Guía de la Biblia. Antiguo Testamento (40 page)

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Authors: Isaac Asimov

Tags: #Histórico

BOOK: Guía de la Biblia. Antiguo Testamento
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Ammón y Absalón ya eran adultos en la última parte del reinado de David; ambos estaban en lo mejor de la vida y, sin duda, con las miras puestas en la sucesión. Sólo eran medio hermanos, pues tenían diferentes madres. Bajo las circunstancias del harén, esto significa que entre ellos no iba a existir el sentimiento fraterno.

La ruptura se produjo abiertamente en relación con Tamar, hermana de Absalón y media hermana de Ammón. Ammón violó brutalmente a Tamar, que huyó avergonzada a casa de Absalón. Éste, al pensar que ahora tendría a la opinión popular de su lado, esperó su oportunidad para sorprender a Ammón desprevenido.

Pasaron dos años durante los cuales debió creer Ammón que había pasado el peligro, atenuándose el recuerdo de su delito. Absalón organizó un banquete al que invitó a Ammón y a otros príncipes. Animaron a Ammón para que se emborrachara, y cuando la alegría estaba en su punto álgido, Absalón hizo que sus hombres mataran a Ammón.

Por supuesto, eso acabó con la fiesta, y Absalón, inseguro de la reacción de su padre, salió rápidamente del país:

2 Samuel 13.37.
Absalón se marchó fugitivo hacia Talmai..., rey de Guesur.

Talmai era el padre de su madre, y Guesur una de las ciudades-estado del norte. Suele situarse justo al oriente del mar de Galilea.

Pero Absalón era entonces el hijo mayor de David, y resultaba peligroso tenerlo en el exilio. Enemigos de Israel podían invadir fácilmente el país con el pretexto de colocar a Absalón en el trono y muchos israelitas podían apoyarle. El país quedaría entonces dividido frente a una invasión esencialmente extranjera. Esto pudo ocurrírsele a Joab, el práctico comandante en jefe del ejército de David. Al cabo de tres años arregló la vuelta de Absalón, y después de otros dos su reconciliación formal con David.

Pero Absalón no estaba satisfecho. Ya era el heredero natural de David, pero ¿podía contar con la bendición de su padre? ¿Acaso no escogería David, atendiendo al asesinato de Ammón, a otro de sus hijos para sucederle en el trono?

Absalón se decidió a no correr riesgos, disponiéndose a tomar medidas por su cuenta. Era popular, porque tenía buena presencia y gozaba de una simpatía natural que debió ganar como parte ofendida en el asunto de Ammón. Además, inició una campaña minuciosa y deliberada para congraciarse con el pueblo, exhibiendo unas maneras afables y graciosas y adoptando una estudiada actitud de preocupación por sus problemas.

2 Samuel 15.6.
... y así robaba el corazón de los de Israel.

Al cabo de cuatro años (la versión King James dice «cuarenta», lo que se considera un error; la Revised Standard Version dice «cuatro»
[92]
), pensó que había llegado el momento. Recibió permiso para visitar Hebrón con un pretexto que parecía bastante inocuo, y cuando llegó allí se proclamó rey y excitó los ánimos de la rebelión.

Sin duda, había preparado el camino en Hebrón y muchos estaban dispuestos a apoyarle de antemano. Es interesante que fuese en Hebrón, el centro judeo, donde Absalón hiciera su primer movimiento abierto. Al parecer, Absalón tenía un sólido apoyo en Judá. La Biblia no explica concretamente la razón de esto. Sin embargo, puede suponerse que a lo largo de todo su reinado, David se preocupó de ganar la confianza de los israelitas, evitando favorecer a Judá, su propia tribu. Y quizás existiese un fuerte partido judaico que se sintiera agraviado por ello y prefiriese un rey bajo el cual establecer una hegemonía directa de Judá sobre el imperio.

Amasa, judeo, primo de Joab y pariente muy lejano del propio David, sirvió de general a Absalón. Ajitofel, natural de la ciudad judea de Guilón, también se pasó a Absalón. Había sido miembro del consejo de David y tenía fama de una sabiduría formidable.

Más adelante, cuando enumera a los soldados más eminentes de David, el libro menciona a:

2 Samuel 23.34.
... Eliam, hijo de Ajitofel, de Guilón.

Es posible que se trate del mismo Eliam que antes se mencionó como padre de Betsabé. Por tanto, Ajitofel sería abuelo de la mujer que luego sería la esposa favorita de David, y bisabuelo del que terminaría sucediendo a David. En ese caso, no parece probable que se pasase al bando de un hijo de David que no era pariente suyo. Por otro lado, quizá no esperase que su propio descendiente sería rey algún día y tal vez se sintiera humillado por la manera despótica en que David había llevado a su hija al harén real. No es posible dilucidar esta cuestión.

