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Authors: Lois McMaster Bujold

Tags: #Novela, Ciencia ficción

Danza de espejos (55 page)

BOOK: Danza de espejos
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—¿Enviado a ustedes en un paquete de carne congelada, con el pecho destruido?

—Sí.

—¿Y entonces? Los clones… aunque estén congelados… no pueden ser novedad aquí. —Él echó una mirada a Rosa.

—Déjeme seguir. Hace unos tres meses, el clon manufacturado por Bharaputra volvió a casa con una tripulación de soldados mercenarios que al parecer había robado de la Flota Dendarii fingiendo ser el otro clon, su gemelo, el almirante Naismith. Atacó el criadero de clones de Bharaputra en un intento por robar o liberar (la segunda hipótesis me parece más probable) a un grupo de clones que iban a ser cuerpos para otros cerebros en el negocio de los trasplantes , negocio que yo personalmente aborrezco.

Él se tocó el pecho.

—¿Y… fracasó?

—No del todo. Pero el almirante Naismith lo siguió para recuperar su nave y sus tropas perdidas. En la refriega que tuvo lugar en las instalaciones médicas de Bharaputra, uno de los dos murió. El otro escapó, junto con los mercenarios y la mayor parte del valioso ganado clonal de Bharaputra. Le tomaron el pelo a Vasa Luigi y yo me reí a rabiar cuando lo supe. —Seguía tomando el té, pensativa.

Él casi podía imaginarla riéndose aunque la imagen hacía que se le cruzaran los ojos.

—Antes de saltar, los Mercenarios Dendarii ofrecieron una recompensa por una crío-cámara que contenía los restos de un hombre que, según decían, era el clon fabricado en el criadero de Bharaputra.

Él abrió los ojos con asombro.

—¿Yo?

Ella levantó una mano.

—Vasa Luigi, el barón Bharaputra, está absolutamente convencido de que mentían. Afirma que el hombre de la caja era el almirante Naismith.

—¿Yo? —dijo él, con menos certeza.

—Georish Stauber, barón Fell, se niega a hacer conjeturas, y el barón Ryoval destruiría una ciudad por completo por una oportunidad del cincuenta por ciento de poner sus manos sobre el almirante Naismith, que hace unos cuatro años le hizo un daño increíble. Nadie le había hecho nada parecido a Ryoval en un siglo. —Se le curvaron los labios en una sonrisa que parecía un escalpelo.

Tenía sentido, pero entonces nada tenía sentido. Era como una historia que le hubieran contado hacía mucho tiempo en la infancia y ahora hubiera vuelto a escuchar.
En otra vida
. Familiaridad pero del otro lado del vidrio. Se tocó la cabeza. Le dolía. Rosa miró el gesto con preocupación.

—¿No tienen registros médicos, historias, algo?

—Con algún riesgo obtuvimos los registros del desarrollo del clon de Bharaputra. Pero sólo llegan a los catorce años. No tenemos nada sobre el almirante Naismith. Por desgracia no podemos hacer una triangulación con un solo punto como dato seguro.

Él se volvió hacia Rosa.

—Tú me conoces por dentro y por fuera. ¿No lo sabes?

—Eres muy raro. —Rosa meneó la cabeza—. La mitad de tus huesos son reemplazos plásticos, ¿lo sabías? Los pocos verdaderos que te quedan muestran traumas antiguos, viejas roturas… Para mí tienes más años de los que tendría el clon de Bharaputra y, por desgracia, más de los que debería tener el original de lord Vorkosigan, y eso no tiene sentido. Si tuviera una pista, una sola, pero sólida… Los recuerdos que me cuentas son terriblemente ambiguos. Sabes de armas, como debe saber un almirante, pero el clon de Bharaputra recibió el entrenamiento de un asesino. Te acuerdas de Ser Galen y sólo el clon de Bharaputra podría recordarlo. Y descubrí lo de los árboles de azúcar. Se llaman arces y son originarios de la Tierra. El clon de Bharaputra fue allí durante su entrenamiento. Y así… —Levantó las manos, frustrada.

