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Authors: Maurice Nicoll

Tags: #Autoayuda, #Esoterismo, #Psicología

Comentarios psicológicos sobre las enseñanzas de Gurdjieff y Ouspensky Volumen II (8 page)

BOOK: Comentarios psicológicos sobre las enseñanzas de Gurdjieff y Ouspensky Volumen II
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Consideremos ahora al hombre que se da el segundo choque, en el punto 6. Está descrito en el Génesis. Ya no es un hombre
muerto,
desordenado y vacío. Examinemos un instante el Eneagrama en el punto 6. Este es el punto donde la enseñanza esotérica puede penetrar en un hombre e iniciar una nueva octava en él. Examinemos la primera octava, hecha posible por el choque físico de aire mecánicamente dado y mecánicamente recibido, y observemos adonde va. Ahora examinemos el punto 6 donde cabe la
posibilidad
de la entrada de algo nuevo. Decimos que cabe la
posibilidad.
No es
necesario
para vivir en la vida común. Pero es un punto donde algo es
posible.
Aquí el Trabajo entra en el plan del Hombre, contemplado a la luz de un organismo capaz de desarrollo propio por creación. En el Génesis, la idea de que el Hombre es un organismo capaz de desarrollo propio está contenida en la primera línea: "En el principio creó Dios los cielos y la tierra" —esto es, dos niveles, uno superior y otro inferior. Luego se refiere al Hombre muerto al decir: "Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo". El hombre está muerto en sí mismo —sin embargo ha sido creado por Dios teniendo los cielos y la tierra en él. Esto es, aunque muerto, tiene la posibilidad de desarrollo, primero en relación a la "tierra" y luego a los "cielos". El lado exterior de un hombre es la tierra, y el lado interior es el cielo. Para que un hombre "muerto" cambie, su tierra debe ser desarrollada y plantada, pero primero es menester que se le dé
luz.
Así prosigue y dice: "Y dijo Dios: Sea la luz". Esta es la primera etapa de los muertos que empiezan a estar vivos. El hombre que despierta, el hombre que se levanta de entre los muertos, aquel hombre que busca llegar a su propio cielo por medio de la luz que es distinta de las tinieblas —y es preciso entender aquí por tinieblas la vida de los sentidos y de la inteligencia que se basa en ellos— ese hombre que despierta puede llegar a ser una imagen de Dios. En el día sexto "Dios creó al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó". Todo cuanto precede se refiere al Hombre que se levanta de entre los "muertos" y a las etapas que conducen a su transformación en "imagen de Dios". Repitamos. Se dice del Hombre en su nivel más bajo, más oscuro: "Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas". Este es el principio del despertar. Luego día tras día —esto es, etapa tras etapa, en el antiguo lenguaje de las parábolas— la "tierra" del Hombre es plantada, y finalmente el Hombre es creado a la "imagen de Dios" en el día sexto. "Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó." Ahora bien, en el día séptimo creó aparentemente a otro hombre,
(cf. Cap. II)
. De aquel hombre se dice que "Dios sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente". Tenemos aquí un hombre en contacto con Dios. No es ya meramente una imitación o imagen de Dios sino en realidad un ser viviente en contacto con el aliento o espíritu de Dios.

Comprendamos simplemente que en esos dos capítulos iniciales del Génesis se habla de 3 clases de hombres —el Hombre muerto, el Hombre a imagen de Dios y el Hombre que en verdad ha llegado a ser un hombre viviente. A modo de
comentario
relacionaré a esos 3 hombres con los 3 choques expuestos en el triángulo del Eneagrama. Ya he hablado del Hombre muerto —es decir, el Hombre en quien sólo obra el primer choque. (Vuelvo a repetir que estoy comentando el Eneagrama.) Es evidente que puede existir un segundo Hombre, un Hombre en quien obran tanto el primero como el segundo choque. Consideraremos a ese Hombre como el Hombre hecho a imagen de Dios, y luego tomaremos al Hombre en quien obran los 3 choques como el Hombre creado el día séptimo que es un "ser viviente" —es decir, no una imagen de Dios, sino alguien directamente relacionado de algún modo con el más elevado nivel de comprensión posible para el Hombre, formulado aquí como la inspiración del espíritu o el aire de Dios. Este Hombre en el Trabajo es llamado el Hombre Nº 7 —y representa la categoría superior de Hombre. En el Hombre Nº 7 tanto el conocimiento como el ser alcanzan el nivel más elevado y por lo tanto también sus actos reflejan ese nivel. Esto significa, entre otras cosas, que de todo cuanto
conoce
no hay nada que no sea capaz de
hacer.
Esta unidad de conocimiento, ser y comprensión sólo pertenecen al Hombre Nº 7 y en consecuencia se dice que todos los Hombres pertenecientes a la categoría Nº 7 se comprenden unos a otros y hablan un lenguaje común. Por contraste deberíamos reflexionar sobre el orden de cosas pertenecientes a nuestro nivel, y sobre el mundo en general, donde nadie comprende al otro y no hay ningún lenguaje común ni siquiera entre aquellos que hablan el mismo idioma en un sentido literal. Esta sola reflexión, que es
comprensible,
nos permite aprehender algo del nivel del Hombre Nº 7 contrastándolo con nuestro nivel. Vemos en seguida que dichos hombres deben pertenecer a otro mundo, psicológicamente. Nuestro mundo vive en el Círculo de Babel, en la confusión de las lenguas —no meramente en lenguaje literal, sino en la confusión de los conceptos falsos en nuestro nivel. Aquí, en este Trabajo, intentamos aprender un
lenguaje común
como primer paso, de modo que podamos comprendernos mejor unos a otros y dialogar de una manera más veraz. Estarán de acuerdo conmigo, empero, en que aún no hemos llegado a dar este paso, pese a que existe la posibilidad de darlo y es un paso
comprensible.
Ahora bien, si todos estuviéramos en contacto con la misma cosa y la sintiéramos de la misma manera, tendríamos una comprensión común. El Hombre Nº 7 está en contacto con los centros superiores. En el Génesis, el Hombre que fue creado en último lugar y que es un "ser viviente" está en contacto con Dios.

