Y en la Argentina, lo que mató a los arbitros fue la soberbia, ¡la soberbia! A mí me echó Javier Castrilli, un referí, nada más que un referí, jugando para Boca, contra Vélez, en el '95, cuando lo único que fui a decirle fue: "¡Respeta a la gente!". Y así todos, no te dejaban hablar. Ellos se escudan con eso de que no ganan lo que tienen que ganar. ¡Que se hagan profesionales en serio! Y que no se dejen influenciar, ni con las figuras, pero que tampoco vayan contra la gente, contra el espectáculo. Porque la gente va a ver a Maradona, va a ver a Francescoli, va a ver a Gallardo, y si ellos los echan, van en contra de la gente. Eso sí: se hacen famosos y después trabajan en la televisión. ¿Gracias a quién? Gracias a los jugadores, por supuesto.
Yo me arrepiento de no haber jugado más en la Argentina. Lamento que mi país no me haya podido retener, para batir los records en mi tierra, para jugar más partidos en la Selección y no escucharlos por teléfono desde Italia... Porque así lo hacía: jugaba Boca, jugaba el Seleccionado, y yo me colgaba de la línea para escucharlos. Creo que no es mi culpa, yo me tuve que ir a ganar la plata afuera.
Desde Italia, justamente, yo observaba un fenómeno, algo muy especial: en la Argentina, los maestros de las divisiones inferiores siempre fueron los grandes jugadores del pasado. Nenes como Pedernera, Grillo, Griffa, Gandulla, Pando, Sacchi. A grandes maestros, según mi humilde opinión, grandes alumnos. Bueno, eso en Italia no pasaba. Los ex campeones se volvían diputados,
onorevoles,
dirigentes, periodistas de radio y televisión, asesores del presidente. Pero ponerse el buzo y llenarse de tierra como lo hizo casi hasta los 80 años don Adolfo Pedernera... No, eso no. Bueno, mi temor es que en estos tiempos hayamos perdido esa mística. Y por eso mi obsesión es trabajar con los futbolistas.
En todo sentido, ¿eh?, en todo sentido. Digo esto porque me jode que todavía haya futbolistas que se nieguen a decir la verdad y no se animen a denunciar, por ejemplo, que hay técnicos que les piden plata para hacerlos jugar. ¡En la Argentina hay entrenadores que les sacan plata a los jugadores! ¡Yo lo sé y yo lo denuncio! Lo sé porque muchos me vinieron a ver a mí, para decírmelo.
Lo lamento, entonces, por aquellos futbolistas a los que yo voy a nombrar si es que me llaman a declarar en el juicio que hay contra Ramón Díaz. Pero sería más grande el castigo de no darle la posibilidad a los futbolistas del futuro de evitar que les sigan metiendo la mano en el bolsillo. Eso es corrupción. Tanta corrupción como cuando un entrenador del Seleccionado pone a un jugador en el equipo, aunque esté lesionado, para después venderlo a Europa. Y yo sé que eso pasó, lamentablemente.
Si volviera a nacer, le pediría a Dios que me dé lo mismo —porque me dio demasiado, realmente— y también la posibilidad de hacer todas las jugadas y los goles que divirtieron a los napolitanos, en mi país, en vivo, para los argentinos...
Estoy orgulloso de haber sido siempre fiel a mis convicciones, a mis virtudes y a mis defectos. Pero llego a los 40 años y puedo mirar de frente a todo el mundo. No cagué a nadie más que a mí mismo, no le debo nada a nadie más que a mi familia. Lucho por mi vida, cada día, y tengo a mis viejos al lado, tengo a mis amigos al lado, tengo a mi mujer, incondicional, tengo dos hijas que son tan alucinantes como siempre las soñé y tengo, con todo eso encima, el respeto del país que amo... Sí, pese a todo, tengo y disfruto el respeto de los argentinos.
Todo lo que cuento en este libro es verdad, lo juro por mis hijas. Traté de ser lo más honesto posible en todo. Conté cosas, seguramente me olvidé de muchas otras, pero el mensaje es uno solo: voy a seguir diciendo la verdad hasta los últimos días. No voy a transar porque no me gusta, no me gusta la injusticia.
Como les digo siempre a los que vienen y se quieren hacer los bananas conmigo:
Pero, Diego, si vos...
