La búsqueda del Jedi (52 page)

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Authors: Kevin J. Anderson

BOOK: La búsqueda del Jedi
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¿Cómo se las había arreglado Han Solo para engañar a su androide interrogador? Daala se preguntó si los rebeldes habrían conseguido descubrir la existencia de la Instalación de las Fauces y habían enviado a Han con una historia inventada para atraer a la flota de Daala fuera de su refugio en el cúmulo de agujeros negros, llevándola hasta un lugar en el que podrían destruirla.

Vio cómo la flota enemiga empezaba a disparar contra sus naves, pero sabía que los rebeldes no podrían enfrentarse a la potencia de fuego de que disponía. Después de todo, el Gran Moff Tarkin le había proporcionado armamento más que suficiente para destruir planetas enteros.

—¡A todos los puestos de combate! Acabemos con esta escoria de una vez y para siempre... —Daala señaló el conglomerado de cazas que esparcía sus enjambres a través de la trayectoria de su flota—. ¡Abran fuego!

Luke y Lando intercambiaron una rápida mirada mientras el fuego cruzado hacía erupción a su alrededor.

—¡Ésta podría ser nuestra ocasión de salir de aquí! —dijo Lando.

—Tienes razón —dijo Luke—. Están tan ocupados que con un poco de suerte ni notarán que nos vamos...

—Sí, pero me pregunto de qué rincón del universo pueden haber salido esos Destructores Estelares.

Los canales de comunicación del
Halcón
emitieron un pitido que logró ser claramente audible a pesar del estrépito debido a lo inocente y poco amenazador que resultaba entre los timbres de advertencia de los sistemas que se sobrecargaban y los escudos que estaban a punto de derrumbarse. Erredós lanzó un silbido atrayendo su atención hacia él, y Lando bajó la vista.

—Estamos recibiendo un mensaje por la frecuencia de comunicaciones privada del
Halcón
. —Lando frunció el ceño—. ¿Cómo puede haber alguien que la conozca... y cómo puede haber alguien que conozca el código particular del
Halcón
?

Un instante después la voz irritada de Han Solo brotó de la rejilla del comunicador.

—¡No sé quién viaja a bordo del
Halcón
, pero espero que tenga una razón condenadamente buena para estar pilotando mi nave!

—¡Han! ¿Eres tú? —preguntó Lando, y Luke sintió un escalofrío repentino que recorrió su cuerpo desde la cabeza hasta los pies.

—¿Lando? —preguntó Han pasados unos momentos. El rugido de Chewbacca brotó de los altavoces y casi ahogó la exclamación de sorpresa de Han—. ¿Qué estás haciendo ahí?

Cegadoras lanzas de luz surcaron el espacio a su alrededor cuando las dos flotas empezaron a utilizar todo su armamento. Las fuerzas imperiales y el contingente de Kessel chocaron de frente en una batalla espacial sin cuartel, enfrentándose con tanta ferocidad como dos dragones krayt rivales durante la estación de apareamiento.

—Han, escúchame con atención... Luke está conmigo —dijo Lando—. Tenemos que alejarnos de Kessel, pero el ordenador de navegación del
Halcón
no está en condiciones de funcionar. No podemos saltar al hiperespacio.

Una explosión a estribor sacudió toda la nave, pero la gran mayoría de cazas de Kessel habían concentrado su potencia de fuego sobre la amenaza mucho más grande que representaba la flota imperial. Los tres cruceros Carraca no tenían ninguna esperanza de salir vencedores contra semejante enemigo, pero aun así se alinearon y empezaron a disparar contra el
Basilisco
.

Han habló con alguien que estaba detrás de él, y después respondió a Lando por el canal de comunicación privado.

—Podemos introducir las coordenadas en vuestro ordenador de navegación, y después regresaremos a Coruscant juntos —dijo.

Lando volvió la mirada hacia el ordenador, vio el desfile de números que empezaba a aparecer en la pantalla y alzó un puño en señal de triunfo.

—¡Ya las tenemos! Prepárate para saltar, Erredós.

—Eh, Lando, espero que cuides bien de mi nave —dijo Han—. Salta cuando recibas mi señal.

—Tienes mi palabra, Han.

Las manos de Lando ya estaban revoloteando sobre los familiares controles del
Halcón
.

—Preparados para entrar en el hiperespacio —dijo Han.

Las fuerzas de Kessel flanquearon a los Destructores Estelares, mucho más grandes que cualquiera de los aparatos que las formaban, y empezaron a atacar a las naves imperiales martilleándolas con las descargas de sus cañones iónicos y sus hileras de baterías turboláser; pero los Destructores Estelares lanzaron al espacio sus escuadrones de cazas TIE para que hicieran una carnicería con las nada disciplinadas fuerzas de Kessel.

—¡Cuando tú digas, Han!

—¡Adelante!

Lo último que vieron fue al enorme crucero de ataque Loronar kesseliano estallando bajo el fuego cruzado del
Gorgona
y el
Mantícora
. La nave envuelta en llamas se tambaleó y acabó embistiendo al Destructor Estelar
Basilisco
, haciendo que toda la parte inferior de la punta de flecha se doblara y empezase a arder.

Después el universo se llenó de rayas luminosas que un momento antes habían sido estrellas.

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