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Authors: Mario Conde

Tags: #Ensayo

El Sistema (28 page)

BOOK: El Sistema
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Cuando una persona privada recibe informaciones de que un documento elaborado por terceros contiene datos —que, por otro lado, en muchos casos son falsos— que afectan a su intimidad, a sus relaciones familiares, y se da cuenta de que ello ha sido posible porque el Estado lo ha decidido y lo ha financiado con fondos que —sin duda— los españoles hemos aportado para que fueran destinados a otras finalidades, algo de ruptura interior se produce. Pero si todo ello fuera cierto, como parece, indica hasta qué punto podemos encontrarnos en una sociedad vigilada gracias a la máxima elemental de que solo el Sistema es lo importante.

Ahora bien, podría preguntarse el lector: ¿cómo conecta ese informe con la tesis de este libro? Primero, porque, sea quien fuere el que efectuó el encargo, parece evidente que un Estado solo investiga a aquellas personas que considera peligrosos enemigos, al margen de que ello sea legal o no. Porque podría decirse que las imputaciones del informe, sobre todo en lo referente a tráfico de armas, afectaban a la seguridad del Estado y, por tanto, tiene disculpa el haberlo hecho. Pero, entonces, ¿por qué a la vista del informe no hubo reacción alguna? ¿Por qué no se advirtió a J. P. Morgan antes de entrar en relaciones con nosotros? ¿Por qué no se denunció a la justicia? ¿Por qué no se ejercitaron acciones legales? Sencillamente, porque tales imputaciones son rotundamente falsas. Si se pagó el informe por el Estado lo lógico es que se utilizaran sus conclusiones, salvo, obviamente, que estas fueran falsas. Esta es la razón.

Pero, independientemente de lo anterior, en el informe, según lo publicado por el diario
El Mundo,
existen tres aspectos de interés. Primero, un apartado específicamente dedicado a medios de comunicación social. Recuerde el lector lo que antes escribía acerca del momento temporal del informe y nuestra inversión en
La Vanguardia
y Antena 3 Televisión. Segundo, porque igualmente destaca mis posibilidades políticas. Por cierto que pone en boca del señor Rocard, importante líder político francés, que en España se me considera como la alternativa a Felipe González... Tercero, y esto es lo más interesante, porque alude a la situación de Banesto y dice que el balance del banco en 1993 dependerá de la actuación del Banco de España.

Esto es interesante: existe una conexión directa entre el informe y la situación de Banesto. Lo curioso es que los informadores aluden a que lo que ocurra con el banco en 1993 va a depender de lo que quiera el Banco de España. Efectivamente, así ha sido, pero ¿habló Kroll con responsables del Banco de España? ¿De dónde viene esta información? ¿Por qué es esta una tesis del informe? El asunto parece claro. En su carta al diario
El Mundo,
el señor Roldán dice que los fondos recibidos de Vicepresidencia, provenientes del Cesid, se dedicaron a pagar el informe y a otras personas nacionales que también habían intervenido. ¿Quiénes son esas personas nacionales?

Quizá se pregunte el lector por qué, ante un caso de tal gravedad, no hemos reaccionado ante la justicia. La repercusión que el hecho ha tenido en la prensa extranjera ha sido muy notable porque, ciertamente, en la mentalidad anglosajona, que el Estado espíe a un sujeto privado es de las cosas peores que pueden suceder. Quizá en los países latinos se dote de menor dramatismo a este tipo de actividades, lo cual, de ser cierto, dice bastante poco en nuestro favor. Pero, en todo caso, no he querido reaccionar de manera inmediata porque nuestro país está viviendo momentos particularmente graves y no he querido contribuir a intensificar un ambiente de corrupción que ya es muy difícil de ser deglutido por la opinión pública. Además, hay tiempo para hacerlo y quizá algún día, a través de la justicia, podamos conocer algunas cosas que hoy, si queremos ser rigurosos, solo podemos formular como interrogantes, por muy lógica que nos parezca la conexión entre los distintos acontecimientos.

Creo que esa referencia al Banco de España en cuanto poder para decidir la situación de Banesto en 1993 aclara mucho la tesis de fondo de este libro. Al menos, a mí me lo parece. Lo que ocurre es que dificulta extraordinariamente la posibilidad de creer que el señor Roldán se dedicara por su cuenta y riesgo a investigarme para saber cuáles eran mis actividades en medios de comunicación social, mis posibilidades políticas y la situación de Banesto en relación con el Banco de España. Todo ello parece indicar una voluntad o designio superior a la de un director de la Guardia Civil por muy importante que sea ese puesto, aunque, con la negativa expresa efectuada por el vicepresidente del Gobierno, no podemos imputar a nadie responsabilidades concretas sin que existan pruebas suficientes para ello.

