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Authors: Lydia Cacho

Los demonios del Eden (6 page)

BOOK: Los demonios del Eden
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De la noche a la mañana toda la comunidad conocía los nombres de las víctimas, los de sus madres, e incluso sus direcciones. Hubo de dárseles refugio para guarecerlas de los embates de la prensa amarillista que quería fotografiarlas a como diera lugar. También anunciaron a los medios que

Succar Kuri estaba prófugo y desconocían su paradero.

Más tarde Campos Vera y la propia procuradora Pérez Gordillo aseguraron que la conferencia de prensa no fue mal intencionada, que decidieron organizarla en un acto de desesperación; ya que la Procuraduría de Justicia no había podido detener al delincuente, la sociedad, “enterada de las barbaridades del hotelero, lo denunciaría silo encontrara escondido en alguna parte”

Para Emma no había salida. Sus amistades supieron por las fotografías, que entregó Campos Vera a Televisa y que se mostraron en el noticiero de López Dóriga, que se trataba de ella.

Ya no podía salir a la calle. En toda la ciudad la gente la reconocía, la juzgaba, la humillaba. En menos de una semana la víctima fue condenada por una parte de la opinión pública, con la ayuda de algunos medios, cuyos reporteros y reporteras no adivinaron los matices sexistas de las investigaciones y declaraciones, así como la corrupción policíaca y política que el caso entrañaba.

Cuando se cuestionó a la procuradora Pérez Gordillo por litigar en los medios, su respuesta fue escueta: — Estábamos desesperadas, queríamos agarrar al desgraciado de Succar y ponerlo en evidencia.

Durante las tres semanas subsiguientes la vida de las víctimas y sus familias se convirtió en un infierno. Perseguidas en sus hogares, día y noche, por reporteros y fotógrafos, impedidas de asistir a la escuela por el escándalo que armaban sus compañeros de clase, cayeron en un estado de depresión y algunas menores y sus madres sufrieron crisis nerviosas.

Emma pidió ayuda desesperada a Verónica Acacio y ésta Solicitó al Centro Integral de Atención a las Mujeres, el cual cuenta con un refugio para víctimas de violencia, que llevaran a cabo sesiones de intervención de crisis para las familias. De igual manera, se pidió protección física para las madres.

El refugio para víctimas del CIAM Cancún estaba repleto, de modo que el propietario de un hotel del centro de la ciudad accedió a prestar durante un par de semanas cuatro habitaciones para hospedar a las y los menores con sus madres, para mantenerlos alejados de la prensa y las amenazas de muerte que tanto las madres como Emma declararon haber recibido vía telefónica de Jean Succar, de su hijo Jerry y de su esposa Gloria Pita.

Las familias, ya más tranquilas y protegidas día y noche por agentes de la Policía Federal Preventiva en sus habitaciones de hotel, contaban sus versiones a la abogada Acacio y al personal del centro de atención a las mujeres.

El gobernador estaba de viaje y la procuradora se enfrentaba a fuertes críticas públicas por su actuación. En una conferencia de prensa celebrada el 8 de noviembre, las organizaciones civiles más fuertes del estado solicitaron por primera vez que la procuradora Celia Pérez investigara la dudosa actuación de Leidy Campos y del subprocurador Miguel Angel Pech (en ese momento no se sabía con certeza que fue este mismo quien diera el pitazo a Succar). Se solicitó la renuncia de ambos funcionarios pero Pérez Gordillo los defendió a capa y espada.

En esos días la Red Nacional de Refugios y la Fundación Oasis llevaban a cabo en el Hotel Oasis una reunión internacional de capacitación para personas que atienden a víctimas de violencia.

Se hallaban en Cancún las especialistas en violencia y abuso sexual Deborah Tucker, Juliet Walters, Patricia Castillo y Yolanda Matos, esta última capacitadora puertorriqueña que trabaja en el área de atención a víctimas de violencia. Las acompañaba también Alicia Leal Puerta, directora de la Red Nacional de Refugios para Mujeres Víctimas de Violencia en México.

Deborah Tucker es directora del National Cerner for Domestic and Sexual Violence, en Estados Unidos. Lleva treinta años de su vida involucrada con refugios para mujeres maltratadas. Tucker tiene una silla especial en el Senado estadounidense, como asesora, y entrena a departamentos de policía, militares y personal médico en aquel país. Juliet Walters forma parte de su equipo de trabajo. Patricia Castillo es una de las fundadoras de The Peace Initiative, organización compuesta por cerca de cincuenta asociaciones civiles eminentemente latinas en San Antonio, Texas.

La asociación CTAM Cancún logró reunir en un salón de conferencias del mencionado hotel de playa a la procuradora Celia Pérez Gordillo con estas especialistas. La reunión, realizada a puerta cerrada, duró cuarenta y cinco minutos. En ella las especialistas explicaron a la procuradora la importancia de proteger a las víctimas, en especial a Emma, ya que este caso poseía todas las características de una red de pornografía y explotación sexual de niñas y adolescentes. La procuradora escuchó con atención, pero era demasiado tarde para las menores.

