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Authors: Chuck Palahniuk

Tags: #Relato

Diario. Una novela (19 page)

BOOK: Diario. Una novela
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Todos han sido incendios provocados, dice. Todas las casas donde Peter emparedó sus pintadas extremistas para que alguien las encontrara se están incendiando. Ayer la policía recibió una carta de un grupo que reivindicaba los actos. La Alianza Oceánica por la Libertad. Sus siglas son AOPL. Quieren detener todas las urbanizaciones en la costa.

Stilton la sigue por el largo pasillo de linóleo y dice:

—Hace mucho tiempo que el movimiento por la supremacía blanca y el partido verde tienen contactos. —Dice—: Proteger la naturaleza no está muy lejos de preservar la pureza racial.

Llegan a la habitación de Peter y Stilton dice:

—A menos que su marido pueda demostrar que ha estado aquí todas las noches en que se han producido incendios, lo voy a detener ahora mismo. —Y se da unos golpecitos en la orden que lleva en el bolsillo de la chaqueta.

Hay una cortina cerrada en torno a la cama de Peter. Dentro se oye el susurro del respirador bombeando aire. Se oye el pitidito del monitor cardíaco. Se oye el tintineo débil de algo parecido a Mozart saliendo de sus auriculares.

Misty abre bruscamente la cortina que rodea la cama.

Un desvelamiento. Una noche de estreno.

Y Misty dice:

—Adelante. Pregúntele lo que quiera. En el medio de la cama hay un esqueleto encogido de lado, envuelto en una piel cerúlea parecida a papel maché. Momificado en color blanco azulado con centellas oscuras de venas ramificándose debajo de la superficie. Las rodillas pegadas al pecho. La espalda doblada de forma que la cabeza casi toca las nalgas marchitas. Los pies de punta, afilados como palos tallados. Las uñas de los pies largas y de color amarillo oscuro. Las manos tan encogidas y agarrotadas que las uñas están clavadas en vendas que rodean las muñecas para protegerlas. La manta de punto fina está arrugada al pie de la cama. Tubos de color blanquecino y amarillo entran y salen de los brazos, del vientre, del pene oscuro y mustio y del cráneo. Le queda tan poco músculo que las rodillas y los codos, los pies y las manos huesudas parecen enormes.

Los labios —untados de vaselina— se retraen para mostrar los agujeros negros que le quedan donde se le han caído los dientes.

Con la cortina abierta se nota el olor de todo, de las gasas untadas de alcohol, de la orina, de las llagas y el olor dulzón de la crema para la piel. El olor a plástico caliente. El olor intenso de la lejía y el olor como de polvos de los guantes de látex.

El diario de ti.

El tubo de plástico azul estriado del respirador se mete en un agujero en mitad de la garganta. Le han cerrado los ojos con tiras de cinta adhesiva médica de color blanco. Tiene la cabeza afeitada para el monitor de la presión cerebral, pero le salen pelos negros y desaliñados de las costillas y de la hamaca de piel nacida de entre las caderas.

El mismo pelo negro que Tabbi.

Tu pelo negro.

Misty sostiene la cortina abierta y dice:

—Como puede ver, mi marido no sale mucho.

Todo lo que haces lleva tu firma.

El detective Stilton traga saliva, con fuerza. El músculo
levator labii superioris
le retrae el labio superior hasta los orificios nasales y su cara desciende hasta su cuaderno. Su bolígrafo escribe concienzudamente.

En el armarito que hay junto a la cama. Misty encuentra las gasas untadas de alcohol y le arranca el precinto de plástico a una. Los pacientes de coma se clasifican de acuerdo con lo que se conoce como escala del coma de Glasgow. La escala va desde totalmente consciente a carente de consciencia y carente de reacciones. Hay que darle al paciente órdenes verbales y ver si puede reaccionar moviéndose. O hablando. O parpadeando.

El detective Stilton dice:

—¿Qué puede decirme del padre de Peter?

—Bueno —dice Misty—, que es una fuente pública.

El detective la mira con expresión intrigada. Frunce las cejas hasta juntarlas. Los músculos corrugator hacen su trabajo.

Grace Wilmot se gastó un buen fajo de billetes en una elegante fuente pública de metal en memoria de Harrow. Está en Alder Street en la esquina con División Avenue, cerca del hotel, le cuenta Misty. Las cenizas de Harrow las tiró al viento en una ceremonia que tuvo lugar en el cabo de Waytansea.

El detective Stilton apunta todo esto en su cuaderno.

Con la gasa untada en alcohol, Misty limpia la piel de alrededor del pezón de Peter.

Misty le quita los auriculares de la cabeza, le coge la cara con las manos y se la coloca en la almohada de forma que le queda mirando el techo. Luego se desengancha el broche amarillo en forma de molinillo que lleva en la chaqueta.

La puntuación mínima que se puede obtener en la escala del coma de Glasgow es un tres. Eso quiere decir que uno nunca se mueve, nunca habla y nunca parpadea. No importa lo que la gente le haga o le diga. No hay reacción.

