El método (The game) (54 page)

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Authors: Neil Strauss

Tags: #Ensayo, Biografía

BOOK: El método (The game)
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CAPÍTULO 9

Mientras yo estaba en Miami, Katya volvió a Proyecto Hollywood.

Aunque a mí me aterrorizara pensar en lo que podría ocurrir, Mystery esperaba el día como si fuese su cumpleaños. Lo tenía todo planeado.

Como yo no estaba allí, he reconstruido lo que sucedió a partir de los testimonios de quienes estuvieron involucrados.

Proyecto Hollywood había caído todavía más bajo.

Mystery: Conocí a una monada de diecinueve años que se llamaba Jen en una fiesta. Me hizo un striptease completo y fue alucinante, como la escena de la ducha de Nueve semanas y media. Tenía la piel suave y el mejor culo que te puedas imaginar. Y ahí estaba yo, mirándole el culo y la piel, mientras pensaba: «Yo me la merezco».

Katya: Mientras estuve en Nueva Orleans, Mystery me llamaba cada dos días, intentando camelarme. Un día me dijo: «Tengo a una monada de diecinueve años que te va a encantar». Yo le pregunté si me la estaba ofreciendo y él me dijo que no, pero que podíamos compartirla.

Mystery: La idea no era que Katya volviera a convertirse en mi novia. No, la idea era que Katya fuese nuestro juguete sexual; de Jen y mío. El plan era recogerla en el aeropuerto con la limusina, comprar algo de comida en el Farmer’s Market, volver a la mansión y proponerle un masaje de inducción dual.

Herbal: Casi no hablé con Katya en el mes y medio que estuvo fuera, y eso que no dejaba de mandarme mensajes. Mystery no paraba de hablar del trío que iba a montarse con ella en cuanto volviera, lo que era igual que hurgarme en el corazón con un cuchillo. Le dije una y otra vez que, para evitar problemas, lo mejor sería que los dos la olvidásemos y que no regresara a Proyecto Hollywood. Pero Mystery no estaba dispuesto a hacer eso.

Katya: Llegué a Los Ángeles un día antes de lo previsto para alquilar un estudio y ver a unas amigas. Reservé una habitación en un hotel y llamé a Herbal, porque lo que de verdad quería era salir en serio con él. A la mañana siguiente cogí un taxi a la mansión y le dije a Mystery que mi avión se había adelantado. Herbal: Al volver a la mansión después de hacer unos recados vi la maleta de Katya en el salón. Fui a mi cuarto, aparecieron Mystery y Katya y nos pusimos a hablar. Después fuimos al cuarto de baño de Mystery y Katya nos pintó las uñas. Katya entró en el vestidor para coger un jersey. Mystery fue tras ella. Cinco minutos después, todavía no habían salido del vestidor.

Mystery: En el vestidor, Katya me dijo que quería salir con Herbal. Creo que no lo dijo porque de verdad lo sintiera. Lo que quería era darme celos, hacerme sentir mal. Nos había visto muy acaramelados a Jen y a mí, y eso la había puesto celosa. Así que llamé a Herbal y cuando entró en el vestidor le dije a Katya: «¿Por qué no le dices lo que acabas de decirme a mí?».

Katya: Herbal me gustaba de verdad. Habíamos hablado mucho por teléfono mientras yo estaba en Nueva Orleans y me gustaba su forma de ser. Era muy tranquilo y todo le parecía bien.

Mystery: Se los veía tan incómodos. Así que les dije: «Venga, daos un beso de una vez. A ver si acabamos con esto». Ellos se besaron y, al verlos, me volví loco. La verdad es que, después de todo ese tiempo, no me lo esperaba. Pero, como dice David DeAngelo, la atracción no se elige. No podemos controlar por quién nos sentimos atraídos.

Herbal: Esa noche, tuvimos una doble cita. Mystery le pidió a Twyla que nos llevara en la limusina al muelle de Santa Mónica. Supongo que soy un ingenuo, pero de verdad pensé que todo iría bien.

