vuelvas a casa, si tienes fotos de ella o con ella, tíralas junto con los negativos. Si eres incapaz de tirarlas, júntalas todas, mételas en una caja y guárdala en el rincón más oscuro de tu armario. Con los regalos actúa del mismo modo
.4. Si tenéis amigos en común, deja de frecuentarlos por un tiempo. Si los conociste a través de ella, olvídate de ellos, son
sus
amigos y para ellos ahora
tú
eres la enemiga. Si ya los conocías antes de estar con ella y te dan la espalda tras la ruptura, olvídate también de ellos. Aunque digan ser neutrales, no lo son y ya han tomado partido por un bando que, obviamente, no es el tuyo
.5. Ni se te ocurra sintonizar emisoras tipo Kiss FM. Alguna de las innumerables Leyes de Murphy hará que enlacen
Mujer contra mujer
con el
Si tú no estás aquí
de Rosana para acabar con esa romanticona canción que escuchabais en vuestros mejores momentos (juro que esto es verídico)
.6. Apaga la radio y aficiónate al hip hop más duro y combativo. Aunque no entiendas la letra, tararéala como si lo hicieras y empieza a acostumbrarte a ese tono rabioso y cortante con el que te dirigirás a tu ex si tienes la mala fortuna de encontrártela cuando salgas por ahí (que lo harás, no lo dudes ni por un momento, te la encontrarás cuando y donde menos te lo esperes)
.7. Si te sirve de desahogo, escríbele cartas para desfogarte. En tu mano queda si se las haces llegar o no. Si se las envías debes saber que, por regla general, las ex suelen limpiarse el culo con ellas (o en su defecto, marcan tu dirección de
en la opción de correo electrónico no deseado, con lo cual es posible que ni siquiera lleguen a saber que se las has enviado)
.8. Si hay alguna canción especialmente significativa que tenga connotaciones que te lleven a recordar irremediablemente a tu ex (como, por ejemplo, esa que te pondrán en Kiss FM después de las de Mecano y Rosana), ponía en el lector de CD's en función
repeat
para escucharla una y otra vez hasta que pierda el sentido que le habías otorgado. Aunque te parezca un acto de masoquismo extremo, después de haber oído quinientas veces seguidas el
Quelqu'un m'a dit
de Carla Bruni te aseguro que dejarás de recordar los polvos que echabas con tu novia escuchando esa canción y sólo te acordarás del anuncio de Nescafé (juro que esto es verídico también)
.9. Si el ánimo te lo permite, sal de caza cuanto antes y enróllate con la que te parezca más mona y menos te recuerde a tu ex. No hay nada más frustrante que ver cómo esa zorra ya ha encontrado a alguien con quien sustituirte cuando tú aún te estás lamiendo las heridas (y si te acuestas con ella, evita cualquier fondo musical para así saltarte los puntos 5 y 8 la próxima vez)
.10. Y recuerda para la próxima vez que hay tías por las que no hay que luchar y que no merecen que intentes arreglar las cosas. Así que acostúmbrate a mandarlas a paseo en cuanto percibas dos o tres salidas de tono, que para jugar ya está la Playstation
.