Read Historia del Antiguo Egipto Online
Authors: Ian Shaw & Stan Hendrickx & Pierre Vermeersch & Beatrix Midant-Reynes & Kathryn Bard & Jaromir Malek & Stephen Seidlmayer & Gae Callender & Janine Bourriau & Betsy Brian & Jacobus Van Dijk & John Taylor & Alan Lloyd & David Peacock
Tags: #Historia
Dinastía Amenemhat II menciona, con un lenguaje inconfundible, una campaña por mar contra la costa libanesa que supuso un botín de 1.554 asiáticos. Este tipo de campañas encajan con las pruebas arqueológicas de Tell el Habua, las cuales demuestran que la frontera oriental de Egipto estaba tan fortificada como la meridional. Tell el Habua es un amplio yacimiento situado al este de Tell el Daba y fechado a partir del Reino Medio. Mohammed Maksoud, su excavador, ha encontrado restos de un edificio importante, probablemente una fortaleza a juzgar por el grosor de los muros, bajo estratos del Segundo Período Intermedio. Por analogía con los fuertes nubios de la segunda catarata, es indudable que las patrullas recorrerían el desierto de alrededor, recogiendo en despachos (que después eran enviados a la capital) los movimientos de las gentes que «querían entrar en Egipto».
En Tell el Daba se han encontrado pruebas de que a comienzos de la XIII Dinastía ya existía allí una comunidad de asiáticos, si bien muy egiptizados. Hasta el momento, es la única prueba arqueológica convincente de la presencia durante el Reino Medio de una población asiática en el interior de Egipto (si bien viviendo de forma diferente a los egipcios). En los textos contemporáneos también hay referencias a «campamentos de trabajadores asiáticos».
Es posible que el asentamiento más antiguo de Tell el Daba, que data del Primer Período Intermedio, se construyera deliberadamente como una parte más del sistema defensivo erigido para proteger la frontera oriental. Durante el final de la XII Dinastía y el comienzo de la XIII Dinastía el lugar creció enormemente, llegando incluso a contar con un asentamiento poblado por asiáticos. El carácter no egipcio de la comunidad es evidente por la disposición de las casas (que sigue aparentemente un modelo sirio) y por el hecho de que las tumbas estaban integradas en la zona de los vivos más que en un cementerio fuera del asentamiento. No sólo existen diferencias en la cultura material, definida por los tipos de cerámica y armas, sino porque la naturaleza de los enterramientos indica una mezcla de rasgos egipcios y palestinos. En un agujero de ladrones en la capilla de una tumba se encontraron los fragmentos de una estatua de caliza de tamaño mayor que el natural que representa a un hombre sentado sujetando un bastón arrojadizo; el estilo artístico y las ropas no son egipcios, pero el tamaño indica que se trata de una persona de la mayor importancia. Irónicamente, el mejor paralelo para esta estatua es una diminuta figura de madera de una tumba del Reino Medio en Beni Hassan que representa a una mujer asiática con su hijo.
En el siguiente estrato (d/1), la cultura del Bronce Medio se vuelve más pronunciada y las tumbas incluyen enterramientos de burros, en ocasiones por parejas. Otros hallazgos incluyen la impresión de un cilindro-sello de estilo sirio septentrional, fragmentos de cerámica minoica Kamares y un pectoral de oro con dos perros de caza enfrentados, que también se piensa que es minoico. Estos objetos, junto al testimonio de la «habitual» cerámica importada del Bronce Medio y las imitaciones egipcias, confirman el carácter mixto del asentamiento. El origen de estos asiáticos —en el caso de que sea un origen único— no es sencillo de determinar. Ciertamente, la cultura asiática estaba muy adulterada por la egipcia, la mayoría de la cerámica es egipcia (si bien en el estrato d/1 cae desde el 80 hasta el 60 por ciento del total) y, a juzgar por los títulos de los funcionarios presentes en los escarabeos, la administración se regía según el modelo egipcio. Se han encontrado paralelos para los rasgos extranjeros en yacimientos palestinos meridionales como Tell el Ajjul, el yacimiento sirio de Ebla y Biblos (en el actual Líbano). Como la riqueza de Tell el Daba a finales del Reino Medio se centraba en el comercio marítimo a lo largo de la costa levantina, la ruta caravanera que cruzaba el norte del Sinaí para alcanzar Palestina (y quizá también utilizada por expediciones a las minas de turquesa), la idiosincrásica cultura de sus habitantes no debería sorprendernos.
La cultura de los habitantes de Tell el Daba no era estática y no tardó en desarrollar características nuevas y deshacerse de las antiguas. Esto hace que la caracterización de cada estrato en términos de arquitectura, costumbres funerarias, cerámica y objetos de metal y otros sea relativamente clara; pero deja sin respuesta la cuestión de por qué y cómo tuvo lugar esta mezcla cultural y su rápido desarrollo. Una hipótesis es que la población básica de egipcios recibió de tiempo en tiempo un nuevo influjo de colonos, primero procedentes de la región del Líbano y Siria y subsiguientemente de Palestina y Chipre. La élite de entre ellos se casó con mujeres locales, una sugerencia apoyada por el estudio preliminar de los restos humanos, si bien la conservación de los huesos es pobre.
