Read El primer hombre de Roma Online

Authors: Colleen McCullough

Tags: #Histórica

El primer hombre de Roma (133 page)

BOOK: El primer hombre de Roma
12.94Mb size Format: txt, pdf, ePub
ads

 

Clitumnus, río. Río de Umbría, en Italia.

 

clivus. Calle en cuesta. En Roma, que es ciudad de colinas, había muchas.

 

cloaca, cloacae. Desagüe, y concretamente alcantarilla. No cabe duda que desde los primeros tiempos Roma disponía de una extensa red de cloacas. Livio cuenta que después de que los galos destruyeran prácticamente la ciudad en el 390 a. JC., no se planificó la reconstrucción como hubiera debido ser porque el Senado temió que la orden plebeya se trasladase en masa a Veii si no se atendían sus reivindicaciones; y, así, las calles que en la antigua ciudad habían sido más anchas y seguían el curso de los colectores principales, en la nueva ciudad se hicieron más estrechas y más tortuosas, construyéndose muchos edificios sobre las antiguas cloacas.

 

Cloaca máxima. El sistema de alcantarillado del Subura, Esquilino superior, Capitolio, Foro Romano y Velabrum; desembocaba en el Tíber, entre el puente Emilio y el puente Sublicio (puente de madera). El antiguo río que discurría por el primer alcantarillado era el Spinon.

 

Cloaca Nodina. Sistema de alcantarillado que recogía las aguas fecales del Palatino, el bajo Esquilino y el Opiano, la zona del Circo Máximo y parte del Aventino. Seguía el curso del antiguo río Nodina y sus afluentes y desembocaba en el Tíber, aguas arriba del puente Sublicio.

 

Cloaca Petronia. Red de alcantarillado que recogía los desagües del Viminal, el Quirinal y el Campo de Marte, siguiendo el curso primitivo del río Petronia y sus afluentes; desembocaba en el Tíber aguas arriba de la isla. A partir de ella, aguas abajo, el río no se utilizaba para bañarse.

 

cognomen, cognomina. Apellido o sobrenombre de los varones que deseaban distinguirse de los que tenían el nombre y el gentilicio igual al suyo. En algunas familias se hicieron necesarios más de un cognomen; por ejemplo: Quintus Caecilius Metellus Pius Scipio Nasica. El cognomen solía denotar cierto rasgo físico o de carácter -grandes orejas, pies planos o joroba- o era la reminiscencia de alguna hazaña, como en el caso de los Cecilios Metelos que llevaban el sobrenombre de Dalmático, Baleárico o Numidico. Muchos cognomina eran notablemente sarcásticos e ingeniosos.

 

cohorte. Unidad táctica de la legión romana formada por seis centurias; en circunstancias normales, una legión contaba con diez cohortes. Era costumbre referirse a la potencia de un ejército romano inferior a tres o cuatro legiones mencionando el número de cohortes en vez del de legiones.

 

colegio. Entidad formada por la asociación de determinado número de personas con algo en común. Había, así, colegios sacerdotales, colegios políticos, como el de los tribunos de la plebe, colegios religiosos, como el de los lictores, y colegios de oficios. Determinados grupos de todos los estratos sociales (incluidos los esclavos) se agrupaban en colegios que cuidaban de las encrucijadas de la ciudad y celebraban sus fiestas anuales, las Compitalia.

 

Columnas de Hércules. Al estrecho que separa el océano Atlántico del mar Mediterráneo se le denominaba las Columnas de Hércules, debido a los dos enormes promontorios rocosos, el del lado español, llamado Calpe (el actual Gibraltar), y el del lado africano, llamado Abydus.

 

Comisión mamilia. Tribunal especial instituido por el tribuno de la plebe Cayo Mamilio Limetano en el 109 a. JC., con potestad para investigar los tratos establecidos por el rey númida Yugurta con determinados romanos, muchos de ellos magistrados.

 

Comitia. (Véase Asamblea.)

 

Comun. El Como actual.

 

condemno. Una de las palabras que utilizaba el jurado al deliberar sobre el veredicto de culpabilidad. La otra era damno (véase ese artículo).

 

confarreatio. La modalidad más antigua y estricta del matrimonio romano. En tiempos de Cayo Mario, sólo los patricios recurrían a ella, aunque no todos, pues no era obligatoria. En la confarreatio, la novia pasaba de la potestad paterna a la del marido y no adquiría independencia alguna; por eso la confarreatio no era popular como las otras formas de matrimonio que concedían a la mujer mayor control sobre sus negocios y una dote. La dificultad para divorciarse era la otra razón de su impopularidad; el divorcio (diffarreatio) era un asunto muy laborioso desde el punto de vista religioso y legal, al que nadie quería recurrir, salvo en caso de no existir otra solución.

