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Authors: Marco Polo

Tags: #Aventuras, Histórico

El libro de Marco Polo (18 page)

BOOK: El libro de Marco Polo
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CAPÍTULO 32
De la provincia de Comari

Coman es una región de la India donde se puede ver la estrella polar, es decir, la llamada tramontana, pues desde la isla de Jana hasta este paraje no se puede divisar en absoluto. Por el contrario, si alguien entra en el mar junto a Comari, a treinta millas de allí verá la polar antedicha, y parece que se alza por encima del horizonte la medida de un codo. Esta región es muy salvaje y tienen muchos animales y muy diferentes de los demás, y en particular simios. Hay allí muchos monos que tienen rostro de hombre. Hay gatos que se llaman paulos, muy distintos de los demás; hay leones, onzas y leopardos sin cuento.

CAPÍTULO 33
Del reino de Beli

Partiendo de Comari a CCC millas al occidente se encuentra el reino de Beli, que tiene rey propio y propia lengua. Los habitantes de aquella región veneran imágenes. El monarca es riquísimo y tiene grandes tesoros, aunque no es poderoso por la multitud o el valor de su pueblo, mas la tierra es tan bravía que no puede ser invadida por el enemigo. En esta región hay gran abundancia de pimienta, jengibre y otras especias nobles. Si alguna nave, al pasar por allí, se desvía a un puerto de esta comarca para capear alguna tempestad o por cualquier otra causa, si aporta a ellos por azar y no de propia voluntad, los hombres de la tierra toman a la fuerza todo lo que encuentran en el navío y dicen: «Vosotros queríais ir a otra región o lugar con vuestras mercaderías, pero nuestro dios y nuestra buena ventura os han traído muy a vuestro pesar a nuestra tierra. Por tanto cogemos de vosotros lo que nuestro dios y nuestra fortuna nos han deparado». Tal bellaquería se comete en toda la comarca. En esta región hay muchos y feroces leones.

CAPÍTULO 34
Del reino de Melibar

Después se llega al reino de Melibar, que está al occidente de India la Grande. Tiene rey e idioma propio. El monarca no es tributarlo de nadie. El pueblo del reino adora ídolos. En esta tierra se ve la polar, es decir, la tramontana, y parece que se alza como dos brazas sobre el horizonte. En este reino, e igualmente en el de Gozurath, que está al lado, hay muchos piratas. Cada año se hacen a la vela de aquellos reinos más de cien bajeles corsarios, y pillan y saquean todas las naves de los mercaderes que pasan. Llevan a bordo consigo a sus mujeres e hijos, grandes y pequeños, y permanecen embarcados durante todo el verano. Establecen en el mar vigías, para que las naves en tránsito no puedan escapar de las suyas. Las vigías se efectúan de la manera siguiente: a través del mar de aquella región se aposta cada nao pirata a cinco millas una de otra, de modo que veinte navíos abarcan un compás de cien millas. Cuando los corsarios ven pasar un barco, lo anuncian con fuego y humo a sus compañeros de al lado, y aquéllos a su vez lo avisan a sus laterales, y así acuden cuantos son menester y saquean cuanto encuentran en las naves. De esta manera nadie puede escapar de sus manos. A los hombres que aprisionan no les infieren daño en sus personas, pero les quitan sus naves y todos sus bienes y los dejan desnudos en el litoral diciéndoles: «Marchaos y procurad enriqueceros de nuevo. Quizá paséis por nosotros con otras mercancías, y otra vez nos traeréis lo que donde hay muchos piratas hayáis vuelto a ganar». En esta región hay maravillosa abundancia de pimienta, jengibre y calabazas de nueces de la India. Se hace un bocarán excelente y hermoso sobremanera. De las ciudades de estos reinos no escribo, porque nuestro libro se extendería en exceso.

CAPÍTULO 35
Del reino de Gozurath

Otro reino vecino al de Melbar se llama Gozurath. Allí hay rey e idioma propio. Se encuentra al occidente de India la Grande. En este reino se alza la polar sobre el horizonte en altura de seis brazas. Allí se encuentran los mayores piratas que existen en el mundo. Cuando apresan en el mar a mercaderes, les dan de beber tamarindo con agua de mar, de resultas de lo cual los negociantes sufren diarrea de inmediato. Hacen esto porque los mercaderes, viendo venir de lejos a los piratas, acostumbran a tragarse las piedras preciosas y las perlas. De esta manera, pues, los piratas cobran todo y no se les puede ocultar nada en absoluto. En esta región hay abundancia de índigo, pimienta y jengibre. Hay también árboles de los que se coge algodón en gran cantidad. El árbol que produce algodón crece por lo general hasta una altura de seis pasos y da fruto durante XX años, y después de XX años nada. El algodón que da el árbol vale hasta los XII años para tejer; por encima de los XII años sirve para colchones, tabardos y cosas de este jaez. En este reino hay suma abundancia de un cuero buenísimo, que se curte y prepara de manera excelente.

