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Authors: Paul Ekman

Tags: #Ensayo, Psicología

Como detectar mentiras en los niños (26 page)

BOOK: Como detectar mentiras en los niños
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Pero los casos de abusos colectivos ofrecen problemas especiales que no son compartidos por ningún otro tipo de caso de abusos sexuales. Con múltiples víctimas testificando sobre el mismo acontecimiento, existen más oportunidades para que surjan testimonios contradictorios. Siete niños pequeños que intenten contar los detalles de un acontecimiento donde se juega a un juego sexual, como el de «La estrella de cine desnuda», descrito por muchos niños en la audencia preliminar del caso McMartin, pueden perfectamente recordar los detalles del acontecimiento de manera diferente. Un abogado defensor agresivo puede convertir estas contradicciones en un circo de confusiones. Este tipo de confusión no se limita a los niños. Muchos adultos, al testificar sobre un mismo acontecimiento, darán testimonios contradictorios. Este efecto se ve reforzado si han transcurrido varios años desde el acontecimiento, como suele ocurrir en los casos de abusos sexuales colectivos.

Y después están las preocupantes explicaciones de los niños sobre extravagantes rituales y cultos satánicos que han afectado a casi todos los casos de abusos sexuales colectivos. Tanto el caso Jordan como el McMartin se vinieron abajo por este tipo de comentarios. En el caso Jordán, los niños que dijeron que habían presenciado el asesinato de un niño después admitieron haber mentido. En el caso McMartin, la acusación retiró a los testigos que temía podían arruinar la credibilidad de su caso con extraños relatos sobre rituales en cementerios.

Han surgido relatos infantiles sobre rituales satánicos asociados con abusos sexuales en prácticamente todo el país. Según John Crewdson, un periodista que investigó este fenómeno en su libro
By Silence Betrayed
, existen similitudes sorprendentes en los relatos. Las descripciones que los niños dan de los rituales y de los cantos son notablemente similares, y muchos cuentan que bebieron un líquido que les hizo sentir extraños. Casi todos describen el sacrificio ceremonial de pequeños animales, y varios mencionan el asesinato de otros niños, muchas veces bebés. Las investigaciones policiales llevadas a cabo no han producido ningún resultado. Se han excavado campos y secado acequias buscando cadáveres que nunca se encuentran
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.

En San Francisco, la policía creyó durante un tiempo que tenían una genuina conexión entre los casos de abusos sexuales y un culto satánico. Surgió un caso de abusos colectivos relacionado con una guardería de la base militar americana de Presidio. Una de los niñas pequeñas, supuesta víctima, habló de rituales con velas en una habitación negra con cruces. De manera espontánea, en el colmado de la base, señaló a un extraño y dijo que él era uno de los que habían abusado de ella. Este extraño, Michael Aquino, era comandante del ejército de los Estados Unidos y también se autoproclamaba sumo sacerdote del culto de Set, un antiguo dios egipcio. Su mujer, Letitia, era la suma sacerdotisa.

La policía, que había estado siguiendo las actividades de este supuesto culto, se animó cuando la niña, de cuatro años, pudo reconocer el bloque de apartamentos donde vivían los Aquino, rodeados por estatuas y objetos egipcios.

No obstante, el caso contra el sumo sacerdote y sacerdotisa satánicos se vino abajo rápidamente, al no poderse establecer relación alguna entre los Aquino y la guardería infantil o con el otro acusado, el profesor de preescolar Gary Hambright. La descripción que la niña dio del apartamento donde ocurrieron los rituales no coincidía con el decorado del apartamento de los Aquino. Michael Aquino, cuyas finas y puntiagudas cejas, así como el pico de pelo que tenía en la frente, le daban un aspecto sorprendente, alegó en su defensa que los niños siempre le confundían con míster Spock o con el demonio. Este caso, al igual que otros muchos, se empezó a desintegrar y finalmente se retiraron todos los cargos.

O bien existe una conspiración masiva de pedófilos pertenecientes a cultos satánicos extendida por todo el país, o hay una explicación que todavía tiene que ser encontrada. Sabemos que casi todos los niños pequeños crean sus fantasías. Pero normalmente estas fantasías adquieren la forma de un osito de peluche que habla, no de asesinatos rituales de animales o bebés.

Bruno Bettelheim, en su estudio de los antiguos cuentos de hadas, toca el tema de las fantasías oscuras como salida para la ansiedad del niño sobre aquello que teme en la vida real. En otra de sus obras, A Good Enough Parent, habla del papel tradicional que tienen las fiestas para ofrecer salidas psicológicas a los niños.

