Sin embargo, ninguna de las tres áreas daban ganancias. Jobs tuvo que inyectar nuevos fondos de su propio bolsillo y despedir empleados para evitar que Pixar quebrara. Ya llevaba invertidos casi 50 millones de dólares en Pixar, NeXT no vendía lo esperado y él no podía permitirse un tercer fracaso consecutivo en su corta carrera. Tras nuevos recortes, aceptó financiar con 300 mil dólares la realización de
Tin Toy
, un corto de Lasseter sobre juguetes que tomaban vida. En medio de tantas malas noticias, recibió una buena: en 1988, aquel resultó ganador del Oscar al mejor corto animado y además, fue el primero hecho por computadora en recibir un premio.
Disney paró las antenas y tras un intento fallido de contratar a Lasseter, se sentó a negociar con Jobs un acuerdo de producción en conjunto para un largometraje sobre juguetes. Las negociaciones entre Jobs y Jeffrey Katzenberg, el durísimo jefe de películas de Disney, se prolongaron durante largos meses. El contrato se firmó en mayo de 1991 y establecía que Disney invertiría 17 millones de dólares para financiar toda la película y se quedaba con sus derechos y sus personajes. Le daría a Pixar solo el 12,5% de los ingresos por venta de entradas. Jobs no estaba en condiciones de negociar nada. Disney además mantuvo el control creativo de la película y el derecho a cancelar la producción en cualquier momento. Podía, además, crear secuelas de la misma película y sus personajes sin necesidad de hacerlo con Pixar.
Nacía
Toy Story
, la primer película de la historia del cine creada íntegramente con computadoras. En la historia los juguetes cobran vida durante la ausencia de los seres humanos. El guardián del espacio Buzz Lightyear y el vaquero Woody (con la voz de Tom Hanks) lideran a un grupo de juguetes amigos.
Tras idas y vueltas con el enfoque del guión y los personajes, la película se estrenó a fines de 1995. Hubo una gala de Disney en Los Ángeles y la otra en San Francisco, organizada por Jobs. Como si se tratara de un producto de Apple, Jobs salió al escenario y con su típico magnetismo propio de un showman cautivó a los invitados. La película fue un gran éxito. En apenas un fin de semana, Disney recuperó la inversión de toda la película y fue la más taquillera del año. Recaudó 192 millones de dólares solo en los Estados Unidos y 362 millones en el resto del mundo.
La crítica especializada elogió la película de todas las maneras posibles.
Toy Story
transformó para siempre la industria del cine. Pero para todo el mundo, era una película de Disney. Jobs se puso al frente para revertir esta percepción y presionar a través de los medios dejando en claro que era creación de Pixar y que Disney era apenas el distribuidor. Su objetivo era sentarse a negociar un nuevo contrato para dejar de ser un proveedor de Disney y convertirse en el socio estratégico.
En pleno éxito de la película, Pixar salió a cotizar en Bolsa y en un solo día, las acciones llegaron casi a 50 dólares. Jobs era el dueño del 80% de la empresa, ahora valorada en más de 1.200 millones de dólares. El monto de dinero ganado era impresionante, sobre todo porque había comprado la empresa en 10 millones de dólares.
A pesar de ser millonario, Jobs estaba cada vez más lejos de los lujos y la ostentación. Ya vestía de negro y con jeans azules, uniforme que convertiría en uno de sus sellos personales. En los reportajes, se empecinaba en aclarar que los millones no le importaban. "Jamás hice algo motivado por el dinero." Era uno de los pocos empresarios de la lista de
Forbes
que a pesar de ser millonario desde muy joven, manejaba su propio auto y no caminaba con guardaespaldas. Se diferenciaba así de los empresarios millonarios. "No quiero ser el más rico del cementerio", diría más de una vez.
Lo más importante del repentino crecimiento económico de Pixar fue poder sentarse a negociar con Disney en mejores condiciones y financiar la mitad de sus propias películas por la mitad de las ganancias. Además, compartirían la autoría en los títulos y los derechos de merchandising de los personajes. El acuerdo, alcanzado en 1997 fue por cinco películas.
Para colmo, Katzenberg había abandonado Disney para formar su propia productora junto a Steven Spielberg, DreamWorks. Mientras estaba en Disney, había oído hablar a Lasseter sobre su próxima película. La idea giraba en torno al mundo de los insectos. En Pixar la llamaron
Bichos
y mientras la producían, se enteraron que en DreamWorks estaban trabajando en la película
Antz
(Hormigas) y tanto Jobs como Lasseter acusaron a Katzenberg de haberles robado la idea. Este último lo desmintió varias veces pero ya era tarde. En 1998 se estrenaron ambas películas.
Antz
fue un éxito y recaudó 91 millones de dólares en los Estados Unidos y 172 millones en el resto del mundo. Pero la de Pixar, estrenada dos meses después, fue muy superior en la crítica y en la venta de entradas. Recaudó 163 millones en EE.UU. y 363 en el mundo. Jobs aprovechó para golpear a Katzenberg en los medios: "Su código ético no es algo que me gustaría ver triunfar en este mundo". Nunca más lo perdonó.
