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Authors: Bernardo Stamateas

Tags: #Divulgación, Autoayuda

Gente Tóxica (5 page)

BOOK: Gente Tóxica
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¿Conoces a alguien así?

Seguramente en cientos de oportunidades has tenido que convivir con muchos de ellos, y hoy, mientras estás leyendo, estás viendo mentalmente el retrato de aquel que te acosó y trató de amargarte y hacerte difícil la convivencia. Ellos sienten que, cuanto mayor control tienen, mayor es su satisfacción, (aunque ese control sea efímero).

Aunque te parezca difícil de creer, todos, alguna vez, fuimos víctimas de un descalificador; incluso los mismos que ahora descalifican han sufrido en su momento permanentes agresiones que lastimaron su estima y sus ganas de crecer. Todos hemos recibido respuestas y contestaciones letales que nos han dejado atónitos o sin palabras; sin embargo es importante resaltar que "todos" tenemos la oportunidad de cambiar, de pedir disculpas si hemos descalificado y de revertir las actitudes y las acciones que desplegamos a diario si estas son nocivas para nosotros o para terceros.

3. Poder y control

La mentalidad de la persona descalificadora es avasallante y precisa. Sabe con exactitud cuál es el dardo que saldrá de su boca, ya que su fin es destruir tu estima.

Es detallista: observará a la perfección cada una de tus acciones para poder así determinar en qué momento disparar los perdigones. Sus movimientos son tan minuciosos que la víctima no se da cuenta del lugar que le está cediendo a esta persona y de lo destructiva que su marupulación puede llegar a ser.

El descalificador se encargará de hacerte cumplir sus exigencias o, de lo contrario, te hará la vida imposible. Sea como fuere, querrá conseguir que pienses, sientas y acciones sólo como él lo desea.

Otro rasgo llamativo de este tipo de personas es que pretenden "ser perfectas"; el descalificador jamás podrá admitir un error, y por supuesto no sentirá culpa por nada; por otro lado nada de lo que sucede obtiene su atención, con excepción de aquello relacionado con lo que él quiere alcanzar. A medida que su víctima le deja espacio, él va ganando territorio. Al cabo de Jos meses y de los años, su humor será más irritable y sus contestaciones más hirientes, hasta verse convertido en un ser sumamente difícil para la convivencia.

Control, poder y más control y poder, es lo que anhelan estas personas: control sobre tus emociones y tus acciones. Su agresión aumentará en la medida en que tomen conciencia de que quienes están a su alrededor, en cuanto puedan, se alejarán de sus vidas, perdiendo así todo lo que alguna vez se esforzaron por alcanzar.

Claro que en un momento determinado esa agresión se volverá contra ellos, convirtiéndose en una depresión llena de culpas que desembocará luego en una enfermedad psicosomática.

4. Descalificación: enfermedad contagiosa

Tal vez te preguntes si es posible que puedas contagiarte de ese poder destructivo tan aborrecible. La respuesta es "sí". Veamos cómo.

En primer lugar, la persona descalificadora se tomará tiempo para conocerte; de a poco, encontrará una forma de satisfacer tus necesidades, de llevarte paz y cooperar contigo, para que, una vez que le hayas dado toda tu confianza, sean sus palabras y sus decisiones las que tengan poder y peso sobre tu vida.

En esta instancia, dudarás de tus capacidades, y te preguntarás "¿no será que él tiene razón?, yo no puedo con todo esto." Y hasta llegarás a dar gracias de que esa persona esté a tu lado, aunque esté convirtiendo, sin que tú te des cuenta, tu servicio o trabajo en servilismo.

Desde ese lugar de autoridad y poder, toda palabra que salga de su boca será aceptada por ti, y como no sabrás cómo manejar la frustración y la desvalorización continuas que recibes, reprimirás toda la bronca contenida. Como no serás capaz de enfrentar la situación, inconscientemente te equivocarás más seguido, quedando expuesto a la palabra
autorizada
que descalifica y subestima todas tus emociones y capacidades.

Es importante que sepas que a partir de la reiterada manipulación que el descalificador hará de tus valores, ron el tiempo correrás el riesgo de parecerte a él. El agresor te enseña que "el mundo empieza y termina en cada uno", lo cual, a la larga, podrá convertirse en tu propia creencia. Si esto sucede, tal vez sientas que ahora sí, te toca, como se dice, "tener la sartén por el mango".

Así es como sucede que el que alguna vez sufrió en carne propia este tipo de maltratos, puede convertirse en el victimario una situación similar.

Ésto nos ofrece una conclusión muy interesante, en el sentido de que podemos deducir que el descalificador alguna vez fue víctima.