LAS ACTUACIONES DEL BANCO DE ESPAÑA PREVIAS A LA INTERVENCIÓN DE BANESTO EL 28 DE DICIEMBRE DE 1993
A) EL CONSEJO EJECUTIVO DEL BANCO DE ESPAÑA DEL 2 DE JUNIO DE 1992

Paralelamente a esas investigaciones, algunos datos parecen indicar que se trató de utilizar al Banco de España en la finalidad política de desestabilizar al Banesto. Si al frente de uno de los bancos privados más importantes del país se encontraba un enemigo político del Sistema, la propia lógica del mismo, su «código» de comportamiento llevaba a la conclusión de que la única solución viable era su destrucción.

He explicado anteriormente que las apreciaciones subjetivas de los funcionarios del Banco de España pueden convertirse, por virtud de las disposiciones legales que rigen su actuación, en «verdades objetivas» para determinar el estado patrimonial de una institución financiera. Siendo esto así, lo lógico es instruir a la Inspección del Banco de España para que lleve a cabo una inspección «a fondo» de una determinada entidad. Con ello se dispondrá de un documento escrito que reflejará las opiniones de determinados funcionarios. El siguiente paso es mucho más fácil: dotar a esas opiniones subjetivas de una aureola de objetividad que sirva para someter a decisión de terceros una actuación pensada y acordada de antemano.

Siento escribir así. Lamento tener que recoger estas afirmaciones, pero creo firmemente que son ciertas. Soy consciente de que a la vista del nuevo clima creado en torno a mí en el primer trimestre de 1992, la Inspección del Banco de España recibió instrucciones concretas de Mariano Rubio, entonces gobernador del Banco de España, de practicar una «inspección a fondo». Incluso tengo constancia verbal de que el encargo especial efectuado por el entonces gobernador no siguió los cauces ordinarios, sino que fue transmitido directamente al inspector sin pasar previamente por el entonces director general de la Inspección y, en los momentos en que escribo estas páginas, subgobernador del Banco de España.

Las fechas tienen una importancia notoria. Marzo de 1992 marca el punto de inflexión del escándalo Ibercorp y ya parece inútil intentar salvar la figura del gobernador Mariano Rubio. Por eso, en la lógica del Sistema se encuentra el principio de aprovechar los últimos momentos de quien no tiene posibilidad de ser recuperado, al menos para el puesto que ocupaba. Utilizar los últimos instantes de poder para tratar de destruir al enemigo, es algo que tiene plena consistencia en el código del Sistema. Por eso la inspección se inicia en marzo de 1992.

En aquellos momentos yo ignoraba este dato concreto. Sin embargo, en la declaración que el gobernador Luis Ángel Rojo efectúa al Parlamento español el día 30 de diciembre de 1993 a propósito del acto de intervención de Banesto, se dice literalmente: «La actividad inspectora del banco en el grupo Banesto se inicia en marzo de 1992». Insisto en que esta frase es textual del señor Rojo. Se preguntará el lector: ¿quiere esto decir que desde 1988 hasta 1992 no se había efectuado ninguna inspección sobre Banesto? Por supuesto que no. La presencia de la Inspección del Banco de España en Banesto ha sido una constante desde el año 1988. Vivían con nosotros en Banesto con despachos especialmente habilitados al efecto para que llevaran a cabo sus investigaciones sobre nuestras actividades. Por eso es tan interesante que Luis Ángel Rojo diga que la actividad inspectora se inicia en marzo de 1992. ¿Qué sentido tiene hacer esa afirmación cuando se sabía que desde 1988 se estaban inspeccionando nuestras actividades? En mi razonamiento la conclusión es clara: la coincidencia de tiempos parece demostrar que el inicio de la actividad inspectora del Banco de España es paralela a la investigación a la que fui sometido. En definitiva, se inicia un tipo distinto de actividad inspectora que forma parte de una actuación global y conjunta con otras áreas políticas.

Curiosamente, en este primer trimestre de 1992 y hasta el mes de julio del mismo año, detectamos ciertos problemas en el mercado interbancario. Todo surgió como consecuencia de un comentario efectuado por un funcionario de la Caixa de Barcelona acerca de la situación peligrosa de Banesto. Los problemas del mercado interbancario tienen una tremenda importancia para cualquier institución financiera porque pueden provocar de manera inmediata la suspensión de pagos si el resto de los bancos dejan de prestar dinero en condiciones de normalidad. Por ello el asunto me preocupó. Sobre todo cuando supe que de una manera «casual» había sido filtrado a la redacción del diario económico
Expansión
.

Inmediatamente aparecieron comportamientos extraños. Otros bancos, singularmente el BBV, el Popular y la Caja de Madrid, comenzaron a restringir los niveles de préstamos que nos tenían concedidos de manera usual. No existía ninguna razón especial, al menos aparentemente, para este tipo de comportamiento, y cuando las personas que trabajaban en Banesto preguntaban a sus colegas de otras instituciones financieras acerca del porqué de esta actitud, la respuesta que recibían era evasiva, sin concreción, alegando que se trataba de una práctica normal en la política crediticia a la vista de las condiciones del mercado.