—Si no estás consiguiendo la respuesta correcta —dijo él lentamente—, tal vez es porque no estás haciendo la pregunta que corresponde.

—¿Y cuál es la pregunta que corresponde?

Él meneó la cabeza, mudo.

—¿Por qué…? —Abrió las manos—. ¿Por qué no devuelven mi cuerpo congelado a los Dendarii y cobran la recompensa? ¿Por qué no venderme al barón Ryoval si tanto me quiere? ¿Por qué revivirme?

—Yo no le vendería ni una rata de laboratorio al barón Ryoval —afirmó Azucena con firmeza. Sonrió brevemente—. Es un viejo asunto entre los dos.

¿Viejo? ¿Hasta qué punto? Seguramente más viejo que él, fuera quien fuese.

—Y en cuanto a los Dendarii, tal vez hagamos negocio con ellos. Eso dependerá de quién sea usted.

Estaban llegando al meollo de la cuestión. Él lo sentía.

—¿Ah, sí?

—Hace cuatro años, el almirante Naismith visitó Jackson's Whole y además de dar un golpe espectacular contra Ry Ryoval, se fue con cierto doctor Hugh Canaba, uno de los grandes de la genética de Bharaputra. Yo conozco a Canaba. Y sobre todo, sé lo que Vasa Luigi y Lotus pagaron para hacerlo venir. Sé que él conocía secretos importantes de la Casa. Sé que nunca lo hubieran dejado salir vivo del planeta. Y sin embargo, se fue y nadie ha podido encontrar su rastro. —Se inclinó hacia delante—. Suponiendo que Canaba no haya terminado muerto, en el espacio, el almirante Naismith ha demostrado que puede sacar gente de aquí. En realidad, es una de sus especialidades. Y ése en nuestro interés en él.

—¿Quieren salir del planeta? —Él miró alrededor al pequeño imperio autosuficiente y cómodo de Azucena Durona—. ¿Por qué?

—Tengo un Trato con Georish Stauber, el barón Fell. Es un Trato muy viejo y nosotros somos viejos negociantes. Mi tiempo se está terminando y Georish se está volviendo… —hizo una mueca —poco fiable. Si muero… o muere él… o si consigue trasplantar su cerebro a un cuerpo más joven, y sé que quiere intentarlo, nuestro viejo Trato se romperá. Estoy segura. El Grupo Durona tendrá que aceptar tratos menos convenientes que el que hemos disfrutado con la Casa Fell. Tal vez lo dividan o lo vendan o lo debiliten y entonces se vuelva vulnerable frente a enemigos como Ry, que se acuerda de un insulto o una herida
para siempre
. Tal vez obliguen al Grupo a trabajar en asuntos que no deseamos ni rozar. Hace un par de años que buscamos una salida. El almirante Naismith conoce una de las puertas posibles.

Ella quería que él fuera el almirante Naismith, obviamente el más valioso de los clones.

—¿Y si soy el otro? —Se miró las manos. Eran sólo sus manos. No había pistas en ellas.

—Tal vez recibamos una recompensa por usted.

¿De quién? Y él, ¿era un salvador o una mercancía? Qué opción. Rosa parecía incómoda.

—¿Y qué soy yo para usted si no me acuerdo de quién soy?

—Nadie, hombrecito. —Los ojos negros de ella brillaron un instante como pedacitos de obsidiana.

Esa mujer había sobrevivido casi un siglo en Jackson's Whole. No había que subestimar su crueldad sobre la única base de un prejuicio en contra del trasplante de cerebro a clones especialmente preparados.

Terminaron el té y volvieron a la habitación de Rosa.

—¿Qué te ha parecido familiar de todo eso? —le preguntó Rosa cuando estuvieron solos en el sofá.