Pixar seguía cosechando un éxito tras otro y mucho dinero. En paralelo, Jobs dedicaba su energía al retorno en Apple. En Pixar encontraba un cable a tierra creativo y artístico que lo hacía feliz. Se involucraba en todos los detalles. Desde los proyectos futuros, hasta de la distribución y la decoración del nuevo y descomunal edificio central de Pixar, ubicado en San Francisco.
A fines de 1999 se estrenó
Toy Story II
, con una recaudación impresionante: casi 500 millones de dólares en el resto del mundo. Después, en la década que va del año 2001 al 2010, Pixar estrenaría una sucesión increíble de éxitos:
Monsters, Inc.
,
Buscando a Nemo
,
[9]
Los Increíbles
,
Cars
,
Ratatouille
,
Wall-E
,
UP
y
Toy Story III
.
Mientras tanto, la relación entre Pixar y Disney se tornó cada vez más tirante ya que Jobs y Michael Eisner (presidente de Disney) chocaban constantemente. En 2004 la sociedad se interrumpe por serias diferencias contractuales. Dos años después, ya sin Eisner en la mesa de negociaciones, Disney —que no había creado ninguna película importante en los últimos años— decide comprar Pixar por la cifra de 7.400 millones de dólares en acciones. De esa manera, Steve Jobs se convirtió en la persona con más acciones en Disney (7% aproximadamente). Pixar se hizo cargo del departamento de animación de Disney y Lasseter se convirtió en el director. Aquella fue una adquisición extraordinaria en el mundo de los negocios, que apuntaló a Jobs en el podio de los mejores empresarios de la industria del entretenimiento.
Franco Bittolo es el CEO de Bitt animation + VFX, una productora argentina de animación y efectos visuales:
Pixar supo cómo modernizar el esquema que tantas satisfacciones le dio a Disney durante tantos años, pero que ya se estaba poniendo viejo. No tuvo una visión parcial del producto y se propuso modernizarlo con dos o tres cambios, sino que reformuló la industria. Lo más inteligente que hizo en su momento fue evitar convertirse en un proveedor de Disney y lograr así posicionar un nombre propio. Tuvieron apertura al cambio, se animaron a algo diferente, y eso fue fundamental. Supieron extraer lo mejor de la fórmula clásica de Disney, que era hacer películas para cualquier edad, que transmitieran sentimientos y emociones. Cuidaron la calidad al detalle, y eso siempre te lleva lejos. Otro motivo clave fue que nunca se quedaron con un éxito, sino que buscaron cómo superarse e innovar. Por eso cada nueva película sorprende.
Pixar y Disney aún continúan a paso firme por la senda del éxito bajo el paraguas de la creatividad con productos de gran calidad. Además, siguen ganando dinero y premios. Para los próximos años se esperan estrenos de películas que ya están en proceso de producción, como
Brave
,
Monsters University
,
Cars 3D
y
Flexmetal
.
Desde los primeros años en Apple, Jobs demostraba tener un enorme carisma y una capacidad innata para dominar la escena y capturar la atención de los espectadores. Sus presentaciones (Keynotes) se convirtieron en una de sus marcas registradas más comentadas por los medios. Eran como una obra de teatro. Tenía un magnetismo único que hacía delirar a los fanáticos. Una de las Keynotes más recordadas es la presentación del iPhone, en enero de 2007. Sus frases electrificaban a la audiencia.
Jobs era un obsesivo de los detalles. Ensayaba durante horas una y otra vez cada frase que iba a decir y hacía sus propias diapositivas minimalistas, sin muchas palabras ni gráficos. Se preocupaba personalmente hasta de la acústica y las luces del lugar. Además, decidía el
timming
para cada cosa, la música y hasta preparaba a los invitados que lo acompañarían en el escenario. Allí podía ser grandilocuente y exagerado, pero en ningún momento lo parecía.
"No es casualidad que Jobs disfrutara de las apariciones en vivo. Las trabajaba con minucioso detalle", dice Carlos
Tito
Avalos, especialista en identidad de marcas corporativas. "Sus charlas en público eran emblemáticas, las consideraba realmente como una extensión de la marca Apple y le dedicaba una cantidad de tiempo impensado en otras compañías", agrega.
Carmine Gallo
[10]
en un artículo de la
BusinessWeek
explicó los motivos por los cuales el CEO de Apple cautivaba a la audiencia durante sus famosas Keynotes. Y aconseja estos diez pasos para lograr presentaciones como las de Steve Jobs:
El cáncer
- Definir el tema de la presentación, el concepto clave ("
There is something in the air
") sobre el que girará todo el discurso. Comunicarlo al principio o varias veces durante el evento. ("Hoy Apple reinventa el teléfono.")- Demostrar entusiasmo. Disfrutar haciendo la presentación. Mostrar la pasión por lo que vendés. Tus oyentes quieren sorprenderse, no dormirse.
