Read ¿Qué es la meditación? Online
Authors: Osho
Esto es lo que llamo sannyas. Denomino a este coraje sannyas: no escapar, sino llegar al claro, contemplando el cielo sin nubes, oyendo los cantos de los pájaros sin distorsiones. Y, entonces, una y otra vez te vas adaptando al vacío y al placer de estar vacío.
Lenta, lentamente, ves que el vacío es algo más que el vacío. Implica una plenitud, una plenitud de algo de lo que nunca has tenido conciencia, una plenitud de algo que nunca has saboreado.
Es decir que al principio parece vacío, y al final está lleno, totalmente lleno, abrumadoramente lleno. Está lleno de paz, está lleno de silencio, está lleno de luz. (19)
Mantén una mirada profunda dentro de tu mente: fíjate cuáles son sus motivaciones. Cuando haces algo, busca de inmediato la motivación pues, si ésta se te escapa, la mente seguirá engañándote y diciéndote que la motivación es otra. Por ejemplo: llegas a casa enojado y golpeas a tu hijo. Tu mente dirá: "Es por su bien, para enseñarle a comportarse." Esto es una racionalización. Busca más profundamente... Estabas enojado y buscabas a alguien con quien pudieras enfurecerte. No podías pelearte con el jefe de la oficina, pues él es demasiado fuerte para enfrentarlo: sería un riesgo, además de un peligro desde el punto de vista económico. Necesitabas a alguien indefenso. Ahora, como este niño está totalmente indefenso, depende de ti; no puede reaccionar, no puede hacer nada, no puede pagarte con la misma moneda. No podrías encontrar una víctima más perfecta.
Reflexiona: ¿estás enojado con el niño? Si lo estás, quiere decir que la mente te está embaucando.
La mente te engaña permanentemente, las veinticuatro horas del día, y tú contribuyes a ello. Entonces, al final, te sientes miserable y te ganas el infierno. Busca en todo momento la motivación correcta. Si puedes encontrarla, la mente tendrá cada vez menos posibilidades de engañarte. Y, cuanto más te alejes de la impostura, tanto más capaz serás de moverte más allá de la mente, y de transformarte en maestro.
Me he enterado...
Un científico le decía a un amigo: -No entiendo por qué insistías en que tu mujer usara un cinturón de castidad mientras fuimos a la convención. Después de todo, entre nosotros, como viejos camaradas, con la cara y la figura de Emma, ¿quién querría...? -Lo sé, lo sé -respondió el otro-. Pero, cuando vuelvo a casa, siempre puedo decir que he perdido la llave.
Reflexiona, busca la motivación inconsciente. La mente sigue intimidándote y dominándote, porque no eres capaz de ver sus verdaderas motivaciones. Una vez que una persona puede descubrir las verdaderas motivaciones, la meditación está muy cerca... porque entonces la mente deja de ejercer dominio sobre ella.
La mente es un mecanismo, carece de inteligencia. La mente es una computadora biológica, ¿cómo podría ser inteligente? Tiene cierta habilidad, pero no tiene inteligencia; tiene una utilidad funcional, pero carece de conciencia. Es un robot; funciona bien, pero no debes escucharla demasiado, pues entonces perderás tu inteligencia interior. Entonces, es como si le estuvieras pidiendo a una máquina que te guiara, que te conduciera. Se lo estarías pidiendo a una máquina que no tiene en sí nada original: no puede tenerlo. Ni una sola idea de la mente es original; siempre es una repetición. Observa: siempre que la mente afirma algo, fíjate que te hace entrar en una rutina. Intenta hacer algo nuevo, y de esa manera disminuirá el poder de dominación de la mente sobre ti.