5. Ni príncipe ni verdugo: "por el libre albedrío"

Como vimos en el punto anterior, muchos de los descalificadores, tal vez, en algún momento de sus vidas, hayan sido descalificados y, por lo tanto, tal vez ocurra que la descalificación sea la única manera que conocen o que encontraron para relacionarse con los demás. Quizás es la única forma posible que tienen de sentirse, por algunos instantes, importantes. Su forma de pensar es "yo crezco y tengo poder si soy capaz de destruir tu estima y controlarte." Sin embargo, esa necesidad ilimitada de demostrar poder sólo es el resultado de una estima baja, herida, que encuentra valor a sí misma hiriendo y lastimando a otro.

"Utiliza esta exageración de sí mismo para superar la inferioridad."
Jay Carter

La máscara del "ego elevado" es la elegida por ellos. Los hallaremos siempre con un ego altísimo, capaz de invalidar cualquier acción o a cualquiera que trate de superarlos.

Personas de este tipo pueden encontrarse en todas partes, sea cual fuere el ámbito en donde nos hallemos, tanto en el terreno laboral, como en el social o familiar.

Son seres que proyectan en los otros todas las frustraciones e inseguridades que no les permitieron crecer ni desarrollar su potencial y sus sueños. Como ellos no pudieron llegar a la meta, su objetivo será que tú tampoco lo logres: "Si yo no lo logro, él tampoco" es su típico razonamiento. Sólo al lograr disminuirte y menospreciarte, él podrá sentirse, al menos por un momento, importante.

El descalificador conoce a la perfección todo lo que eres capaz de alcanzar si te lo propones e ideas metas para alcanzarlo. Sabe que cuentas con la genética de un campeón, y como conoce tu potencia intentará por todos los medios hacerte sucumbir y amedrentarte. Este es el único camino que conoce y que es capaz de ejecutar el descalificador para que nada se salga de su control.

Sin embargo, no es tu destino ni el mío el tener que convivir con personas cuya meta es limitarte y lastimar permanentemente tus emociones, ni tampoco nos compete ser su socorrista.

El descalificador no es más que un simple nene asustado que va reprimiendo y rechazando todo lo bueno que la vida había deparado para él.

"Cuanto más gordo sea tu enemigo, mejor para vencerle. Es más fácil clavar un cuchillo en el buey que una uña en la pulga."

Quizás, en este momento, te preguntes: "Una persona descalificadora: ¿podría formar pareja?, ¿sería capaz de sentir amor?, ¿de compartir sus pensamientos con un amigo?, ¿podría trabajar en equipo?, ¿sentir la belleza de vivir?"

La respuesta es "no", a menos que tome conciencia de sus actitudes, de su manipulación y decida revertir su mentalidad y su trato.

6. Palabras mortíferas

A partir del momento en que recibimos la ofensa o el maltrato, lo primero que se activa en nuestra mente es el preguntarnos y cuestionamos si algo de todo lo que se dijo es verdad o no, y cuánto hay de cierto y cuánto de error en las insinuaciones que se nos hacen. Cuando operamos bajo este modelo comenzamos a darle más crédito a las palabras del descalificador y a su manipulación que a nuestra propia convicción y acción. Creamos de este modo diálogos internos, derrochamos fuerzas en batallas estériles, en responder a ecos difíciles de acallar, envenenando nuestra mente con falsas profecías y manipulaciones que no merecernos.

Cuando nuestra mente comienza a interpretar lo que los otros han querido decimos, empezarnos a sentirnos de acuerdo a lo que hemos interpretado.

Muchos de nosotros tornarnos las palabras del descalificador como "palabra sagrada", sin darnos cuenta de que nos estamos haciendo cargo de sus dichos que poco tienen que ver con nuestras reflexiones. Paulatinamente vamos incorporando lo que el descalificadar dice y le otorgamos un valor devastador, que lucha en contra de todo aquello que nos hemos propuesto. Ten en cuenta que al hacer carne lo que nos han dicho podremos llegar a tomar las peores decisiones para nuestras vidas.

Y mientras nuestra estima pierde valor, no solamente nos apegamos a los falsos mandatos impuestos, sino que todo lo malo y negativo que hayamos pasado recobra fuerza y vuelve para seguir creciendo y lastimando nuestras emociones.

Dichos como:

  • No sirves
  • No puedes
  • Ten cuidado
  • No llores
  • No seas tonto
  • No te muestres débil
  • ¡Qué incapaz!
  • Eres culpable de lo que pasa
  • Eres molesto
  • Es demasiado para ti
  • Eres rebelde
  • Cállate la boca
  • Haragán

… terminan convirtiéndose en creencias que asumimos como tales y que no nos animamos a refutar.

La ley de la
Concentración establece
que: "
Cuanto más pienses sobre una cosa, más ésta se hace parte de tu realidad
", es decir que aquello que pienses acerca de ti mismo será aquello en lo que te convertirás.

"El verdadero modo de vengarse de un enemigo es no parecérsele."
Marco Aurelio.

La posición de víctima no solo traerá angustia y frustración a tu vida, sino que también te transformará en la presa preferida del descalificador, y lo peor de todo es que si por un instante te animas a responder a su agresión, la culpa por responder y defenderte te producirá una angustia aún mayor.