 

cónsul. El cónsul era la más alta magistratura romana con imperium, y el consulado (los eruditos modernos no lo denominan así, porque el consulado es una institución diplomática moderna) se consideraba el escalón más alto del cursus honorum. Cada año, la Asamblea centuriada elegía dos cónsules que ocupaban el cargo durante un año. El primer cónsul -el que más votos había obtenido- ostentaba los fasces durante el mes de enero, lo que quería decir que actuaba mientras su colega observaba. El día de la toma de posesión del cargo de cónsul era el día de Año Nuevo, el 1 de enero. Cada cónsul tenía una escolta de doce lictores, pero sólo los lictores del cónsul en activo durante el mes correspondiente llevaban los fasces al hombro. En tiempos de Cayo Mario, los cónsules podían ser patricios o plebeyos, y no podían asumir el cargo dos patricios a la vez. La edad para ser cónsul era la de cuarenta y dos años, doce años después de ingresar, a los treinta, en el Senado. El imperium del cónsul no tenía límites, pues era vigente en Roma, en Italia y en las provincias, e invalidaba el imperium de cualquier gobernador proconsular. El cónsul podía mandar cualquier ejército.

 

cónsul sufecto (consul suffectus). Cuando un cónsul moría desempeñando el cargo o resultaba incapacitado para sus funciones, el Senado nombraba un sustituto llamado suffectus. Al sustituto no se le elegía y a veces el Senado elegía un suffectus aunque no hubiese concluido el año consular; otras veces no se nombraba ningún sustituto aunque faltase mucho para concluir el año consular. Estas diferencias reflejan el espíritu de la cámara en determinados períodos. El nombre del suffectus se inscribía en la lista de los cónsules de Roma y a partir de entonces tenía derecho a la categoría de consular.

 

consular. Título atribuido al que había sido cónsul. Gozaba de especial estima por parte de los miembros del Senado, se le concedía la palabra antes que a los magistrados más jóvenes y en cualquier momento se le podía nombrar gobernador de una provincia si el Senado requería sus servicios. Igualmente se le podía encomendar otros asuntos, como el abastecimiento de grano.

 

consultum, consulta. Es el término correcto de los decretos senatoriales. Estos decretos no tenían fuerza de ley; para que se convirtiesen en ley, un consultum debía ser presentado a la Asamblea de la plebe, o Asamblea plebeya, la cual daba, o negaba, fuerza de ley al mismo. Sin embargo, muchos consulta no pasaban por la asamblea de las tribus y se aceptaban como ley. Era el caso de las decisiones senatoriales nombrando gobernadores de provincias, las declaraciones de guerra o de su continuación o el nombramiento del comandante de un ejército. Los asuntos extranjeros solían despacharse mediante consulta senatoriales no ratificados.

 

contio, contiones. Las reuniones preliminares de todas las asambleas electorales, ya fuesen para debatir la legislación promulgada o establecer una ley, se denominaban contiones. Un contio sólo podía convocarlo el magistrado con la debida potestad; un cónsul o un pretor convocaban la Asamblea centuriada o la Asamblea del pueblo, pero sólo un tribuno de la plebe podía convocar la Asamblea plebeya.

 

contubernalis. Término latino aplicado a un cadete, a un subalterno de la condición más inferior en la jerarquía militar, excluidos los centuriones; un centurión no era nunca un cadete, sino un soldado experimentado.

 

coraza. Dos planchas, generalmente de bronce o hierro y a veces de cuero curtido; una protegía el tórax y el abdomen y la otra la espalda desde los hombros hasta las vértebras lumbares. Se sujetaban con correas en los hombros y de axilas para abajo; algunas estaban primorosamente adaptadas a los relieves del torso y otras se adaptaban a una talla general determinada. Los oficiales de alto rango, en particular los generales, solían llevar corazas de relieve perfectamente cincelado, en hierro plateado o bronce a veces dorado; generales y lugartenientes portaban, además, un estrecho fajín rojo con vueltas y nudos rituales.

 

corona. Término generalmente limitado a las condecoraciones militares al valor. En orden decreciente de importancia, las coronas por diversas hazañas eran las siguientes: corona gramínea, corona de hierba, concedida al que hubiera salvado a una legión o, en contadas ocasiones, a un ejército; corona cívica, hecha de hojas corrientes de encina, concedida al soldado que hubiese salvado la vida de algún compañero, sin perder el terreno de la hazaña durante el resto de la batalla; corona aurea, la primera de las coronas menores, que, curiosamente, eran mucho más apreciadas que las dos anteriores (señal de que eran de institución mucho más reciente); la corona de oro se concedía al que hubiese matado a un enemigo en singular combate, conservando el terreno durante el resto de la batalla; corona murahs, corona de oro dentada concedida al primero que asaltara las murallas de una ciudad enemiga; corona navalis, corona de oro adornada con grabados de espolones de nave, concedida por el valor demostrado durante un combate naval; corona vallaris, corona de oro concedida al primero que asaltase las defensas de un campamento enemigo.

 

cosana. Perteneciente a la isla de Cos, una de las Espóradas frente a la costa de Asia Menor. El adjetivo se aplicaba a un famoso artículo de exportación de la isla: la seda. No era auténtica seda, sino una variedad cruda (la auténtica seda no llegó al Mediterráneo hasta el primer imperio). Esta variedad de seda era muy estimada por las prostitutas, al extremo que una de ellas recibía tal nombre.