7. ¿Quién es el enemigo?

La víctima, cuando siente que la autoridad la cuestiona, porque no se le cree de entrada, prefiere desistirse de la denuncia y renuncia a continuar el proceso jurídico. Le da la sensación de desprotección, de abandono, desamparo e impunidad, pues sabe que difícilmente probará el delito. En este país tiene más fuerza el dicho del agresor que el de la víctima, especialmente cuando el agresor tiene tanto poder.

ALICIA LEAL PUERTA
ESPECIALISTA EN ATENCIÓN A VÍCTIMAS DE VIOLENCIA DE GÉNERO

Mientras transcurrían las semanas sin conocer el paradero de Succar Kuri, las víctimas del pederasta eran acosadas de manera brutal por la prensa. En un acto de desesperación Emma recurrió en busca de protección a su abogada Verónica Acacio, quien convocó a las principales organizaciones de la sociedad civil. En una mesa ante la que, además de los representantes de los abogados del estado, estaba presente una decena de defensoras de los derechos humanos, la joven apareció cubierta por un rebozo azul y lentes oscuros para denunciar ante los medios las violaciones a sus derechos humanos ejercidas por la Procuraduría de Justicia del Estado. Pidió a los reporteros que se concentraran en el pederasta dejasen de acosarla a ella, su madre y sus hermanitos.

A continuación se transcribe la carta a la cual Emma dio lectura esa mañana.

Me da mucha tristeza que, después de haber sufrido tanto y haber por fin encontrado el valor para denunciar a Jean Succar Kuri por todos los abusos que ejerció en mí y seguía ejerciendo en otras menores, la señora Leidy Campos, subdirectora de Averiguaciones Previas de la Procuraduría de Justicia, me haya utilizado a mí y a las otras niñas víctimas de los delitos de abuso para exhibimos públicamente y ganar un protagonismo absurdo en la prensa, y me refiero a absurdo porque después de todas las pruebas que recabé yo para la PGJE, para que tuviera peso mi demanda, y de obedecer cada vez que se me enviaba a llevar a una menor implicada en el caso, por orden de Leidy Campos, y de colocarle al señor Kuri en bandeja de plata, se les haya esfumado, así como así.

Acudí a la procuraduría confiando ciegamente en que se guardaría tanto mi anonimato como el de las otras víctimas, y desde un principio informé a Leidy que desde el 28 de septiembre del presente año contaba con el respaldo de Protégeme y de su presidenta, Verónica Acacio. Leidy Campos en todo momento repudió a mi abogada y me solicitó de manera explícita no informarle nada a la licenciada Acacio y pedirle todas las pruebas que ella tenía, argumentando que ella se encargaría del caso, ya que Verónica no lo sabría llevar, y que sólo buscaba salir en los medios de comunicación, que Verónica no tenía buen corazón. Argumentó a su favor que yo contaría con todo el apoyo de la PJ ya que era una institución de índole gubernamental y no una asociación civil. Realmente se me hace decepcionante y denigrante, después de haber depositado toda mi confianza en la señora Leidy Campos para que atendiera mi caso y el de las otras víctimas, que haya violado todas mis garantías y derechos humanos, así como también los de las otras menores, proporcionando a muchos medios de comunicación material que yo presenté como pruebas para esta instancia gubernamental, sin cuidar mi anonimato y sin guardar el debido sigilo que mi protección y seguridad ameritaban, dando incluso hasta el número de mi celular y direcciones particulares, la mía y la de las otras víctimas, a la prensa.

La voz de Emma se quebraba desde el principio de la lectura y, sus manos, visiblemente temblorosas, pusieron nervioso a más de un periodista. La conferencia de prensa se convirtió en una reflexión intensa. El simple hecho de que la víctima de Succar se sintiera en la necesidad de esconder su rostro bajo un rebozo, fue un simbólico grito de ayuda.

—Yo no soy a quien deben juzgar —dijo en voz baja, cuando por fin su voz se quebró y el llanto le impidió seguir.

Los reporteros guardaron silencio. Minutos después hicieron preguntas a los representantes de la barra de abogados y de las ONG, quienes reiteraron la súplica de la víctima y solicitaron en público que se investigara al subprocurador Pech Cen y a Campos Vera p6r la flagrante violación a los derechos humanos de las víctimas.

Al día siguiente, los medios mostraron las declaraciones de esta conferencia y la respuesta escueta de la procuradora Pérez Gordillo.

Ante la petición de que se investigara y despidiera a los dos funcionarios que pusieron en riesgo a las víctimas, la abogada del estado respondió:

—No hay nada que investigar. Ellos cumplieron con su deber y yo ordené esa conferencia de prensa para que la gente se indignara y detuvieran a Succar Kuri.