Halloween, sostiene Bettelheim, simboliza las fantasías persecutorias del niño:

Antes de que se expurgara Halloween, los niños podían conseguir el poder por una noche. Poderse vestir y actuar como una bruja, un diablo o un fantasma significa que uno participa, como representante, del poder secreto de esas figuras. El atormentar a los adultos no se hacía solamente como juego: no era solamente para expresar el deseo de invertir los papeles del mundo adulto. Penetraba mucho más profundamente en el inconsciente y satisfacía una necesidad primitiva de identificarse con esos poderes primordiales
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Freud y Piaget, los dos gigantes de la teoría del desarrollo infantil, investigaron las fantasías infantiles, pero no trataron con las fantasías oscuras. Se plantearon seriamente la imposibilidad de que los niños sean capaces de separar los hechos reales de la fantasía.

Freud no sostenía que los niños en edad preescolar creen que sus fantasías son reales, pero sí sugirió que su tendencia a fantasear reduce su credibilidad. «La poca confianza que merecen las afirmaciones de los niños se debe al predominio de su imaginación, al igual que la poca confianza en las aseveraciones de los adultos se debe al predominio de sus prejuicios.»
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Piaget era más pesimista que Freud. Él creía que un niño tiene dificultades para separar la fantasía de la realidad a lo largo de toda su primera infancia. «La mente del niño está llena de estas tendencias "ludísticas" (juego fingido) hasta la edad de 7-8 años, lo cual significa que a esa edad le resulta extremadamente difícil distinguir entre la fabulación y la verdad.»
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Aunque algunos investigadores modernos han cuestionado a Freud y a Piaget, la investigación actual sigue demostrando que los niños son más proclives a fallos al distinguir entre realidad y fantasía que los adultos.
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Existe un debate entre qué tipos de fantasías son espontáneas, cuáles parecen surgir de la imaginación del niño, y cuáles son influidas por situaciones reales. Se puede alegar que los niños están expuestos a los dibujos animados que ven por televisión, y a los cómics, que alimentan las fantasías extravagantes.

Necesitamos más respuestas sobre el tema de las fantasías infantiles. Necesitamos saber más sobre el contenido de las fantasías infantiles, así como de su capacidad para distinguir entre fantasía y realidad. Necesitamos prestar una atención especial a esas fantasías que tratan sobre torturas rituales o ritos satánicos. Sin estas respuestas, muchos casos de abusos sexuales no serán tenidos en cuenta por los adultos que creen que un niño que habla sobre cementerios y demonios tiene que estar mintiendo sobre el meollo de los abusos.

CUSTODIA INFANTIL Y ABUSO SEXUAL

Cuando un niño acusa a un padre de abusos sexuales en un caso de custodia disputada, levanta las sospechas de la comunidad legal, que piensa que el otro padre le habrá lavado el cerebro para que formule esa acusación. El problema con esta sospecha, igual que con todos los prejuicios, es que oscurece la verdad. En estos casos es posible que un juez muy crítico descarte algún incidente real de abusos sexuales. El problema es grave. La tasa de acusaciones por abusos sexuales se ha incrementado espectacularmente en los últimos cinco años.

Aquellos que adoptan la postura de que no se puede confiar en las acusaciones por abusos sexuales, apuntan a que casi siempre es la madre, no un asistente social, profesor o médico, quien inicia los cargos en contra del padre (en la mayoría de los casos es al padre a quien se acusa, no a la madre). Puede ser que la madre tenga un motivo de venganza al intentar restringir el acceso del padre al niño, o simplemente puede que haya interpretado mal lo que está ocurriendo entre el padre y el niño. Un padre solo con un hijo tiene que bañar ahora al niño y cambiarle los pañales, y es posible que tenga que tocarlo de manera que antes no hacía. Y, de hecho, muchas acusaciones por abusos sexuales en estos casos tienen que ver con tocamientos y exhibicionismo, no con penetraciones. El prestigioso programa de Familia y Ley de la Universidad de Michigan ha descubierto que más de la mitad de las acusaciones por abusos sexuales en casos de custodia son falsas
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Al otro lado de la disputa están los asistentes sociales y profesionales de la salud mental, que dicen que en muchos casos el abuso empezó antes del divorcio, pero que solamente después de la ruptura los niños pueden hablar. También apuntan a que la tensión del divorcio y la soledad del padre pueden provocar una conducta abusiva, que él puede ver como una manera de buscar amor y consuelo. Muchos expertos estarían de acuerdo con los hallazgos de Richard Kruguman, director del Centro Nacional Kempe para la Prevención y Tratamiento de los Abusos Infantiles y Abandonos, de Denver, cuyo estudio sobre las acusaciones por abusos sexuales de dieciocho casos de custodia demostró que catorce de los casos eran auténticos, tres eran ficticios y uno estaba «demasiado enmarañado» para poder decidir
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En este país estamos pasando por una crisis sobre el tema de la custodia infantil. Como practicante de derecho familiar, he observado cambios drásticos en las leyes sobre custodia y en la naturaleza de las disputas por custodia en los últimos diez años. El índice de divorcios se ha disparado, ayudado por las leyes prácticamente universales de acuerdo mutuo, que no solamente facilitan el divorcio sino que ayudan a fomentar una aceptación pública del hecho. A la revolución por la ley de acuerdo mutuo han seguido cambios radicales en la ley de custodia. Ya no siempre es la madre a quien ésta se concede. Muchas veces se concede al padre cuando éste la pide, y existe un fuerte movimiento hacia el establecimiento de la custodia conjunta. Más de treinta estados han aprobado leyes que favorecen la custodia conjunta bajo ciertas condiciones, y en California la ley de 1980 da preferencia a la custodia conjunta. En California el tribunal puede incluso imponerla, aunque uno de los padres se oponga
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.

