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Authors: Maurice Nicoll

Tags: #Autoayuda, #Esoterismo, #Psicología

Comentarios psicológicos sobre las enseñanzas de Gurdjieff y Ouspensky (67 page)

BOOK: Comentarios psicológicos sobre las enseñanzas de Gurdjieff y Ouspensky
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Es preciso comprender que muchos 'Yoes' —en realidad, la mayoría— están en contra de nosotros y desean destruirnos de diversas maneras, francamente o de un modo más solapado. Es por eso por lo cual tenemos que estar despiertos
hacia nosotros mismos.
Ahora bien, en cuanto a los 'Yoes' negativos, que a menudo son excepcionalmente sutiles y peligrosos, no pienso hablar de ellos en esta disertación. Sólo diré que los 'Yoes' negativos forman una parte muy importante de nuestra vida interior y que siempre carcomen nuestra fuerza y nos debilitan, tanto para la vida como para el Trabajo. Hay una sola cosa que puede luchar por nosotros aquí y ésta es el Trabajo mismo —y luchará por nosotros sólo en relación con la valoración que nos hagamos del Trabajo. Los 'Yoes' negativos son creados por la vida, tal como los otros 'Yoes'. La vida como tercera fuerza los mantiene vivos. El Trabajo es una tercera fuerza antagónica que debilita a todos los 'Yoes' formados por la vida, salvo aquellos que pueden comprender las ideas esotéricas —es decir, aquellos que empiezan a comprender que hay otra manera de vivir y pensar y valorar y sentir y obrar, y desean reinterpretar todo cuanto sucede en nosotros en términos de otra serie de ideas. Luego, otra vez, es preciso advertir los 'Yoes' que gustan estar enfermos y atraer la enfermedad. El hábito de la enfermedad suele formarse temprano y significa que se ha formado un grupo de 'Yoes' que desean ocupar la escena toda vez que les sea posible. Desean que nos enfermemos. Nos fue enseñado (por G.) que el
80 %
de nuestras enfermedades son producidas por esta clase de causa psicológica —esto es, se deben a los "Yoes", del mismo modo que si se forma el hábito de tomar alguna droga, los "Yoes" formados y alimentados por ella buscarán dominarnos y destruirnos. Ahora bien, es menester examinar las diferentes clases de "Yoes" y tratar de observarlos prácticamente. Todos los "Yoes" están especializados. Los "Yoes" más o menos similares forman grupos y éstos suelen formar "personalidades". Por ejemplo, los "Yoes" médicos de un doctor serán variados pero formarán una "personalidad" dentro de la Personalidad en general. O los "Yoes" sociales de una persona harán lo mismo, etc. A menudo hay en nosotros "Yoes" útiles que se han formado en época temprana y que luego dejamos de alimentar. Este es un grave error. La gente abandona muchas veces a sus mejores "Yoes" muy temprano. Quedan sepultados por la vida y sus exigencias y la gente no se esfuerza en conservar lo que ha logrado. En tal caso se asemejan a un jardín invadido por la maleza —es decir, con "Yoes" inútiles, pobres o negativos. Todo en la naturaleza tiene que luchar, tiene que esforzarse. Los animales y las plantas no pueden, por lo que sabemos,
hacer esfuerzo psicológico alguno.
Pero nosotros sabemos que podemos hacerlo. Todo el Trabajo es esfuerzo —no un esfuerzo como el de levantar un peso, sino un esfuerzo psicológico en el mundo interior que llamamos el
sí.
Tenemos "Yoes" especializados formados por intereses previos y la educación. A un "Yo" le gusta la poesía, a otro las matemáticas, a otro más la música, a aquél escribir, a otro leer, y así sucesivamente. Cuando la primera educación termina, muy a menudo esos "Yoes" se desvanecen, y se debilitan porque no están alimentados por la atención —es decir, dejamos de esforzamos por ellos. Para dirigir la atención consciente sobre algo se requiere un esfuerzo. Este es el esfuerzo psicológico. La atención, la voluntad y la conciencia están estrechamente vinculadas. Una vez que empezamos nuestra segunda educación —esto es, el Trabajo— deberíamos conocer en qué momento es preciso esforzarse en relación con los 'Yoes' útiles. Si usted ha advertido que no lo hace trate de observar cuáles son los "Yoes" que se lo impiden. Esto es ver la "segunda fuerza" en sí mismo —es decir, la fuerza de resistencia al esfuerzo. Cuando dejamos de frecuentar por demasiado tiempo a los "Yoes" buenos y útiles, se desaniman, por así decirlo. Esto tiene lugar tanto dentro como fuera. Lo que quiero decir es que, respecto a los diferentes "Yoes" en uno mismo, es preciso trabajar también sobre los "Yoes" buenos. No se trata sólo de trabajar sobre los "Yoes" malos. El Trabajo tiene dos facetas. Anda sobre dos piernas. Cuando se observa genuinamente los "Yoes" buenos y útiles que quieren conocer, que quieren que se les enseñe más, es preciso no descuidarlos. Y esto se aplica a los "Yoes" del Trabajo. No es posible trabajar sobre los "Yoes" malos, si se descuida los "Yoes" del Trabajo —es decir, si no se los mantiene vivos por el pensamiento y el sentimiento y el esfuerzo. Es menester fortalecer los "Yoes" del Trabajo no sólo recordando lo que se está haciendo sino re-comprendiendo las ideas esotéricas del Trabajo una y otra vez, re-aprendiendo y reviviendo constantemente la significación del Trabajo hasta que forme el propio cielo. Fortalece esto el lado del "Yo" Observante y posibilita que se mantenga fuera y resista la influencia de lo que observa. Toda vida nueva y vigor interior se forman en torno del "Yo" Observante lo cual lo lleva finalmente al "Yo Real". Cuando se lo alcanzó, entonces este mundo que, es en realidad, una escuela, ha cumplido su tarea, y se ha cumplido la tarea respecto de él. Pero, ahora, la meta está aún muy lejos.