Ante el azoro de la comunidad, la procuradora admitió haber autorizado que se exhibieran en público pruebas, videos, grabaciones y fotografías de niñas desnudas. Se negó comentar la decisión de Leidy Campos de proveer a todos los medios los nombres completos, direcciones y números telefónicos de todas las víctimas.

Ya se discutían los nombres de Miguel Angel Yunes linares, entonces diputado federal y hoy subsecretario de Seguridad Pública; Emilio Gamboa Patrón, senador de la República; Camel Nacif, magnate de las maquiladoras de ropa, y Alejandro Góngora Vera, como parte de una red de protección a Succar Kuri, con posibles nexos con el crimen organizado.

Todavía a principios de noviembre de 2003 amigos del empresario Jean Succar aseguraban que las declaraciones las menores eran infundios, al menos las relacionadas con pornografía y lavado de dinero.

El primero en sostener esto fue Alejandro Góngora Vera, quien, mostrándose confuso y estresado, llevó a cabo una entrevista radial en el restaurante El Café de la Náder, en el que se dan cita a diario los periodistas de la ciudad y donde circulan los políticos que quieren ser vistos y entrevistados. Dos días antes, una de las niñas víctimas declaró que el (regidor Góngora Vera era compadre de Succar y sabía muy bien que éste mantenía relaciones sexuales con menores. Esa misma semana, el hasta este momento secretario del Ayuntamiento Eduardo Galaviz aseguró en sus oficinas de la alcaldía que cuando Góngora era regidor en tiempos de la alcaldesa Magaly Achach, una tarde conversaba con algunos colegas políticos sobre su cansancio y el estrés que sufría, a lo que Góngora, tomando su teléfono celular, le dijo sonriente:

—Lo que necesitas es una niñita para cogértela, yo te la consigo. Galaviz asegura que salió indignado de la oficina sin responderle al regidor priísta.

Mientras Góngora se presentaba en la radio para negar los hechos, su nombre fue revelado en los testimonios de cinco menores víctimas del libanés que se presentaron a denunciar los hechos ante el Ministerio Público del Fuero Común (MPFC). Alejandro Góngora se contradijo innumerables veces, incluso en sus declaraciones ministeriales, al cuestionársele sobre su cercanía a Succar Kuri y los actos delictivos del sujeto. En la averiguación previa 7151/2003 figura el nombre de Alejandro Góngora Vera como uno de los amigos y hasta “compadre” de Succar Kuri. Según los testimonios de las pequeñas, en alguno de sus encuentros con el pedófilo el ex funcionario se presentó ante ellas como un empresario de televisión. Y, ciertamente, en aquellos tiempos y durante un corto periodo Alejandro Góngora fue director de Televisión Azteca en Cancún.

La declaración de una de las menores indica que Góngora habría solicitado a Succar que le enviara niñas para que “lo acompañaran”, sin abundar en más datos. Muchos se preguntaban por qué parecía tan importante la presencia de un funcionario público como Góngora Vera en la vida de Jean Succar. Los más suspicaces dedujeron que había gato encerrado. Y poco a poco fue apareciendo un león...

8. ¿Políticos y explotación sexual?

Entre los cargos públicos que ocupó Alejandro Góngora Vera figuran la delegación de Migración y del Seguro Social en Cancún, la dirección general de Fonatur en la misma ciudad y en fechas recientes (2001) el de primer regidor en el cabildo municipal.

Durante aquella entrevista en el programa radiofónico “Desde el café”, Góngora declaró que conoció a Succar cuando intentaba vender unos locales comerciales en el aeropuerto de Cancún, propiedad suya y del entonces senador priísta Emilio Gamboa Patrón, poderoso político yucateco vinculado a los ex presidentes Miguel de la Madrid (de quien fue secretario particular) y Carlos Salinas de Gortari.

Según él, el contacto inicial entre Succar y él ocurrió hace cerca de diez años y cultivaron una amistad que se consolidó a lo largo de una década, al grado que se convirtieron en compadres.

En la entrevista, el ex regidor aseguró que él “ponía las manos al fuego y avalaba la conducta honorable de su compadre Jean Succar”. Sostuvo que era tal la confianza que sentía en el libanés nacionalizado mexicano que le confiaba a sus hijos para que fueran a su casa, al cine o a pasear adonde quisieran. La propia esposa de Góngora, meses antes de que se descubriera de modo público a Succar, contradijo esta declaración, al asegurar a amistades cercanas que ella nunca permitía que sus hijos salieran con el sujeto porque a ese señor “le gustan las niñitas”.

Para el 9 de noviembre de 2003 los medios reflejaron las contradicciones de Góngora Vera al declarar que no tenía nada que ver con el caso pues, tres días antes de esa declaración, mantuvo una entrevista privada con su abogado en el Distrito Federal. El regidor fue llamado por la PGR para presentarse el viernes 31 de octubre a declarar sobre su supuesta participación en algunos de los delitos imputados pero, en lugar de asistir a esa cita, se reunió con el destacado penalista Juan Velásquez, quien desde los primeros días se convirtió en su abogado defensor.

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