Incluso la Madre Tierra, en Su sabiduría, no conocía la respuesta a tal pregunta. Índigo suspiró y se estremeció como si se deshiciera de un fantasma propio. Luego bajó la mirada hacia
Grimya.
Los dorados ojos de la loba se encontraron con los suyos, y el animal dijo con suavidad, mentalmente:
«No hay motivo para permanecer aquí por mas tiempo. Lo mejor será que prosigamos nuestro camino y dejemos que este lugar cure sus heridas. »
«Si. »
También Índigo se comunicó en silencio, pues no quería mancillar la quietud que había descendido sobre el lugar. Se giró para contemplar por última vez el arrasado paisaje que se extendía a sus pies. Todavía flotaban nubes de ceniza sobre la desolada vista, y las relucientes venas de lava —arterias que transportaban la sangre de los ahora inactivos corazones de la Vieja Maia y de sus hermanas— avanzaban despacio y aparentemente sin rumbo por el valle que antes había temblado bajo el estruendo del trabajo humano.
¿Una victoria? Quizá. Pero la corona del vencedor era una corona de amargura, y no habría gloria en sus sueños.
Índigo suspiró, tan bajo que ni siquiera
Grimya
la oyó:
—Adiós, Jasker. Ojalá encontréis la paz que se os negó mientras vivíais.
Luego se colgó el arpa al hombro y, con la loba andando a su lado, volvió la espalda a aquella tierra asolada y empezó a caminar despacio, fatigada, por el sendero que se elevaba suavemente en dirección al lejano destello de las primeras estrellas que empezaban a aparecer por el este.
La ceniza que seguía cayendo del cielo, sin parar y en silencio, cubrió sus pisadas como los granos que caen implacables en el interior de los relojes de arena. Al cabo de unos minutos, no quedaba la menor señal de que algún ser vivo hubiera pasado por allí, excepto un último rastro que sólo el observador más agudo no hubiera pasado por alto. Y poco a poco, la suave, oscura e implacable lluvia iba enterrando también aquel diminuto objeto, como sí le concediera, por fin, su propia solitaria y eterna sepultura.
Se trataba de un broche de estaño de tosca confección...