La corona de hierba (147 page)

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Authors: Colleen McCullough

Tags: #Histórica

BOOK: La corona de hierba
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Grecia
. A principios del siglo I a. JC. Grecia había quedado privada de las regiones de Macedonia y el Epiro y estaba formada por Tesalia, Dolopia, Malis, Eubea, Ocris, Fócida, Lócrida, Etolia, Acarnania, Beocia, Atica, Corinto y los diversos estados del Peloponeso. Lo griego había entrado en una decadencia casi absoluta y muchas regiones estaban despobladas, con ciudades sombra de lo que fueron y arcas vacías. Sólo urbes como Atenas mantenían en cierto modo su esplendor. Siglos de guerras, con invasores extranjeros con ínfulas de conquistadores, y, sobre todo, conflictos entre los propios estados griegos, habían empobrecido el país reduciendo a la mitad su población, que (si tenía la fortuna de tener un oficio o buena formación) se vendía voluntariamente como esclava.

«
heno en el cuerno
». Los bueyes de la antigüedad tenían unos cuernos enormes, y no todos, pese a estar castrados, eran mansos. Los animales que corneaban se marcaban —para señalarlo— con heno en el cuerno con el que atacaban, o en los dos si corneaban con ambos. Así, los peatones, cuando veían por las calles de Roma un carro tirado por un buey con heno atado al cuerno, se apartaban. El dicho «heno en el cuerno» se aplicaba a un hombre de falsa apariencia pacífica que podía revolverse y golpear con verdadera saña.

helenístico
. Término empleado para referirse a la cultura que Alejandro Magno tan espectacularmente difundió por el mundo antiguo.

Herakles
.
Hércules
en latín. Un mortal (si bien era hijo de Zeus) de fabulosa fuerza, indomable y perseverante en la adversidad, que le inmortalizó para la posteridad. Después de su muerte en una camisa emponzoñada, Zeus le concedió la inmortalidad. No obstante, fueron sus cualidades humanas las que le convirtieron en objeto de culto. Vagó de un extremo a otro del Mediterráneo; su culto era exclusivamente masculino y se le consideraba prototipo de las virtudes viriles tradicionales. Se le representaba en estatua ataviada con las galas del general triunfante. En Roma era también dios del comercio, en particular entre los que se dedicaban a la venta de aceite de oliva. Algunos se consideraban descendientes de él, como era el caso de Mitrídates y los Antonios romanos.

hierro
. El término «edad de hierro» llama bastante a confusión, ya que el hierro en sí no es un metal muy utilizable. Sólo sustituyó al bronce cuando los antiguos herreros descubrieron el sistema para endurecerlo; a partir de entonces fue el metal preferido para hacer herramientas, armas y otros objetos que requerían la combinación de dureza, durabilidad y posibilidad de dotarlos de un filo o una punta. Aristóteles y Teofastro, que vivieron en la Grecia del siglo iv a. JC., hablan de «acero» y no de «hierro». No obstante, todo el proceso de transformación del hierro en un metal utilizable evolucionó totalmente al margen de las reglas químicas y metalúrgicas inherentes al mismo. La principal mena que se empleaba para la extracción del hierro era la hematites; la pirita se usaba poco debido a la enorme toxicidad de sus residuos sulfúricos. Estrabón y Plinio el Viejo describen el método de cocción (oxidación) de la mena en horno de tierra, pero la cocción en horno alto (reducción) era más eficaz, se podían fundir mayores cantidades de mena y era más idóneo. El combustible utilizado para la fundición era el carbón vegetal (igual que en el caso del bronce y otras aleaciones) y casi todos los talleres de fundición utilizaban los dos tipos de hornos y producían «barras» con escoria. Estas barras se recalentaban por encima de la temperatura de fusión y se les difundía carbono a partir del carbón martilleándolas (forja), con lo que se eliminaba gran parte de esa escoria contaminante, aunque los acerados antiguos siempre contenían algo de escoria. Los herreros romanos eran muy diestros en las técnicas de templado y cementación (con esta última se difundía más cantidad de carbono al hierro). Todos estos procedimientos modificaban las características básicas del acero carbonado de distinta manera, obteniéndose hierros adecuados a los diversos propósitos: navajas, hojas de espadas, cuchillos, sierras, gubias, escoplos, clavos, escarpias, etc. Tan apreciados eran los buenos hierros para filos, que el filo cortante iba soldado (los romanos conocían dos métodos de soldadura: por presión y por fusión) a una base más barata (como era el caso de las rejas de arado y las hachas). Sin embargo, el filo de la espada romana era totalmente de acero y muy cortante; se obtenía templándolo a unos 280 grados centígrados. Se conocían y se empleaban universalmente las tenazas, yunques, martillos, fuelles, crisoles, ladrillos refractarios y las demás herramientas del oficio de herrero. Muchas de las antiguas teorías eran erróneas, pues se creía, por ejemplo, que la naturaleza del líquido que se utilizaba para templar afectaba al proceso, y nadie sabía que el hecho de que el hierro que se extraía en Noricum produjese tan magnífico acero se debía al reducido contenido en manganeso sin ganga de fósforo, arsénico o azufre.

hiperbóreos
. Literalmente los que habitaban más allá del ámbito de Bóreas, el viento Norte. Eran seres míticos y se decía que únicamente adoraban al dios Apolo y vivían una existencia idílica. Los antiguos creían que la tierra de los hiperbóreos se hallaba en algún lugar remoto del norte.