Ahora bien, en lo que respecta a la pregunta que se hizo al final del comentario leído la última vez: "¿Cómo se puede hacer uso de las observaciones realizadas sobre nosotros mismos?" Ante todo es preciso entender que sin
observación,
de sí ningún
cambio
es posible. La observación de sí debe preceder todo cambio en uno mismo. No se puede cambiar lo que no se observa. Observar una cosa en sí mismo es conocerla. Así empieza el conocimiento de sí y el primer paso en el conocimiento de sí es comprender que no se es una
unidad.
Si no se conoce nada sobre uno mismo y los numerosos "Yoes" ¿cómo es posible cambiar? Es menester entender claramente el sentido de lo que se dice aquí. Luego volveremos a discutir este punto.

Citaré ahora cinco respuestas que fueron dadas a la pregunta anteriormente mencionada cuando se leyó dicho comentario el jueves último:

  1. La observación que hemos hecho nos ayuda a tener un
    propósito.
    Nos fortalece para que prosigamos trabajando.
  2. Nuestra observación empieza a crear la
    memoria de Trabajo.
    Hace que suene la campanilla del despertador la próxima vez que un evento tiene lugar. Nos permite observar la próxima vez la misma cosa más profundamente. Acrecienta la
    conciencia.
  3. La observación de sí reúne los "Yoes" en torno del "Yo" Observante. Es un paso hacia la separación interior. (Esta respuesta es oscura.)
  4. Nuestras observaciones nos ayudan a ser menos mecánicos la próxima vez.
  5. Nuestras observaciones nos ayudan a ver nuestro ser.
Birdlip, 26 de julio, 1943
El recuerdo de sí

