Guía de la Biblia. Antiguo Testamento (79 page)

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Authors: Isaac Asimov

Tags: #Histórico

BOOK: Guía de la Biblia. Antiguo Testamento
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Eclesiastés 12.14.
Porque Dios ha de juzgarlo todo, aun lo oculto, y toda acción, sea buena, sea mala.

La idea del juicio individual también viene implícita en el posterior libro de Daniel:

Daniel 12.2.
Las muchedumbres de los que duermen en el polvo de la tierra se despertarán, unos para la eterna vida, otros para eterna vergüenza y confusión.

30. Amós

Amós • Chiún• Amazías.

Amós

El tercero de los doce profetas menores es Amós, aunque en realidad sea, cronológicamente, el más antiguo del grupo. Efectivamente, fue el primer ejemplo de un fenómeno nuevo en la historia del judaísmo: el visionario inspirado cuyas palabras se conservaron por escrito.

En general, a Amós y a sus seguidores se les llama profetas, pero existen muchas diferencias entre los nuevos y los viejos grupos de profetas dirigidos por hombres como Samuel y Eliseo. Estos últimos eran místicos, en cuyos éxtasis se acercaban místicamente a Dios. Por otro lado, Amós era un lobo solitario que no necesitaba éxtasis ni ataques, sino que hablaba el lenguaje llano de lo que él consideraba los problemas importantes del momento. En realidad, cuando le preguntan, niega que sea un profeta al estilo antiguo:

Amós 7.14.
Amós respondió a Amasías, diciendo: yo no soy profeta ni hijo de profeta, sino que soy boyero...

El libro de Amós da su fecha en el primer versículo:

Amós 1. 1.
Palabras de Amós, de los pastores de Tecoa... en los días de Ozías, rey de Judá y en los días de Jeroboam... rey de Israel; dos años antes del terremoto.

Se desconoce el terremoto aludido. Ni en los libros de los Reyes, ni en las Crónicas hay referencia a terremoto alguno durante el reinado de Ozías o de Jeroboam. La tradición rabínica afirma que tuvo lugar cuando a Ozías le atacó la lepra por tratar de oficiar ritos en el templo. Claro que sólo es una leyenda, pero aunque fuera cierta, se desconoce el año exacto en que Ozías enfermó.

Algunos estudiosos encuentran razones para creer que la lepra atacó a Ozías ocho años antes de su muerte; es decir, en el 748 aC. Si ése fue el año del terremoto, entonces Amós profetizó en el 750 aC, y ésa es realmente la fecha que suele darse a sus sentencias.

Una de las visiones apocalípticas de Amós afirma:

Amós 8.9.
Aquel día, dice el Señor, Yahvé, haré que se ponga el Sol al mediodía, y en pleno día tenderé tinieblas sobre la tierra.

Esto parece una referencia a un eclipse de sol; tal fenómeno se vio en Israel y en Judá en el 763 aC. Si Amós profetizó realmente en el 750 aC, es perfectamente lógico pensar que viera el eclipse de trece años antes y que la impresión recibida diera color a este versículo.

Si es así, Amós fue contemporáneo de Oseas y de Isaías, tal vez un poco mayor que ellos.

Chiún

Amós era judeo, natural de Tecoa, aldea situada a unos dieciséis kilómetros al sur de Jerusalén. Sin embargo, aunque el libro lanza breves amenazas de destrucción contra las naciones vecinas de Judá, e incluso contra la misma Judá, el objetivo principal de Amós es Israel:

Amós 7.15.
Yahvé me tomó detrás del ganado y me dijo: Ve a profetizar a mi pueblo Israel.

Viajó a Bétel: la avanzadilla sureña de Israel, a treinta y dos kilómetros al norte de Tecoa. Allí predicó contra la costumbre israelita de adorar en los santuarios de Bétel y de Dan (v. cap. 11) y contra la veneración idólatra que se practicaba. Por ejemplo, se refiere, con oscuridad, a alguna forma de adoración a las estrellas:

Amós 5.26.
[235]
Mas llevabais el tabernáculo de vuestro Moloc y Chiún, ídolos vuestros, la estrella de vuestros dioses.