Por todo esto, el primer paso es poner en orden tu mente y refutar todo lo que hasta hoy creíste cierto. Un pensamiento verdadero acarrea otro pensamiento cierto, y la suma de ellos sanará tu estima y cambiará el valor y el poder de tus decisiones. Para romper con la descalificación que alguna vez recibiste, lo primero que debes hacer es cambiar y ordenar tu propia atmósfera interior y decidir a qué personas vas a dejar entrar en tu círculo más íntimo y a cuáles no. Cuando defiendas tus creencias y tus valores, podrás afirmar tu estima, tu valoración y tus acciones. Entonces, poco a poco sentirás que estás capacitado para alcanzar todo lo que te propongas, y con una cuota de perseverancia, las mejores oportunidades estarán presentes delante tuyo.

"Si hay victoria en vencer al enemigo, la hay mayor cuando el hombre se vence a sí mismo."
José Francisco de San Martín

En la NASA hay un cartel que dice: "Está comprobado que el abejorro, aerodinámicarnente, no puede volar por su peso, tamaño y cuerpo, sólo que él no lo sabe."

En reiteradas ocasiones te dijeron que no eras capaz, que no servías; sin embargo, si tienes actitud de aprender y refutar lo que una vez aceptaste sin cuestionar, todo tu potencial será puesto en marcha y los me¡ ores éxitos tendrán tu nombre.

7. Limpieza emocional

Si en algún momento de nuestras vidas anhelamos ser personas influyentes, debemos comenzar por reconocer que sólo podremos alcanzar la meta si somos capaces de tener valor, estima, energía, fuerza, aliento, motivación, respeto y amor por los otros. De lo contrario, como dice Erich Fromm,: "
Cuando el ser humano se transforma en "cosa", enferma, lo sepa o no.
"

El valor que le podamos dar al otro nos dará la fuerza y el empuje que todos, en determinados momentos, necesitamos para crecer y convertimos en la mejor creación de nosotros mismos. A partir de allí, estando en paz, podremos quitar de nuestro lado a toda aquella persona que tenga como meta desvalorizar y descalificar nuestra vida.

"Todos nuestros enemigos son mortales."
Paul Valéry

¿Cómo hacerlo? ¿Cómo controlar al descalificador? Podemos confrontar al descalificador, pero esto no dará buen resultado: él siempre dará vuelta todo el asunto para salir ileso de la situación y hacer que tú quedes con toda la culpa y la responsabilidad del asunto. En casos como éste, él te podrá decir: "¿De dónde sacaste esa idea de que yo te estoy usando?, yo soy tu amigo y nunca te utilizaría", con una voz dulce y llorosa que te hará pensar: "Tiene razón, qué tonto, cómo pude pensar eso de él", con lo cual te llenará de angustia y remordimiento sentir que pensaste mal de él, tornando el descalificador un mayor control no sólo sobre tu mente sino sobre la situación en general.

Otro método no muy aconsejable para controlar al desea lificador es, simplemente, actuar como él: eres descalificado, entonces descalificas, y así sucesivamente. Sin embargo esta solución no es la óptima, ya que si la eliges, te estarás sumando a su juego, corriendo el riesgo de salir nuevamente herido.

"La única revolución válida es la que uno hace en su interior."
León Tolstoi

El descalificador tiene millones de métodos que sacará de su galera para cada situación en la cual decidas enfrentarlo, y si no la tiene en su mente, la improvisará como todo buen actor.

Sólo si logramos controlar nuestras emociones, si aplicarnos el dominio propio a nuestras vidas y contamos "1, 2 y 3" antes de comenzar a hablar, sabremos qué no hacer frente a esta clase de manipuladores emocionales y seremos capaces de ganar la batalla.

Claves para tratar con un descalificador:

  • No lo contradigas:
    ésta es una batalla que nunca vas a ganar si lo contradices abiertamente; si insistes con esa estrategia, él se cobrará tu hazaña, ya que detesta ser confrontado. Es vengativo, y si lo humillas, tu nombre estará escrito en su memoria para siempre.
  • No lo confrontes en público:
    por cierto, esta es una humillación que no dejará pasar por alto. ¿Cómo te atreviste a ofender o a desautorizar la palabra del todopoderoso?
  • Acércate al descalificador:
    no seas su amigo, simplemente acércate, para que no te hiera. Sé sutil: pequeños gestos y conductas logran grandes cambios; tal vez te suene medio loco, pero es una buena forma de empezar.
  • Míralo y sonríe:
    este es un método más que sencillo para que tomes el control de la situación; suponte que el descalificador está frente a un grupo de cinco o seis personas y Jo primero que hace es ponerse a discutir contigo con el único objetivo de demostrar quién tiene el poder. En este caso, lo que debes hacer es mirarlo con "cara de nada", sonreírle y darle a entender que lo has escuchado, para así revertir lo más rápido posible la situación de tensión. Sé que es difícil, pero se puede.
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