Hispania Citerior
. Esta provincia romana comprendía las llanuras costeras mediterráneas y las laderas montañosas que las limitaban, desde los Pirineos hasta el sur del puerto de Cartagonova (Cartagena). La frontera sur que la separaba de la otra provincia (la Hispania Ulterior) era un tanto imprecisa, pero parece ser que discurría entre la cordillera llamada Orospeda y la de cumbres más altas situada detrás de Abdera, denominada Solorius. En tiempos de Mario y Sila, el núcleo habitado principal era Cartagonova, dado que las montañas de Orospeda que rodean al puerto eran muy ricas en minas de plata de las que se habían apropiado los romanos a la caída de Cartago. Sólo una parte de esta provincia revestía interés para los romanos: el valle del rio Iberus (Ebro) y sus afluentes, que era una región muy fértil. El gobernador tenía dos sedes: Cartagonova en el sur y Tarraco (Tarragona) en el norte. La Hispania Citerior nunca fue económicamente tan importante para Roma como la provincia Ulterior. No obstante, al ser la única ruta de penetración hacia la Hispania Ulterior, requería estar sometida.

Hispania Ulterior.
La más alejada de Roma de las dos provincias españolas. En tiempos de Mario y Sila sus límites eran algo imprecisos, pero en términos generales la Ulterior abarcaba toda la cuenca del rio Betis y el Anas, las montañas ricas en minerales en que nacían esos ríos, el litoral atlántico desde las Columnas de Hércules hasta Olissipo en la desembocadura del Tagus y el litoral mediterráneo desde las Columnas hasta el puerto de Abdera (Adra). La ciudad más importante era Gades (Cádiz), pero la sede del gobernador era Corduba. Estrabón la consideraba la tierra más fértil del mundo.

hombres buenos
. Véase
boni
.

horcas caudinas
. En el 321 a. JC. un ejército romano quedó atrapado en un desfiladero llamado las Horcas Caudinas, próxima a la ciudad samnita de Caudio (Beneventum). Al rendirse al samnita Gavio Pontio, éste les hizo pasar bajo el yugo.

Ilium
. Nombre dado por los romanos a la ciudad de Troya.

imago
,
imagines
. Máscaras artísticamente pintadas y con peluca de un antepasado consular (o quizá pretor) en las familias romanas. Se hacían con cera de abejas y las conservaban los descendientes en una urna a guisa de templo en miniatura y eran objetos muy respetados. Cuando moría alguien de la familia, se contrataban los servicios de un actor que portaba la
imago
con la peluca y encarnaba al difunto en el cortejo mortuorio. Si un hombre accedía al cargo de cónsul, se le hacía la máscara para añadirla a la colección familiar; a veces a alguien que no había sido cónsul, por alguna acción de gran relevancia, se le consideraba digno de tener una máscara.

imperator
. Literalmente, «comandante en jefe» o «el general» de un ejército romano. No obstante, el término se fue aplicando paulatinamente a un general que hubiese obtenido una gran victoria; para solicitar permiso al Senado para celebrar un triunfo, el general tenía que demostrar que después de la batalla sus tropas le habían aclamado con el título de
imperator
. Naturalmente, de ahí procede la palabra emperador.

imperium
. El
imperium
era el grado de autoridad que se concedía a un magistrado curul o a un promagistrado. Tener
imperium
quería decir que esa persona poseía la autoridad del cargo y no se le podía contradecir (siempre que actuase dentro de los límites de su
imperium
y con arreglo a las leyes que regían su conducta). Se confería por una lex curiata y sólo duraba un año; las prórrogas tenía que ratificarlas el Senado y/o el pueblo en el caso de los promagistrados que no hubieran cumplido en el plazo de un año lo que se les había encomendado. Los lictores con
fasces
significaban que el que les seguía poseía
imperium
.