Yo presentía que eso no era así, por lo que indagué cerca de mis fuentes habituales, quienes me confirmaron que los rumores sobre la situación de Banesto, dirigidos a que otras entidades limitaran los préstamos que nos tenían concedidos, parece que emanaban del Ministerio de Economía y Hacienda. Resultaba difícil creer que la voluntad de destruir a una persona llegara hasta el punto de poner en peligro el sistema financiero español.

Es difícil creer —insisto— que esto pueda suceder. Sobre todo es lamentable para quienes tenemos otros esquemas de valores distintos para ordenar la convivencia en el seno de una sociedad. No sé qué es más grave: si el intento de desestabilizar a una institución poniendo en peligro a todo el sistema financiero, o financiar con fondos reservados del Estado español un informe sobre una persona privada, encargado desde la Seguridad del Estado y efectuado por empresas internacionales «especializadas». Establecer escalas valorativas de lo peor no resulta de utilidad puesto que, en mi opinión, cualquiera de las dos actuaciones merece la más absoluta reprobación. El conjunto de ambas parece demostrar qué es lo que estaba sucediendo en torno a Banesto.

Tengo que confesar que en aquellos momentos vivimos una de las situaciones más dramáticas en los seis años que he permanecido en la presidencia de Banesto. No disponía de los datos de hecho que hoy están claros. Pero intuía. Presentía. Alguna vez he dicho que los animales salvajes sobreviven en la selva porque son capaces de leer el futuro inmediato en los signos que proporciona la naturaleza. Los hombres hemos perdido esta cualidad, al menos en el grado en que deberíamos disponer de ella. Sin embargo, la conciencia de lucha con el Sistema me proporcionaba una especial intuición. Por ello quisiera trasladar al lector lo que figura en mi diario y que fue escrito el viernes 27 de marzo de 1992:

Creo que las cosas se están poniendo feas de verdad. Una serie sucesiva de acontecimientos me han hecho pensar que estamos ante una ofensiva global. Primero fue el problema que tuvimos con el interbancario, motivado por una denegación de préstamos día a día hecha a Banesto por parte de la Caixa. Horas más tarde la información la tenía un periodista de
Expansión
. Afortunadamente, pude cortar el tema, pero el rumor seguía instalado en los mercados. No tengo ninguna prueba de que se tratara de una actuación coordinada para perjudicar a Banesto. Pero mi intuición siempre ha funcionado y creo que efectivamente lo fue.

Después vino la actuación de Arthur Andersen en las auditorías de la Corporación y del Fénix. No se entiende muy bien. Hacen planteamientos que no son profesionales. Podrían estar aleccionados por Carlos Solchaga.

Luego, la actitud de Godó, que, una vez más, ha dado marcha atrás en el acuerdo. No sé cómo acabará, ni siquiera si existirá o no pleito con él, pero lo cierto es que ha vuelto a dar marcha atrás, no quiere hablar conmigo, no quiere hacer el
holding
, y el lunes me entregará una carta en la que me cuente sus intenciones. La mano de Carlos Solchaga puede estar detrás.

Hoy, la conversación entre Juan Belloso y Miguel Martín revela, de nuevo, que estamos ante una ofensiva. Ponen pegas a la operación Gescam, cuando saben de sobra que no tienen ningún motivo. Quieren aludir a la concentración de riesgos cuando el propio gobernador me dijo que no me preocupara y que fuera haciendo lentamente lo que pudiera. Quieren también hablar del coeficiente de recursos propios, cuando saben que la propia ley que ellos han presentado en el Parlamento supone una liberación de más de cuarenta mil millones
.

Pero este no es el tema. El asunto es que creo que estamos ante la ofensiva final, que va a ser difícil de combatir. Por supuesto que lo voy a intentar, una vez más. Pero no creo que cuente con demasiados apoyos y voy a tener que pelear solo. No tengo claro cuál debe ser mi camino ni mi verdadera capacidad de negociar. No sé por qué pero presiento que el destino me lleva por una línea y voy a tener que enfrentarme a ella.

Estoy algo cansado. Sobre todo desmoralizado con este país. Es absolutamente increíble lo que esta gente es capaz de hacer. La verdad es que mi vida iba bastante bien encaminada. Tenía, y tengo, un proyecto bancario y empresarial muy serio. Para mí, además, ilusionante. He resistido las tentaciones de la política, o, mejor dicho, las presiones, porque tentaciones no he tenido nunca. Estos últimos días han sido particularmente graves en este sentido. Todo el mundo cree que es una obligación mía el dedicarme a la política. Yo no lo creo así. Yo tengo mi proyecto empresarial y es esto lo que me importa. Creo en la sociedad civil y en su reforzamiento. Creo, de verdad, en que esta es una de las exigencias auténticamente importantes de la sociedad española. Quiero dedicarme a ello. El problema es que lo hago frente a un sistema que piensa exactamente lo contrario. No voy a poder seguir luchando en solitario.

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