La Revised Standard Version aclara un poco el sentido del versículo dejando «tabernáculo» sin traducir y traduciendo Moloc; y así leemos «Llevaréis a Sikkut vuestro rey, y a Kewan la estrella de vuestro dios, vuestros ídolos». Al parecer, pues, Amós se refiere a dos ídolos, Sikkut y Kewan (Chiún); o tal vez sean nombres distintos de la misma deidad expresada en un paralelismo poético. No vuelven a mencionarse en la Biblia, pero Kewan puede ser una forma del Kaiman babilonio, dios que representa al planeta Saturno. Si es así, ésta es una de las dos únicas referencias bíblicas a los planetas; la otra se refiere a Lucifer, es decir, a Venus, en el libro de Isaías (v. cap. 23).

Amasías

Amós también atacó las injusticias en Israel, el lujo de unos pocos y la pobreza de la mayoría, la crueldad de los ricos hacia los pobres. Como los profetas posteriores Isaías y Jeremías, denunció el simple ritual, exigiendo un comportamiento ético. Cita a Dios:

Amós 5.2 1.
Yo odio y aborrezco vuestras solemnidades...

Amós 5.22.
Si me ofrecéis holocaustos... no me complaceré en ellos...

Amós 5.23.
Aleja de mí el ruido de tus cantos...

Amós 5.24.
Como agua impetuosa se precipitará el juicio...

Con esta visión, es lógico suponer que Amós no creía que el día de Yahvé, o «Día del Juicio», constituyera una gran alegría para todos los judíos por igual; porque no creía en que se salvaran todos los judíos por la mera existencia del ritual del Templo. Se requería justicia, y a los que carecían de ella, no les salvaría toda la liturgia del mundo. Por consiguiente, advirtió:

Amós 5.18.
¡Ay de aquellos que desean el día de Yahvé! ¿De qué os servirá el día de Yahvé? Será día de tinieblas, no de luz.

Esto parece anunciar la idea del juicio individual y de la salvación, en vez del juicio nacional.

Debido al fracaso de la nación en establecer una completa reforma moral, Amós cita las palabras de Dios que vaticinan un desastre seguro:

Amós 7.9.
...Me alzaré con la espada contra la casa de Jeroboam.

En esto, al parecer, Amós fue demasiado lejos. Podía denunciar la idolatría, exigir justicia y todo lo que quisiese, lo desdeñarían como a un simple charlatán. Pero cuando habló de levantarse contra el rey, instigaba a la rebelión y sus palabras significaban traición. Amasías, el sacerdote israelita que oficiaba en Bétel, no tuvo más remedio que considerarlo así:

Amós 7.10.
Amasías, sacerdote de Bétel, mandó decir a Jeroboam: Amós está conspirando contra ti...

Amós 7.12.
Amasías dijo a Amós: Vidente, ve y escapa a la tierra de Judá y come allí tu pan haciendo el profeta.

Amás 7.13.
Pero guárdate de volver a profetizar contra Bétel...

Amós dio una respuesta inspirada y predijo un mal fin a Amasías, que la Biblia no dice si se cumplió. Sin embargo, lo más probable es que Amós volviera a Judá, porque de haberse quedado en Israel le habrían acusado de traición y ejecutado, y no existen leyendas referentes a su martirio.

31. Abdías

Abdías • Sefarad

Abdías

El de Abdías es el libro más breve del Antiguo Testamento; se compone de un solo capítulo de 21 versículos. No se sabe nada del autor, porque el libro empieza únicamente con el nombre del mismo:

Abdías 1.1.
Visión de Abdías...