Twyla: No podía creer que Mystery tuviera la cara dura de pedirme que condujera la limusina, de restregármelo por las narices de aquella manera. El hecho de que alguien como él pudiera gustarme me hizo sentir asco de mí misma.

Mystery: Esa noche, Jen y Katya acabaron besándose en la limusina. Tengo fotos de cada una de ellas chupándole las tetas a la otra en una cabina telefónica en el muelle. Pero las cosas se estaban complicando. Al empezar a salir Katya y Herbal, lo del trío ya no iba a ocurrir, así que yo no quería que Katya siguiera manoseando a Jen. Pero Katya se sentía atraída por Jen y empezó a hablarle mal de mí. Katya: Mystery no paraba de decir que Jen le gustaba de verdad y que no le hiciera parecer un cabrón delante de ella. Yo le dije: «Sois la pareja perfecta. Si hay alguien que pueda soportarte es esta chica». Me alegraba de que Mystery hubiera encontrado a alguien, porque yo quería estar con Herbal.

Mystery: Jen se fue a pasar una semana a San Diego. Katya la llamaba prácticamente todos los días. Una noche, mientras Jen estaba en San Diego, yo estaba en mi cuarto intentando acabar con la
RUH
de una modelo de casi un metro noventa. Yo le metía el dedo y ella me la meneaba, pero no me dejaba que se la metiera. Así que, para crear hielo, fui a la cocina a por un Sprite. Y entonces volví a oír los gemidos de Katya saliendo de la habitación de Herbal. Me puse a llorar, y eso que tenía a una modelo de un metro noventa en mi cama. Volví a mi habitación y le conté lo desgraciado que era. Ella me dijo que quería irse a casa. Yo iba a llevarla, pero, entonces, oí la risa de Twyla.

Twyla: Estaba durmiendo en la piscina de cojines. Oí a Mystery. Parecía enfadado. Me reí, porque la situación me parecía graciosa. A esas alturas había decidido que lo mejor era tomarse las cosas con humor, porque, si no lo hacía, iba a seguir pasándolo mal. Pero Mystery perdió completamente los papeles y me despidió. La chica con la que estaba tuvo que llamar un taxi para volver a su a casa.

Katya: A la semana siguiente, Mystery y yo fuimos juntos a recoger a Jen a San Diego. Durante el camino de vuelta, Jen y yo lo pasamos bien, hablando y riendo. Al sentirse ignorado, Mystery empezó a lanzarme
negas
.

Mystery: Katya parecía querer robarme a Jen para compartirla con Herbal. Así que me cabreé con ella en el coche y empezamos a gritarnos. Al vernos así, Jen nos pidió que la lleváramos a su casa. Al llegar me dijo que no volviera a llamarla nunca más.

Mystery [en el
Salón de Mystery
]: No perdáis de vista a Herbal, a Katya y a Jen. Si alguien ve a Herbal (es fácil de ver, pues tiene cierta tendencia al pavoneo) o a su novia, Katya (una bisexual rusa 9,5 que no pasa desapercibida), con Jen (una mexicana de diecinueve años; otro 9,5 que tampoco pasa desapercibida), por favor, llamad a Mystery para que le administre a Herbal el castigo que merece.

Katya: Mystery creía que estaba intentando volver a Jen en su contra. Pero después de aquel viaje en coche, Jen tampoco quería saber nada de mí. Se sentía engañada porque yo le había hablado bien de Mystery. Yo me sentí como una idiota.

Mystery: Herbal y yo seguíamos manteniendo una relación profesional. Fuimos juntos a un taller en Chicago. Como a mí me fascina la mente humana, le hablé de los celos que sentía y establecimos unos límites para su relación con mi ex novia.

