Guía de la Biblia. Antiguo Testamento (20 page)

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Authors: Isaac Asimov

Tags: #Histórico

BOOK: Guía de la Biblia. Antiguo Testamento
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Por consiguiente, el culto animal ha atraído al hombre, de una u otra forma, a lo largo de la historia. En nuestros días es muy corriente en la India, donde entre los hindúes no pueden matarse vacas, y mucho menos comerse, a pesar del hambre endémico que existe en el país. Tal costumbre da origen a la expresión «vaca sagrada» para indicar cualquier creencia que se mantiene más allá de lo razonable.

En el Egipto antiguo, el culto animal estaba bastante extendido. Por ejemplo, la ciudad de Menfis rendía veneración especial a un toro sagrado, Hapi, que los griegos conocían como Apis. Se consideraba al toro como una manifestación del dios Osiris, y se le rendían honores divinos. Todo lo que le rodeaba estaba envuelto en ritual, y se otorgaba gran importancia a cada uno de sus movimientos.

Podría pensarse que fue el ejemplo egipcio lo que inspiró a los israelitas que aguardaban al pie del monte Sinaí, pero no es necesario hacerlo. En el pueblo a quien el ganado vacuno proporciona carne, leche y trabajo, el toro ha de considerarse una figura realmente importante, porque todos dependen de su fertilidad. Por consiguiente, los toros representan un papel en los ritos de pueblos muy diferentes. Durante la época en que los israelitas estaban en Egipto, los cretenses primitivos observaban desde antiguo ritos religiosos en que los toros desempeñaban un papel fundamental. Dos mil años después, los ritos del mitraísmo, una religión de origen persa, también incluían toros. Los asirios tenían toros alados, y otros pueblos del Semicírculo Fértil también rendían a esos animales diversos grados de culto.

Por tanto, no era probable que los israelitas viesen algo extraño en el culto al toro, y el «becerro» que modeló Arón era sin duda un toro joven. En realidad, si los querubines eran, tal como imagino, toros alados (v. cap. 2), entonces pudo realizarse fácilmente la transición de una presencia invisible que descansara entre los querubines del arca de la alianza, a los propios querubines. Tal vez ni siquiera representase un alejamiento completo del yahvismo, porque la figura de oro podría tomarse por una manifestación de Yahvé.

Se cree que esta parte del libro del Éxodo se basa en leyendas que surgieron originalmente entre las tribus de José, en el norte de Canán. Pudiera ser que en la historia tribal primitiva se realizase alguna asociación especial entre las tribus de José y los toros. De ese modo, Moisés, poco antes de su muerte, bendice a cada una de las tribus por separado, y cuando le llega el turno a la de José, parte de la bendición es:

Deuteronomio 33.17.
Como un toro primogénito es su gloria...

Esto aparece de manera más precisa tres siglos después del Éxodo, cuando el reino de Salomón se escinde en dos mitades. Como Jerusalén, que había sido el centro del culto bajo David y Salomón, permaneció en la mitad sur, al soberano del reino del norte le pareció políticamente peligroso permitir la existencia de un culto semejante. Tal rey era Jeroboam, de la tribu de Efraím, una de las tribus de José, y de la manera más natural del mundo, al parecer volvió al culto del toro, el antiguo animal simbólico de su tribu.

1 Reyes 12.28.
Después... hizo el rey dos becerros de oro y dijo al pueblo: «Bastante tiempo habéis subido a Jerusalén; ahí tienes a tu Dios, Israel...

El empleo del toro como manifestación de Dios prosiguió en el reino del Norte hasta el fin de su historia. Sin embargo, nunca se introdujo en el reino del Sur, y de allí es de donde procede la historia del judaísmo posterior y del cristianismo.

Mientras los israelitas adoraban la imagen del becerro, Moisés bajó de la montaña. A continuación se produjo una breve guerra civil, con los levitas al lado de Moisés. Los cabecillas de los adoradores del toro fueron ejecutados, y la autoridad de Moisés quedó reafirmada.

Con ello, Moisés prosiguió su tarea de establecer los ritos del yahvismo, y el libro del Éxodo termina con un relato minucioso de la preparación del arca de la alianza, de las vestiduras del sumo sacerdote y de otros aditamentos para el cumplimiento exacto de las instrucciones anteriormente dadas.

3. Levítico

Levítico • Levadura • Impureza • El día de la expiación • Azazel • Demonios • Sangre • Espíritus familiares • Moloc • El año jubilar.

Levítico

El tercer libro de la Biblia empieza así:

Levítico 1.1.
Llamó Yahvé a Moisés...

