Conclusión: Los mayas, al igual que los egipcios, calcularon la misma fecha del final del mundo. Considerando la gran diferencia en el tiempo de su hegemonía y sus distintos calendarios, se trata de algo sumamente asombroso. Eso nos conduce a otro código de los egipcios.
Portal de las estrellas
En el antiguo Egipto, la constelación de Orión era representada por la figura de un hombre caminando; a menudo lo mostraban con su mano levantada, ya sea sosteniendo una cruz de asa (símbolo de la vida eterna en Egipto) o una estrella. Según el ya fallecido E. A. Wallis Budge —un apreciado egiptólogo—, el símbolo estelar tiene un significado secundario, como «puerta». Sahu, la Orión egipcia, por lo tanto indica secretamente (según la antigua filosofía) que en este lugar, encima de su brazo extendido, hay un «portal estelar» al cielo. De acuerdo con nuestros hallazgos, el portal de Orión estará abierto por unos meses antes del final de los tiempos. Simbólicamente, esto sucederá durante el ciclo de Venus encima de Orión, en la primavera y verano del año 2012.
¿Qué sucederá?
La rotación de la Tierra disminuirá rápidamente, entonces, girará en el sentido opuesto. Dado que ahora gira de Oeste a Este, luego irá de Este a Oeste. En otras palabras, la rotación del eje será como es actualmente. Esto significa que la Tierra deberá disminuir su paso y girar otra vez en la dirección opuesta. Sucederá en menos de un día, con tremendos cambios en la faz de la Tierra, cataclismos, miles de millones de muertos y una gran destrucción. Y entonces, todas las cosas se normalizarán otra vez, salvo que se habrán producido cambios climáticos debido al viraje de los polos.
Ahora puede preguntarme: ¿está seguro de lo que dice?
Esa es una pregunta lógica, y trataré de contestarla. La fecha 27 de julio de 9792 a.C. ha sido decodificada por Albert Slosman a partir de los jeroglíficos. El fin del mundo, tal como lo predijeron los mayas, será el 21-22 de diciembre de 2012. Las escrituras de los egipcios señalan que Venus está en una posición específica en el código, el año que la Atlántida fue destruida. Venus también es importante para los mayas. Sólo tiene que leer
The Mayan Prophecies [Las profecías mayas]
para darse cuenta de esto. El código de Venus ha sido incorporado en sus escrituras y edificios. Una predicción que hice y para la cual he encontrado evidencia matemática que la comprueba, es que códigos similares pueden hallarse en las escrituras egipcias. En Egipto, existió un complejo subterráneo que Heródoto denominó «El gran laberinto», pues contenía más de 3000 habitaciones. ¡Es allí donde los cálculos astronómicos se realizaron! Eran copias de los que solían estar en la Atlántida. Estaban guardados, y me quedé sorprendido al leerlo, porque los atlantes sabían la fecha exacta de la destrucción de su tierra con 2000 años de anticipación.
Aquí, estoy apelando a su mente, quiero que comprenda que ellos
CALCULARON
el fin de la Atlántida, que ahora se encuentra enterrada debajo del Polo Sur. Nuevamente, ellos
CALCULARON
un final para nosotros que es mucho más violento aún. Junte reversiones magnéticas y precesiones y obtendrá el colosal cataclismo del que hablaban. Es innegable que existe un vínculo entre el año 2012 y el 9792 a.C. Si seguimos ignorando estos hallazgos, todos moriremos. ¡Todas las alarmas deberían estar sonando en el mundo entero!