Quienes de alguna manera son creativos siempre pueden transformarse sin dificultad en meditadores, mientras que quienes carecen de creatividad en sus vidas lo encuentran muy difícil. Si tienes una vida repetitiva, la mente tiene demasiado control sobre ti: no puedes alejarte de ella, por temor. Haz algo nuevo cada día. No prestes atención a la antigua rutina. De hecho, si la mente afirma algo, respóndele: "Esto es lo que hemos hecho siempre; ahora, hagamos algo diferente." Aunque sean pequeños cambios... en el modo en que siempre te has comportado con tu esposa, sólo pequeños cambios; en la forma en que siempre caminas, sólo pequeños cambios; en el modo en que siempre hablas, pequeños cambios. Y verás que la mente va perdiendo su poder de dominarte, a la par que tú te vas liberando. (20)
Cualquier cosa que hagas, realízala con profunda conciencia; así, incluso las cosas pequeñas se tornan sagradas. Entonces, limpiar o cocinar se vuelven cosas sagradas; se hace culto de ellas. La cuestión no es la actividad que estás realizando, sino cómo la estás haciendo. Puedes limpiar el piso como si fueras un robot, un objeto mecánico. Tienes que limpiarlo, entonces lo haces. Pero así te pierdes algo hermoso, y malgastas esos momentos sólo en limpiar el piso. Limpiar el piso podría haber sido una gran experiencia, y la has dejado pasar. El piso está limpio, pero algo que podría haber sucedido dentro de ti no se produjo. Si hubieras estado consciente, la purificación no hubiera afectado sólo al piso, sino también a ti mismo. Limpia el piso pleno de conciencia, iluminado de conciencia. Trabaja, o siéntate, o camina, pero hay algo que debe ser el hilo conductor, con cierta continuidad: ilumina de conciencia cada vez más momentos de tu vida. Deja que la vela de la conciencia se encienda en cada momento, en cada acto. La iluminación no es sino el efecto acumulativo. El efecto acumulativo (todos los momentos juntos, pequeñas velas juntas) da por resultado una gran fuente de luz. (21)
Recuerda que la meditación te dará más y más inteligencia, infinita y radiante inteligencia. La meditación te volverá más vivo y más sensible; tu vida se enriquecerá. Observa a los ascéticos: sus vidas se han vuelto como si no fueran vidas. Ellos no son meditadores. Pueden ser masoquistas, que se torturan a sí mismos y gozan del sufrimiento... La mente es muy astuta: sigue haciendo cosas y racionalizándolas. Por lo común, tu actitud es violenta hacia los demás, pero la mente es muy hábil: puede aprender la no violencia, predicar la no violencia, pero volverse violenta hacia sí misma. Y la violencia que ejerces contra ti mismo en general se respeta, pues la gente tiene la idea de que ser ascético significa ser religioso. Éstas son meras tonterías. Dios no es ascético; de no ser así, no existirían las flores, ni árboles verdes: sólo habría desiertos. Dios no es ascético; de no ser así, no existirían nula música ni la danza de la vida: sólo habría cementerios y más cementerios. Dios no es ascético, sino que disfruta de la vida. Dios es más epicúreo de lo que puedes imaginar. Si piensas en Dios, piensa en términos epicúreos. Dios es una búsqueda permanente de más y más felicidad, placer, éxtasis. Recuérdalo.
Pero la mente es muy astuta. Puede racionalizar la parálisis como meditación; puede racionalizar el desinterés como trascendencia; puede racionalizar la muerte como renuncia. Mantén la conciencia. Siempre recuerda que, si te mueves en la dirección correcta, seguirás floreciendo. (22)
Y recuerda: cada situación debe transformarse en una oportunidad para la meditación. ¿Qué es la meditación? Ser consciente de lo que estás haciendo, ser consciente de lo que te está pasando.
Alguien te insulta: adquiere conciencia de qué te sucede cuando recibes el insulto. Medita acerca de ello; esto modifica toda la estructura de la situación. Cuando alguien te insulta, te concentras en la persona: "¿Por qué me insulta? ¿Quién se cree que es? ¿Cómo podría vengarme?" Si el otro es muy poderoso, te rindes, comienzas a mover ligeramente la cola. Si no es muy poderoso y lo ves débil, te abalanzas sobre él. Pero en todo esto te olvidas por completo de ti mismo. El otro se transforma en el foco de tu atención. Esto implica perder una oportunidad para la meditación. Cuando alguien te insulte, medita. Como dijo Gurdjieff: "Cuando mi padre estaba agonizando, yo tenía sólo nueve años. Me pidió que me acercara a su lecho y me murmuró al oído: -`Hijo, no te dejo mucho, al menos no en cosas terrenales. Pero tengo algo para contarte, algo que a mí me dijo mi padre en su lecho de muerte. Me ha ayudado muchísimo; siempre ha sido mi tesoro. Aún no estás muy maduro; tal vez no entiendas lo que digo, pero consérvalo, recuérdalo. Alguna vez crecerás y entonces podrás comprender. Ésta es la clave que abre las puertas de grandes tesoros.
Por supuesto que Gurdjieff no podía entenderlo en ese momento, pero fue esto lo que habría de modificar toda su vida. Y su padre dijo algo muy simple. Dijo: "Cuando alguien te insulte, hijo mío, dile que meditarás acerca de ello durante veinticuatro horas y después volverás para responderle."
Gurdjieff no podía creer que esto fuera una clave tan importante. No podía creer que eso fuera algo tan valioso que debiera recordarlo. Y podemos ser indulgentes con un pequeño de nueve años. Pero, como eso fue algo dicho por su agonizante padre, que tanto lo había amado y que, apenas lo dijo, dio su último aliento, quedó grabado en él. No podía olvidarlo. Cada vez que se acordaba de su padre, recordaba su frase.
Sin comprenderla realmente, comenzó a practicarla. Si alguien lo insultaba, decía:
"Señor, tengo que meditar respecto de ello durante veinticuatro horas. Es lo que me ha dicho mi padre, que ya no está aquí. Y yo no puedo desobedecer a un anciano muerto. Me quería muchísimo, y yo lo quería muchísimo a él; ahora, no hay manera de desobedecerlo. Uno puede desobedecer a su padre mientras está vivo pero, cuando ha muerto, ¿cómo podría no hacerle caso? Así que, por favor, discúlpeme. Volveré en veinticuatro horas y le responderé."
