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Authors: Michael Crichton

Tags: #Tecno-Thriller

Estado de miedo (44 page)

BOOK: Estado de miedo
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—Hoy —dijo Jennifer— nos gustaría plantear ciertas cuestiones sobre el calentamiento del planeta y el uso de la tierra. ¿Conoces esos temas?

—Solo un poco —contestó Evans.

Jennifer hizo una seña a uno de los investigadores del extremo opuesto.

—¿Raimundo? ¿Puedes ponerlo en antecedentes?

El investigador tenía un marcado acento, pero Evans lo entendía.

—Es sabido —dijo— que los cambios en el uso de la tierra causan alteraciones en la temperatura media del terreno. Las ciudades son más calurosas que las zonas rurales que las rodean, efecto que se conoce corno «isla de calor urbano». Los campos de cultivo son más cálidos que las zonas de bosque, y así sucesivamente.

—Ajá —dijo Evans, y asintió con la cabeza. No había oído aquellos conceptos sobre el uso de la tierra, pero sin duda eran razonables.

—Un alto porcentaje de las estaciones meteorológicas que estaban en el campo hace cuarenta años —prosiguió Raimundo— se encuentran ahora rodeadas de hormigón, asfalto, rascacielos y demás. Por consiguiente, registran temperaturas más altas.

—Lo comprendo —dijo Evans.

Desvió la mirada y, a través del cristal, vio deambular por el almacén a los equipos de filmación, tornando imágenes aquí y allá. Esperó que no entrasen. No quería quedar corno un idiota delante de ellos.

—Estos datos son muy conocidos en nuestro medio —explicó Raimundo—. Por tanto, los investigadores tornan las temperaturas brutas de las estaciones cercanas a las ciudades y las reducen en cierta magnitud para compensar el efecto isla de calor urbano.

—¿Y cómo se calcula esa reducción? —preguntó Evans.

—De distintas maneras, según quien la haga. Pero la mayoría de los algoritmos se basan en el número de habitantes. A mayor población, mayor reducción. Evans se encogió de hombros. —Parece la manera correcta de hacerlo.

—Por desgracia, es probable que no lo sea. ¿Conoce el caso de Viena? Fue estudiado por Bohm hace unos años. La población de Viena no aumenta desde 1950, pero tiene un consumo de energía más de dos veces mayor y el espacio vital se ha ampliado considerablemente. El efecto isla de calor urbano se ha incrementado, pero la reducción calculada permanece intacta, porque solo refleja los cambios de población.
[7]

—¿Así que el calentamiento de las ciudades se infravalora? —preguntó Evans.

—Peor aún —contestó Jennifer—. Antes se suponía que el aumento de temperatura urbano carecía de importancia porque el efecto isla de calor era solo una fracción del calentamiento total. El planeta se ha calentado alrededor de cero coma tres grados centígrados en los últimos treinta años. Se da por supuesto que las ciudades, por término medio, han aumentado su temperatura alrededor de un grado centígrado.

—¿Sí? ¿Y?

—Estos supuestos son erróneos. Según los chinos, Shanghai se ha calentado un grado centígrado solo en los últimos veinte años.
[8]
Eso supera el calentamiento total del planeta en los últimos cien años. Y Shanghai no es un caso único. Houston ha aumentado cero coma ocho grados centígrados en los últimos doce años.
[9]
Las ciudades de Corea del Sur se calientan rápidamente.
[10]
Manchester, Inglaterra, es ahora ocho grados más calurosa que los campos de los alrededores.
[11]
Incluso en los pueblos la temperatura es mucho mayor que en los aledaños.

Jennifer alargó su mano para coger sus gráficos.

—En fin —dijo—, la cuestión es que los gráficos que ves no reflejan datos en bruto. Y han sido adaptados para compensar el calor urbano. Pero es probable que no lo suficiente.

En ese momento se abrió la puerta y entró uno de los cuatro equipos de filmación con la luz de la cámara encendida. Sin vacilar, Jennifer levantó unos gráficos. Susurró:

—La cinta B no incorpora sonido, así que debemos mostrarnos activos y proporcionar soporte visual. —Se volvió hacia la cámara y dijo—: Permíteme mostrarte unos ejemplos de datos de estaciones meteorológicas. Aquí tenemos el registro de las temperaturas medias de Pasadena desde 1930.
[12]

Fuente:
Red de Climatología Histórica de Estados Unidos (USHCN)

»Como ves —dijo Jennifer—, un espectacular aumento de temperatura. Y aquí tenemos Berkeley a partir de 1930.

Fuente:
Red de Climatología Histórica de Estados Unidos (USHCN)

»Un registro asombrosamente incompleto. Pero utilizamos datos en bruto, así que se ven los años perdidos. Y se observa una clara tendencia al calentamiento. Indiscutible, ¿no crees?

—Sí —contestó Evans, pensando que corno tendencia no era nada extraordinario: menos de un grado.

—Ahora tenemos aquí el Valle de la Muerte, uno de los puntos más secos y calurosos de la Tierra. Esta zona nunca se ha poblado. De nuevo hay años perdidos.

Fuente:
Red de Climatología Histórica de Estados Unidos (USHCN)

Evans no dijo nada. Debía de ser una anomalía pensó. Jennifer levantó más gráficos:

Fuente:
Red de Climatología Histórica de Estados Unidos (USHCN)

—Estas son estaciones del desierto de Nevada y las llanuras de Oklahoma —dijo—. Muestran temperaturas uniformes o descendentes. Y no solo en zonas rurales. Aquí está Boulder, Colorado. Tiene interés solo porque el Centro Nacional de Investigación Atmosférica está situado allí, donde se realiza buena parte de la investigación sobre el calentamiento del planeta.

Fuente:
Red de Climatología Histórica de Estados Unidos (USHCN)

»Ahora vienen unas cuantas ciudades pequeñas. Truman, Missouri, donde la responsabilidad se detiene, corno dijo nuestro antiguo presidente…

Fuente:
Red de Climatología Histórica de Estados Unidos (USHCN)

Fuente:
Red de Climatología Histórica de Estados Unidos (USHCN)

BOOK: Estado de miedo
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