Esta noche hablaremos del Recuerdo de Sí. Es necesario recordarse a sí mismo todos los días, por lo menos una vez. En los escritos del pasado se hallan muchas descripciones diferentes de esta práctica. Citaré una que se dio hace tres siglos. Un discípulo pregunta a su maestro cómo puede llegar "a la vida supersensual y oír hablar a Dios". El maestro replica: "Cuando puedas arrojarte en AQUELLO, donde ninguna criatura mora, aunque sea por un instante, entonces oirás hablar a Dios". El discípulo le preguntó si el lugar donde ninguna criatura moraba, donde nada creado moraba, estaba lejos o cerca. El maestro dijo: "Está en ti", y agregó que se lo alcanza haciendo que cese, aunque sea por un solo instante, toda la voluntad y el pensamiento —"cuando aquietes el pensamiento y la voluntad de ti y puedas detener la rueda de la imaginación y los sentidos". En otro lugar dice que este acto es preciso hacerlo una vez al día y sólo por un breve momento. Por cierto no se debe intentarlo demasiado a menudo. En realidad describe lo que en el Trabajo es llamado Recuerdo de Sí. Muchas veces es difícil oír el Trabajo cuando habla en nosotros. Por lo general estamos tan inmersos en la vida y en los intereses egoístas de diversas clases que no podemos oír al Trabajo. En el ejemplo que acabamos de dar el discípulo pregunta cómo puede llegar "al estado supersensual y oír hablar a Dios". Significa esto un estado que está por encima de la vida de los sentidos. ¿Han pensado realmente alguna vez qué es la vida de los sentidos? Son todas las preocupaciones diarias, los cuidados, los contactos cotidianos, todo cuanto se ve y se oye, etc. a través de los sentidos. Uno ve que no hay suficiente alimento, o que las cacerolas y sartenes están gastadas, o que ha perdido el ómnibus, etc. Todo esto es la vida de los sentidos. ¡Uno ve la guerra, el dinero! Ve que la mesa está rota; ve una carta con malas noticias; ve la enfermedad; ve un terremoto; ve su propia cara. Todo ello es
sensual
—es decir, es vida transmitida por los sentidos. ¿Cuántas veces nos hemos sentido trastornados porque la luz eléctrica no anda bien, o a causa de otro ser humano, o porque no podemos comprar lo que deseamos? Es la vida tal como se experimenta por la
vía
de los cinco sentidos. Cabe preguntarse: "¿Hay acaso otra vida fuera de mis negocios, de mi trabajo, de mis preocupaciones diarias, de mi hogar, mi familia, mi hijo enfermo, mi esto, mi aquello, etc.?" En otras palabras, uno se pregunta: "¿Hay acaso otra vida que no sea la vida sensual?" El esoterismo habla de
otra vida.
El Trabajo se refiere a ella. Es sabido cuantas veces dice el Trabajo que es preciso transformar las impresiones que nos llegan del exterior. Empero, pegados como estamos a la realidad sensorial que nos domina en todos los instantes y hace de nosotros sus esclavos, no es fácil ver más allá de la particular circunstancia que ejerce su influencia sobre nosotros en un momento dado, como por ejemplo, el haber perdido nuestro boleto o nuestra billetera o la grosería de alguien para con nosotros. Cuando estamos sumergidos en un particular
evento
exterior todo parece ser ese evento, ¿no es cierto? Luego pasa y nos preguntamos qué sucedió. Recuerdan lo que se dijo una vez —que la vida es una serie de eventos o, si lo prefieren, el tiempo que pasa, hora tras hora, día tras día, está compuesto de una estructura definida de eventos, que se amontonan todo el tiempo en diferentes escalas —es decir, eventos personales, eventos en la familia, eventos locales, eventos nacionales, eventos mundiales, todos en escalas diferentes. Son debidos a las 48 órdenes de leyes bajo las cuales vivimos. Ahora bien, nunca se puede estar
sin algún evento
que trata de extraer nuestra fuerza. Las malas noticias son un evento, por ejemplo. Por cierto la guerra es un evento. Pero no están en la misma escala, por supuesto. Una frase común dice que la "vida es una cosa tras otra". Lo es necesariamente ya que estamos bajo leyes definidas. No somos libres. Entenderlo, probablemente, nos tome toda nuestra vida —y en tal caso tampoco lo entenderemos.