El broche se abre y revela una aguja metálica tan larga como su dedo meñique. Misty limpia la aguja con la gasa untada en alcohol.

El bolígrafo del detective Stilton se detiene, todavía sobre la página de su cuaderno. El detective dice:

—¿Viene su hija alguna vez a visitarlo?

Y Misty niega con la cabeza. —¿Y su madre?

Y Misty dice: —Mi hija pasa la mayor parte del tiempo con su abuela. —Misty mira la aguja de plata limpia y bruñida—. Van a mercadillos —dice Misty—. Mi suegra trabaja para un servicio que busca piezas de porcelana con diseños que ya no se fabrican para gente interesada.

Misty le quita la cinta de los ojos a Peter.

Te la quita de los ojos.

Misty le mantiene los ojos abiertos con los pulgares, se acerca a su cara y grita:

—¡Peter!

Misty grita:

—¿Cómo murió en realidad tu padre?

Salpicándole de saliva los ojos, las pupilas que son de distintos tamaños, Misty grita:

—¿Formas parte de una banda ecoterrorista neonazi?

Se gira para mirar al detective Stilton y grita:

—¿Te escapas todas las noches para ir a quemar casas?

Misty grita:

—¿Eres de la AOPL?

La AOPL. La Alianza Oceánica por la Libertad.

Stilton se cruza de brazos. Apoya la barbilla en el pecho y se la queda mirando con la parte superior de los ojos. Los músculos
orbicularis oris
que le rodean los labios le convierten la boca en una línea fina y recta. El músculo
frontalis
le eleva las cejas de forma que la frente se le pliega en forma de tres arrugas que le van de una sien a otra. Unas arrugas que antes ni siquiera existían.

Con una mano, Misty le pellizca a Peter un pezón y se lo estira, alargándola al máximo.

Con la otra mano, se lo atraviesa con la aguja. Luego saca la aguja.

El monitor cardíaco sigue soltando sus pitidos sin interrupción, sin acelerarse ni ralentizarse para nada.

Misty dice:

—¿Peter, cariño? ¿Notas esto? —Y Misty vuelve a clavar la aguja.

Para que puedas sentir un dolor nuevo cada vez. El método Stanislavski.

Solamente para que lo sepas, hay tanto tejido cicatrizado que esto resulta tan duro como clavar una aguja en un neumático de tractor. La piel del pezón se estira eternamente antes de que la aguja salga por el otro lado.

Misty grita:

—¿Por qué te suicidaste?

Las pupilas de Peter miran el techo, una abierta al máximo y la otra minúscula.

Luego dos brazos cogen a Misty desde atrás. Es el detective Stilton. Ella grita:

—¿Para qué coño me hiciste venir?

Stilton la aparta hasta que la aguja que tiene en la mano se sale de la piel, poco a poco, hasta que se suelta. Y ella sigue gritando:

—¿Por qué coño me dejaste embarazada?

28 DE JULIO,
LUNA NUEVA

Peter se puso a trastear con la primera caja de pildoras anti-conceptivas de Misty. Las reemplazó por caramelitos de canela. La siguiente caja se limitó a tirarla por el retrete.

Tú la tiraste por el retrete. Por accidente, dijiste.

Después de aquello, el servicio médico de la universidad no le quiso hacer otra receta hasta pasados treinta días. Le tomaron medidas para ponerle un diafragma y una semana más tarde Misty se encontró con que le habían hecho un agujerito en el centro. Ella lo sostuvo ante la ventana para enseñárselo a Peter y este dijo:

—Estas cosas no duran para siempre.

Misty dijo que era nuevo.

—Se gastan —dijo él.

Misty le dijo que su pene no era tan grande como para llegarle al cuello del útero y hacerle un agujero en el diafragma.

Tu pene no es tan grande.

Después de aquello, a Misty empezó a terminársele todo el tiempo la espuma espermicida. Misty usaba cada envase una sola vez y luego se lo encontraba vacío. Después de unos cuantos envases Misty salió un día del baño y le preguntó a Peter si había estado trasteando con su espuma.

Peter estaba viendo su culebrón en español, donde todas las mujeres tenían unas cinturas tan estrechas que parecían trapos siendo escurridos. Todas iban arrastrando unos pechos gigantes sujetos con tirantes de espagueti. Tenían los ojos embadurnados en maquillaje de purpurina y se suponía que eran médicas o abogadas.

Peter dijo:

—Ten. —Y se llevó ambas manos a la parte de atrás del cuello. Sacó algo de dentro del cuello de la camiseta negra y se lo ofreció. Se trataba de un collar brillante de cristales de estrás de color rosa, ramales de color rosa gélido, todo chispas y destellos. Y le dijo—: ¿Quieres esto?

Y Misty se quedó tan atontada como aquellas mujeres hispanas guapas y tontas que le gustaban a él. Lo único que pudo hacer fue estirar el brazo y coger un extremo del collar con cada mano. En el espejo del baño, vio el brillo del collar sobre su piel. Mientras estaba mirando el reflejo del collar, tocándolo, oía parlotear en español en la sala contigua.