Guardián de una olvidada cápsula del tiempo
Urgentemente, debemos buscar el laberinto, ese inmenso complejo que es todavía mayor que las pirámides, según la descripción de Heródoto. Nos brindará los datos correctos con los cuales los egipcios y los atlantes hicieron sus predicciones de este cataclismo mundial. Allí se hallará toda la información de los sumos sacerdotes «científicos» del Gran Laberinto; otros misterios de una arcaica y elitista academia están en ese lugar, aguardándonos. Se ha sabido desde hace tiempo, que ellos estudiaron cuidadosamente el ciclo del Sol en su circuito anual, percibido a lo largo de la senda del zodíaco. Y más recientemente, ha surgido una acuciante evidencia del investigador Maurice Cotterell, la cual yo confirmo completamente, que sostiene que ellos estaban al tanto de la teoría del ciclo de la mancha solar, teoría que los astrónomos modernos ni siquiera conocen. Observar y medir con precisión la teoría de la mancha solar, es una proeza que sólo pudieron haber realizado personas sumamente avanzadas desde un punto de vista científico, es decir, superhombres tecnológicos y matemáticos. Ellos eran astrónomos por excelencia, que habían estado siguiendo y observando las explosiones en el Sol por miles y miles de años, y descubrieron que cuando haya un gran cambio en el campo magnético del Sol, la Tierra se dará vuelta. El resultado fue la señal de una gran catástrofe. Sus enigmáticos hallazgos vibraron por Egipto con el rigor de un culto mesiánico. Tomaron medidas para movilizar al pueblo de Egipto y contener sus energías, a fin de lograr una advertencia gigantesca: las Grandes Pirámides. Gracias a este enorme trabajo, yo pude decodificar sus advertencias.
No dudo de que encontraremos en el Gran Laberinto una conexión entre la reversión en el magnetismo del Sol, la reversión polar de la Tierra y la destrucción de la Atlántida. Más aún, urgentemente se debe llevar a cabo una investigación sobre la reversión del magnetismo solar alrededor del 20 de diciembre de 2012. Yo, personalmente, no tengo ninguna duda, luego de haber realizado estos descubrimientos. La única pregunta que me viene manteniendo ocupado por años es: «¿Cómo puedo lograr sobrevivir?». Y, «¿es posible cerrar a tiempo los pozos de petróleo y las plantas nucleares?».
Figura 33
. Las tres estrellas del cinturón de Orión, (en oposición al real) y las tres grandes pirámides de Egipto y Méjico.
Mensaje que asombra al mundo
Tenemos un problema gigantesco, ahora mismo. Por miles de años, los egipcios fueron poseedores de un supersecreto que deseaban esconder, algo de una importancia sin precedentes para la humanidad. Hemos descubierto que su objetivo fue advertir a sus descendientes sobre el gigantesco cataclismo. Con ese conocimiento pudieron escapar a tiempo y salvar su civilización. Nadie más pudo hacerlo. Esta decodificación es la prueba de su gran conocimiento. Es irrefutable y es la primera evidencia en la historia de la ciencia moderna, de que una desarrollada civilización trazó un mapa del cielo. Y no sólo hicieron un mapa celeste, sino que también siguieron el movimiento del planeta Venus y lo vincularon con la reversión polar que destruyó su patria Aha-Men-Ptah. Este código nos dice que los mayas y los egipcios era maestros astrónomos; de hecho, más avanzados que nuestros profesionales contemporáneos, que contaban con una súperalta tecnología. Ha llegado la hora de escuchar su clara alarma que nos retrotrae a la prehistoria. Los códigos apuntan a una inminente catástrofe. Nosotros podemos hacer dos cosas: seguir como si no supiéramos nada, o empezar a tomar medidas para sobrevivir al golpe.
Sin excepción, este será el mayor desafío en la historia de la humanidad. La destrucción causada por las guerras es una minucia, en comparación con lo que se nos avecina. El golpe será comparable con la explosión de diez mil bombas atómicas; partes enteras de nuestro mundo serán destruidas, miles de millones de personas morirán, el sufrimiento será extremo, a menos que tomemos precauciones a nivel mundial para armarnos contra la destrucción. No todos podrán salvarse; me doy cuenta de eso. Pero si no hacemos nada, entonces la pérdida de vidas será más grande todavía.