CAPÍTULO 36
De los reinos de Chana, Cambaeth, Semenach y Resmacoron

Después se llega por mar al occidente a Chana, Cambaeth, Semenach y Resmacoron. Los nombres susodichos corresponden a reinos en los que se hacen grandísimos tratos. Cada uno tiene rey y lengua propia. En India la Grande no hay más cosas que considere que haya de describir en mi libro. De ella no referí sino las tierras y reinos comarcanos al mar y algunas islas que se encuentran en aquel mar. * * * Si no, sería muy trabajoso y añadiría gran prolijidad a nuestro libro.

CAPÍTULO 37
Sobre dos islas, en una de las cuales habitan hombres sin mujeres y en la otra mujeres sin hombres

Más allá del reino de Resmacoron, a cincuenta millas en alta mar, se encuentran al mediodía dos islas, distantes entre sí unas XXX millas. En una moran hombres sin mujeres, y se llama en su lengua la isla Macho; en la otra, por el contrario, habitan mujeres sin hombres, y se denomina aquella isla Hembra. Los que residen en estas islas forman una comunidad y son cristianos. Las mujeres no van nunca a la isla de los hombres, pero los hombres van a la isla de las mujeres y viven con ellas durante tres meses seguidos. Habita cada uno en su casa con su esposa, y después retorna a la isla Macho, donde permanece el resto del año. Las mujeres tienen a sus hijos varones consigo hasta los XIV años, y después los envían a sus padres. Las hembras dan de comer a la prole y tienen cuidado de algunos frutos de la isla, mientras que los hombres se proveen de alimento a sí mismos, a sus hijos y a sus mujeres. Son excelentes pescadores y cogen infinitos peces, que venden frescos y secos a los negociantes; y obtienen grandes ganancias del pescado, y eso que reservan gran cantidad para sí. Se sustentan de leche, carne, pescado y arroz. En este mar hay gran abundancia de ámbar y se pescan en sus aguas muchos y grandes cetáceos. Los hombres de aquella isla no tienen rey, sino que reconocen como señor a su obispo, pues están sometidos al obispo de Scoiram, y tienen idioma propio.

CAPÍTULO 38
De la isla de Scoiran

La isla de Scoiran se encuentra al mediodía, a cincuenta millas de navegación de las dos islas susodichas. Sus habitantes son cristianos y tienen arzobispo. En esta isla hay gran abundancia de ámbar y se confeccionan buenísimos y muy bellos paños de algodón. Se hacen allí muchos tratos y sobre todo de pescado. Se alimentan de carne, pescado, leche y arroz. Sus habitantes no tienen grano salvo arroz. Todos andan desnudos. A esta isla llevan muchos piratas lo que roban en el mar y lo venden todo allí; aquéllos compran de grado el botín, ya que ha sido arrebatado a idólatras y sarracenos y no a cristianos. En este lugar hay muchos encantadores entre los cristianos: si zarpa de la isla de Scoiram alguna nave que quieren hacer volver los nigromantes, aunque navegue a todo trapo y con viento favorable, hacen con su arte diabólica y con sus conjuros que se levante un viento contrario a la nao, de suerte que le es forzoso tornar atrás.

CAPÍTULO 39
De la isla de Madaigaster

Después de partir de Scoiran se encuentra, a mil millas al mediodía, la isla de Madaigaster, que es de las mayores y más ricas islas del mundo. Abarca su circunferencia cuatro mil millas. Sus habitantes son sarracenos y observan la ley del miserable Mahoma. No tienen rey, sino que se ha confiado el gobierno de toda la isla a cuatro ancianos. En ella hay más elefantes que los que se pueda encontrar en cualquier otra región de la tierra; incluso en el mundo entero no hay tanto tráfico de colmillos de elefante como allí y en la isla de Zanzíbar. Sus habitantes no comen carne que no sea de camello, ya que descubrieron que era más sana que las demás; en efecto, hay tan incontable multitud de camellos que parecería increíble por el pasmo que causa su número inaudito al que no lo haya visto con sus propios ojos. Abundan también los bosques de sándalos rojos, de los que crecen allí grandes árboles, con los que se hacen muchas negociaciones. Hay infinita cantidad de ámbar, ya que en el mar se pescan a menudo cachalotes y enormes cetáceos de los que se coge el ámbar. Hay leopardos, onzas y leones corpulentos a maravilla. Hay ciervos, gamos y cabras en gran número, y muchísima caza de animales y aves. Las aves de aquella región son muy diferentes de las nuestras. Hay también pájaros de muchas clases, que no tenemos en absoluto en nuestro país. A este lugar acuden muchas naves por la contratación. En cambio a las otras islas que están más allá, al mediodía, hay poca afluencia de navíos salvo a la isla de Zanzíbar, a causa de la corriente velocísima del agua de mar; en efecto, las naves arriban allí rápidamente, pero vuelven con terrible dificultad; pues el mismo bajel que va en XX días desde el reino de Moabar hasta la isla de Madaigastar apenas puede regresar de Madaigastar a Moabar en tres meses, porque aquella impetuosa corriente del mar siempre corre a mediodía y nunca su flujo se desvía en otra dirección ni en sentido contrario.