Cada año hay más y más niños que pasan por la experiencia del divorcio de sus padres y se ven sujetos a las confusas nuevas leyes sobre custodia. Muy a menudo los padres se ven persuadidos a aceptar, o el tribunal se lo impone, siendo la preferencia moderna la de la custodia conjunta. Según el doctor John Haynes, antiguo presidente de la Academia de Mediación Familiar: «Dentro de cinco años la custodia conjunta será la norma, incluso dentro del sistema judicial»
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. Sin embargo muy pocas parejas divorciadas pueden colaborar en los complicados arreglos que se necesitan para dividir la vida de un niño en dos mitades iguales. La fricción se acumula y muchas veces acaba en hostilidad abierta.

Una vez acordada la custodia conjunta, es casi imposible conseguir que se cambie el dictamen. Por desgracia, una de las pocas razones por las que el juez consentirá en cambiar la sentencia es la existencia de abusos sexuales por parte de uno de los padres. El abuso sexual es una acusación que se alega con tanta frecuencia que la Academia Americana de Psiquiatría Infantil y Adolescente, en su junta anual de 1986, dijo que el alarmante aumento del número de casos de abusos sexuales se atribuía a una mayor concienciación pública del tema, a las leyes que obligaban a profesores y médicos a informar sobre acusaciones aunque no existieran pruebas que las sustentaran, y a las leyes de custodia conjunta que en algunos casos llevaban a la madre a luchar más duramente para conseguir la custodia exclusiva de sus hijos
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Cuando se trata de la vida de un niño, nuestro primer deber es protegerle. No tiene sentido obligar a unos acuerdos de custodia conjunta si éstos no se traducen en lo mejor para el niño. Existen cada vez más pruebas de que la custodia conjunta no es una buena solución para muchas de las familias a quienes les es impuesta. En la junta anual de 1987, la Asociación Americana Ortopsiquiátrica presentó un estudio realizado por el Centro de Familias en Transición sobre los efectos de la custodia conjunta. Los niños cuyos padres se habían divorciado de manera más o menos amistosa no se veían afectados por la custodia conjunta, pero aquellos cuyos padres habían pasado por un divorcio amargo, estaban psicológicamente peor si el tribunal había impuesto la custodia conjunta que si ésta se concedía a sólo uno de los padres
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En mi opinión, el acuerdo de custodia conjunta no debería ser prioritario en el juzgado, y nunca debería imponerse a padres reacios a aceptarla. Cuando ambos padres están de acuerdo, debería poderse revisar según el deseo de cualquiera de ellos o del niño. Si el arreglo de custodia conjunta no funciona para ninguno de los padres, no es lo mejor para el niño hacerla obligatoria. Es muy posible que ello reduzca la cantidad de acusaciones sobre abusos sexuales que actualmente son como una plaga en los casos de custodia.

Pero en la actualidad, el tribunal se ve forzado a tratar cada vez más con este tipo de acusaciones. La sospecha de abuso sexual es algo muy diferente en una audiencia por custodia que en un juicio penal. Al acusado no se le garantiza su derecho, según la sexta enmienda, a tener un jurado o a verse cara a cara con las personas que testifican en su contra. El juez puede tomar una determinación contra el acusado basándose en una «preponderancia de pruebas» antes que en la regla básica de «más allá de una duda razonable» que existe en los casos penales normales.

Los procedimientos para tratar con las acusaciones de abuso sexual en casos de custodia varían mucho de un estado a otro. En muchos estados, la acusación por abuso sexual pasa por los Servicios de Protección Infantil, que investigan la acusación y la trasladan a un tribunal juvenil para una audiencia si consideran que hay pruebas suficientes. En el tribunal juvenil el juez puede denegar al padre el acceso al niño durante un período de tiempo basándose en la preponderancia de pruebas. Este dictamen será aplicado entonces al acuerdo de custodia en una audiencia posterior. En algunos estados, el juzgado de familia trata directamente con las acusaciones por abuso sexual.

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