 

collabus. Un juego que se hacía en el comedor, echando las heces del fondo de la copa en una fuente y se ganaba con arreglo al número de rayas del dibujo, aunque no sé exactamente las reglas.

 

culibonia. Obscenidad interpretada por el doctor J. N. Adams en el sentido de una prostituta que practica el coito anal. De ahí el regocijo de Publio Rutilio Rufo al aplicar el epíteto a los boní en una de sus cartas.

 

culus. Culo.

 

Cumae. La primera colonia griega de Italia, fundada a principios del siglo VIII a. JC. Estaba en el cabo Misenum y era un sitio de veraneo muy de moda en tiempos de la república.

 

cunnum lingere. Una gran obscenidad, que significa lamer el órgano genital femenino.

 

cunnus. Obscenidad muy ofensiva como epíteto, al significar el órgano genital femenino.

 

curator annonae. El responsable de regular en Roma el abastecimiento de grano procedente de las provincias.

 

curia, curiae. La curia era en origen una de las treinta divisiones más antiguas del pueblo romano, anterior a las tribus y, por supuesto, a las clases. Aquellos primeros clanes de romanos se reunían en edificios al efecto y cada una de las curias la encabezaba un curio o cacique, elegido de por vida. Las curíae veteres o antiguos edificios de reunión estaban agrupados junto al Palatium del Palatino, contiguo a la Via Triumphalis. En tiempos de Cayo Mario, aún se recordaba perfectamente la curia a nivel social y político del pueblo. Cuando era necesario legalmente que se reuniesen las treinta curíae -como era el caso al adoptar un patricio en una familia plebeya o al conferir imperium a un magistrado mayor en virtud de una lex curiata-, las representaban treinta lictores.

 

Curia Hostilia. Sede del Senado. Se atribuía su construcción al rey Tulio Hostilio, el tercero desde la fundación de Roma, y de ahí su nombre ("casa de reunión de Hostilio").

 

cursus honorum. "Curso de honor." El aspirante al cargo de cónsul debía cubrir ciertas etapas; primero ingresaba en el Senado (mediante elección como cuestor o por cooptación de los censores, aunque en tiempos de Cayo Mario eran los censores los que tenían la última palabra), luego tenía que servir de cuestor, aunque ya fuese senador; a continuación debía ser elegido pretor y, finalmente, podía presentarse a la elección consular. Las cuatro fases de senador, cuestor, pretor y cónsul, constituían el cursus honorum. Ni la edilidad (plebeya o curul) ni el tribunado de la plebe formaban parte del cursus honorum, pero casi todos los aspirantes al consulado sabían que para atraerse la atención del electorado necesitaban ser tribunos de la plebe o ediles. El cargo de censor, reservado a los que ya habían sido cónsules, también era aparte del cursus honorum (véase también magistrados).

 

 

 

damno. Una de las palabras que empleaba el jurado al deliberar sobre el veredicto de culpabilidad. Es de suponer que habría alguna razón para que votasen el damno en vez del condemno, tal vez porque damno es más rotundo y era el modo de no demostrar piedad por el condenado.

 

Danastris, río. El actual Dniéster; se le conocía también en la antigüedad con el nombre de Tyras.

 

Danubius, río. El actual Danubio, Donau o Dunarea. Los griegos, que le llamaban Ister, sabían que era un gran río, pero no lo habían explorado más allá de las inevitables colonias que establecieron junto a su desembocadura en el Euxino. Los romanos de la época de Cayo Mario sólo conocían sus afluentes alpinos, aunque, al igual que los griegos, conocían en teoría su curso por Panonia y Dacia.

 

Delfos. El gran santuario del dios Apolo en las faldas del monte Parnaso, de la Grecia central. Desde tiempos muy antiguos fue un importante centro de culto, aunque no de Apolo hasta aproximadamente el siglo vi a. JC. En él se hallaba el omphalos (piedra en forma de ombligo, con toda probabilidad, un meteorito), y el propio Delfos era considerado el centro del mundo. Un oráculo de terrible fama residía en él y sus profecías las transmitía una vieja en estado de frenético éxtasis; se la llamaba la Pitia o Pitonisa.

 

demagogo. En origen es un concepto griego que denota un político cuyo principal atractivo son las multitudes. Los demagogos romanos preferían la palestra del Foro a la del Senado, pero no formaba parte de su política "liberar a las masas", ni tampoco, en general, los que los escuchaban eran en rigor los más humildes de la sociedad. Era un término empleado por los grupos ultraconservadores del Senado para referirse a los tribunos de la plebe más radicales.

BOOK: El primer hombre de Roma
12.94Mb size Format: txt, pdf, ePub
ads

Other books

Night of the Eye by Mary Kirchoff
The Wife by Meg Wolitzer
Hit for Six by David Warner
The Vixen and the Vet by Katy Regnery
Master of None by Sonya Bateman
The Atlantis Legacy - A01-A02 by Greanias, Thomas