Herbal: El último día del taller de Chicago, Mystery y yo fuimos a por algo de comida. Mystery abordó a un
set
de cuatro chicas que comían a nuestro lado. Mientras sargeaba con ellas, dijo: «¿Os lo podéis creer? Este tío me ha robado la novia». Y les contó lo que había pasado. De vez en cuando, yo contribuía con mi punto de vista, pero Mystery se enfadaba cuando lo hacía. De repente, dijo: «No voy a dejar que Katya vuelva a poner los pies en la mansión». Yo le dije que también era mi casa y que lo que había pasado era culpa suya. Él añadió: «Si la vuelvo a ver en la mansión, te juro que acabo contigo». Y yo le dije que hiciera lo que tuviera que hacer.

Mystery: Cuando volvimos a Proyecto Hollywood nos encontramos con que Twyla se había ido de la casa; había dimitido como mi asistente personal y se había mudado al apartamento de Katya.

Twyla: Katya y yo nos habíamos hecho amigas hablando sobre nuestras experiencias con Mystery. Katya me preguntó si quería compartir su apartamento con ella. Yo le dije que sí.

Herbal: Al final, Mystery y yo llegamos a un acuerdo: Katya podía venir a la mansión siempre que no se quedara más de tres o cuatro días a la semana. Nos dimos la mano. Volvimos de Chicago. Yo iba a pasar una semana en Los Angeles antes de ir a Boston para una reunión familiar. Para no forzar las cosas, me quedé toda la semana en el apartamento de Katya.

Katya: Mientras Herbal estaba fuera, ayudé a Papa con sus talleres. Al acabar, el viernes por la noche, fuimos a Mel’s. Después volvimos a la mansión y nos metimos en el jacuzzi. Yo necesitaba dormir un poco, ya que esa tarde debía tener buen aspecto, así que Papa me dijo que me echara en la habitación de Herbal. Al despertarme vi a Mystery.

Me preguntó por qué estaba allí y yo le dije que había estado ayudando a Papa. También le dije que había conocido a una amiga suya hacía un par de noches. «¿A quién?», me preguntó él. «A Sima», le respondí yo. Y Mystery se puso como un loco. Mystery: Cuando Katya me dijo que había estado con mi ex novia de Toronto, me puse furioso. Había perdido a Jen por su culpa; había perdido a Twyla por su culpa, y ahora iba a robarme también a Sima, con quien yo siempre tendría la oportunidad de volver.

Katya: Mystery le dio una patada a la puerta de la habitación de Herbal. Le dio una patada tan fuerte que la sacó de sus goznes. «¿Dónde está Herbal?»., me gritó. Después fue a su cuarto, cogió una foto enmarcada de Sima y, al volver, la lanzó contra la pared. Me dijo que no quería verme en la mansión cuando no estuviera Herbal.

Mystery: Sabía que no podía razonar con Katya. Como tampoco podía tocarla, decidí asustarla. Le di una patada a la puerta y le dije que no quería verla en la mansión. Ella me dijo que yo no era el dueño de Proyecto Hollywood. Yo le dije: «Yo pago una parte del alquiler. Yo vivo aquí. Tú no eres más que una invitada y tu anfitrión no está aquí. Esta situación no es aceptable».

Katya: Mystery empezó a amenazarme. Me dijo que si volvía a verme en la mansión Herbal lo iba a pasar muy mal. Tiró unas velas, levantó el colchón de Herbal y lo tiró contra la televisión, lanzó un jarrón contra la pared… Después abrió la puerta del balcón y empezó a tirar mis cosas al jardín. Rompió mi botella de aceite Kama Sutra. Eso me enfadó de verdad.

Mystery: Le dije que no volviera a la mansión si sabía lo que le convenía. Ella me dijo: «¿Y qué vas a hacer si vuelvo? ¿Me vas a matar?». Y yo le dije: «No. A ti no te voy a hacer daño; te quiero. Si vuelves será tu novio el que pague las consecuencias. Dile a Herbal que aprenda a controlar a su chica».

Katya: Fui a buscar a Papa, pero no estaba en su habitación. Así que me monté en el coche y me fui a mi apartamento. No habrían pasado ni cinco minutos cuando Papa me llamó al móvil. «La casa no es de Mystery —me dijo—. El contrato está a mi nombre y tú eres mi invitada. Ahora mismo voy a por ti». Así que volví a la mansión con Papa.