En hebreo, la primera palabra es
Vayikrah
(«Y él llamó»), y ése es el título hebreo del libro.

Prácticamente, el libro es una sección extensa del documento S, dedicado a detalles rituales, de manera que al lector corriente puede resultarle el libro más aburrido de la Biblia.

Sus instrucciones son de interés fundamental para la clase sacerdotal, escogida entre los descendientes de Arón, que era de la tribu de Leví. Por tanto, Arón y sus descendientes son levitas, y esta palabra se convirtió en sinónimo de «sacerdotes».

Los traductores de la Septuaginta, atentos a la dedicación que el libro prestaba al sacerdocio, lo llamaron «Leviticón» («el libro levítico»), y nosotros utilizamos su equivalente latino «Levítico».

Levadura

Una de las instrucciones relativas el ritual de sacrificio ordena evitar el empleo de levadura en las cosas ofrecidas a Dios:

Levítico 2.11.
Toda oblación que ofrezcáis a Yahvé ha de ser sin levadura...

En un principio, la harina que se empleaba en hacer pan se horneaba en tortas lisas y duras que tenían la virtud de mantenerse durante mucho tiempo en condiciones de comerse.

Sin embargo, la masa que se conserva mucho tiempo, a veces recoge microorganismos del aire y empieza a fermentar. El proceso de fermentación produce dióxido de carbono, que forma burbujas en la gruesa cochura, hinchándola. El pan que se hace con esa pasta fermentada es ligero y esponjoso. No se conserva tan bien como el pan hecho con masa sin fermentar, pues tiende a resecarse y a ponerse mohoso, pero si está fresco resulta agradable al paladar.

En tiempos prehistóricos debió producirse un adelanto fundamental en la fabricación del pan al descubrirse que no era preciso esperar a que la masa fermentara de manera espontánea. Un trozo pequeño de masa fermentada aceleraría la fermentación de grandes hornadas de masa fresca. Eso se hizo proverbial, y el apóstol Pablo, por ejemplo, al hablar de esa influencia penetrante, dice:

1 Corintios 5.6.
¿No sabéis que un poco de levadura fermenta toda la masa?

La palabra levadura, que procede de un término latino que significa «levantar», es la traducción de la voz hebrea
hametz
, «ser amargo», característica corriente de la materia fermentada. La palabra inglesa equivalente, «yeast», se remonta a un término sánscrito que significa «hervir», referencia a las burbujas que produce el dióxido de carbono.

Para los israelitas, la fermentación parecía una especie de corrupción, y por agradable que pudiera ser la ingestión de pan de levadura, siempre había un estigma de corrupción y de impureza. El pan ofrecido en el altar de Dios debía ser puro e incorrupto y, en consecuencia, no tenía que llevar levadura.

En Pascua, debido al carácter sagrado de la época, sólo ha de comerse pan ácimo, y no debe encontrarse en la casa ni rastro de levadura. De hecho, un sinónimo de Pascua es «la fiesta del pan ácimo».

Éxodo 23.15.
Guarda la fiesta de los ácimos... como os he mandado, en el mes de Abib, pues en ese mes saliste de Egipto...

La última cena de Jesús y sus discípulos tuvo lugar en época de Pascua. Por tanto, el pan que partió Jesús era ácimo, y la hostia que se emplea en la iglesia católica para conmemorar ese acontecimiento también es pan ácimo.

Sin duda, la utilización ritual del pan ácimo es sumamente antigua, y se remonta a mucho antes del Éxodo. Los sacerdotes que redactaron el Hexateuco tenían que encontrar en la huida de Egipto alguna circunstancia que hiciera especialmente apropiada la ingestión de pan ácimo para conmemorar el Éxodo. La hallaron en la prisa con que los israelitas se marcharon; una precipitación tan grande, que no se podía esperar al proceso de fermentación, relativamente lento:

Éxodo 12.33.
Los egipcios apremiaban al pueblo, dándoles prisa para que salieran de su tierra...

Impureza

Gran parte del Levítico trata de la pureza y de la impureza:

Levítico 5.2.
...si (uno) tocare algo impuro...

Para nosotros, la pureza y la impureza tiende a ser un asunto de higiene. Impuro es algo sucio o de olor desagradable, o lleno de bacterias peligrosas. El empleo bíblico de ese término incluye ritos religiosos.

Lo puro es algo que puede ofrecerse a Dios en sacrificio, o que puede llevarse a presencia de Dios. Lo impuro es algo que no puede ofrecerse en sacrificio. Las personas que, debido a alguna deformidad o enfermedad, o al contacto con algo impuro, o a la realización de algo prohibido, son impuras, no pueden acercarse al altar hasta que se haya eliminado la impureza.