Cedrón

David reaccionó de inmediato. Absalón había preparado sus redes con todo cuidado, y Jerusalén no estaba segura. La única posibilidad del viejo rey consistía en salir a campo abierto y cruzar el Jordán, donde podría agrupar un ejército. Si se apresuraba, el tiempo estaría a su favor. El pueblo podía desilusionarse de Absalón; tal vez se amedrentaría ante un ataque de David si éste no sucumbía de inmediato; quizás, hasta recordaría que el viejo rey había arrancado a Israel y Judá de las garras filisteas convirtiéndolo en un imperio y se avergonzaría de su rebelión.

Por tanto, salió de la ciudad con su familia, su estado mayor y sus guardias armados:

2 Samuel 15.23.
... pasaban el torrente Cedrón el rey y todo el pueblo, siguiendo la dirección del desierto
.

Jerusalén limita al oeste con el valle de Cedrón, que ahora está seco, pero que en tiempos bíblicos era el lecho de un torrente, el Cedrón, que corría hacia el sur, al mar Muerto.

Tras cruzar el torrente, David y su séquito subieron la cordillera en dirección este.

2 Samuel 15.30.
Subía David la pendiente del monte de los Olivos...

El monte de los Olivos es un cerro de unos cuatro kilómetros de longitud, que se extiende al norte y al sur a unos ochocientos metros al oriente de Jerusalén y que está separado de la ciudad por el valle de Cedrón. La parte más alta del monte de los Olivos, al oriente de Sión, tiene unos ochocientos metros de altitud.

Semeí

Los peligros se multiplicaron, porque no se trataba simplemente de que Absalón sustituyera a David, sino de la desintegración del imperio, apenas consolidado. En el monte de los Olivos, David fue alcanzado por el criado de Mefibaal hijo de Jonatán y único descendiente vivo de Saúl. Según el criado, Mefibaal se quedaba en Jerusalén con esperanzas de ser llamado al trono. Al fin y al cabo, si Absalón conseguía el trono con el apoyo de los judeos, sólo tendría el reino de Judá, y al volver a lograr su independencia, Israel podía retornar a su antigua dinastía.

El alcance del peligro se manifestó en Bajurim, ciudad cuyo emplazamiento exacto se desconoce, pero que estaba entre Jerusalén y el Jordán. Allí vivía Semeí; era un benjaminita, pariente colateral de Saúl y, posiblemente, hombre influyente en la zona:

2 Samuel 16.5.
... Semeí... se adelantó profiriendo maldiciones

2 Samuel 16.6.
y tirando piedras a David...

2 Samuel 16.7.
Semeí decía ...:

2 Samuel 16.8.
Yahvé hace recaer sobre ti toda la sangre de la casa de Saúl, cuyo reino has usurpado, y ha entregado tu reino en manos de Absalón, tu hijo. Hete aquí ahora en tu desgracia, pues eres un hombre sanguinario.

Da la sólida impresión de que Semeí se refiere a la ejecución de los descendientes de Saúl, que no se describe hasta varios capítulos después. Los soldados de David se ofrecieron a matar a Semeí, pero David no lo permitió. Las maldiciones de Semeí no le hicieron mucho daño, pero lo que éste tenía el valor de decir en la desgracia de David, podían pensarlo otros, y una agresión innecesaria contra Semeí podía llenar de benjaminitas las filas de Absalón.

Cusaí

El poder qué entonces poseía David radicaba en que el núcleo de su ejército, sus fuerzas escogidas, le permanecían fieles y estaban con él. Eran pocas, pero podía contarse con que se portaran bien.

Pero Ajitofel aconsejó a Absalón que atacara a David sin pérdida de tiempo, cuando el rey se retiraba desordenadamente hacia el Jordán y antes de que cruzara el río y empezara a organizar un ejército. Hazlo ahora, cuando David está inseguro, le apremió; golpea cuando el hierro está al rojo.

Entonces cometió Absalón su error fatal.

2 Samuel 17.5.
Pero Absalón dijo: «Llamad a Cusaí... y sepamos su parecer».

Cusaí era otro de los consejeros de David, pero no pertenecía a Judá. Era de la ciudad de Arqui, que estaba incluida en el territorio de Efraím. A diferencia de Ajitofel, no había desertado a

Absalón, sino que David le había ordenado permanecer en Jerusalén en calidad de lo que hoy llamaríamos «agente doble».

Cusaí dio un consejo calculado para que David lograra lo único que necesitaba: tiempo. Cusaí advirtió a Absalón de que un ataque precipitado contra David conduciría a una primera derrota a manos de los curtidos guerreros de David. La derrota podría ser secundaria, sin importancia militar, pero le demostraría al pueblo que David seguía siendo el conquistador invencible, con el resultado de que se desanimaría y se apartaría de Absalón. Por lo tanto, dijo Cusaí, no ataques hasta que tengas un gran ejército.

Absalón siguió el consejo de Cusaí y esperó a organizar un gran ejército; ese fue su fin. David cruzó sano y salvo el Jordán, donde las tribus transjordanas le apoyaron, igual que habían ayudado a Isbaal, hijo de Saúl, una generación antes. Ajitofel, al comprender que ya era imposible la victoria de Absalón, se suicidó.