Mystery: Papa había roto una regla sagrada. Había contratado a mi ex novia, a la que yo había entrenado, para ayudarlo en los talleres; talleres que, además, había plagiado.

Herbal (a Mystery, por correo electrónico): Me han dicho que tanto mi dormitorio como algunos de mis objetos personales han sido «destrozados» porque encontraste a Katya en la mansión. No sé lo que significa exactamente destrozados. Lo que sé es que ahora no me siento seguro en mi propia casa. Pareces creer que el mundo gira a tu alrededor y que todos debemos someternos a tus deseos.

Mystery (a Herbal, por correo electrónico): No quiero volver a ver a Katya en la mansión y lo digo tan en serio que ni siquiera hace falta que contestes este e-mail. Tampoco quiero que menciones esta cuestión en el futuro, pues la ira que desencadenaría en mí haría que te arrojase por una ventana de la mansión. Es mi último aviso. Si Katya vuelve a la casa contigo, te machacaré sin piedad; lo haré rápida, dura, imprevista y repetidamente. Pero si vuelves solo, no hay ninguna razón para que no podamos convivir pacíficamente bajo el mismo techo. Sea cual sea tu decisión, nuestra relación de trabajo, obviamente, queda extinguida.

Tyler Durden (por correo electrónico, a Mystery): Aunque perdiste a Katya por muchas razones, una de ellas es que te aprovechabas de ella como una sanguijuela. Eres como un agujero negro que chupa toda la atención que recibe. Eres incapaz de dejar de ser el centro de atención, ni siquiera durante un minuto. Ése es tu puto problema. No ofrezcas tus chicas a tus amigos y no intentes convertir a una chica a la que le va la marcha en tu novia formal.

CAPÍTULO 10

Mi teléfono no dejó de sonar mientras estuve en Miami. Lo cogía y era Mystery o Herbal o Katya o Twyla o Tyler Durden; incluso me llamaron de Proyecto Austin, que también se venía abajo. Les habían cortado el gas y la luz porque nadie había pagado las facturas y en las habitaciones se amontonaban pilas de ropa sucia, velas a medio consumir y pornografía. Pero la única voz que quería oír yo era la de Lisa.

Cuando volví a Proyecto Hollywood, la habitación de Herbal estaba hecha trizas. Había agujeros en la pared, la puerta estaba apoyada precariamente contra el quicio y, junto a la televisión, el colchón y el suelo de madera estaban cubiertos de trozos de cristal.

Desde el punto de vista de un MDLS, lo que estaba haciendo Mystery era fortalecer aún más el lazo que existía entre Katya y Herbal uniéndolos contra un enemigo común. Pero Mystery no estaba pensando como un MDLS; Mystery había perdido el control.

Esa noche, llamaron a la puerta. Cuando Mystery la abrió se encontró con un joven musculoso con cara de pocos amigos. El coche de Katya estaba aparcado detrás de él.

—Soy el hermano de Katya —le dijo a Mystery.

—Lo dudo —repuso Mystery—. Conozco al hermano de Katya.

—Me han dicho que has amenazado con matarla —dijo el joven musculoso al tiempo que entraba en la mansión—. Y te aseguro que eso no va a ocurrir.

—No tengo la menor intención de matar a Katya —dijo Mystery al tiempo que se acercaba al amigo de Katya. No estaba dispuesto a dejarse intimidar—. A quien he amenazado es a Herbal.

—Si le haces algo a Katya, me aseguraré personalmente de aplastarte el cráneo. Mystery nunca reaccionó bien a las provocaciones. Estalló, exactamente igual que lo había hecho aquel día en la frontera de Trans-Dniéster. Las venas del cuello se le hincharon y los músculos de su rostro se contrajeron.

—¿Quieres bronca? —gritó—. Pues la vas a tener. Venga. ¿A ver de qué eres capaz?

—Mejor salimos fuera —le dijo el amigo de Katya—. No quiero manchar la moqueta de sangre.

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