En el Levítico se enumeran detalladamente los artículos alimenticios que son puros y pueden comerse, al igual que los impuros y no pueden ingerirse. Por ejemplo:

Levítico 11.3.
Todo animal de casco partido y pezuña hendida y que rumie lo comeréis.

Levítico 11.7.
El cerdo, que divide la pezuña y no rumia, es inmundo para vosotros.

Se desconoce la base sobre la que se divide a los animales en puros e impuros. Algunos afirman que se trata de normas higiénicas prácticas, otros aluden a conceptos totémicos primitivos, y otros lo achacan a un deseo de prohibir costumbres de la idolatría circundante. La preocupación fundamental de los sacerdotes que redactaron el Levítico quizá fuese la elaboración de un código de conducta que sirviera para diferenciar a los judíos y para preservar a su religión de la atracción de las culturas vecinas.

Si ello es así, los sacerdotes lograron su objetivo, porque esas partes del Levítico constituyeron las normas dietéticas que tan importantes fueron para los judíos postexiliares. La complejidad y obligatoriedad de las normas dietéticas tendían a evitar que los judíos devotos comieran con no judíos, pues la comida preparada por los no judíos no podría cumplir las reglas de la pureza ceremonial.

Y mientras muchos alimentos diferentes se consideraban impuros, el cerdo representaba en cierto modo el epítome de la impureza; tal vez porque constituía una parte fundamental de la dieta de los gentiles vecinos. Así, su ausencia de la dieta judía era particularmente notable.

Las discusiones documentadas en el Nuevo Testamento acerca de la pureza, entre Jesús y sus discípulos por un lado, y los judíos ortodoxos por otro, deben entenderse únicamente en sentido ceremonial, y nunca en el higiénico.

El día de la expiación

El Levítico trata de las formas de eliminar las consecuencias de] pecado, además de la impureza. Pecar (es decir, desobedecer los mandamientos de Dios, como Adán y Eva al comer el fruto del árbol: el «pecado original») entraña la separación de Dios. Borrar el pecado, según el ritual prescrito es volver el alma a la presencia de Dios, hacerse otra vez «uno» con Dios. Por lo tanto, el pecador debe «expiar», o realizar una «expiación».

El sumo sacerdote puede realizar la expiación para toda la nación mediante ritos adecuados, lo que se hace en un día señalado:

Levítico 23.27.
El día décimo del séptimo mes es el día de la expiación... os mortificaréis...

«Día de la expiación» es la traducción del hebreo
Yom Kippur
. En la actualidad
Yom Kippur
es la fiesta más sagrada del calendario hebreo, y entraña un ayuno absoluto durante todo el día («os mortificaréis»). Sin embargo, no hay datos de que esa celebración se observara hasta la época postexiliar.

Azazel

Aunque el día de la expiación sea un acontecimiento postexiliar, algunos de sus ritos deben ser bastante anteriores. Como parte del ritual, deben escogerse dos machos cabríos:

Levítico 16.8.
Echará (Arón) sobre ellos las suertes, una la de Yahvé, otra la de Azazel.

El macho cabrío sobre el cual cae la suerte de Yahvé (y cabría esperar que se utilizaran los
urim
y los
tummim
), se sacrifica a Yahvé como expiación de los pecados de la nación. El otro queda suelto por el desierto, llevando con él todos los pecados, de manera que el castigo recaiga sobre él y no sobre la nación y el pueblo de Israel. Como el segundo macho cabrío no se sacrifica y queda suelto por el desierto, la versión King James se refiere a él como «chivo expiatorio». Por esa razón, tal término se aplica a la persona u objeto que, pese a ser inocente, sufre indirectamente por las acciones de otro.

Sin embargo, la palabra hebrea que la King James traduce como «chivo expiatorio» es
Azazel
. La Revised Standard Version no la traduce, y la frase queda como la ya citada.

Azazel no se menciona en ninguna otra parte de la Biblia, salvo en este capítulo, pero parece bastante probable que se trate de un demonio que morase en el desierto. Podría describirse como un espíritu maligno que es la fuente del pecado. Al enviar al desierto al segundo macho cabrío, puede considerarse que los pecados vuelven a su origen.

Leyendas posteriores explican con detalle la existencia de Azazel. Se le creía uno de los ángeles caídos, exiliado del cielo por no aceptar como ser superior al hombre, recién creado. Hay otra sugerencia que entraña un pasaje bastante oscuro del libro del Génesis:

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