En lo que nos concierne, tenemos que
imitar
un estado superior. Tenemos que ser imágenes de Dios. Esto es al parecer fantástico, pero no es lo que quise dar a entender. Me refiero al hombre que desea darse a sí mismo el segundo choque. Cabe compararlo al Hombre "creado a la imagen de Dios". El es una imagen: no está en contacto directo. No está muerto, ni tampoco es un "ser viviente", sino que está a mitad de camino. No me extenderé más sobre este particular.

Regresemos al segundo choque —esto es, al primero de los choques que no son
necesarios para la vida.
Este choque es innecesario para la vida pero es esencial para despertar del sueño. Recordemos que al comienzo el Hombre fue creado con una tierra y un cielo y que de otro modo no podría haber ninguna enseñanza esotérica, ya que ésta se fundamenta sobre el Hombre que llega a un nivel de sí más elevado, llamado "cielo". Si ese estado superior gobernara su estado inferior, o la tierra, entonces lo que pedimos en la Oración del Señor acerca de que la voluntad de los cielos se haga en la tierra, se cumpliría. Ahora bien, primero el espíritu de Dios se mueve sobre el abismo y luego es hecha la luz. Para empezar a despertar, un hombre debe salir al encuentro del esoterismo y de su fuerza y de sus ideas y de sus puntos de vista. Esta es la luz. Luego el hombre debe aprender a observarse a sí mismo de tal modo que pueda separarse de sí mismo (en mi caso Yo debo separarme de Nicoll) y también separarse de los estados de ánimo inútiles, de los pensamientos y sentimientos también inútiles, de toda clase de identificación, de los estados de sueño y negatividad, etc. Este es el significado de estas palabras:

"Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz. Y vio Dios que la luz era buena; y separó Dios la luz de las tinieblas. Y llamó Dios a la luz Día, y a las tinieblas llamó Noche. Y fue la tarde y la mañana un día."

(Génesis I 3-5)

Esto es llamado un día —es decir, la primera etapa del despertar, un día en la creación del Hombre Despierto. Y cabe decir que en general esta ha de ser nuestra etapa. Algunos sienten que algo se mueve, algunos ven una lucecita. En la práctica todo el trabajo consiste en producir en nosotros mismos el segundo choque. La acción del Trabajo sobre un hombre tomado como un todo comienza con el segundo choque. Observarse a sí mismo, darse cuenta de lo que está sucediendo en uno mismo, separarse uno mismo de los estados inútiles y ver las imágenes que uno se forja, recordar los propios fines, luchar contra la identificación con cada estado de ánimo y pensamientos, todo esto pertenece al segundo choque, cuyo objeto es acrecentar la luz de la conciencia hasta que lleguemos a ser plenamente conscientes de nosotros mismos.