insula
,
insulae
. Literalmente «isla», dado que estaba rodeada de calles. Eran casas de viviendas de varios pisos. Las de Roma eran muy altas y llegaban a tener treinta metros; algunas eran tan grandes que disponían de varios patios de luz. Igual que ahora, en aquella época Roma era una ciudad en la que el alquiler de apartamentos era un lucrativo negocio. Esto es de por si una buena clave a la manida pregunta de cuál era la población de Roma en la antigüedad. Conocemos la extensión de la ciudad en el perímetro de las murallas servianas: más de un kilómetro de ancho por más de dos kilómetros de largo. Lo que significa que su población en tiempos de Mario y Sila debía ser como mínimo un millón de habitantes, aunque probablemente era superior. De no haber sido así, las ínsulae habrían estado a medio alquilar y los parques habrían abundado. Pero Roma era un hormiguero y sus
insulae
estaban atestadas. Lo más verosímil es que su población fuese dos millones (esclavos incluidos).

interrex
,
interreges
. Significa «entre los reyes» y data de los tiempos de la monarquía cuando el Senado patricio, al morir el rey, nombraba a uno de sus miembros regente provisional hasta la entronización del nuevo soberano. Con el advenimiento de la república perduró la costumbre en casos en que, debido a fallecimiento u otra fuerza mayor, quedaba vacante el cargo de cónsul y aún no se habían celebrado elecciones. Los miembros del Senado se dividían en decurias encabezadas por un senador patricio. Mientras Roma estaba sin cónsules, se elegía un
interrex
entre los senadores patricios que encabezaban las decurias; sólo ostentaba el cargo cinco días y a continuación le sustituía otro senador al frente de una decuria, y así sucesivamente hasta que se celebraban las elecciones y los dos cónsules accedían al cargo. Mientras ocupaba el cargo, el senador nombrado
interrex
tenía pleno
imperium
consular, los doce lictores y desempeñaba todas las funciones propias del cónsul. Nadie podía ser
interrex
no siendo el patricio cabeza visible de una decuria. El primero de una sucesión de
interreges
no podía celebrar elecciones consulares.

Italia
. En el contexto de la obra Italia es todo el antiguo territorio peninsular al sur del Arno y el Rubicón y, en segundo lugar, los pueblos itálicos que se alzaron contra Roma en el 91 a. JC. y entablaron la guerra mársica (después denominada social).

itálicos, aliados
. Los pueblos, tribus o naciones (de estas tres maneras se los denomina) que habitaban la península itálica sin gozar de plena ciudadanía romana o derechos latinos. A cambio de protección militar y en interés de una pacífica convivencia, se les exigía aportar soldados armados a los ejércitos y pagar su manutención. Los aliados itálicos soportaban también la carga de impuestos generales en tiempos de Mario y Sila y en muchas ocasiones habían sido obligados a entregar parte de sus tierras para incrementar el
ager publicus
romano. Muchos de ellos se habían sublevado contra Roma (como era el caso de los samnitas) o se habían alineado con Aníbal y otros caudillos contra ella (como sucedió con zonas de Campania). En cierto modo, siempre había existido una tendencia por parte de los aliados itálicos para sacudirse el yugo romano o exigir la plena ciudadanía, pero no fue hasta el último siglo de la república cuando Roma adoptó la decisión antes de que el rencor pasara a mayores. Tras la concesión del derecho a voto de Formiae Fundi y Arpinum en 188 a. JC. no se volvió a conceder la ciudadanía o derechos latinos a ninguna comunidad itálica. La gota de agua que rebasó el vaso del descontento aliado fue la
lex Licinia Mucia
del 95 a. JC., que desembocó en sublevación y guerra a fines del 91 a. JC. Las regiones itálicas que permanecieron fieles a Roma fueron Etruria, Umbría, Picenum norte, Campania norte y el país de los sabinos.

Los pueblos que se alzaron contra Roma fueron los marsos (de ahí el nombre de guerra mársica), los samnitas, los frentanos, los marrucinos, los picentinos al sur del río Flosis, los pelignos, los vestinos y los hirpinos que formaron una coalición a la que pronto se sumaron los lucanos, los apulios y los venusinos.

Las dos regiones del extremo sur, Bruttium y Calabria, simpatizaban con la causa itálica, pero casi no intervinieron en las hostilidades. Quinto Popedio Silo de los marsos y Cayo Papio Mutilo de los samnitas fueron los principales dirigentes del gobierno itálico aliado.

Itálica
. Capital de la nueva nación de Italia soñada por los insurgentes de la guerra mársica (social). Lo fue en realidad la ciudad de Corfinium, a la que sólo se dio el nombre de Itálica durante las hostilidades.

iugerum
,
iugera
. Medida romana de superficie equivalente a 0,252 hectáreas.

Janículo
. La colina del Janículo formaba las alturas detrás de la orilla noroeste del Tíber, enfrente de Roma. En tiempos de la república se alzaba en ella una fortaleza, que aún existía en vida de Mario y Sila, lista para acoger una guarnición. En el reducto había un asta en la que ondeaba una bandera roja que en caso de ser arriada indicaba la inminencia de un ataque contra la ciudad.

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