- Proporcionar un esquema mental. Si se dice "Hoy quiero hablarles de cuatro cosas", hay que enumerarlas para que la gente se haga una "agenda" mental de lo que se va a presentar.
- Que haya cifras durante la presentación y contextualizarlas. Las cifras aisladas cansan.
- Elegir un momento de la presentación y hacerlo inolvidable.
- Que tus
slides
sean visuales y con poco texto. "Menos es más." Ensayar más y escribir menos. Aprenderse las cosas de memoria.- Incluir gráficos, temas, fotos, películas e invitar a alguien a colaborar en la presentación (avisarle con tiempo para que vaya preparado). Pero tampoco convertir la presentación en un circo.
- Hay que estar preparado por si algo sale mal (siempre habrá algo). Salir del paso lo más natural posible y de manera divertida.
- Hacer foco en las ventajas: los beneficios, los puntos fuertes. Anticiparse y responder las preguntas de la audiencia antes de que ellos las formulen.
- Ensayar muchas horas. Pareciera fácil para Jobs, pero todo es fruto de muchos ensayos previos.
En 2003 Jobs tenía 48 años y no frenaba. Entre sus obligaciones en Apple y Pixar, trabajaba todo el día. Tras un estudio de rutina, los médicos le diagnosticaron cáncer de páncreas. A pesar de lo que le aconsejaron los médicos, se resistió a seguir los pasos de la medicina tradicional; es decir, extirparse quirúrgicamente el tumor y someterse a quimioterapia. Por el contrario, amparado bajo su omnipotencia y testarudez habitual, siguió técnicas de curación alternativas como dietas naturistas, acupuntura y meditación. Estaba convencido de que de esa manera superaría su cáncer.
Recién hizo pública su enfermedad a mediados de 2004, cuando se operó en julio en Palo Alto y al día siguiente le mandó un mail a los empleados de Apple diciendo que aunque había estado al borde de la muerte, ya se había curado definitivamente y volvería al trabajo en septiembre.
La presión mediática y la de los accionistas de Apple era grande. En agosto de 2008 la agencia de noticias Bloomberg filtró por error un obituario de Jobs que dio la vuelta al mundo y aumentó las especulaciones. En una presentación pública, Jobs arrancó citando a Mark Twain: "Las noticias de mi muerte son muy exageradas". Pero tras una nueva ausencia de algunos meses, los rumores volvieron. Jobs dijo que había tenido un "desequilibrio hormonal". La realidad es que nunca se había curado. Poco tiempo después, pidió una licencia de seis meses tras aceptar que su salud había empeorado. Lo reemplazó nuevamente Tim Cook, mientras Jobs se sometía a un urgente transplante de hígado.
En medio de su licencia médica, en marzo de 2011 retornó al escenario para presentar el iPad 2 y, muy desmejorado, en junio presentó el servicio iCloud en el evento de Desarrolladores de Apple. Ya no daba más. Renunció formalmente a la dirección de Apple a fines de agosto. "Siempre he creído que si alguna vez llegara el día en que no pudiera satisfacer mis labores y expectativas como CEO de Apple, sería el primero en decírselos. Desafortunadamente, el día ha llegado", escribió a la comunidad tecnológica en un comunicado repartido en los medios. "Creo que los días más brillantes e innovadores de Apple aún están por llegar", agregó.
El miércoles 5 de octubre de 2011 después del mediodía, rodeado por su esposa Laurene Powell y sus cuatro hijos, Steve Jobs falleció en su casa. Tenía 56 años.
"Creo que la vida es algo que pasa en un flash. Tenemos un instante en este mundo y después nos vamos", dijo Jobs alguna vez en la revista
Rolling
Stone
. Como ocurre cuando muere una estrella de rock, un deportista famoso o un gran actor de Hollywood, Jobs fue elevado a la categoría de mito. Durante varios días después de su muerte, los medios le dedicaron tapas y grandes espacios y miles de admiradores convirtieron las tiendas de Apple en santuarios religiosos. En homenaje a su ídolo, dejaban allí carteles, fotos, velas, manzanas mordidas y hasta ofrendaban productos de Apple antiguos y nuevos como el iPhone y el iPad.
Desde el presidente de los Estados Unidos Barack Obama hasta el cantante Bono de U2, pasando por Bill Gates, Steven Spielberg y los fundadores de Google, todos hicieron públicas sus palabras hacia Jobs. En Madrid propusieron ponerle su nombre a una calle. Su rostro fue tapa de los diarios y las revistas más importantes:
Newsweek
,
Rolling Stone
,
Wired
,
Time
,
Veja
, etc. Los medios de todo el mundo se refirieron a él como un "genio", "el creador del siglo XX", "El Rey Midas" y hasta lo compararon con Leonardo Da Vinci, Thomas Edison y Albert Einstein, entre otras figuras históricas.