Misty gritó:

—¡Deja de tocar mi espuma! ¿De acuerdo?

Lo único que Misty oyó fue gente hablando español.

Por supuesto, su siguiente regla no llegó nunca. Al cabo de un par de días de retraso, Peter le trajo una caja de barritas de test de embarazo. De esas sobre las cuales hay que hacer pis. Te enseñan con un «sí» o un «no» si estás preñada. Las barritas no estaban selladas con ningún envoltorio. Todas olían a pis. De entrada mostraban el «no» que indicaba no embarazada.

Luego Misty vio que alguien había abierto el fondo de la caja y luego lo habían vuelto a cerrar con cinta adhesiva. Y Misty le dijo a Peter, que estaba de pie esperando al otro lado de la puerta del baño:

—¿Acabas de comprar esto hoy?

Misty oyó gente hablando español.

Cuando follaban, Peter siempre empujaba y jadeaba con los ojos cerrados. Cuando se corría, con los ojos fuertemente cerrados, gritaba «¡Te amo!» en español.

Misty gritó a través de la puerta del baño:

—¿Has meado encima de esto?

El pomo giró, pero Misty había cerrado con pestillo. Luego la voz de Peter dijo a través de la puerta:

—No te hacen falta esas cosas. No estás embarazada.

Y Misty preguntó que dónde estaba entonces su tomatazo mensual.

—Aquí —dijo la voz de él. Unos dedos pasaron por debajo de la puerta. Le estaban mostrando algo blanco y blando—. Se te han caído al suelo —dijo—. Échales un buen vistazo.

Eran las braguitas de Misty, manchadas de sangre fresca.

29 DE JULIO,
LUNA NUEVA

Solamente para que conste en acta, el parte meteorológico de hoy anuncia pesadez, irritación y dolor cada vez que tu mujer intenta moverse.

El doctor Touchet acaba de marcharse. Se ha pasado las dos últimas horas envolviéndole la pierna en tiras de tela estéril y resina acrílica de color blanco. Ahora Misty tiene la pierna desde el tobillo a la entrepierna dentro de una escayola de fibra de vidrio. Es la rodilla, ha dicho el médico.

Peter, tu mujer es una patosa.

Misty es la patosa.

Estaba llevando una bandeja de ensaladas Waldorf desde la cocina al comedor cuando ha tropezado. Cuando estaba en la misma puerta de la cocina ha perdido pie y ella, la bandeja y los platos de ensalada, todo ha ido a parar de cabeza a la mesa ocho.

Por supuesto, el comedor entero se ha levantado para mirarla cubierta de mayonesa. No parecía que le hubiera pasado nada en la rodilla, y Raymon ha salido de la cocina y la ha ayudado a ponerse de pie. Pero el doctor Touchet ha dicho que tenía un esguince en la rodilla. Ha llegado una hora más tarde, después de que Raymon y Paulette la ayudaran a subir la escalera hasta su habitación. El médico le sostiene una bolsa de hielo sobre la rodilla, luego le pregunta a Misty si quiere la escayola de color amarillo neón, rosa neón o blanco normal y corriente.

El doctor Touchet está en cuclillas a sus pies mientras que Misty está sentada en una silla de respaldo recto con la pierna apoyada en un taburete. Está moviendo la bolsa de hielo y buscando señales de hinchazón.

Y Misty le pregunta si él rellenó el certificado de defunción de Harrow.

Misty le pregunta si le recetó algunas pastillas a Peter.

El médico la mira un momento y luego vuelve a ponerle hielo en la pierna. Dice:

—Si no se relaja, tal vez no vuelva a caminar nunca.

A ella ya no le duele la pierna. Y tiene buen aspecto. Solamente para que conste en acta, ni siquiera le duele la rodilla.

—Está usted en estado de shock —dice Touchet. Lleva maletín, no una bolsa negra de médico. La clase de maletín que llevaría un abogado. O un banquero—. Para usted, una escayola será profiláctica —dice—. Sin ella, va a estar rondando por ahí con el policía ese y la pierna no se le curará nunca.

Es un pueblo diminuto y todo el museo de cera de la isla de Waytansea la está espiando.

Alguien la llama a la puerta, luego Grace y Tabbi entran en la sala. Tabbi dice:

—Mamá, te hemos traído más pintura. —Sostiene una bolsa de plástico en cada mano.

Grace dice:

—¿Cómo está?

Y el doctor Touchet dice:

—Sí no se mueve de esta habitación durante las próximas tres semanas, todo irá bien. —Empieza a enrollarle gasa alrededor de la pierna, capas y más capas de gasa, más y más gasa.

Solamente para que lo sepas, en el momento en que se ha encontrado en el suelo, cuando ha llegado la gente a ayudarla, mientras la llevaban escaleras arriba, e incluso mientras el médico le estrujaba la rodilla y se la flexionaba, Misty no ha parado de preguntar.

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