El recién organizado ejército de David, al mando de sus jefes veteranos, cruzó el Jordán y se enfrentó con las fuerzas de Absalón, levadas a toda prisa y pobremente mandadas, derrotándolas por completo. Absalón fue hecho prisionero, y aunque David ordenó que no le hicieran daño, el práctico Joab tuvo otra idea. Un rebelde vivo volvería a sublevarse algún día, y por eso mató a Absalón.

David volvió entonces a Jerusalén y siguió reinando como soberano indiscutido. Semeí, el benjaminita que maldijo a David, fue rápidamente a presentar su sumisión; también acudió Mefibaal, afirmando que le habían calumniado y que jamás se le había pasado por la imaginación asumir el trono.

David, consciente de que la victoria no borraba necesariamente el origen de la deslealtad, se abstuvo de tomar represalias. Se permitió vivir a Semeí; se rehabilitó a Mefibaal. Con ello se pretendía apaciguar a los nacionalistas de Israel. Como medida de reconciliación con los nacionalistas de Judá, aceptó a Amasa, que había sido general de Absalón, como comandante en jefe en lugar de Joab. Es posible que David no olvidara la acción de Joab, al matar a Absalón contra sus órdenes.

Seba

La indulgencia de David no sirvió de nada. Entre los israelitas había ciertas facciones desilusionadas ante el restablecimiento de la dinastía judaica sobre el reino unido. Se rebelaron bajo el mando de Seba, benjaminita y, por tanto, de la tribu de Saúl. Agrupó a Israel en torno a él con un lema puramente nacionalista:

2 Samuel 20.1.
... se puso a tocar la trompeta, diciendo: «No tenemos nosotros parte con David ni heredad con el hijo de Isaí. ¡Israel, cada uno a sus tiendas!...»

Una vez más, el ejército de David tuvo que salir al campo de batalla. En esta nueva guerra, el hábil y poco escrupuloso Joab encontró oportunidad de recobrar su generalato. Asesinó a Amasa y se puso al mando del ejército, dirigiéndolo hacia el norte. Seba se retiró apresuradamente, pero fue alcanzado y atrapado en Abel Bet Maaca, una ciudad norteña situada al otro lado del Jordán, frente a Dan. Los habitantes de la ciudad mataron a Seba para evitar el saqueo, ineludible de otro modo, y la revuelta llegó a su fin.

Areuna

En lo esencial, la historia del reinado de David ha terminado. El libro 2 Samuel concluye con la enumeración de los héroes de David y un resumen de sus hazañas, más un par de salmos atribuidos a David y un relato final que se incluye en el último capítulo de 2 Samuel debido a su relación con el mayor logro del sucesor de David.

Este último relato empieza con un censo:

2 Samuel 24.1.
Volvió a encenderse el furor de Yahvé contra Israel, impulsando a David a que hiciera el censo de Israel y de Judá.

Se ignora por qué en este capítulo se considera el censo como un pecado. Se llevaron a cabo dos censos en el desierto, antes de la entrada en Canán (v. cap. 4), y ninguna vez se les describió como un pecado. Según la historia bíblica, lo estableció el propio Moisés.

En la antigüedad, un censo no era ciertamente el procedimiento habitual de proporcionar los datos estadísticos necesarios para la orientación de los destinos de la nación. Más bien era un método que se utilizaba durante períodos irregulares por una o dos causas concretas: una reorganización de la leva militar, o una reorganización del régimen de impuestos.

El primer propósito lo indica el hecho de que en el censo descrito al final del libro 2 Samuel sólo se contaron varones en edad militar:

2 Samuel 24.9.
... Había en Israel ochocientos mil hombres de guerra que esgrimían la espada, y quinientos mil en Judá.

La estimación (muy aproximada, porque los métodos de recuento de la antigüedad no pueden en absoluto compararse con los actuales) puede ser bastante exagerada, pues indica una población de unos cuatro millones de habitantes, lo que constituye casi la población conjunta de Israel y de Jordania en la actualidad.

El que un censo se empleara también para los impuestos lo indica el famoso capítulo del Evangelio de San Lucas, que comienza así:

Lucas 2.1.
... salió un edicto de César Augusto para que se empadronase todo el mundo.
[93]

Lo que significaba en primer lugar un registro de individuos, algo equivalente a un censo. La Revised Standard Version traduce así este versículo: «... dictó un decreto César Augusto para que se hiciera un registro de todo el mundo»; y la New Catholic Edition dice: «... salió de César Augusto un decreto para que se hiciera un censo de todo el mundo».

En cualquier caso, ya fuera para la leva militar o para imponer tributo, un censo tenía que ser impopular y, si se producía alguna catástrofe natural, los que se oponían al empadronamiento lo señalarían como prueba de la desaprobación divina.

En este caso, la catástrofe fue una peste que según se dice mató a setenta mil personas. Los autores bíblicos describen dramáticamente la ocasión, haciendo que Dios parase al ángel de la muerte cuando Jerusalén estaba a punto de perecer. Se describe la posición exacta del ángel en el momento en que recibió la orden de detenerse:

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