Mi mensaje es claro: si la humanidad no reconoce rápidamente las implicaciones de esta fecha, correrá grandes peligros. Este antiguo manuscrito demuestra lo siguiente:
De los hechos precedentes, todos ellos incontestables, podemos decir que los mayas son descendientes de la Atlántida, o que basaron sus conocimientos en la tradición de los sobrevivientes al cataclismo. En cuanto a Egipto, ya lo sabemos con absoluta certeza. De esta manera podemos explicar el cataclismo mundial de 2012 de un modo lógico. Más aún, este conocimiento demuestra que, para ambas civilizaciones, no sólo se originó en la misma fuente esencial, sino que ellos mismos pudieron verificarlo. Eso completa el cuadro y nos confronta con el más grande desafío de la humanidad, es decir, el inminente cataclismo. El gigantesco desastre geológico puede borrar nuestra civilización. Podemos reaccionar con resignación, pánico, desesperación, negación, etc., pero en los pocos años que nos quedan, esperamos que la advertencia sea recogida por la suficiente cantidad de personas para tomar las necesarias precauciones. Esto podrá permitir que los más preciados conocimientos sean transferidos a las futuras generaciones. Recordemos las siguientes palabras del profesor Frank C. Hibben en
The Lost Americans [Los americanos perdidos]
:
Una de las más interesantes teorías del fin del pleistoceno es la que explica esta antigua tragedia por erupciones volcánicas que hicieron temblar toda la tierra, con catastrófica violencia. Esta idea bizarra, bastante extraña por cierto, tiene un considerable apoyo, en especial en las regiones de Alaska y Siberia. Entremezcladas en las sucias profundidades, y a veces entre las mismas pilas de huesos y colmillos, se encuentran capas de ceniza volcánica. No cabe duda de que, en coincidencia con el fin de los animales del pleistoceno, al menos en Alaska hubo erupciones volcánicas de tremendas proporciones. Es lógico que los animales cuya carne aún se ha preservado, deben haber quedado muertos y enterrados rápidamente. Los cuerpos que mueren y quedan en la superficie se desintegran pronto y los huesos se desparraman. Una erupción volcánica explica que los animales de Alaska se hubieran extinguido todos al mismo tiempo y de una manera que satisface las evidencias como las conocemos ahora. Los rebaños van a morir, ya sea por calor o sofocación, o indirectamente, por los gases volcánicos. Nubes tóxicas de gas producidas por los levantamientos volcánicos bien podrían provocar la muerte en una escala gigantesca…
Las tormentas también acompañan a las perturbaciones volcánicas de las mismas proporciones que aquí se indican. Las diferencias de temperatura y la influencia de los kilómetros cúbicos de ceniza y piedra pómez lanzados al aire por las erupciones, bien podrán producir vientos y ráfagas de inconcebible violencia. Si es esta la explicación del fin de toda esta vida animal, el período pleistoceno terminó con un tiempo muy excitante por cierto.
Relea estas palabras y recuérdelas para siempre. Es imperioso que restablezcamos urgentemente el conocimiento de la antigua Atlántida respecto del día del próximo cataclismo. Sin este dato medular, la última civilización de los últimos 12 000 años, repentinamente se precipitará en la Edad de Piedra. No sé si tenemos que construir enormes pirámides para lograrlo, pero sí sé que estas construcciones fueron un elemento esencial en mi investigación y me trajeron al punto en el cual pude gritar, «¡Eureka!» Sobre bases puramente matemáticas, como investigador puedo deducir de estos enormes edificios, gran cantidad de datos y conocimientos sobre el cataclismo. Esta sabiduría de los tiempos remotos nos enseña lo siguiente:
A fin de enfrentar este enorme reto, debemos estar preparados para lo peor, como ya se ha demostrado. Los sobrevivientes deben tener los conocimientos básicos de todas las ciencias naturales a su disposición, pues han de comenzar todo desde cero. Nada que tenga alguna importancia seguirá funcionando o permanecerá, y dependerá de unos pocos sobrevivientes que transmitan nuestra historia, o no.
Por cierto, me doy cuenta de que se puede mejorar mucho en nuestra sociedad, por eso debemos estar seguros de que se transmita lo esencial a las otras generaciones. Por ejemplo: