Read Historia del Antiguo Egipto Online
Authors: Ian Shaw & Stan Hendrickx & Pierre Vermeersch & Beatrix Midant-Reynes & Kathryn Bard & Jaromir Malek & Stephen Seidlmayer & Gae Callender & Janine Bourriau & Betsy Brian & Jacobus Van Dijk & John Taylor & Alan Lloyd & David Peacock
Tags: #Historia
Si bien el rey y su ejército de reclutas llegaron a Elefantina muy al principio del reinado, no parece que actuaran más al sur antes del año 29. Para entonces la política respecto a Nubia había dejado de ser la flexible red de operaciones comerciales y extracción de piedra que caracterizó al Reino Antiguo para convertirse en una nueva estrategia de conquista y colonización, con la intención sobre todo de conseguir materias primas, en especial oro. Una inscripción en Korosko, en la Baja Nubia, a medio camino entre la primera y la segunda cataratas, afirma que las gentes de Wawat (Baja Nubia) fueron derrotadas en el vigésimo noveno año del reinado de Amenemhat. Sólo se recoge una incursión militar contra los libios; se dice que tuvo lugar en el año 30, siendo dirigido el ejército por Senusret, hijo del rey. Para cuando terminó la campaña libia, Amenemhat estaba muerto.
Senusret I
Según el Fragmento 34 de la historia de Manetón, a finales del reinado de Amenemhat tuvo lugar una conjura.
Las enseñanzas de Amenemhat
también sugieren una disputa por la sucesión y fue mientras Senusret se encontraba guerreando en Libia cuando se le informó de la muerte de su padre. Casi con seguridad, Amenemhat fue asesinado, y un texto de época de Senusret I contiene una descripción del acontecimiento narrada por su propio padre, supuestamente desde la tumba:
Era tras la cena, cuando la noche había caído y había pasado una hora de felicidad. Estaba dormido sobre mi cama, estando cansado y mi corazón comenzó a quedarse dormido. Cuando las armas de mi consejo fueron empuñadas me convertí en una serpiente de la necrópolis. Cuando lo hice, me desperté para luchar y me encontré con que era un ataque de mis guardaespaldas. ¡Si hubiera cogido las armas en mi mano con rapidez habría hecho retroceder a los desgraciados con una carga! Pero nadie es poderoso durante la noche, nadie puede luchar solo; ningún éxito se consigue sin ayuda. Mira, mi herida tuvo lugar cuando me encontraba sin ti, cuando mi séquito todavía no había escuchado que te lo entregaría, cuando todavía no estaba sentado contigo, que te daría consejos; porque yo no lo previ y mi corazón no pensó en la negligencia de los sirvientes.
Se piensa que el manuscrito del cual procede este breve extracto es una composición de principios de la XII Dinastía, posiblemente creada en pro de Senusret I para apoyar sus derechos al trono. La obra serviría como «justificación» de cualquier medida punitiva que pudiera haber tomado Senusret tras convertirse en soberano de Egipto.
Las listas reales conceden a Kheperkara Senusret I (c. 1956-1911 a.C.) un reinado de cuarenta y cinco años, dato confirmado por un texto de Amada (Nubia) que contiene una fecha del año 44 de este soberano. Durante algún tiempo se aceptó que el reinado de Senusret I estuvo formado por treinta y cinco años de gobierno en solitario y diez años de corregencia compartida con su padre; pero en 1995 Claude Obsomer puso en duda esta asunción. Si su afirmación es correcta, el final de
Las enseñanzas de Amenemhat I
, donde el rey pide que sea Senusret quien le suceda, cobra sentido. Esta petición poética sólo se explica si no hubo corregencia que asegurara una transmisión de poderes tranquila.
Senusret envió una expedición a Nubia en su décimo año de reinado. Ocho años después envió otra que llegó hasta la segunda catarata. Su general, Mentuhotep, se adentró incluso más al sur; pero fue Buhen la que se convirtió en la nueva frontera meridional egipcia. Senusret erigió aquí una estela de victoria y construyó un fuerte, transformando así la Baja Nubia en una provincia de Egipto. Si bien Kush (Alta Nubia) era explotada sobre todo por su oro, los egipcios también conseguían en ella amatista, turquesa, cobre y gneis para joyas y esculturas. En el norte, las caravanas iban de Egipto a Siria, intercambiando cedro y marfil por bienes egipcios. Estas expediciones a Nubia y a Asia, más abundantes que antes, demuestran todo lo que había cambiado la política exterior egipcia entre la XI y la XII Dinastías.