—Todo —dijo él, hundido en su perplejidad—. Y sin embargo… Azucena parece pensar que puedo sacar al Grupo de aquí como un mago, con un gesto. Pero aunque yo sea el almirante Naismith, no me acuerdo de haber hecho ese tipo de cosa…

—Shhhh —trató de calmarlo ella—. Estás maduro para una avalancha de recuerdos. Lo juro. Hasta me parece ver el comienzo. Tu capacidad de habla ha mejorado enormemente en los últimos dos días.

—Son los besos terapéuticos —sonrió él, una felicitación sugestiva cuyo fruto fue algo más de la terapia. Pero cuando él se incorporó para tomar aire, dijo —: No me va a venir a la cabeza si soy el otro. Me acuerdo de Galen. La Tierra… Una casa en Londres… ¿Cómo se llama el clon?

—No lo sabemos —dijo ella, y cuando él la cogió de las manos, agregó exasperada —: No, en serio. No lo sabemos.

—El almirante Naismith… no debería ser Miles Naismith. Debería ser Mark Pierre Vorkosigan. —¿Cómo mierda sabía eso? Mark Pierre. Piotr Pierre.
Pierre, Pierre, come miel, perdió la esposa que no sabía tener
, una burla de una multitud que había hecho que un viejo se volviera loco de rabia. Hubo que dominarlo… la imagen se le escapó.
¿El abuelo?
—. Si el clon fabricado en Bharaputra es el tercer hijo, podría tener cualquier nombre. —Algo no estaba bien.

Trató de imaginarse la infancia del almirante Naismith como proyecto de agente secreto de los cetagandanos. ¿Su infancia? Seguramente había sido extraordinaria si había escapado a los dieciocho, evadido la Inteligencia Cetagandana y creado su fortuna en un año. Pero no se le ocurría ni una sola imagen de esa juventud. Un vacío total.

—¿Qué vas a hacer conmigo si no soy Naismith? ¿Tenerme de amigo? ¿Cuánto tiempo?

Rosa frunció los labios, preocupada.

—Si eres el clon de Bharaputra, vas a tener que salir de Jackson's Whole. El ataque Dendarii dejó un lío en los laboratorios de Vasa Luigi. El barón tiene mucho que vengar: sangre, propiedades. Y orgullo. En tal caso, necesitarás ayuda para salir.

—¿Y vas a dármela? —Y cuando ella asintió —: ¿Tú, o todas vosotras?

—Nunca he hecho nada en contra del grupo. —Ella se puso de pie y caminó por el comedor—. Pero viví sola en Escobar, un año, mientras me preparaba en crío-terapia. Me pregunté muchas veces… lo que sería ser la mitad de una pareja en lugar de un cuarentavo de un grupo. ¿Me sentiría más grande?

—¿Eras más grande cuando estabas sola en Escobar?

—No sé. Es una preocupación tonta. Pero una no puede dejar de pensar en Lotus.

—Lotus. ¿La baronesa Bharaputra? ¿La que abandonó el grupo?

—Sí. La hija mayor de Azucena, después de Rosalía. Azucena dice… si no nos colgamos unas de otras, vamos a colgar cada una por separado… Es una referencia a un antiguo método de ejecución que…

—Sé qué es colgar a alguien —dijo él rápidamente, antes de que ella entrara en detalles médicos.

Rosa miró por la ventana.

—Jackson's Whole no es un buen lugar para estar solo. No se puede confiar en nadie.

—Una paradoja interesante. A mí me parece todo un dilema.

Ella descubrió la ironía en su cara y frunció el ceño.

—No es una broma.

Naturalmente. Hasta la estrategia maternal y autorreferencial de Azucena Durona había fracasado como solución del problema, como probaba la deserción de Lotus.

Él la miró.

—¿Te ordenaron acostarte conmigo? —le preguntó de pronto.

Ella hizo un gesto de dolor.

—No. —Ella volvió a caminar—. Pero pedí permiso. Azucena dijo que sí, que tal vez eso te interesara en nosotros. —Hizo una pausa—. Te parece terriblemente frío, ¿no?