Si se observa la clase de ser que cada uno tiene, se llegará a saber que el ser teje un hilo que continúa la misma serie de eventos. Nuestro nivel de ser atrae nuestra vida —esto es, los eventos que le pertenecen. Le parece una enormidad que le sucedan a
usted
siempre las mismas cosas. Si, pero ¿qué es lo que dice el Trabajo? ¿Lo ha relacionado alguna vez con lo que dice el Trabajo? ¿Ha observado acaso su vida y los eventos desde el ángulo de lo que enseña el Trabajo sobre el ser?

Hay momentos en que la observación de sí no es conveniente. En tal caso puede decir: "Deseo recordarme a mí mismo". Verá que el Trabajo lo ayudará.

El Sr. Ouspensky sugirió recientemente que es preciso que la gente se observe a sí misma en ciertos momentos definidos, como ejercicio. El Trabajo subraya la importancia del Recuerdo de Sí desde el comienzo. Muy a menudo olvidamos recordarnos a nosotros mismos. Nos preguntamos
qué
debemos hacer, pero olvidamos recordarnos a nosotros mismos. Quizá pensemos en ello pero no tratamos de hacerlo. Siempre pensamos en ello pero no hacemos el Trabajo. Cuando no hacemos ningún intento de recuerdo de sí, nuestra continuidad interior con el Trabajo se rompe. El Trabajo se aparta de nosotros y entramos en la vida. Cuando esto sucede el recuerdo de sí es necesario. Nos abre otra vez a las influencias del Trabajo. Esta es una experiencia muy definida, pero, como dije, por lo general olvidamos el recuerdo de sí y en lugar de ello tratamos de
hacer
algo. El recuerdo de sí es la entrega de sí. Entonces se comprende la propia impotencia. El recuerdo de sí es imposible si no se entiende y comprende que de este modo nos pueden llegar mejores influencias. En un libro escrito hará cosa de ocho siglos por alguien que pertenecía a las escuelas Sufí, el autor compara el Recuerdo de Sí con la subida a la superficie del mar y la aspiración del aire. "Este aire", dice, "es milagroso, y dura todo un día, aun cuando esté uno en el fondo del océano".

Cuando se está muy identificado con la vida, el recuerdo de sí es muy difícil. También es difícil cuando nuestra actitud interior hacia el Trabajo es equivocada. Además, es difícil comprender el Recuerdo de Sí cuando se está identificado consigo mismo. Cuando se hace, una práctica del Recuerdo de Sí todos los días, se empieza a tener la percepción de la continuidad de toda la vida. Por otra parte, ello ayuda a advertir cuándo se pierde esta continuidad. Cuando se siente esta continuidad y su pérdida, se tiene el objeto del Trabajo en el Centro Emocional. Ese es el "sabor interior", el punto de partida de la verdadera conciencia de Trabajo.

Birdlip, 27 de julio, 1943
Los opuestos I.

Esta noche hablaremos de la Ley del Péndulo. La Ley del Péndulo significa la oscilación de las cosas entre los opuestos. Un péndulo oscila de un lado al lado opuesto. Vemos obrar la Ley del Péndulo en la naturaleza en el cambio de las estaciones del invierno al verano y luego de vuelta al invierno, de un lado hacia otro sin interrumpirse nunca, y en el movimiento de las mareas, y en el movimiento de las olas, de abajo arriba. También tenemos muchos péndulos en nosotros,
porque lo que está en el Universo está en nosotros.
Cabe observar también que tenemos péndulos que oscilan entre "simpatía y antipatía", entre "deseo y repugnancia", entre "felicidad y desaliento", entre "amor y odio", "afirmación y negación", "certidumbre y duda", y así sucesivamente. Estos péndulos tienen diferentes períodos —es decir, longitud de oscilación— y, como los relojes, algunos van más rápidamente, otros más lentamente, al mismo tiempo. Esto es, oscilan más rápidamente o más lentamente entre los signos opuestos. Y existe también el período de nuestra vida que oscila entre los signos opuestos de nacimiento y muerte. Este es el período de vida. Oscilamos físicamente del nacimiento a la muerte: sin embargo, no vemos la oscilación opuesta.

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