El poder del mito (26 page)

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Authors: Joseph Campbell

Tags: #Ensayo, Referencia

BOOK: El poder del mito
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M
OYERS
: Y con frecuencia sus logros son destruidos por la incomprensión de sus seguidores.

C
AMPBELL
: Sí, sales del bosque con oro y se transforma en cenizas. Es un tema habitual en el cuento de hadas.

M
OYERS
: También contamos con ese intrigante episodio en la historia de Ulises, cuando el barco naufraga y la tripulación cae al mar, y las olas arrastran a Ulises. Se aferra a un mástil y al fin llega a una playa, y el texto dice: «Solo al fin. Solo al fin».

C
AMPBELL
: Bueno, la travesía de Ulises es un poco complicada para tratarla en poco tiempo. Pero esa aventura particular en la que el barco naufraga es en la Isla del Sol, esto es, la isla de la más alta iluminación. Si el barco no hubiera naufragado, Ulises podría haberse quedado en la isla y convertirse en una especie de yogui, quien al alcanzar la plena iluminación se queda allí en su bienaventuranza y nunca regresa. Pero la idea griega de dar a conocer los valores y ponerlos en práctica en la vida le hace volver. Ahora bien, en la Isla del Sol existía un tabú: no se debía matar ni comer a ninguno de los bueyes del Sol. Pero los hombres de Ulises tenían hambre, así que sacrificaron algunos bueyes, lo que produjo después el naufragio. O sea, que cuando estaban allí arriba en la esfera de la más alta luz espiritual, la conciencia inferior seguía actuando. Cuando estás en presencia de semejante iluminación, no debes pensar: «Tengo hambre. Quiero un sándwich de carne asada». Los hombres de Ulises no estaban preparados para la experiencia que se les ofrecía.

He ahí un modelo de historia del héroe terrenal que llega a la iluminación más alta pero que luego regresa.

M
OYERS
: ¿Qué debemos entender cuando tú escribes sobre la agridulce historia de Ulises: «El sentido trágico de este trabajo reside exactamente en su profundo goce de la belleza y excelencias de la vida, el amor noble a las bellas mujeres, el auténtico valor de los hombres viriles. Pero el final del cuento es la ceniza»?

C
AMPBELL
: No puede decirse que la vida sea inútil porque termine en la tumba. Hay un verso muy inspirado en uno de los poemas de Píndaro en el que celebra a un joven que acabade ganar un campeonato de lucha en los juegos píticos. Píndaro escribe: «Criatura de un día, ¿qué es un hombre? ¿Qué no es? El hombre no es más que el sueño de una sombra. Pero cuando lo alcanza, como un don del cielo, un rayo de sol, se difunde sobre el hombre una luz radiante, y, sí, una dulce vida». Por eso encuentro tan siniestro el dicho: «¡Vanidad, vanidad, todo es vanidad!». No todo es vanidad. Este momento no es vanidad, es un triunfo, un deleite. Este acento especialmente puesto en la culminación de la perfección en nuestros momentos de triunfo es algo muy griego.

M
OYERS
: Muchos de los héroes mitológicos mueren para el mundo. Sufren, son crucificados.

C
AMPBELL
: Muchos de ellos dan sus vidas. Pero el mito también dice que de la vida entregada surge una vida nueva. Puede no ser la vida del héroe, pero es una vida nueva, un modo nuevo de ser o devenir.

M
OYERS
: Estas historias del héroe varían de una cultura a otra. ¿El héroe de Oriente es distinto del héroe de nuestra cultura?

C
AMPBELL
: Los diferencia el grado de iluminación o acción. Hay un héroe típico de las culturas primitivas, que anda por ahí matando monstruos. Esa es una forma de aventura del periodo prehistórico, cuando el hombre estaba dando forma a su mundo a partir de un páramo peligroso e informe. El héroe sale a matar monstruos.

M
OYERS
: ¿De modo que el héroe evoluciona con el tiempo como la mayoría de los demás conceptos e ideas?

C
AMPBELL
: Evoluciona a medida que evoluciona la cultura. Moisés es una figura heroica, por ejemplo. Sube a la montaña, se encuentra con Yahvé en la cima, y después baja con reglas para la formación de una sociedad enteramente nueva. Es un típico acto heroico: la partida, el logro, el regreso.

M
OYERS
: ¿Buda es una figura heroica?

C
AMPBELL
: Buda sigue un sendero que se parece mucho al de Cristo; sólo que, por supuesto, Buda vivió quinientos años antes. Puedes establecer paralelismos entre estas dos figuras de «salvador», incluidas las funciones y caracteres de sus discípulos o apóstoles inmediatos. Puedes encontrar una analogía, por ejemplo, entre Ananda y san Pedro.

M
OYERS
: ¿Por qué a tu libro lo llamaste
El héroe de las mil caras
?