Al Diego, a mí, me sacaron de Villa Fiorito y me revolearon de un patada en el culo a París, a la Torre Eiffel. Yo tenía puesto el pantalón de siempre, el único, el que usaba en el invierno y en el verano, ese de corderoy. Allá caí y me pidieron, me exigieron, que dijera lo que tenía que decir, que actuara como tenía que actuar, que hiciera lo que ellos quisieran.
Y yo hice.
Yo... Yo hice lo que pude, creo que tan mal no me fue.
Sé que no soy nadie para cambiar el mundo, pero no voy a dejar que entre nadie en el mío a digitarlo. A manejarme... el partido, que es como decir digitar mi vida. Nadie me hará creer, nunca, que mis errores con la droga o con los negocios, cambiaron mis sentimientos. Nada. Soy el mismo, el de siempre. Soy yo, Maradona.
Yo soy El Diego.
Los más importantes, los premios que me dio la vida: Dalma, Gianinna, Claudia y Guillermo.
1978
– Goleador del Campeonato Metropolitano, con Argentinos Juniors. Convirtió 22 goles.
1979
– Campeón del Mundo Juvenil con la Selección Argentina, en el Mundial Japón 79.
– Balón de Oro al mejor futbolista del año, del Centro de Periodistas Acreditados en la AFA (CEPA).
– Goleador del Campeonato Metropolitano, con Argentinos Juniors. Convirtiól4 goles.
– Goleador del Campeonato Nacional, con Argentinos Juniors. Convirtió 12 goles.
– Olimpia de Plata al mejor futbolista argentino, del Círculo de Periodistas Deportivos (CPD).
– Olimpia de Oro al mejor deportista argentino, del Círculo de Periodistas Deportivos (CPD).
– Mejor futbolista de América, según la encuesta del diario
El Mundo,
de Caracas.
1980
– Balón de Oro al mejor futbolista del año, del Centro de Periodistas Acreditados en la AFA (CEPA).
– Goleador del Campeonato Metropolitano, con Argentinos Juniors. Convirtió 25 goles.
– Goleador del Campeonato Nacional, con Argentinos Juniors. Convirtió 18 goles.
– Olimpia de Plata al mejor futbolista argentino, del Círculo de Periodistas Deportivos (CPD).
– Mejor futbolista de América, según la encuesta del diario
El Mundo,
de Caracas.
1981
– Campeón de primera división, Campeonato Metropolitano, con Boca Juniors.
– Olimpia de Plata al mejor futbolista argentino, del Círculo de Periodistas Deportivos (CPD).
– Balón de Oro al mejor futbolista del año, del Centro de Periodistas Acreditados en AFA (CEPA).
1986
– Campeón del Mundo, con la Selección Argentina, en México '86.
– Balón de Oro al mejor jugador en el Mundial de México '86, de la FIFA.
– Balón de Oro al mejor futbolista de Europa, según la revista France Football.
– Olimpia de Plata al mejor futbolista argentino, del Círculo de Periodistas Deportivos (CPD).
– Olimpia de Oro al mejor deportista argentino, del Círculo de Periodistas Deportivos (CPD).
– Mejor futbolista de América, según la encuesta del diario
El Mundo,
de Caracas.
– Onze de Oro, al mejor futbolista del mundo, según la revista francesa
Onze.
1987
– Campeó de Liga de Italia, Serie A,
Scudetto
86/87 con el Napoli.
– Goleador de la Liga de Italia, Serie A, con el Napoli. Convirtió 15 goles.
– Campeón de la Copa de Italia, con el Napoli.
– Onze de Oro, al mejor futbolista del mundo, según la revista francesa
Onze.
1988
– Goleador de la Copa de Italia, con el Napoli. Convirtió 6 goles.
– Campeón de la Copa de la UEFA '87/'88, con el Napoli.
1989
– Mejor futbolista de América, según la encuesta del diario
El Mundo,
de Caracas.
1990
– Campeón de la Liga de Italia, Serie A,
Scudetto
'89/'90, con el Napoli.
– Subcampeón del Mundo con la Selección Argentina, en el Mundial de Italia '90.
– Mejor futbolista de América, según la encuesta del diario
El Mundo,
de Caracas.
1993
– Ganador de la Copa Artemio Franchi, con la Selección Argentina. En el enfrentamiento entre el campeón de América y el campeón de Europa, venció a Dinamarca, por penales.
1996
– Balón de oro especial por su trayectoria de la revista
France Football.
1999
– Olimpia de Platino al deportista argentino del siglo XX, según el Círculo de Periodistas Deportivos (CPD).
{1}
(N. del E.: se llamaba Jesús Bogdanowsky).