Los numerosos monumentos del rey se extienden desde la Baja Nubia, en el sur, hasta Heliópolis y Tanis, en el norte; precisamente para conseguir las materias primas necesarias para construir, decorar y equipar estas construcciones se enviaron funcionarios a explotar las minas de piedra de Wadi Hammamat, Sinaí, Hatnub y Wadi el Hudi. Una sola de estas expediciones extrajo suficiente piedra como para hacer 60 esfinges y 150 estatuas. El Museo Egipcio de El Cairo alberga una amplia colección de estatuas de Senusret halladas en su templo mortuorio, pero muchos de sus otros monumentos y estatuas fueron remodelados, copiados y reemplazados por reyes posteriores, de modo que se han conservado pocos originales. Se piensa que en Tebas Senusret fundó el templo de
Ipet Sut
(Karnak) y que, para conmemorar la fiesta
Sed
de su trigésimo cuarto año de reinado, erigió un santuario en alabastro para la barca. El relieve de esta época es especialmente delicado, si hemos de juzgar por fragmentos como una dañada imagen del rey procedente de Koptos (en la actualidad en el Petrie Museum, University College de Londres); pero sus estatuas carecen de vivacidad y movimiento y los retratos son impersonales. No obstante, esta gran cantidad de obras de arte tuvo resultados importantes: debido al largo reinado de Senusret, el «estilo regio» llegó a las distintas regiones con la fuerza suficiente como para proyectar su sombra sobre todo Egipto y hacer retroceder a los estilos regionales.
Senusret fue el primero en contar con un programa constructivo, a partir del cual se edificaron monumentos en cada uno de los lugares de culto del país. Esta decisión, que era una extensión de la política de los faraones de finales del Reino Antiguo, tuvo el efecto de minar las bases de poder de los templos locales y sus sacerdotes. En la actualidad sólo se conservan algunos restos de las principales esculturas y trabajos temáticos realizados en estas regiones, lo que reduce nuestra impresión sobre el impacto del programa de Senusret. Entre sus principales medidas se encuentra la remodelación del templo de Khenti-amentiu-Osiris en Abydos. Siguiendo este impulso real, los funcionarios del rey también erigieron numerosas estelas conmemorativas (o cenotafios) en Abydos, inaugurando así una costumbre que se convertiría en estándar para los hombres devotos con posibles, tanto en el Reino Medio como en el Reino Nuevo. Dada la atención prestada por Senusret al culto de Osiris, se produjo en Egipto un florecimiento de las creencias y prácticas osirianas, además de igualarse de forma importante las creencias del rey en la otra vida y las de sus súbditos. John Wilson ha descrito este proceso como la «democratización de la otra vida».
Los «papeles de Hekanakhte»
Por una afortunada casualidad contamos con una colección de cartas del Reino Medio que nos proporciona muchos detalles sobre la vida agrícola de esta época. Las cartas se intercambiaron entre un anciano granjero llamado Hekanakhte y su familia, durante todo el tiempo en que el primero estuvo ausente por cuestiones de negocios. Si bien hasta hace poco se pensaba que este material databa del reinado de Mentuhotep III, el hecho de que los papiros fueran encontrados asociados a cerámica de comienzos de la XII Dinastía sugiere que, en realidad, se escribieron durante los primeros años de Senusret I.
La personalidad de Hekanakhte impregna las cartas, repletas de secas órdenes a sus hijos para que cumplieran sus deseos, para que dejaran de quejarse sobre las magras raciones que les había concedido y para que fueran amables con su nueva esposa. Las misivas nos proporcionan una visión muy íntima de la dinámica familiar de la XII Dinastía, además de indicarnos algunos de los modos en que los granjeros más ricos se las arreglaban para cumplir con sus compromisos y cosechas. Sugieren que en los últimos años de Hekanakhte hubo una hambruna en Egipto, un fenómeno que también queda implícito en las inscripciones de la aproximadamente contemporánea tumba del nomarca Amenemhat en Beni Hassan (Tumba BH 2).
Los papeles de Hekanakhte incluyen una de las pocas cartas que se conservan de una hija a su madre; un hallazgo que plantea la cuestión de hasta qué punto las mujeres del Antiguo Egipto eran capaces de leer y escribir. Desgraciadamente, no es una prueba definitiva, puesto que la mujer en cuestión puede haber dictado la carta a un escriba masculino (como de hecho habrían hecho muchos corresponsales analfabetos) y el estilo de la caligrafía tampoco proporciona ninguna pista. El resto de referencias a escribas femeninas durante el Reino Medio sugieren, no obstante, que fueron pocas las mujeres que estaban alfabetizadas en esa época.