Fuera de este libro, la Biblia menciona a una docena de Abdías; el más notable de los cuales aparece en el libro primero de los Reyes. Este Abdías era un funcionario importante del palacio de Acab, en Israel:

1 Reyes 18.3.
Y Acab mandó llamar a Abdías, su mayordomo. Abdías era muy temeroso de Yahvé;

1 Reyes 18.4.
y cuando Jezabel exterminaba a los. profetas...
(Abdías)
escondió a cien profetas, de cincuenta en cincuenta, por cincuenta días en cavernas, proveyéndoles de pan y de agua.

Por realizar hazaña tan peligrosa en medio de una corte notoriamente idólatra, los judíos posteriores rindieron admiración a Abdías, y Josefo, historiador judío del siglo I de nuestra era, mantuvo que fue este Abdías el profeta que escribió el breve libro que lleva su nombre.

Sin embargo, esto fecharía el libro en el 860 aC, lo que resulta imposible. En este libro se lanza el anatema sobre Edom por el crimen de unirse a los invasores que destruyeron Jerusalén:

Abdías 1.11.
... el día en que los extranjeros saqueaban sus riquezas y los extraños penetraban por sus puertas y echaban suertes sobre Jerusalén, fuiste también tú uno de tantos.

Según suele aceptarse, esto es una referencia a la destrucción de Jerusalén por Nabucodonosor en el 586 aC, de manera que el libro no parece anterior a esa fecha.

Tampoco puede ser posterior. En los versículos finales, Abdías parece esperar tanto el restablecimiento de Israel como el de Judá:

Abdías 1.20.
Y los cautivos... de los hijos de Israel ocuparán
(el país)
de los cananeos... Y los cautivos de Jerusalén... ocuparán las ciudades del mediodía.

Como los israelitas no volvieron y no participaron en la nueva ocupación del país, es posible que el libro de Abdías se escribiera antes del retorno, o en una época tan temprana después del retorno que aún se confiaba en la vuelta de Israel. Como hipótesis, el libro puede fecharse hacia el 500 aC.

Sefarad

Los versículos finales sitúan a los judíos cautivos en un lugar que no se menciona en ninguna otra parte de la Biblia:

Abdías 1.20.
... y los cautivos de Jerusalén que están en Sefarad...

Nadie sabe dónde se encuentra Sefarad. No parece el nombre de ninguna ciudad de Babilonia, donde residieron los judíos exiliados, y esa palabra puede ser una corrupción de la original, que ahora es imposible recobrar.

Una hipótesis es que se refiere a Sardes, la capital de Lidia, al oeste del Asia Menor. Pero no hay razón para creer que en la época del exilio hubiese una destacada colonia judía en esa ciudad.

Durante la Edad Media, los judíos prosperaron en la España musulmana, y los rabinos del momento decidieron, sin justificación alguna, que Sefarad era una referencia a España. En consecuencia, los judíos de España y Portugal, junto con sus descendientes hasta el día de hoy, se denominan sefarditas, como opuestos a los asquenazitas (v. cap. 1 ), que comprende a los judíos del norte y del este de Europa.

En ciertos aspectos litúrgicos y de ascendencia, estos dos grupos siguieron caminos diferentes. Los sefarditas heredaron detalles litúrgicos de la escuela babilónica, ya que el dominio musulmán se extendía tanto por España como por Babilonia (o Irak, tal como la llamamos ahora) y las comunicaciones a través de todo el imperio estuvieron abiertas durante muchos siglos. Pero los asquenazitas eran descendientes de aquellos judíos que, tanto antes como después de la destrucción de Jerusalén por los romanos, se mantuvieron en Europa y finalmente vivieron bajo la dominación cristiana. No tuvieron contacto con Babilonia y heredaron el ritual de Judea.

En 1492 los judíos sefarditas fueron expulsados de España, dispersándose por el norte de África y el Oriente Medio. Una comunidad sefardita importante permaneció en Salónica, Grecia, y sólo quedó definitivamente destruida en 1941, cuando los nazis ocuparon el país.