Tell el Daba ha proporcionado cientos de objetos que se pueden adscribir como pertenecientes al bien conocido Período del Bronce Medio II A-C de Siria-Palestina. Este material se encuentra en nueve estratos (H-D/2), cuyos extremos inferior y superior han sido relacionados por el arqueólogo austríaco Manfred Bietak con el reinado de dos soberanos egipcios, respectivamente Amenemhat IV (1786-1777 a.C.) y Ahmose (1550-1525 a.C.). El período resultante de 248-282 años lo divide entre nueve, lo que supone aproximadamente treinta años por estrato, consiguiendo así un marco de fechas absolutas para su secuencia relativa. No obstante, cuando estas fechas se llevan a yacimientos de Siria-Palestina donde se han encontrado objetos similares a los de Tell el Daba, en ocasiones se han producido conflictos con la cronología existente. Cuando se resuelvan, los enconados debates generados terminarán exigiendo una revisión radical no sólo de la datación de los estratos de Tell el Daba, sino de los métodos utilizados para fechar el Bronce Medio en toda la región del Mediterráneo oriental.
La expansión inicial de Tell el Daba se vio frenada temporalmente por una epidemia. En diversos lugares del yacimiento, Bietak ha encontrado grandes fosas comunes donde se enterraron muchos cuerpos sin ninguna ceremonia discernible. A partir de entonces, desde el estrato F en adelante, el patrón tanto de los asentamientos como de los cementerios sugiere una sociedad menos igualitaria que antes. Casas grandes con casas pequeñas rodeándolas, los edificios más elaborados en el centro en vez de en la periferia del asentamiento, sirvientes enterrados delante de las tumbas de sus señores, todo ello sugiere el predominio social de un grupo de élite acaudalado.
En este momento de la historia de la ciudad, su identificación con la textualmente documentada Avaris, capital de los hyksos, se hace evidente. Se han encontrado dos jambas de caliza donde se menciona al «buen dios, señor de las Dos Tierras, hijo de Ra de su cuerpo, Nehesy». Fragmentos inscritos procedentes de Tell el Habua, Tanis y Tell el Muqdam proporcionan más títulos y epítetos de este personaje: «Amado de Seth, señor de Avaris, hijo primogénito del rey». El último epíteto es un título que implica un elevado rango militar, no que su poseedor fuera literalmente «hijo del rey». La referencia al dios Seth demuestra que su culto ya estaba establecido y que era el dios local de Avaris, del mismo modo que Amón era la deidad titular de Tebas. El culto de Seth puede haber evolucionado a partir del sincretismo de un culto preexistente en Heliópolis con el culto del dios del cielo Baal Zephon (del norte de Siria), introducido por los asiáticos.
Nehesy aparece en el Canon de Turín en el grupo que generalmente se identifica como la XIV Dinastía, cuya capital —según Manetón— era Xois, en el delta occidental. Nehesy fue un alto funcionario que durante escaso tiempo (no se le conocen años de reinado) asumió categoría de rey en Avaris. Es probable que Nehesy fuera egipcio, o quizá nubio (que es lo que significa hteralmente Nehesy); nada en sus inscripciones sugiere lo contrario. El rey al que servía originalmente quizá siguiera reinando desde la ciudad de Itjtawy, cerca de Lisht, que no sería abandonada hasta después de 1685 a.C.; si bien Sobekhotep IV (c. 1725 a.C.) fue el último soberano realmente poderoso de la XIII Dinastía. Tras el reinado de Sobekhotep, es probable que la unidad del país comenzara a romperse y un evidente candidato a convertirse en un reino independiente era la rica y poderosa ciudad de Avaris.
¿Hasta dónde se extendió la autoridad del rey Nehesy? Si juzgamos por los lugares donde aparece su nombre, su territorio parece haber incluido el delta oriental desde Tell el Muqdam hasta Tell el Habua; pero la habitual práctica de la usurpación y explotación de monumentos anteriores complica la cuestión. Dado que los únicos documentos que nos consta que fueron hallados allí donde fueron situados originalmente son los de Tell el Habua y Tell el Daba, es probable que su reino fuera en realidad mucho más pequeño.
Uno de los enterramientos del Segundo Período Intermedio de Tell el Daba parece confirmar que en Avaris todavía se conservaba la estructura de la burocracia egipcia. Un escarabeo en el dedo del dueño de la tumba lo identifica como el «tesorero ayudante, Aamu» («el asiático»). Su enterramiento es extremadamente rico, pero se caracteriza por varios rasgos no egipcios: el cuerpo en posición fetal (no extendido, como es normal en los enterramientos egipcios), armas y cerámicas de tipo sirio-palestino y la presencia delante de la tumba de cinco o seis burros enterrados. Un funcionario de este rango normalmente estaría enterrado cerca de su rey, con la esperanza de pasar su vida cerca de la residencia real, la sede del gobierno, que para él era Avaris.