—Es Jackson's Whole, sólo prudente. —En general cualquier interés va en dos direcciones. Jackson's Whole no era lugar para andar solo. Pero
no se puede confiar en nadie
.

Si alguien estaba cuerdo en ese planeta, era por accidente.

La lectura, ejercicio que al principio le había producido un dolor intenso en los ojos y en la cabeza, cada vez le estaba resultando más fácil. Ahora podía leer durante diez minutos seguidos, antes de que empezara a sentir malestar en los ojos. Refugiado en el estudio de Rosa, se llevó a sí mismo a los umbrales del dolor, un bit de información, unos pocos minutos de descanso, y otra vez. Empezó desde el centro hacia fuera, leyó primero sobre Jackson's Whole, su historia única, su estructura no gubernamental y las ciento dieciséis Grandes Casas y las incontables Casas Menores con alianzas que tejían relaciones entre ellas y las venganzas, muertes y enemistades y traiciones. El Grupo Durona estaba en camino de convertirse en una Casa Menor por derecho propio, supuso, un brote de la Casa Fell, como una hidra, un brote que se reproducía como una hidra, asexualmente. Las menciones de las Casas Bharaputra, Hargraves, Dyne, Ryoval y Fell le dispararon imágenes que no venían del vídeo algunas estaban empezando a interconectarse, pero eran pocas. Se preguntó si era significativo que las Casas que le parecían más familiares fueran también las más famosas por ocuparse de ilegalidades galácticas.

Sea quien se, conozco este lugar
. Pero sus visiones tenían un ámbito pequeño, demasiado superficiales para representar una vida en formación. Tal vez había sido una persona pequeña pero así y todo, lo que sabía de ese planeta era más de lo que podía arrancarle a su subconsciente con respecto a la juventud del almirante Naismith, el clon cetagandano.

Abuelo
. Ésos eran recuerdos con un peso sensorial casi abrumador. ¿Quién era el abuelo? ¿Un jacksoniano adoptivo? ¿Un mentor komarrés? ¿Un entrenador de Cetaganda? Alguien grande, fascinante, misterioso, viejo y peligroso. El abuelo no tenía origen, parecía venir con el universo.

Orígenes. Tal vez un estudio de su progenitor, el hijo del lord de Barrayar, el inválido Miles Vorkosigan, podría darle algún tipo de pista. Después de todo, lo habían formado a imagen y semejanza de Vorkosigan, y hacerle eso a cualquiera era de por sí algo repugnante. Sacó una lista de referencias a Barrayar de la biblioteca de la comuconsola de Rosa. Había cientos de libros de ensayo, vídeos, documentos y documentales. Para que sirviera de marco, empezó con una historia general, buscando con rapidez. Los Cinco mil Primeros. El colapso del agujero de gusano. La Era del Aislamiento, los Siglos Sangrientos… el Redescubrimiento… las palabras se le borraban en los ojos. Sentía la cabeza a punto de estallar. Familiar, todo tan dolorosamente familiar… tenía que detenerse.

Apagó las luces de la habitación y se quedó en el sofá, hasta que los ojos dejaron de palpitarle. Pero si lo habían entrenado para reemplazar a Vorkosigan, era lógico que todo eso le resultara familiar. Seguramente había estudiado a Barrayar de delante para atrás y de atrás para delante.
Yo estudié a Barrayar
. Quería rogarle a Rosa que lo acorralara contra una pared y le diera otra dosis de pentarrápida y a la mierda lo que le hacía la droga a su presión arterial. Casi había funcionado. Tal vez con otro intento…

La puerta siseó.

—¿Hola? —Las luces se encendieron. Rosa estaba de pie en el umbral—. ¿Estás bien?

—Dolor de cabeza. Lectura.

—No deberías…

Recibir tanto con tanta rapidez
, terminó él en silencio. Era la frase constante de Rosa en los últimos días desde la entrevista con Azucena. Pero esta vez se había interrumpido. Él se enderezó y ella vino a sentarse a su lado.

—Azucena quiere que te lleve arriba.

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