C
AMPBELL
: Porque hay una típica secuencia de acciones heroicas que puede detectarse en historias de todo el mundo y de muchos periodos históricos, ten lo esencial, podría decirse incluso que no hay más que un héroe arquetípico cuya vida se ha reduplicado en muchas tierras distantes. Un héroe legendario suele ser el fundador de algo: el fundador de una nueva época, de una nueva religión, de una ciudad, de un modo de vida nuevo. Para fundar algo nuevo, es preciso abandonar lo viejo e ir en busca de la idea semilla, la idea germinal que tendrá la potencialidad de dar a luz lo nuevo.

Los fundadores de todas las religiones han partido en búsquedas de esta clase. Buda fue a la soledad y se sentó bajo el árbol del conocimiento inmortal, donde recibió una iluminación que ha irradiado a toda el Asia durante dos mil quinientos años.

Después del bautismo recibido de Juan el Bautista, Jesús se fue al desierto durante cuarenta días; y fue de este desierto de donde vino con su mensaje. Moisés fue a la cima de la montaña y bajó con las tablas de la ley. Después tienes al que funda una ciudad; casi todas las ciudades de la Grecia antigua fueron fundadas por héroes que habían partido en busca de algo y tuvieron sorprendentes aventuras, tras las cuales fundaban una ciudad. También podría decirse que la fundación de una vida, de tu vida o la mía, si vivimos nuestras vidas en lugar de imitar alguna ajena, proviene asimismo de una búsqueda.

M
OYERS
: ¿Por qué son tan importantes estas historias para la raza humana?

C
AMPBELL
: Depende de la clase de historia que sea. Si la historia representa lo que podría llamarse una aventura arquetípica (la historia de un niño que se hace hombre, o el despertar al nuevo mundo que se abre a la adolescencia), ayudará a dar un modelo para superar el pasaje.

M
OYERS
: Dices que las historias nos ayudan a superar las crisis. Cuando yo las leía siendo niño, todas tenían finales felices. Eso era antes de que aprendiera que la vida está fraguada con realidades de toda clase. A veces pienso que compramos la entrada para ver una amable comedia musical de Gilbert y Sullivan, y cuando entramos al teatro resulta que están representando una obra de Harold Pinter. Quizás los cuentos de hadas nos inhabilitan para enfrentarnos a la realidad.

C
AMPBELL
: Los cuentos de hadas se cuentan por diversión. Debes distinguir entre los mitos que tienen que ver con la seria cuestión de vivir la vida según el orden de la sociedad y la naturaleza, y las historias con algunos de estos mismos temas, que se cuentan por diversión. Pero aun cuando la mayoría de los cuentos de hadas tienen finales felices, casi al final de ese desenlace feliz aparecen típicos temas mitológicos, por ejemplo el del héroe que se halla en graves aprietos y oye en ese momento una voz o se le aparece alguien para ayudarle.

Los cuentos de hadas son para niños. Con frecuencia versan sobre una niñita que no quiere crecer y hacerse mujer. En la crisis de ese umbral, se detiene. Se duerme, hasta que un príncipe atraviesa todas las barreras y le da un motivo para pensar que, después de todo, podría ser agradable crecer. Muchos de los cuentos de Grimm representan a la niñita paralizada en su crecimiento. Toda la matanza de dragones y el cruce de umbrales tiene que ver con dejar atrás esa parálisis.

Todos los rituales de las ceremonias primitivas de iniciación poseen bases mitológicas, y de lo que se trata en ellos es de matar al yo infantil y dar a luz un adulto, ya sea mujer u hombre. Para el varón es más difícil que para la mujer, porque la vida se encarga de iniciar a la niña. Se hace mujer lo quiera o no, pero el niño en cambio debe proponerse transformarse en un hombre. Con la primera menstruación, la niña es ya una mujer. El paso siguiente lo constituirá el embarazo, ya es madre. El niño, primero, tiene que liberarse de su madre, aplicar su energía a sí mismo, y luego partir. De eso se trata en el mito de «joven, ve a buscar a tu padre». En la
Odisea
, Telémaco vive con su madre. Cuando cumple veinte años, Atenea viene y le dice: «Ve a buscar a tu padre». Ese es el tema que se repite en todas las historias. A veces es un padre mágico, pero a veces, por ejemplo en la
Odisea
, es el padre físico.