Algunos sefarditas se abrieron camino a Holanda, a Inglaterra y, finalmente, a los Estados Unidos. Los primeros emigrantes judíos a los Estados Unidos fueron sefarditas. Benjamín Disraeli, primer ministro de Inglaterra durante la década de 1870, y Benjamín Cardozo, presidente del Tribunal Supremo norteamericano en 1930, eran de origen sefardita.

La lengua común de los sefarditas es el ladino, mezcla de hebreo y español, mientras que la de los asquenazitas es el yiddish, estrechamente emparentado con el alemán medieval. Cada una tiene sus propias reglas para pronunciar el hebreo, y el moderno Estado de Israel ha adoptado la pronunciación sefardita, aunque los sefarditas sólo constituyan un pequeño porcentaje, tal vez la sexta parte, de la población total de judíos en el mundo.

32. Jonás

Jonás • Nínive • El pez grande • El ricino.

Jonás

El libro de Jonás es diferente del resto de los libros proféticos, por el hecho de que no es fundamentalmente una colección de sentencias del profeta. Más bien es una narración breve, claramente novelesca. La prueba de su carácter ficticio radica en sus anacronismos y elementos fantásticos.

Se incluye entre los libros de los profetas porque, al parecer, Jonás, su protagonista, fue un hombre que vivió en la época de los reinos y a quien se menciona en la sección de la Biblia digna de confianza desde el punto de vista histórico:

2 Reyes 14.25.
Recobró
(Jeroboam II)
el territorio de Israel..., según la palabra que había dado Yahvé... por medio de su siervo Jonás... hijo de Amitai, de Gat Jefer.

Gat Jefer es una ciudad de Israel, de la región que en tiempos romanos se denominó Galilea. En realidad, sólo está a cuatro kilómetros y medio al noreste de Nazaret, y allí se encuentra todavía la tumba tradicional de Jonás. Por tanto, al igual que a Oseas, puede considerarse a Jonás como israelita antes que hombre de Judá.

Jonás, el individuo real, vivió en la primera parte del reinado de Jeroboam II, porque el versículo afirma que predijo la puesta en práctica de los planes del rey para la expansión territorial. Por lo que el profeta estaría en activo hacia el 780 aC. Los estudiosos convienen en que el libro no puede ser tan antiguo, de modo que no fue escrito por el propio Jonás ni por alguno de sus discípulos directos. El libro utiliza la fraseología de algunos salmos de composición tardía; su lenguaje muestra semejanzas con el empleado en tiempos de Esdras y Nehemías; y sus enseñanzas tienen un significado especial para la época de la vuelta del exilio.

Una hipótesis razonable es que el libro lo escribió un judeo anónimo hacia el 300 aC. Aunque trata de un profeta israelita, el libro no es una producción israelita en el sentido del libro de Oseas.

Nínive

El libro de Jonás empieza con las instrucciones que Dios da al profeta:

Jonás 1.1.
Llegó a Jonás, hijo de Amitay, palabra de Yahvé, diciendo:

Jonás 1.2.
Levántate y ve a Nínive, la ciudad grande, y predica contra ella, pues su maldad ha subido ante mí.

Aquí hay un anacronismo. Se califica a Nínive de «ciudad grande», capital del imperio asirio; y así fue durante el tiempo en que Judá, en el reinado de Manasés, pagaba tributo a Asiria. Entonces sí fue «la ciudad grande», el centro militar más poderoso y temido del mundo.

Sin embargo, el auténtico Jonás estaba en activo hacia el 780 aC, y en esa época Asiria se encontraba en una etapa de decadencia y no constituía amenaza para nadie. ¿Cómo, si no, pudo Jeroboam II crear su imperio de corta vida? Además, Nínive sólo era entonces una pequeña ciudad provinciana. En tiempo de Jonás, la capital de Asiria era Calaj, tal como había sido durante cinco siglos, desde el reinado de Salmanasar I, en el 1270 aC.

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