Los anales reales y el reinado de Amenemhat II
Una serie de registros oficiales (conocidos como
genut
o «libros de días») conservados de forma parcial en el templo de Tod nos proporcionan más información sobre los acontecimientos históricos de la XII Dinastía. Las dedicatorias del rey en los edificios también contienen elementos de estos anales; el Papiro Berlín 3029, por ejemplo, describe el proceso mediante el cual el rey fundaba un nuevo edificio. Se trata de algunos de los textos más útiles para comprender el mundo del día a día en el palacio egipcio. Además, en 1974 la Organización de Antigüedades Egipcias descubrió en Mit Rahina (la antigua Menfis) una de las inscripciones
genut
más importantes. Si bien la inscripción menciona a Senusret I, claramente pertenece al reinado de su hijo, Nubkaura Amenemhat II (c. 1911-1877 a.C.). Estos anales ofrecen información muy detallada sobre las donaciones realizadas a varios templos, listas de estatuas y edificios, informes sobre expediciones comerciales y militares y de actividades reales como la caza. Es indudable que se trata del texto más importante de Amenemhat II, aunque también menciona a otros monarcas de la XII Dinastía; pero más importante aún es que nos informa de que la superficial «paz» que se dice que existía entre Asia y Egipto en esta época era sólo selectiva, pues existían varios tratados entre Egipto y ciudades levantinas. Las referencias de Heródoto a guerras asiáticas y a la actitud contemporizadora mantenida por Senusret respecto a los asiáticos (
Historias
, 2, 106) están, por lo tanto, más cercanas a la realidad política de lo que han tendido a creer los lectores modernos.
Las pinturas murales de la tumba del nomarca Khnumhotep en Beni Hassan (BH3) muestran la visita de un jefe beduino llamado Abisha, unos contactos asiáticos que confirman numerosas estatuillas y escarabeos egipcios encontrados en ciudades de Oriente Próximo. Desde hacía mucho se mantenía un comercio constante con el puerto sirio de Biblos, donde los gobernantes nativos escribían cortas inscripciones en jeroglíficos, ostentaban los títulos egipcios de conde y príncipe hereditario, mencionaban a los dioses egipcios y adquirían estatuaria regia y privada egipcia. Además, los ya mencionados anales de Amenemhat II en Mit Rahina identifican la ciudad siria meridional de Tunip como un socio comercial egipcio. Otros contactos sirios parecen haber sido más bien bélicos. Los anales mencionan un pequeño grupo de egipcios que penetró en territorio beduino (probablemente una región del Sinaí) para «despedazar la tierra» y hubo dos operaciones más contra ciudades amuralladas anónimas. Las víctimas son descritas como
aamu
(asiáticos) y se dice que 1.554 de ellos fueron capturados como prisioneros. Estas elevadas cifras de cautivos extranjeros pueden muy bien explicar las extensas listas de esclavos asiáticos que trabajaban en las casas de Tebas en épocas posteriores. En esta época también hubo campañas en el sur; así, la «autobiografía» de Amenemhat en Beni Hassan menciona que participó en una expedición a Kush (Alta Nubia) y que el reino africano de Punt fue visitado por Khentykhetaywer, funcionario del rey, en el vigésimo octavo año de Amenemhat II.
Al contrario que muchos soberanos de la XII Dinastía, Amenemhat II no parece haber sido un constructor prolífico, si bien esta impresión puede ser en parte resultado de los saqueos posteriores. Su complejo piramidal, la llamada Pirámide Blanca de Dashur (pobremente conservada y todavía sin excavar en profundidad), es único en el sentido de que está situado sobre una plataforma. Sus hijas fueron enterradas en el patio anterior y una reina llamada Keminebu también fue inhumada en el interior del complejo. Durante mucho tiempo se creyó que Kemunebu fue la esposa de Amenemhat, pero hoy se sabe, gracias a su nombre y al estilo de sus inscripciones, que en realidad se trata de una reina de la XIII Dinastía.
Senusret III y la inauguración del sistema de irrigación de Fayum
El reinado del sucesor de Amenemhat II, Khakheperra Senusret II (1877-1870 a.C.), fue una época de paz y prosperidad, durante la cual el comercio con Oriente Próximo fue especialmente prolífico. No hay registros de campañas militares durante este reinado; en cambio, su principal logro parece ser la inauguración del sistema de irrigación de Fayum. Se erigió un dique y se construyeron canales para conectar Fayum con la corriente de agua que hoy se conoce como Bahr Yussef. Estos canales desviaron parte del agua que en circunstancias normales hubiera penetrado en el lago Moeris, lo que produjo la evaporación gradual de las aguas de las orillas del lago y supuso la aparición de tierras nuevas que luego fueron cultivadas. Se trató de un programa a largo plazo que podría ser considerado algo único para la época si no fuera porque por esas mismas fechas (Heládico Medio, c. 1900-1600 a.C.) en la cuenca copaica de Beocia (Grecia central) se consiguieron nuevas tierras creando un sistema similar de presas y canales de drenaje.