Un cuento de hadas es el mito del niño. Hay mitos propios para edades determinadas de la vida. Cuando creces, necesitas una mitología más sólida. Por supuesto, toda la historia de la crucifixión, que es una imagen fundamental en la tradición cristiana, habla de la llegada de la eternidad al campo del tiempo y el espacio, donde se produce la desmembración. Pero también habla del pasaje del terreno del tiempo y el espacio al terreno de la vida eterna. Crucificamos nuestros cuerpos temporales y terrenales, dejamos que los desgarren, y a través de ese desmembramiento entramos en la esfera espiritual que trasciende todos los dolores de la tierra. Hay una forma del crucifijo conocida como «Cristo Triunfante», donde está no con la cabeza inclinada y la sangre manando del costado, sino con la cabeza levantada y los ojos abiertos, como si hubiera ido voluntariamente a la crucifixión. San Agustín escribió en alguna parte que Jesús fue a la cruz como un novio a su boda.

M
OYERS
: De modo que hay verdades para adultos y verdades para niños.

C
AMPBELL
: Oh, sí. Recuerdo la ocasión en que Heinrich Zimmer se hallaba impartiendo una lección en la Universidad de Columbia sobre la idea hindú de que toda la vida es como un sueño o una burbuja; que todo es
maya
, ilusión. Después de la clase una joven alumna fue a él y le dijo: «¡Doctor Zimmer, qué maravillosa clase sobre la filosofía india! Pero lo de
maya…
no lo capto… no me dice nada».

«Oh», le dijo él, «¡no seas impaciente! Eso no es para ti todavía, querida.» Y así es: cuando envejeces, y todo lo que has conocido y para lo que has vivido ha pasado, y el mundo mismo está pasando, el mito de
maya
se vuelve comprensible. Pero para los jóvenes el mundo es algo que todavía deben encontrar y afrontar y amar y aprender de él y luchar con él… por eso, necesitan otra mitología.

M
OYERS
: El escritor Thomas Berry dice que todo gira alrededor de un relato. El relato es la trama que le asignamos a la vida y al universo, nuestros supuestos básicos y creencias fundamentales sobre el funcionamiento de todo. Dice que ahora tenemos problemas «porque nos encontramos
entre
relatos. El viejo relato nos sostuvo durante mucho tiempo: dio forma a nuestras posturas emocionales, nos proveyó de un propósito para la vida, dio energía a nuestras acciones, consagró el sufrimiento, guió la educación. Nos despertábamos por la mañana y sabíamos quiénes éramos, podíamos responder a las preguntas de nuestros hijos. Todo se sostenía gracias al relato. Ahora el viejo relato ya no sirve. Y todavía no hemos aprendido uno nuevo».

C
AMPBELL
: Estoy parcialmente de acuerdo con eso; parcialmente, porque existe un viejo relato que sigue siendo bueno, y es la historia de la aventura espiritual. La búsqueda para hallar la cosa interior que somos básicamente es la historia que yo traté de contar en ese pequeño libro mío escrito hace unos cuarenta años,
El héroe de las mil caras
. La relación de los mitos con la cosmología y la sociología tiene que esperar a que el hombre se acostumbre al nuevo mundo en que se encuentra. Hoy el mundo es distinto de como era hace cincuenta años. Pero la vida interior del hombre es exactamente la misma. De manera que si apartas por un momento el mito del origen del mundo (los científicos te dirán de qué se trata, de todos modos) y vuelves al mito de lo que es la búsqueda humana, cuáles son sus estadios de realización, cuáles son las pruebas de la transición de la infancia a la madurez, y qué significa la madurez, la historia está ahí, como lo está en todas las religiones.

La historia de Jesús, por ejemplo: hay una hazaña universalmente válida en esa historia. Primero el héroe llega al borde de la conciencia de su tiempo cuando acude a Juan el Bautista para ser bautizado. Después traspasa el umbral en el desierto, durante cuarenta días. En la tradición judía el número cuarenta es mitológicamente importante. Los hijos de Israel pasaron cuarenta años en el desierto, Jesús pasó cuarenta días. Allí, debió superar tres tentaciones. Primero fue la tentación económica, en la que el Diablo viene y le dice: «Pareces hambriento, joven. ¿Por qué no conviertes estas piedras en pan?». Y Jesús responde: «No sólo de pan vive el hombre, sino de cada palabra que nace de la boca de Dios». A continuación viene la tentación política. Jesús es llevado a la cima de una montaña desde donde puede ver todas las naciones del mundo, y el Diablo le dice: «Las dominarás todas si te inclinas ante mí». Lo cual es una lección, no del todo asimilada aún hoy, de lo que se necesita para ser un político de éxito. Jesús se niega. Al fin el Diablo dice: «Pues bien, si eres tan espiritual, vayamos al techo del Templo de Herodes, y arrójate desde allí. Dios te protegerá, y ni siquiera te harás un rasguño». Esto es lo que se conoce como inflación espiritual. Soy tan espiritual que me encuentro por encima de las preocupaciones de la carne y de esta tierra. Pero Jesús está encarnado, ¿no? Así que dice: «No tentarás al Señor, tu Dios». Éstas son las tres tentaciones de Cristo, y son tan importantes hoy como lo fueron en el año 30 d.C.

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