Decía: "Meditar durante veinticuatro horas me ha aportado las más claras visiones de mí mismo. A veces, he descubierto que el insulto era correcto, que eso es lo que soy. Entonces, buscaba a la persona y le decía: 'Señor, gracias, tenía usted razón. No fue un insulto, sino sólo un comentario sobre algo real. Me llamó estúpido, y lo soy.'
O a veces me ha pasado que meditar durante veinticuatro horas me llevaba a darme cuenta de que se trataba de una absoluta mentira. Pero, cuando algo es mentira, ¿por qué ofenderse? Entonces, nunca iba a decirle a esa persona que había mentido. Una mentira es una mentira, ¿por qué molestarse por ella?"
La contemplación y la meditación, poco a poco, lo volvieron más atento a sus propias reacciones que a las de los demás. (23)
Millones de personas se privan de hacer meditación porque se le ha atribuido a la meditación una connotación errónea.
Se la ve como algo serio y deprimente, se considera que contiene algo de religiosidad, se cree que es sólo para quienes están muertos, o casi muertos, para quienes son serios, melancólicos, tienen caras largas, han perdido el carácter festivo, la diversión, la naturaleza lúdica y las ganas de celebrar.
Éstas son las características de la meditación. Una persona verdaderamente meditativa es de naturaleza lúdica: para ella, la vida es diversión, una leela, un juego.
Y lo disfruta en gran forma. Esta persona no es seria; está relajada. (24)
Tendrás que entender una de las cosas más importantes acerca de la meditación: que no hay técnica alguna que nos conduzca a ella.
En lo concerniente a la meditación, no hay diferencia entre las llamadas antiguas técnicas y las nuevas técnicas de retroalimentación biológica. La meditación no es un producto obtenido a través de la mente. Se produce más allá de la mente. No hay técnica alguna que pueda ir más allá de la mente.
Pero habrá de producirse un malentendido en los círculos científicos, y sobre cierta base. La base de todo el malentendido es la siguiente: cuando el ser de una persona se encuentra en estado de meditación, genera ciertas ondas en su mente. Estas ondas pueden ser provocadas desde afuera por medios técnicos. Pero esas ondas no darán lugar a la meditación. Allí radica el malentendido.
La meditación genera esas ondas; es la mente que refleja el mundo interior.
Lo que sucede en el interior de cada uno no es observable. Pero lo que ocurre en la mente sí lo es. Ahora hay sensibles instrumentos... que nos permiten evaluar qué clase de ondas se producen cuando una persona está dormida, qué clase de ondas se producen cuando una persona está soñando, qué clase de ondas se producen cuando una persona está en estado de meditación.
Pero, creando estas ondas, uno no puede generar la situación: estas ondas no son más que síntomas, indicadores.
Está muy bien: puedes analizarlas. Pero recuerda que no existen atajos para acceder a la meditación, y que ningún recurso mecánico demuestra ser útil para ello. De hecho, la meditación no requiere de técnica alguna, ni científica ni de otra clase.
La meditación es sólo comprensión.
No se trata de sentarse en silencio. No se trata de cantar un mantra. Se trata de comprender los sutiles mecanismos de la mente. A medida que desentrañas esos mecanismos mentales, vas adquiriendo una gran conciencia que no proviene de la mente. Este conocimiento va surgiendo en tu ser, en tu alma, en tu conciencia.
La mente no es más que un mecanismo pero, cuando ese conocimiento aparece, seguro que habrá de generar a su alrededor un cierto patrón de energía. La mente nota ese patrón de energía. La mente tiene un mecanismo muy sutil.
Y tú estás estudiándolo desde afuera; por lo tanto, cuanto mucho, puedes analizar la mente. Al ver que siempre que alguien está en silencio, sereno y en paz, siempre, inevitablemente, aparece cierto patrón de ondas en su mente, el razonamiento científico afirmará: si podemos crear este patrón de ondas en la mente a través de ciertas técnicas de retroalimentación biológica, entonces el ser interior alcanzará grandes niveles de conocimiento. Esto no va a suceder.
Estas ondas de la mente no constituyen la causa de la meditación; al contrario, son su efecto. Pero no podemos ir del efecto hacia la causa. Es posible crear ciertos patrones en la mente a través de la retroalimentación biológica, y estos patrones de ondas pueden provocar una sensación de paz, de silencio y de serenidad en la persona. Como ella misma ignora lo que es la meditación y no tiene manera de comparar, puede ser llevada a creer que eso es la meditación. Pero no lo es. Porque, en el momento en que se detiene el mecanismo de retroalimentación biológica, las ondas desaparecen, al igual que el silencio, la paz y la serenidad.
Y puedes continuar practicando con esos instrumentos científicos durante años: no cambiará tu carácter, no cambiará tu moralidad, no cambiará tu individualidad. Seguirás exactamente igual.