CAPÍTULO 40
De las aves enormes que se llaman ruch

En las islas aquellas, a las que las naves van muy a pesar suyo, según dije, por la rapidísima corriente de agua, aparece en determinada época del año una especie maravillosa de ave que se llama ruch. Se asemeja al águila en la forma de su cuerpo, pero es de enorme envergadura. Los que la han visto aseguran que las plumas de un ala miden XII pasos de longitud; la anchura de las plumas y de su cuerpo guarda la proporción debida a tan desmesurada longitud. Este ave tiene tanta fortaleza y valor que una de ellas, sin auxilio de otra, apresa un elefante y lo eleva a lo alto del aire, desde donde lo suelta para que se desplome y reviente; después se posa sobre su cadáver y devora su carne. Yo, Marco, cuando oí contar esto por primera vez, pensé que aquellas aves eran grifos, de los que se dice que en parte tienen figura de pájaro y en parte de bestias; pero los que las han visto afirman sin vacilar que en ningún miembro se asemejan a bestia alguna, sino que tienen sólo dos patas como las aves. El Gran Kan Cublay envió mensajeros a aquellas islas para que se pusiera en libertad a un embajador que estaba allí preso; además les encomendó que se informaran, para referírselas a su regreso, de las cualidades y cosas maravillosas de la región. Estos, a su vuelta, trajeron al cautivo que habían ido a buscar y, entre otras cosas que contaron de estas islas, dijeron que había jabalíes del tamaño de búfalos, así como jirafas y asnos salvajes en gran número y otros muchos animales que nosotros no tenemos en nuestra tierra.

CAPÍTULO 41
De la isla de Zanzíbar

Se encuentra después la isla de Zanzíbar, que abarca en su circunferencia dos mil millas. Allí hay rey y lengua particular. Todos los habitantes de la isla son idólatras. Son también gruesos de talle, pero la altura de su cuerpo no guarda la proporción debida a su gordura; en efecto, si se extendiesen en altura como requeriría su grosor, sin duda parecerían gigantes. No obstante, son muy fuertes, pues uno de ellos lleva tanto peso como puedan cargar cuatro hombres de otra región; también uno de ellos engulle comida por cinco de otra región. Son negros y andan desnudos, pero tapan sus vergüenzas. Su cabello es tan apelmazado y crespo, que apenas puede desrizarse con agua. Tienen boca muy grande, nariz respingona hacia la frente, grandes orejas y ojos espantables. Sus mujeres son igualmente monstruosas: tienen boca grande, nariz chata, ojos saltones y las manos cuatro veces más gruesas que las mujeres de los demás pueblos. Se alimentan de carne, leche, arroz y dátiles. Carecen de viñas, pero hacen un brebaje excelente como bebida ordinaria de arroz, azúcar, dátiles y otras especias. Se hacen allí muy grandes tratos, sobre todo de ámbar y colmillos de elefante, pues hay muchos elefantes y en el mar de aquella isla se pescan grandes cetáceos. Los hombres de esta tierra son muy fuertes y belicosos y no parece que se recaten de la muerte. No tienen caballos, pero van a la guerra con elefantes y camellos. Sobre los elefantes ponen torretas de madera de tan gran tamaño, que sobre una de estas torretas caben XVI o XX hombres armados; los que van en semejantes castillos pelean con lanzas, espadas y piedras; las torretas aquellas están cubiertas con un entramado de vigas. Así, pues, cuando se disponen a marchar a la guerra, primero dan a los elefantes aquel estupendo brebaje que prepara para sí el pueblo de la tierra, para que con semejante bebida cobren mayor fiereza. En esta isla abundan los leones, que son muy diferentes de los de las demás regiones. También hay leopardos y onzas en gran número. De la misma manera, todas las bestias de este lugar difieren de las bestias que existen en el resto del mundo. Hay carneros blancos que tienen la testuz negra, y así son cuantos se crían en la isla. Hay multitud de jirafas, que tienen el cuello de tres pasos de longitud; sus patas delanteras son largas, las traseras cortas; su cabeza es pequeña y su color manchado de blanco y rojo. * * * Las susodichas son animales mansos y no hacen daño a nadie.

CAPÍTULO 42
De la multitud de islas de la India

Aunque he escrito muchas cosas de la India, no me he referido, sin embargo, sino a las islas más principales; aquellas que he pasado por alto están sometidas a las descritas. Es tan grande la multitud de las islas de la India, que ningún hombre viviente podría relatar sus cualidades. Según aseguran los marineros y los pilotos de aquellas regiones y según se sabe por la carta de marcar y la observación de los compases del mar de la India, hay en este mar islas en número de MCCLXXVIII, contando en total todas las que, según dicen, están habitadas. Descritas, pues, de manera sumaria las islas principales y las regiones de India la Grande, que se extiende desde la provincia de Moabar hasta el reino de Resmacoron, y también de India la Chica, cuyos términos van desde el reino de Cimbal hasta el reino de Murfil.

CAPÍTULO 43
Hablaré ahora de las principales regiones de la India o de la India mediana, que por nombre especial llaman Abascia.

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