Volvamos a formular lo que hemos dicho más arriba a modo de comentario sobre el Eneagrama. El Hombre ha nacido capaz de desarrollo interior. Esto es lo que enseña el Trabajo. Por esta razón el Hombre tiene en él la tierra y los cielos. Si tan sólo tuviera la tierra sería incapaz de desarrollo interior. Al ser creado como organismo capaz de auto-desarrollo, debe aprender que por la creación tiene en él la posibilidad de llegar a un estado superior. Por ejemplo, un huevo nace con la posibilidad de llegar a ser un ave. Por lo tanto tiene la tierra y los cielos contenidos en su comienzo. Una semilla, una bellota, etc., están en la misma posición. El Hombre puede seguir siendo tierra, en cuyo caso sirve a la naturaleza. Pero repitiendo las palabras del primer versículo del Génesis: "En el principio creó Dios los cielos y la tierra". Si imaginan que el Génesis trata de la creación del mundo, del sistema solar, cometen un gran error. La literatura esotérica se ocupa invariablemente del Hombre mismo y de sus posibilidades. La ciencia esotérica se ocupa del Hombre mismo y del Hombre en sí mismo y de lo que puede llegar a ser, y de su significado. La ciencia ordinaria se ocupa del mundo externo y de la naturaleza, de su estructura y así sucesivamente. Él Génesis es un libro esotérico, no un libro científico, y, ya que el esoterismo trata del Hombre y de sus posibilidades, cuando dice que "en el principio creó Dios los cielos y la tierra", se refiere al Hombre, se refiere al huevo, a la bellota, a la semilla, que fueron creados con la posibilidad de llegar a un nivel superior de desarrollo. El nivel inferior es llamado tierra, el nivel superior es llamado cielo, una bellota tomada por sí misma está al nivel de la tierra, pero cuando por sucesivas etapas muere para sí y llega a ser eventualmente una encina, alcanza el cielo —a saber, el desarrollo superior de sí. Pero en el principio la bellota fue creada con su tierra y sus cielos, con su nivel inferior y su nivel superior. Ahora comprenderán por qué la tierra de un hombre debe estar llena de pensamientos, ideas, emociones, afectos, conceptos, antes de que pueda alcanzar un nivel superior de sí. Todas estas cosas están representadas por objetos físicos —por ejemplo, el Hombre puede llegar a la etapa de su desarrollo interior a la que se refiere el versículo 11, en la que produzca la tierra hierba verde y el árbol frutal dé fruto. Esto se refiere a diferentes etapas de comprensión y conocimiento. Finalmente el hombre es creado a la imagen de Dios. Desde el punto de vista del esoterismo un hombre no es simplemente su cuerpo físico, su fuerza, su violencia, sus instintos primitivos:
un hombre es su comprensión,
desde el punto de vista esotérico, y desde ese punto de vista los hombres son muy escasos. Todo el esoterismo trata de vencer la violencia, de acrecentar la conciencia, primero en uno mismo y luego en los otros. El superhombre no es una réplica gigantesca del hombre común: el superhombre es una clase completamente diferente de hombre. Un hombre mecánico ordinario —es decir, un hombre que es más o menos igual a lo que todavía somos— recibe el primer choque, pero el principio de "una nueva clase de hombre se inicia desde el punto en que —citando el Génesis— "el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas". Como es sabido, el agua se refiere a la verdad, en el lenguaje de las parábolas. Cuando un hombre tiene en sí un centro magnético, aunque su tierra sea "desordenada y vacía" y en espesas tinieblas, sentirá que debe de haber algo más que el mundo externo de los sentidos en el cual se halla. Y así algo se mueve en su mente, que es la sede de su comprensión de la verdad, y su próximo estado será el de alguien que comienza a ver la luz. Pero si nada en él se mueve en este sentido, si siente que la realidad es sólo el mundo de los sentidos y su siempre cambiante calidoscopio de confusión, entonces el espíritu del esoterismo no habitará en él, y Dios —es decir, el esoterismo— será incapaz de crear la luz. Pongamos fin a este comentario diciendo que el conocimiento esotérico es la luz. Es luz para aquellos que ya se conmovieron. Y el choque del esoterismo se produce en el punto 6 del Eneagrama.

NOTA

El triángulo, sobre el cual hablaremos más, tiene tres vértices señalados con los número 3, 6, 9. Sólo hemos tocado los puntos 3 y 6. En el Trabajo estos puntos son llamados los "Puntos de Choque". En el punto 3 se produce el choque mecánico de aire que entra en los pulmones y es recibido por la sangre. El punto 6 es llamado a veces el punto del Primer Choque Consciente porque nos es dado mecánicamente. Por esta razón el punto 6 a veces es llamado el Primer Choque Consciente y el punto 9 el del Segundo Choque Consciente. Esta nomenclatura se basa en los conceptos de lo mecánico y de lo consciente. Pero también, cabe referirse a los choques como primero, segundo y tercero. La próxima vez hablaremos del triángulo a la luz de que es el Espíritu Santo, para emplear el lenguaje esotérico de los Evangelios, y también de cómo a la respiración entrante y saliente en el punto 3 corresponde algo similar en el punto 6.

Birdlip, 4 de marzo, 1944
El Eneagrama V

Como hemos visto, el Hombre Mecánico recibe el primer choque en el punto 3. Esto le permite vivir una existencia física. Pero no se da a sí mismo el choque en el punto 6 o el choque en el punto 9. (Hablamos otra vez del triángulo dentro del Eneagrama.) Cuando empieza a estudiar la naturaleza del choque en el punto 6 e intenta darse a sí mismo este choque, adelanta un paso en la dirección de la conciencia y de la evolución interior. Una de las razones por las cuales las cosas andan como lo hacen en el mundo es que el Hombre no es propiamente consciente aunque pretende serlo. Uno de los objetos de este Trabajo es el de acrecentar la conciencia. Primero es preciso llegar a ser más consciente de uno mismo. Paradójicamente, es menester llegar a ser consciente del hecho de que uno no es consciente. Un estudio directo de nosotros mismos nos permite comprender que pasamos gran parte de la propia existencia en un estado de sueño. No obstante, en dicho estado el choque en el punto 3 es dado y recibido regularmente. Si nuestra respiración dependiese de nuestra atención consciente no permaneceríamos mucho tiempo con vida.

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